Jaque a los clubes-Estado
El castigo de dos años al Manchester City por incumplir el juego limpio financiero marca un antes y un después en la gestión de equipos como el inglés y el PSG
Ladislao J. Moñino
Madrid, El País
La sanción que le ha impuesto la UEFA al Manchester City de dos temporadas sin poder participar en competiciones europeas por haber falseado sus cuentas con el objetivo de eludir el control económico del organismo europeo supone un antes y un después en la existencia de los llamados clubes-Estado. Con este calificativo se denomina principalmente al sancionado Manchester City, financiado por los Emiratos Árabes Unidos a través del holding City Football Group, y al París Saint Germain, sustentado por el gobierno catarí a través de Qatar Investments.
Desde que ambos Estados irrumpieran en la industria del fútbol en 2008 y 2011, respectivamente, los clubes más tradicionales y poderosos de Europa han mirado con recelo la aparición de jeques sin reparo alguno para realizar inversiones millonarias que han engordado el mercado. El Real Madrid, el Bayern de Múnich, el Barcelona, la Juventus, el Liverpool y el Manchester United han ejercido una fuerte presión para que la UEFA tomara medidas ante lo que consideraban una competencia desleal que amenazaba sus hegemonías. “Para mí, incluso la sanción podía haber llegado antes. Ya era hora de que se interviniera ante esta amenaza”, dice Javier Tebas, presidente de LaLiga.
Atraídos por el poderoso impacto propagandístico del fútbol, los Emiratos Árabes Unidos y Qatar entraron en el mundo del fútbol para crear modelos sustentados en su poderío económico. Antes de que Mansour bin Zayed, viceprimer ministro de los Emiratos Árabes, ministro de asuntos presidenciales y miembro de la familia real de Abu Dhabi, decidiera invertir en el Manchester City, las vitrinas del club lucían dos títulos de liga (1936 y 1968), cuatro de la FA Cup (1904, 1934, 1956 y 1969) y una Recopa de Europa (1970). Frente a la opulencia económica y la heráldica de su vecino, el Manchester United, el City había quedado reducido al orgullo de representar a la clase obrera de la ciudad. Doce años después y tras 2.000 millones de euros invertidos en fichajes, cuatro Premier League (2012, 2014, 2018 y 2019) y dos FA Cup (2011 y 2019) más han engordado el palmarés del club.
Presiones internas
De la mano del capital emiratí, el City se ha convertido en una de las grandes potencias económicas y futbolísticas del panorama mundial. Sus ramificaciones, a través de clubes franquiciados en Nueva York, Melbourne, Yokohama, Montevideo, Sichuan y Girona, le han permitido una expansión que ha reforzado su marca y ha aumentado el recelo de la competencia. Desde que asumió el cargo de presidente de la UEFA en 2015, el esloveno Aleksander Ceferin ha percibido la presión de los grandes clubes para que tomara medidas sobre el juego limpio financiero.
El PSG también ha visto incrementado su palmarés desde la entrada del capital catarí. Desde 2011 y con cerca de 1.500 millones de euros destinados a la compra de jugadores, ha establecido una fuerte hegemonía en la Ligue 1 tras ganar seis de los últimos ocho títulos. Antes había conquistado dos campeonatos ligueros (1986 y 1994) y ocho Copas de Francia, incrementadas en cuatro más desde que Qatar Investments compró el club. El PSG también estuvo a punto de ser sancionado por la UEFA la temporada pasada. Fuentes conocedoras de su caso aseguran que “las irregularidades similares cometidas por el City, patrocinios inflados, también estaban en su expediente”. La Cámara de Adjudicatura del Control Financiero de los Clubes de la UEFA decidió archivar el caso y luego lo reabrió. El PSG recurrió ante el TAS y el tribunal suizo le dio la razón. El club parisino quedó absuelto sin llegar a ser investigado de nuevo. La figura de su presidente, Al-Khelaifi, actual miembro del Comité Ejecutivo de UEFA, y el conflicto de intereses al que estaba sometido el organismo europeo por ser Qatar, a través de BeIN Sports, la propietaria de los derechos de retransmisión de la Champions, fue decisiva para evitar la sanción.
“Qatar está bien posicionada en la UEFA con Al-Khelaifi y en la FIFA porque organizará el próximo Mundial. El City no ha mamoneado con la UEFA. Ceferin nunca fue partidario de sancionar al PSG”, asegura un directivo del fútbol europeo. La imagen de la UEFA quedó muy debilitada a ojos de los grandes clubes y de las ligas profesionales tras no sancionar al PSG. Ahora ha dado ejemplo con el City.
