Los grupos de ultraderecha de EEUU marchan a Virginia para defender sus armas
Se oponen a las restricciones para portar armas que quiere adoptar el gobierno local
Gustavo Sierra
Especial para Infobae America
La colina de Richmond, donde se encuentra el histórico Capitolio del estado de Virginia, se prepara una vez más para ser un campo de batalla entre fuerzas supremacistas blancas que quieren mantener el derecho a portar armas y los liberales y descendientes de esclavos que las quieren restringir. El mismo escenario de “las seis batallas de los siete días”, del 25 de junio al 2 de julio de 1862, durante la Guerra Civil estadounidense. El general confederado Robert Lee frenó allí la invasión del Ejército de la Unión de Potomac, comandado por el comandante general George B. McClellan, que intentaba conquistar la península de Virginia. Este lunes, dos grupos que representan en cierta manera los mismos intereses de esa guerra que terminó con la esclavitud y unió definitivamente al país, volverán a verse frente a frente en lo que ya se convirtió en una batalla racial que preocupa al FBI, al gobernador demócrata de Virginia, las autoridades nacionales de Washington y tiene el foco de atención de la prensa internacional.
Ya se registraron los arrestos de tres militantes neonazis que habían llegado armados a este estado del sur, el gobernador Ralph Northam prohibió llegar armado a la concentración y la policía local está en máxima alerta. Hay un reciente antecedente: en Charlottesville, no muy lejos de Richmond, un enfrentamiento similar hace tres años dejó un muerto y varios heridos. Todo, en el contexto de que este lunes se celebra en Estados Unidos el día del nacimiento de Martin Luther King, el asesinado defensor de los derechos civiles.
Cientos de organizaciones de supremacistas blancos, miembros de las llamadas “milicias civiles” y de defensores de la Segundo Enmienda de la Constitución que permite la portación de armas llamaron a congregarse ante el congreso y la casa de gobierno estatal para “defender nuestro estilo de vida”. La movilización se inscribe dentro de un tradicional “Lobby Day” en que desde hace décadas los defensores del derecho a las armas y los que se oponen se manifiestan frente a la legislatura para intentar presionar a los legisladores para que se aprueben reformas en su favor. Este año, la movilización se nacionalizó y promete atraer a decenas de miles de personas. Los grupos antigubernamentales y supremacistas creen que, si se aprueban nuevas medidas restrictivas en el congreso de Virginia, la tendencia podría continuar en otros estados.
La tensión aumentó en las últimas horas después de que el FBI anunciara el arresto de tres hombres armados sospechosos de ser miembros de un grupo de odio neonazi, entre ellos un ex reservista del ejército canadiense, que pertenecen a una organización denominada “La Base” y que tiene como objetivo “crear un etno-estado blanco”. También están encendidas desde hace semanas las páginas de Facebook y los chats donde se comunican los miembros de la milicia y supremacistas blancos. Las organizaciones extremistas están llamando al mitin del lunes “el boogaloo”, que en el léxico de estos militantes significa que se trata de un evento que acelerará la guerra racial que vienen anticipando desde hace décadas. “Están preparándose como si fuera el Apocalipsis. Están encendidos. Quieren el caos”, dijo al New York Times Megan Squire, profesora de la Universidad de Elon en Carolina del Norte, una especialista en extremismo racial.
La manifestación original fue convocada por la Liga de Defensa de los Ciudadanos de Virginia para protestar contra las restricciones propuestas por la Legislatura de Virginia a la compra de armas. Su presidente, Philip Van Cleave, un conocido extremista blanco, asegura que lo que ellos buscan es “una protesta pacífica”. Pero, en realidad, el grupo viene protagonizando actos de desobediencia civil desde que los demócratas tomaron el control de ambas cámaras del congreso y anunciaron la intención de restringir el uso de armas. Y el gobernador Northam, al declarar un estado de emergencia desde el jueves hasta el martes próximo, aseguró que “los grupos armados de la milicia planean asaltar el Capitolio”.
La última semana, el Senado había aprobado varias medidas de control de armas, incluido un proyecto de ley que “limita a las personas a comprar solo una pistola por mes”.
