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El salto que inmortalizó Jordan, el show icónico de Vince Carter y un duelo inolvidable: lo mejor del torneo de volcadas en el All Star Game de la NBA

Este sábado se realizará una nueva edición del Juego de las Estrellas en Chicago, la misma ciudad donde se produjo un enfrentamiento que marcó para siempre el destino del concurso

El torneo de volcadas fue un impulso necesario para el Juego de las Estrellas. Y también para la NBA. En tiempos donde los escándalos dominaban la competición, ese fue uno de los cambios que comenzó a imponer David Stern en su llegada como Comisionado en el 84. Fue una acción que acompañó el proceso de expansión de la liga estadounidense de básquet, en una época dominaba por el duelo que se transformó en un clásico entre Los Ángeles Lakers de Magic Johnson y los Boston Celtics de Larry Bird.

Tras el título de Larry Nance en la edición inaugural del certamen, vinieron las victorias de Dominique Wilkins, Spud Webb -ganó midiendo 1.68 metros- y Michael Jordan en 1987. Pero un año más tarde, en el All Star Game que se llevó a cabo en el viejo Chicago Stadium, se produjo un duelo que quedó en la retina de todos los espectadores. Y que con el tiempo se transformó en legendario. Lo mismo ocurrió con el show de Vince Carter hace 20 años, en San Francisco. Más cerca en el tiempo, hace cuatro años, dos jóvenes recién llegados a la NBA dieron una demostración de cómo un ser humano puede desafiar la gravedad.

1988 - Jordan contra Wilkins, capítulo III

Aquel 6 de febrero, Chicago fue protagonista de una velada inolvidable. La conocida como ciudad del viento vivió el capítulo III se una historia que comenzó en el 85. Ese año, Dominique Wilkins se quedó con el torneo de volcadas en el fin de semana de estrellas de Indianápolis y superó a Michael Jordan. Dos años más tarde, el número 23 de los Bulls tuvo su revancha: en Dallas, MJ se convirtió en el ganador del trofeo.

Fue entonces que en el All Star del 88, el duelo entre dos de los basquetbolistas que generaron mayor impacto durante la década, desencadenó en una definición no apta para cardíacos. Después de terminar con la mejor puntuación en la primera ronda -Wilkins sumó 96 y Jordan, 94- ambos avanzaron a las semifinales del concurso junto a Clyde Drexler (Portland) y Otis Smith (Golden State).

Ya en la instancia previa a la final, Jordan comenzó con todo: emulando lo que había hecho un año antes y saltó desde la línea de tiros libres para sumar 50 puntos -cada uno de los cinco jueces le otorgó la máxima puntuación-. Por su parte, Wilkins martilló el aro después de llevar la pelota de abajo hacia arriba con una sola mano. Clasificados a la final, el 21 de los Atlanta Hawks sacó una pequeña ventaja y obligó a Jordan a tener que lograr puntaje perfecto para levantar el trofeo en casa. ¿Qué hizo el legendario número 23? Volvió a repetir la fórmula del éxito: fue corriendo desde el final de la cancha hasta la línea de libres, ubicada a 4,60 metros del aro, y sumó 50 puntos para quedarse por segunda y última vez con el concurso de volcadas. Al día siguiente, para coronar un fin de semana inolvidable, ganó el premio al Jugador Más Valioso del Juego de las Estrellas.

El show icónico de Vince Carter en el 2000

Hoy, los Toronto Raptors son los campeones defensores de la NBA. Pero hace 20 años, el mundo terminó de conocer a la franquicia de Canadá gracias a un jugador que desafió la historia de los grandes volcadores de todos los tiempos. Vince Carter se adueñó del torneo de volcadas del All Star 2000. Con sede en Oakland, la por entonces casa de los Golden State Warriors, el 15 de los Raptors transitaba su segundo año en la liga de básquet estadounidense.

Todas las miradas estuvieron en las espaldas del alero. En tiempos donde las cámaras de video eran furor, Shaquille O’Neal se fue con la suya para captar los mejores recuerdos de una noche inolvidable. En la primera ronda sus dos volcadas provocaron un 100 por parte de los jueces: un giro 360° en donde llevó el balón de arriba hacia abajo y otra, en la que hizo lo mismo, pero con un recorrido más corto, fueron su carta de presentación.

Ya en la ronda final -compartió la etapa con Steve Francis (Houston) y su compañero Tracy McGrady-, Carter la volcó y se quedó colgado de su codo para mostrar que la capacidad de salto no era una de sus armas para marcar su nombre en la NBA. Con un salto, casi desde la línea de tiros libres, Vince la enterró a dos manos para dejar el claro que el mensaje que había dicho en cámara se había consumado. El “It’s over” (se terminó), también quedó para la historia. Carter, que pasados los años declaró que no practicó ninguna de las volcadas que realizó esa noche, se convirtió en leyenda.

El duelo entre LaVine y Gordon que desafió la gravedad

Fue una batalla. También un espectáculo. De una lado, Zach LaVine. Del otro, Aaron Gordon. Hace cuatro años, en 2016, Toronto recibió por primera vez en su historia el All Star de la NBA. El escolta de los Minnesota Timberwolves fue el gran candidato para defender el título que había ganado un año antes.

En la primera ronda, LaVine y Gordon marcaron la diferencia sobre el resto -los otros dos competidores fueron Will Barton, de los Denver Nuggets, y Andre Drummond, de los Detroit Pistons. El escolta de los Wolves sacó 99, mientras que el ala pivot de Orlando sumó 94 para avanzar a la gran definición del concurso de volcadas.

Tuvieron que haber sido dos las acciones que definieron al campeón del torneo 2016, pero terminaron siendo cuatro porque los jueces no pudieron poner otro puntaje que no fueran el máximo. Mientras Gordon utilizó a la mascota de los Magic para mostrar su destreza y su capacidad de salto, LaVine se suspendió en el aire para atraer al público en el Air Canada Center.

Gracias a la ayuda de las cámaras en alta resolución, el mano a mano entre dos de los mejores concursantes de toda la historia se definió en favor del hoy jugador de Chicago porque en la última volcada decidió emular al eterno Michael Jordan, pero con un agregado: saltó casi desde la línea de tiros libres y se pasó la pelota entre las piernas para convertirse en bicampeón de un torneo que, por creatividad y espectacularidad, quedó entre los mejores de todos los tiempos.

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