Un informe de la ONU alertó sobre los riesgos a la estabilidad política que acarrean los altos niveles de desigualdad globales

Dos tercios de la población mundial vive en países en donde las diferencias sociales, económicas y hasta tecnológicas se han profundizado. El cambio climático también agrava la brecha entre ricos y pobres

Infobae
El crecimiento de la desigualdad, tanto en países en desarrollo como desarrollados, podría agravar la división y ralentizar el desarrollo económico y social, según el World Social Report 2020, presentado el martes y elaborado por las Naciones Unidas (ONU).


Más de dos tercios de la población mundial vive actualmente en países donde la desigualdad ha aumentado, e incluso está creciendo de nuevo en algunos países que experimentaron un descenso en la desigualdad en las últimas décadas, como Brasil, Argentina y México.

El impacto de la desigualdad se puede percibir tanto a nivel individual como nacional. Según el informe, elaborado por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, las sociedades más desiguales son menos eficaces a la hora de reducir la pobreza y crecen a un ritmo menor, lo cual dificulta que los individuos escapen del ciclo de pobreza y les cierra la puerta a los avances económicos y sociales.

El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, autor del prólogo del informe, declaró que “'The World Social Report 2020: Inequality in a rapidly changing world’ llega en un momento en el que nos enfrentamos a la dura realidad de un panorama mundial extremadamente desigual. Tanto en el norte como en el sur, han estallado protestas masivas, impulsadas por una combinación de dificultades económicas, desigualdad en aumento e inseguridad laboral. Las disparidades en los ingresos y la falta de oportunidades están creando un círculo vicioso de desigualdad, frustración y descontento intergeneracional”.

El informe muestra que la innovación tecnológica, el cambio climático, la urbanización y la migración internacional están influyendo sobre las desigualdades. sobre el punto, el Secretario General añadió: “El World Social Report 2020 envía un mensaje claro: el rumbo futuro de estos complejos retos no es irreversible. Los cambios tecnológicos, la migración, la urbanización e incluso la crisis climática pueden encauzarse para crear un mundo más equitativo y sostenible, o bien podemos dejar que nos dividan aún más”.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, adoptados de forma unánime por los países en 2015, contiene un objetivo específico que pretende reducir de la desigualdad. En los Objetivos está recogido el principio de “no dejar a nadie atrás”. El Informe reveló que el extraordinario crecimiento económico de los últimos decenios no ha conseguido salvar las “profundas divisiones entre los países y dentro de ellos”.

El informe indica que las diferencias entre países y dentro de ellos alentarán inevitablemente a las personas a migrar. El informe señala que, si se gestiona correctamente, la migración no solo beneficiará a los migrantes, sino que además podría ayudar a reducir la pobreza y la desigualdad.

Más de la mitad de la población mundial vive actualmente en zonas urbanas, con un aumento de la migración desde las zonas rurales. Aunque las ciudades pueden promover la innovación e impulsar la prosperidad, muchos habitantes de zonas urbanas sufren desigualdad extrema. En un mundo con niveles altos y crecientes de urbanización, el futuro de la desigualdad depende en gran medida de lo que ocurre en las ciudades, y las ventajas que proporcionan las ciudades podrían no mantenerse si no se reducen las elevadas desigualdades urbanas.

La desigualdad erosiona la confianza en el gobierno

El informe reveló que las desigualdades hacen que los más acomodados tengan mayor influencia política, lo cual tiende a preservar o incluso agrandar la brecha de oportunidades. “Un aumento de influencia de los más afortunados en la política erosiona la confianza en la habilidad de los gobiernos de responder a las necesidades de la mayoría”.

El descontento sigue siendo elevado, incluso en los países que se han recuperado por completo de la crisis financiera y económica del 2008.

Las crecientes desigualdades benefician a los más adinerados. Las tasas impositivas más altas han disminuido tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados, lo cual hace que los sistemas impositivos sean menos progresivos. En los países desarrollados, las tasas impositivas más altas disminuyeron del 66% en 1981 al 43% en 2018.

En los países en desarrollo, los niños de hogares más pobres y de grupos étnicos más desfavorecidos han experimentado un progreso más lento en la asistencia a la escuela secundaria en comparación con las familias más adineradas, que cada vez matriculan con más frecuencia a sus hijos en mejores escuelas. Las diferencias y desventajas en salud y educación se transmiten de una generación a la siguiente.

El cambio climático agrava las desigualdades

Las emisiones están aumentando, las temperaturas a nivel mundial están subiendo, pero el impacto del cambio climático no se nota de forma uniforme en todo el mundo, donde son los países de los trópicos algunos de los más perjudicados. Según el informe, el cambio climático ha hecho que los países más pobres del mundo sean aún más pobres. Si no se hiciera nada al respecto, millones de personas se verían sumidas en la pobreza durante los próximos diez años. El cambio climático también empeora la situación para la próxima generación, pues sus consecuencias podrían reducir las oportunidades laborales, especialmente en los países más afectados.

El informe avisa de que, del mismo modo que el cambio climático puede aumentar la desigualdad, también pueden hacerlo las políticas diseñadas para contrarrestar sus efectos. A medida que los países tomen medidas frente al cambio climático, será importante proteger los hogares con bajos ingresos.

La tecnología crea ganadores y perdedores

Los rápidos y revolucionarios avances tecnológicos de los últimos decenios han beneficiado a los trabajadores cualificados y a los trabajadores que pueden mejorar sus aptitudes. Pero también ha hecho mella en los trabajadores poco cualificados y medianamente cualificados que se dedican a intensas labores rutinarias, cuyos trabajos se están suprimiendo o perdiendo a medida que un pequeño número de empresas dominantes toma el control de la tecnología.

Aunque las nuevas tecnologías como la innovación digital y la inteligencia artificial ofrecen nuevas y grandes oportunidades de empleo y compromiso, el informe reveló que su potencial para fomentar un desarrollo sostenible solo puede lograrse si todo el mundo tiene acceso a ellas, lo cual no ocurre aún, por lo que se están creando nuevas “divisiones digitales”. Alrededor del 87% de los habitantes de países desarrollados tienen acceso a internet, en comparación con el 19% en los países en desarrollo.

Los avances tecnológicos pueden agravar las desigualdades, dando ventaja a aquellos con un acceso rápido a estas tecnologías, y pueden aumentar las diferencias en educación si se ayuda excesivamente a los hijos de los más adinerados.
Soluciones

El informe, mediante el uso de ejemplos positivos, presenta recomendaciones normativas concretas que pueden promover el acceso a oportunidades, permitir que la política macroeconómica se centre en reducir la desigualdad y combatir los prejuicios y la discriminación.

Este informe, que se ha emitido mientras las Naciones Unidas se preparan para celebrar su 75 aniversario, ofrece el análisis y las recomendaciones políticas para abordar la conversación mundial relativa a la reducción de la desigualdad como condición fundamental para construir el futuro que deseamos.

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