Los tres arrestados son, Patrik Mathews, de 27 años, un ingeniero del ejército canadiense experto en explosivos que entró en forma ilegal y armado al país, y los militantes locales Brian Lemley, de 33 años veterano que combatió en Irak, y William Bilbrough, de 19. Mathews fue expulsado de las fuerzas armadas de Canadá por sus lazos con las organizaciones extremistas blancas. Los hombres fueron arrestados en Maryland cuando se trasladaban con un rifle de asalto y 1.500 municiones. Según el FBI, la organización denominada La Base (curiosamente, la traducción de Al Qaeda, la red terrorista de Osama bin Laden) se dedica a reclutar milicianos entre los veteranos de guerra y los jóvenes granjeros del medio oeste estadounidense. Su fundador, escapó mientras la policía lo buscaba por varios “delitos de odio racial” y se cree que está viviendo en Rusia. The Base actúa en varios estados en coordinación con otra organización extremista denominada Atomwaffen.
Otros tres hombres asociados con La Base fueron arrestados el jueves en Georgia cuando, de acuerdo a la policía local, se preparaban para atacar a una pareja de activistas anarquistas del grupo “Antifa”, que había llamado a viajar a Virginia para defender las medidas restrictivas contra las armas. La guerra entre estos grupos ya se inició hace tiempo en las redes sociales. Un meme popular en estos días muestra a una serie de terroristas de ultraderecha que cometieron atentados en Noruega, Nueva Zelanda, Estados Unidos y Canadá vestidos como santos católicos y con la leyenda que utiliza el estado para promocionar el turismo: “Virginia es para…”. En Twitter la consigna fue “Virginia es para los amantes de las armas”. Y en los chats se repetía que “tenemos que ir todos al etnoestado blanco y realmente marcar el ritmo para 2020”.
“Si nos quitan las armas aquí en Virginia, ¿Qué es lo que les impide venir a cualquier otro estado y llevarse las armas?”, se preguntaba esta semana la senadora estatal Amanda Chase, una republicana que será una de las oradoras del evento. Las fuerzas republicanas de Virginia, un estado tradicionalmente conservador, están en alerta máxima desde que sus rivales demócratas lograron arrebatarle la gobernación y las dos cámaras del congreso estatal.
Los miembros de las milicias están convencidos de que si pierden en Virginia serán “aplastados” en todo el país. Estos grupos de ultraderecha surgieron en los años 90 como una oposición a la supuesta pérdida de libertades como la de andar armados y organizar campamentos de entrenamiento de tiro o de caza. Mantienen una tradición paramilitar de anteriores grupos ultraderechistas como el “conspiracionista” y antigubernamental “Posse Comitatus”, que operó en los años 50 y 60. “El movimiento de milicias proclama que sus grupos están avalados por la ley pero no controlados por el gobierno; de hecho, creen que son designados para oponerse a un gobierno tiránico. Sus adherentes piensan que detrás de la “dictadura” del gobierno hay una conspiración izquierdista conocida como el Nuevo Orden Mundial”, explica el historiador Mark Pitcavage.
En Estados Unidos hay unos 1.300 grupos de ultraderecha con cientos de miles de seguidores que aumentaron exponencialmente cuando el primer presidente negro, Barack Obama, llegó a la Casa Blanca y ahora se sienten representados y apoyados por Donald Trump. Entre ellos existen 165 milicias, algunas con más de 10.000 miembros muy bien entrenados y otras con unos cientos. La cifra más conservadora habla de 80.000 milicianos. Entre ellos, los que ya anunciaron que estarán presente en Virginia son los Oath Keepers, American Patriots y el III%. Y la poderosa Gun Owners of America, cuyos miembros consideran que la Asociación Nacional del Rifle es demasiado débil, también estarán allí.
“La mayoría de los milicianos es gente que vive aislada, en el campo o veteranos de guerra que están convencidos de que se encuentran en el comienzo de una guerra civil o algún tipo de guerra racial”, dijo Oren Segal, director del Centro contra el Extremismo de la prestigiosa Liga Anti-Difamación. “No son tantos, no podrían tomar el poder en ningún lugar, pero si tenemos en cuenta lo que ocurrió en Waco (la resistencia de una secta en Texas en 1993 que dejó decenas de muertos) o el atentado de Oklahoma (1995, 168 muertos), tenemos que estar muy atentos a lo que puedan estar tramando”.
La explanada del Capitolio de Richmond ya tiene un aspecto de escenario de guerra con vallas y policías y soldados por cinco cuadras a la redonda. El gobernador prohibió que los civiles llegaran allí armados. Las milicias aseguran que no van a dejar sus rifles en casa.
