La UEFA planea la reforma de la Champions para frenar la Superliga
El proyecto, avalado por la ECA, contempla 32 equipos repartidos en cuatro grupos de ocho. El objetivo es multiplicar los ingresos por televisión y frenar otros proyectos de Superliga.
Joaquín Maroto
As
La UEFA trabaja en una profunda reforma de la Champions que frene los distintos proyectos para crear una Superliga europea al margen de su tutela. De momento no hay un formato definido, pero se inclinan por cambiar el sistema en la fase de grupos, que pasaría a partir de 2024 a tener cuatro grupos de ocho equipos. Los cuatro primeros de cada grupo se clasificarían para la ronda de octavos de final, y el último clasificado de cada grupo descendería de la Champions a la Europa League.
Ceferin, el presidente de la UEFA, siente la Champions amenazada por la voracidad de los grandes clubes europeos, que insisten en multiplicar las ganancias subiendo los precios a los operadores de televisión y buscando horarios que permitan colocar el torneo en otros continentes con uso horario distinto al europeo. Pero no es fácil, ya que además del cambio de formato haría falta cambiar la Champions de los martes y miércoles a los fines de semana, y la UEFA no quiere cruzar ese rubicón porque iría en contra de sus propios socios: las federaciones nacionales.
En este escenario, el presidente de la UEFA ha buscado como aliado a la Asociación Europea de Clubes (ECA) que preside Andrea Agnelli, presidente de la Juventus. En el seno de la propia ECA, que forman 237 de los más importantes clubes de Europa, no hay unanimidad de criterio. Unos están a favor de una reforma suave de la Champions y otros de una ruptura total con el actual formato para imponer uno con ascensos y descensos. Una idea intermedia es sustituir la fase de grupos clásica actual por una clasificación general de los 32 equipos, aunque sin jugar todos contra todos. En esa fase se jugarían entre 8 y 14 partidos. Los ocho primeros se clasificarían directamente para octavos de final y renovarían la plaza para la edición de la temporada siguiente. Pero, como se ha explicado, aún no hay acuerdo entre todas las partes.
Y todo esto es precisamente lo que más preocupa a Ceferin, que observa que mientras en su círculo siguen las discusiones, otros clubes europeos avanzan con velocidad para crear la Superliga a imagen y semejanza del renovado Mundial de Clubes, la razón principal de su desencuentro con Infantino, presidente de la FIFA, que a partir de 2021 organizará en China un torneo con 24 equipos repartidos en ocho grupos de tres que Ceferin piensa que es un reto a la Champions y a la UEFA.
Joaquín Maroto
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La UEFA trabaja en una profunda reforma de la Champions que frene los distintos proyectos para crear una Superliga europea al margen de su tutela. De momento no hay un formato definido, pero se inclinan por cambiar el sistema en la fase de grupos, que pasaría a partir de 2024 a tener cuatro grupos de ocho equipos. Los cuatro primeros de cada grupo se clasificarían para la ronda de octavos de final, y el último clasificado de cada grupo descendería de la Champions a la Europa League.
Ceferin, el presidente de la UEFA, siente la Champions amenazada por la voracidad de los grandes clubes europeos, que insisten en multiplicar las ganancias subiendo los precios a los operadores de televisión y buscando horarios que permitan colocar el torneo en otros continentes con uso horario distinto al europeo. Pero no es fácil, ya que además del cambio de formato haría falta cambiar la Champions de los martes y miércoles a los fines de semana, y la UEFA no quiere cruzar ese rubicón porque iría en contra de sus propios socios: las federaciones nacionales.
En este escenario, el presidente de la UEFA ha buscado como aliado a la Asociación Europea de Clubes (ECA) que preside Andrea Agnelli, presidente de la Juventus. En el seno de la propia ECA, que forman 237 de los más importantes clubes de Europa, no hay unanimidad de criterio. Unos están a favor de una reforma suave de la Champions y otros de una ruptura total con el actual formato para imponer uno con ascensos y descensos. Una idea intermedia es sustituir la fase de grupos clásica actual por una clasificación general de los 32 equipos, aunque sin jugar todos contra todos. En esa fase se jugarían entre 8 y 14 partidos. Los ocho primeros se clasificarían directamente para octavos de final y renovarían la plaza para la edición de la temporada siguiente. Pero, como se ha explicado, aún no hay acuerdo entre todas las partes.
Y todo esto es precisamente lo que más preocupa a Ceferin, que observa que mientras en su círculo siguen las discusiones, otros clubes europeos avanzan con velocidad para crear la Superliga a imagen y semejanza del renovado Mundial de Clubes, la razón principal de su desencuentro con Infantino, presidente de la FIFA, que a partir de 2021 organizará en China un torneo con 24 equipos repartidos en ocho grupos de tres que Ceferin piensa que es un reto a la Champions y a la UEFA.