Ladislao J. Moñino
Madrid, El País
La sanción que le ha impuesto la UEFA al Manchester City de dos temporadas sin poder participar en competiciones europeas por haber falseado sus cuentas con el objetivo de eludir el control económico del organismo europeo supone un antes y un después en la existencia de los llamados clubes-Estado. Con este calificativo se denomina principalmente al sancionado Manchester City, financiado por los Emiratos Árabes Unidos a través del holding City Football Group, y al París Saint Germain, sustentado por el gobierno catarí a través de Qatar Investments.
Desde que ambos Estados irrumpieran en la industria del fútbol en 2008 y 2011, respectivamente, los clubes más tradicionales y poderosos de Europa han mirado con recelo la aparición de jeques sin reparo alguno para realizar inversiones millonarias que han engordado el mercado. El Real Madrid, el Bayern de Múnich, el Barcelona, la Juventus, el Liverpool y el Manchester United han ejercido una fuerte presión para que la UEFA tomara medidas ante lo que consideraban una competencia desleal que amenazaba sus hegemonías. “Para mí, incluso la sanción podía haber llegado antes. Ya era hora de que se interviniera ante esta amenaza”, dice Javier Tebas, presidente de LaLiga.
Atraídos por el poderoso impacto propagandístico del fútbol, los Emiratos Árabes Unidos y Qatar entraron en el mundo del fútbol para crear modelos sustentados en su poderío económico. Antes de que Mansour bin Zayed, viceprimer ministro de los Emiratos Árabes, ministro de asuntos presidenciales y miembro de la familia real de Abu Dhabi, decidiera invertir en el Manchester City, las vitrinas del club lucían dos títulos de liga (1936 y 1968), cuatro de la FA Cup (1904, 1934, 1956 y 1969) y una Recopa de Europa (1970). Frente a la opulencia económica y la heráldica de su vecino, el Manchester United, el City había quedado reducido al orgullo de representar a la clase obrera de la ciudad. Doce años después y tras 2.000 millones de euros invertidos en fichajes, cuatro Premier League (2012, 2014, 2018 y 2019) y dos FA Cup (2011 y 2019) más han engordado el palmarés del club.
Presiones internas
De la mano del capital emiratí, el City se ha convertido en una de las grandes potencias económicas y futbolísticas del panorama mundial. Sus ramificaciones, a través de clubes franquiciados en Nueva York, Melbourne, Yokohama, Montevideo, Sichuan y Girona, le han permitido una expansión que ha reforzado su marca y ha aumentado el recelo de la competencia. Desde que asumió el cargo de presidente de la UEFA en 2015, el esloveno Aleksander Ceferin ha percibido la presión de los grandes clubes para que tomara medidas sobre el juego limpio financiero.
El PSG también ha visto incrementado su palmarés desde la entrada del capital catarí. Desde 2011 y con cerca de 1.500 millones de euros destinados a la compra de jugadores, ha establecido una fuerte hegemonía en la Ligue 1 tras ganar seis de los últimos ocho títulos. Antes había conquistado dos campeonatos ligueros (1986 y 1994) y ocho Copas de Francia, incrementadas en cuatro más desde que Qatar Investments compró el club. El PSG también estuvo a punto de ser sancionado por la UEFA la temporada pasada. Fuentes conocedoras de su caso aseguran que “las irregularidades similares cometidas por el City, patrocinios inflados, también estaban en su expediente”. La Cámara de Adjudicatura del Control Financiero de los Clubes de la UEFA decidió archivar el caso y luego lo reabrió. El PSG recurrió ante el TAS y el tribunal suizo le dio la razón. El club parisino quedó absuelto sin llegar a ser investigado de nuevo. La figura de su presidente, Al-Khelaifi, actual miembro del Comité Ejecutivo de UEFA, y el conflicto de intereses al que estaba sometido el organismo europeo por ser Qatar, a través de BeIN Sports, la propietaria de los derechos de retransmisión de la Champions, fue decisiva para evitar la sanción.
“Qatar está bien posicionada en la UEFA con Al-Khelaifi y en la FIFA porque organizará el próximo Mundial. El City no ha mamoneado con la UEFA. Ceferin nunca fue partidario de sancionar al PSG”, asegura un directivo del fútbol europeo. La imagen de la UEFA quedó muy debilitada a ojos de los grandes clubes y de las ligas profesionales tras no sancionar al PSG. Ahora ha dado ejemplo con el City.