Gustavo Sierra
Especial para Infobae America
La colina de Richmond, donde se encuentra el histórico Capitolio del estado de Virginia, se prepara una vez más para ser un campo de batalla entre fuerzas supremacistas blancas que quieren mantener el derecho a portar armas y los liberales y descendientes de esclavos que las quieren restringir. El mismo escenario de “las seis batallas de los siete días”, del 25 de junio al 2 de julio de 1862, durante la Guerra Civil estadounidense. El general confederado Robert Lee frenó allí la invasión del Ejército de la Unión de Potomac, comandado por el comandante general George B. McClellan, que intentaba conquistar la península de Virginia. Este lunes, dos grupos que representan en cierta manera los mismos intereses de esa guerra que terminó con la esclavitud y unió definitivamente al país, volverán a verse frente a frente en lo que ya se convirtió en una batalla racial que preocupa al FBI, al gobernador demócrata de Virginia, las autoridades nacionales de Washington y tiene el foco de atención de la prensa internacional.
Ya se registraron los arrestos de tres militantes neonazis que habían llegado armados a este estado del sur, el gobernador Ralph Northam prohibió llegar armado a la concentración y la policía local está en máxima alerta. Hay un reciente antecedente: en Charlottesville, no muy lejos de Richmond, un enfrentamiento similar hace tres años dejó un muerto y varios heridos. Todo, en el contexto de que este lunes se celebra en Estados Unidos el día del nacimiento de Martin Luther King, el asesinado defensor de los derechos civiles.
Cientos de organizaciones de supremacistas blancos, miembros de las llamadas “milicias civiles” y de defensores de la Segundo Enmienda de la Constitución que permite la portación de armas llamaron a congregarse ante el congreso y la casa de gobierno estatal para “defender nuestro estilo de vida”. La movilización se inscribe dentro de un tradicional “Lobby Day” en que desde hace décadas los defensores del derecho a las armas y los que se oponen se manifiestan frente a la legislatura para intentar presionar a los legisladores para que se aprueben reformas en su favor. Este año, la movilización se nacionalizó y promete atraer a decenas de miles de personas. Los grupos antigubernamentales y supremacistas creen que, si se aprueban nuevas medidas restrictivas en el congreso de Virginia, la tendencia podría continuar en otros estados.
La tensión aumentó en las últimas horas después de que el FBI anunciara el arresto de tres hombres armados sospechosos de ser miembros de un grupo de odio neonazi, entre ellos un ex reservista del ejército canadiense, que pertenecen a una organización denominada “La Base” y que tiene como objetivo “crear un etno-estado blanco”. También están encendidas desde hace semanas las páginas de Facebook y los chats donde se comunican los miembros de la milicia y supremacistas blancos. Las organizaciones extremistas están llamando al mitin del lunes “el boogaloo”, que en el léxico de estos militantes significa que se trata de un evento que acelerará la guerra racial que vienen anticipando desde hace décadas. “Están preparándose como si fuera el Apocalipsis. Están encendidos. Quieren el caos”, dijo al New York Times Megan Squire, profesora de la Universidad de Elon en Carolina del Norte, una especialista en extremismo racial.
La manifestación original fue convocada por la Liga de Defensa de los Ciudadanos de Virginia para protestar contra las restricciones propuestas por la Legislatura de Virginia a la compra de armas. Su presidente, Philip Van Cleave, un conocido extremista blanco, asegura que lo que ellos buscan es “una protesta pacífica”. Pero, en realidad, el grupo viene protagonizando actos de desobediencia civil desde que los demócratas tomaron el control de ambas cámaras del congreso y anunciaron la intención de restringir el uso de armas. Y el gobernador Northam, al declarar un estado de emergencia desde el jueves hasta el martes próximo, aseguró que “los grupos armados de la milicia planean asaltar el Capitolio”.
La última semana, el Senado había aprobado varias medidas de control de armas, incluido un proyecto de ley que “limita a las personas a comprar solo una pistola por mes”.
