El caso del astronauta con un coágulo de sangre en el espacio que la NASA mantuvo en secreto: cómo y quién lo resolvió
Nunca antes la agencia se había enfrentado a una emergencia de este tipo y no tenía protocolo para actuar. Un médico diseñó una estrategia que resultó exitosa
Infobae
El Doctor Stephan Moll de la Universidad de Medicina de Carolina del Norte, pertenece al departamento de hematología y oncología en el que se especializa en trombosis, trombofilia y coagulación. Un día recibió un correo de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA por sus siglas en inglés), preguntándole si podían hablar con él de manera urgente. Él no sabía de qué se trataba. Más tarde recibió una llamada en la que se le indicaba que un astronauta había tenido un coágulo de sangre en el espacio.
El tripulante no identificado de la Estación Espacial tenía una Trombosis Venosa Profunda (TVP) o coágulo de sangre en la vena yugular de su cuello, ello conforme a un nuevo estudio de caso; su identidad y el momento exacto en el que le ocurrió dicho accidente en el espacio han sido mantenidos en secreto por razones de confidencialidad. Llevaba dos meses en una misión que duraba seis en la Estación Espacial Internacional (EEI) cuando la Trombosis Venosa Profunda fue descubierta.
Fue la primera ocasión en la que un caso de un coágulo en la sangre fue descubierto en un astronauta con actividad en el espacio, por lo que la NASA no contaba con un protocolo establecido o con ningún otro método para tratar su condición en un ambiente de gravedad cero. Como miembro y parte del equipo de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio, Stephan Moll le prescribió un tratamiento para el coágulo de sangre.
El también maestro de medicina de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill era el único integrante de la NASA que no pertenecía al grupo de físicos que fue consultado para dar tratamiento a tan severo problema ocurrido en el espacio, corroboraron oficiales de la Universidad en una declaración: “El Doctor Moll y el equipo de la NASA decidieron que usar anticoagulantes sería el mejor tratamiento para el tripulante en peligro. Sin embargo, sus opciones farmacéuticas estaban limitadas, porque en la Estación Espacial Internacional sólo se cuenta con suministro de medicamentos a bordo”, aseguraron funcionarios del centro de estudios de Carolina del Norte.
Para cuando el coágulo fue descubierto, se contaba con una cantidad limitada de diluyente de sangre, el cual se conoce como “Enoxaprina”. Por ello, Moll ayudó a la tripulación de la NASA a saber cómo racionar el abastecimiento disponible en la EEI, a fin de dar uso efectivo a la Trombosis Venosa Profunda, al tiempo que aseguraron que el viajero espacial no se quedara sin otros insumos que le ayudaban a soportar hasta que la NASA pudiera enviar un nuevo cargamento de medicinas en la siguiente misión.
El proceso de tratamiento del astronauta, como se mencionó anteriormente fue a través de Enoxaprina, medicina que se libera en el cuerpo del afectado a través de una inyección, misma que se tiene que proveer a lo largo de 40 días. Para el día 43 del tratamiento para el astronauta, éste debe tomar una pastilla de manera oral llamada Apixaban, la cual llegaría a la estación en una nave de reabastecimiento de carga no especificada.
En total, el tratamiento duraba 90 días y, durante ese periodo, el astronauta monitoreaba muy de cerca el coágulo a través de ultrasonidos en su cuello, por supuesto con la ayuda del equipo de radiología ubicado en la Tierra. Igualmente, a manera de apoyo y de seguimiento, el Doctor Moll se mantuvo en comunicación con él a través del correo electrónico y de llamadas telefónicas.
Afortunadamente, una vez concluida la misión, el astronauta aterrizó de manera segura en la Tierra y, para ese entonces, el coágulo de sangre ya no requería de tratamiento. Sin embargo, de alguna manera la Trombosis Venosa Profunda fue descubierta mientras se le realizaban ultrasonidos al astronauta en su cuello, investigación que mostró cómo se redistribuía la sangre en cero gravedad. Previo a ello, el viajero no había experimentado ningún inconveniente o molestia previa, por lo que se desconoce cuáles pudieron haber sido las causas.
A raíz de ello, el doctor Moll subraya que han de darse más investigaciones en la materia, especialmente de cómo se comportan los coágulos de sangre en el espacio, situación de la cual aún se pregunta si es sólo un caso que se dé en el espacio. Igualmente se cuestiona si la Trombosis Venosa Profunda puede minimizarse o si deben existir más suministros de medicina en la estación espacial. Para Moll, todas esas dudas necesitan respuesta, especialmente cuando los astronautas se lanzarán a misiones que se llevarán a cabo en la Luna y en Marte.
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El Doctor Stephan Moll de la Universidad de Medicina de Carolina del Norte, pertenece al departamento de hematología y oncología en el que se especializa en trombosis, trombofilia y coagulación. Un día recibió un correo de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA por sus siglas en inglés), preguntándole si podían hablar con él de manera urgente. Él no sabía de qué se trataba. Más tarde recibió una llamada en la que se le indicaba que un astronauta había tenido un coágulo de sangre en el espacio.
El tripulante no identificado de la Estación Espacial tenía una Trombosis Venosa Profunda (TVP) o coágulo de sangre en la vena yugular de su cuello, ello conforme a un nuevo estudio de caso; su identidad y el momento exacto en el que le ocurrió dicho accidente en el espacio han sido mantenidos en secreto por razones de confidencialidad. Llevaba dos meses en una misión que duraba seis en la Estación Espacial Internacional (EEI) cuando la Trombosis Venosa Profunda fue descubierta.
Fue la primera ocasión en la que un caso de un coágulo en la sangre fue descubierto en un astronauta con actividad en el espacio, por lo que la NASA no contaba con un protocolo establecido o con ningún otro método para tratar su condición en un ambiente de gravedad cero. Como miembro y parte del equipo de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio, Stephan Moll le prescribió un tratamiento para el coágulo de sangre.
El también maestro de medicina de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill era el único integrante de la NASA que no pertenecía al grupo de físicos que fue consultado para dar tratamiento a tan severo problema ocurrido en el espacio, corroboraron oficiales de la Universidad en una declaración: “El Doctor Moll y el equipo de la NASA decidieron que usar anticoagulantes sería el mejor tratamiento para el tripulante en peligro. Sin embargo, sus opciones farmacéuticas estaban limitadas, porque en la Estación Espacial Internacional sólo se cuenta con suministro de medicamentos a bordo”, aseguraron funcionarios del centro de estudios de Carolina del Norte.
Para cuando el coágulo fue descubierto, se contaba con una cantidad limitada de diluyente de sangre, el cual se conoce como “Enoxaprina”. Por ello, Moll ayudó a la tripulación de la NASA a saber cómo racionar el abastecimiento disponible en la EEI, a fin de dar uso efectivo a la Trombosis Venosa Profunda, al tiempo que aseguraron que el viajero espacial no se quedara sin otros insumos que le ayudaban a soportar hasta que la NASA pudiera enviar un nuevo cargamento de medicinas en la siguiente misión.
El proceso de tratamiento del astronauta, como se mencionó anteriormente fue a través de Enoxaprina, medicina que se libera en el cuerpo del afectado a través de una inyección, misma que se tiene que proveer a lo largo de 40 días. Para el día 43 del tratamiento para el astronauta, éste debe tomar una pastilla de manera oral llamada Apixaban, la cual llegaría a la estación en una nave de reabastecimiento de carga no especificada.
En total, el tratamiento duraba 90 días y, durante ese periodo, el astronauta monitoreaba muy de cerca el coágulo a través de ultrasonidos en su cuello, por supuesto con la ayuda del equipo de radiología ubicado en la Tierra. Igualmente, a manera de apoyo y de seguimiento, el Doctor Moll se mantuvo en comunicación con él a través del correo electrónico y de llamadas telefónicas.
Afortunadamente, una vez concluida la misión, el astronauta aterrizó de manera segura en la Tierra y, para ese entonces, el coágulo de sangre ya no requería de tratamiento. Sin embargo, de alguna manera la Trombosis Venosa Profunda fue descubierta mientras se le realizaban ultrasonidos al astronauta en su cuello, investigación que mostró cómo se redistribuía la sangre en cero gravedad. Previo a ello, el viajero no había experimentado ningún inconveniente o molestia previa, por lo que se desconoce cuáles pudieron haber sido las causas.
A raíz de ello, el doctor Moll subraya que han de darse más investigaciones en la materia, especialmente de cómo se comportan los coágulos de sangre en el espacio, situación de la cual aún se pregunta si es sólo un caso que se dé en el espacio. Igualmente se cuestiona si la Trombosis Venosa Profunda puede minimizarse o si deben existir más suministros de medicina en la estación espacial. Para Moll, todas esas dudas necesitan respuesta, especialmente cuando los astronautas se lanzarán a misiones que se llevarán a cabo en la Luna y en Marte.