Los tres arrestados son, Patrik Mathews, de 27 años, un ingeniero del ejército canadiense experto en explosivos que entró en forma ilegal y armado al país, y los militantes locales Brian Lemley, de 33 años veterano que combatió en Irak, y William Bilbrough, de 19. Mathews fue expulsado de las fuerzas armadas de Canadá por sus lazos con las organizaciones extremistas blancas. Los hombres fueron arrestados en Maryland cuando se trasladaban con un rifle de asalto y 1.500 municiones. Según el FBI, la organización denominada La Base (curiosamente, la traducción de Al Qaeda, la red terrorista de Osama bin Laden) se dedica a reclutar milicianos entre los veteranos de guerra y los jóvenes granjeros del medio oeste estadounidense. Su fundador, escapó mientras la policía lo buscaba por varios “delitos de odio racial” y se cree que está viviendo en Rusia. The Base actúa en varios estados en coordinación con otra organización extremista denominada Atomwaffen.
Otros tres hombres asociados con La Base fueron arrestados el jueves en Georgia cuando, de acuerdo a la policía local, se preparaban para atacar a una pareja de activistas anarquistas del grupo “Antifa”, que había llamado a viajar a Virginia para defender las medidas restrictivas contra las armas. La guerra entre estos grupos ya se inició hace tiempo en las redes sociales. Un meme popular en estos días muestra a una serie de terroristas de ultraderecha que cometieron atentados en Noruega, Nueva Zelanda, Estados Unidos y Canadá vestidos como santos católicos y con la leyenda que utiliza el estado para promocionar el turismo: “Virginia es para…”. En Twitter la consigna fue “Virginia es para los amantes de las armas”. Y en los chats se repetía que “tenemos que ir todos al etnoestado blanco y realmente marcar el ritmo para 2020”.
“Si nos quitan las armas aquí en Virginia, ¿Qué es lo que les impide venir a cualquier otro estado y llevarse las armas?”, se preguntaba esta semana la senadora estatal Amanda Chase, una republicana que será una de las oradoras del evento. Las fuerzas republicanas de Virginia, un estado tradicionalmente conservador, están en alerta máxima desde que sus rivales demócratas lograron arrebatarle la gobernación y las dos cámaras del congreso estatal.
Los miembros de las milicias están convencidos de que si pierden en Virginia serán “aplastados” en todo el país. Estos grupos de ultraderecha surgieron en los años 90 como una oposición a la supuesta pérdida de libertades como la de andar armados y organizar campamentos de entrenamiento de tiro o de caza. Mantienen una tradición paramilitar de anteriores grupos ultraderechistas como el “conspiracionista” y antigubernamental “Posse Comitatus”, que operó en los años 50 y 60. “El movimiento de milicias proclama que sus grupos están avalados por la ley pero no controlados por el gobierno; de hecho, creen que son designados para oponerse a un gobierno tiránico. Sus adherentes piensan que detrás de la “dictadura” del gobierno hay una conspiración izquierdista conocida como el Nuevo Orden Mundial”, explica el historiador Mark Pitcavage.
En Estados Unidos hay unos 1.300 grupos de ultraderecha con cientos de miles de seguidores que aumentaron exponencialmente cuando el primer presidente negro, Barack Obama, llegó a la Casa Blanca y ahora se sienten representados y apoyados por Donald Trump. Entre ellos existen 165 milicias, algunas con más de 10.000 miembros muy bien entrenados y otras con unos cientos. La cifra más conservadora habla de 80.000 milicianos. Entre ellos, los que ya anunciaron que estarán presente en Virginia son los Oath Keepers, American Patriots y el III%. Y la poderosa Gun Owners of America, cuyos miembros consideran que la Asociación Nacional del Rifle es demasiado débil, también estarán allí.
“La mayoría de los milicianos es gente que vive aislada, en el campo o veteranos de guerra que están convencidos de que se encuentran en el comienzo de una guerra civil o algún tipo de guerra racial”, dijo Oren Segal, director del Centro contra el Extremismo de la prestigiosa Liga Anti-Difamación. “No son tantos, no podrían tomar el poder en ningún lugar, pero si tenemos en cuenta lo que ocurrió en Waco (la resistencia de una secta en Texas en 1993 que dejó decenas de muertos) o el atentado de Oklahoma (1995, 168 muertos), tenemos que estar muy atentos a lo que puedan estar tramando”.
La explanada del Capitolio de Richmond ya tiene un aspecto de escenario de guerra con vallas y policías y soldados por cinco cuadras a la redonda. El gobernador prohibió que los civiles llegaran allí armados. Las milicias aseguran que no van a dejar sus rifles en casa.