¿Por qué las mujeres no se realizan exámenes ginecológicos?
“No tengo tiempo” es el principal argumento de muchas mujeres que dejan su salud al final de la lista de prioridades, luego de los hijos, la familia y el trabajo. Poner en primer puesto la propia salud es un derecho que también hay que defender
Silvia Pardo
Infobae
En un estudio realizado por el Ministerio de Salud de la Nación se comprobó una tendencia que muchas veces hemos observado: las mujeres argentinas se preocupan más por la salud de su familia que por su propio cuidado. Dejan la prevención en el último puesto de sus prioridades, allí al final de la lista, luego de muchas otras causas que “califican” mejor que su propia salud.
Así lo comprueba la 4° Encuesta Nacional de Factores de Riesgo 2018 del INDEC realizada con la Secretaría de Gobierno de Salud del Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación. A nivel nacional, solo el 66% de las mujeres de entre 50 y 70 años se realizó una mamografía en los últimos dos años, con una mayor prevalencia a mayor nivel de ingresos.
También lo demuestra la encuesta nacional de Fundación Avon realizada en 2016 que informa que 4 de cada 10 mujeres no se hacen la mamografía anual, una cifra alarmante teniendo en cuenta que, diagnosticado a tiempo, el cáncer de mama es curable en el 95% de los casos, no así si se diagnostica tarde (es la primera causa de muerte por tumores).
En Argentina, de acuerdo a las estimaciones de incidencia del Observatorio Global de Cáncer de la OMS, el de mama fue el de mayor magnitud en 2018. Con más de 21.000 casos al año, representa el 17% de todos los tumores malignos y casi un tercio de los cánceres femeninos.
En cuanto a la realización de Papanicolaou, los resultados fueron que el 70,3% de las mujeres de 25 a 65 años se realizó un Papanicolau en los últimos dos años.
Sin embargo, el problema no sólo radica en la falta de chequeos ginecológicos y mamarios, también se omite la consulta médica.
Según explica Dolores Mansilla, cirujana general del Instituto de Oncología “Angel H. Roffo” y miembro de la Sociedad Argentina de Mastología, Argentina se ha convertido en uno de los países de Latinoamérica con mayor tasa de mortalidad prematura por enfermedad cardiovascular (infartos, ACV o insuficiencia cardíaca) en la población femenina. “Esto se debe a que muchas veces, si bien las mujeres manifiestan dolencias, toleran más el dolor que los varones y suelen demorar la consulta médica al sentir los primeros síntomas. Esto da como resultado una tasa mayor de mortalidad por infarto de miocardio en el sexo femenino”, afirmó la especialista.
¿Por qué las mujeres demoran la consulta?
“No tengo tiempo” es la frase que suelen decir al ser consultadas sobre los motivos que les impide ir al médico y cumplir con los chequeos de rutina. Y las estadísticas les dan la razón.
Según un informe del Banco Mundial, en todo el mundo, las mujeres, en comparación con los hombres, dedican de 2 a 10 veces más tiempo al cuidado de hijos, adultos mayores y familiares enfermos. Las mujeres son las cuidadoras “por default” y, abrumadas por un mercado laboral poco flexible y la sobrecarga de tareas domésticas desigualmente compartidas, su salud queda postergada. Las cifras de esta desigualdad son evidentes: de acuerdo a datos del INDEC del 2013, la tasa de participación de las mujeres en actividades domésticas no remuneradas es del 88,9% mientras que la de los hombres es del 57,9%. El 83, 2% de las mujeres son las responsables del cuidado de los adultos mayores, mientras que sólo el 16,8% de los hombres asumen esa tarea.
Teniendo en cuenta estos datos, la nueva campaña de la Fundación AVON #CHEQUEÁTUSPECHOS arroja luz sobre este problema, cuya solución es más compleja que la sola toma de conciencia y apunta a hacer valer el derecho de las mujeres a tener el tiempo necesario para cuidar su salud.
“Sin lugar a dudas, debido a las diferencias biológicas y sociales, el hecho de pertenecer a uno u otro sexo tiene gran impacto en la salud”, concluye la doctora Mansilla.
Causas por las que las mujeres no se hacen los chequeos
“La gran mayoría de las mujeres posterga sus estudios porque ponen como prioridad otras cosas, como son el cuidado de los hijos, la escolaridad, el trabajo (no obtienen el permiso necesario para ir al médico) o la enfermedad de otros familiares. Suelen venir y decirnos que hace mucho que no se hacen los chequeos y cuando uno les pregunta por qué responden: porque se enfermó mi marido, entonces me tuve que quedar a cuidarlo. Creo que esto es parte de la falta de información, porque a pesar de tener otros ámbitos donde desarrollarnos, la prevención es lo más importante que podemos hacer para evitar complicaciones en salud”, explicó Rosana Molina, médica ginecóloga, especialista en Climaterio y en Ginecología endocrina y de la reproducción, a cargo de la Sección Climaterio del Hospital Rivadavia y en el Halitus Instituto Médico.
Por otro lado, el médico Diego Häbich, Jefe del Servicio de Ginecología del Hospital Alemán, destaca que hoy la famosa “falta de tiempo” es un obstáculo para la prevención en salud indistintamente del género. Incluso ya hay algunas instituciones que buscan ofrecer acceso a estudios y consultas en horarios no tradicionales para poder superar esta dificultad.
“Las barreras para que una mujer no acceda a los estudios preventivos rutinarios pueden vincularse a múltiples factores. Pueden estar relacionados con la falta de educación en salud, que se refleja en el desconocimiento de las enfermedades que pueden aquejar a la mujer, los estudios que existen para su diagnóstico o prevención y las conductas que se pueden tomar para evitarlas” señala el doctor, que también menciona las falencias del sistema de salud para facilitar el acceso de las mujeres al mismo (disponibilidad de consultas con turnos, dificultades de acceso físico, geográfico, etc.).
También la pobreza es un importante obstáculo en la búsqueda de una buena salud en ambos sexos, pero tiende a constituir una carga más pesada para las mujeres y niñas. Las regiones del NEA y NOA de nuestro país son las que presentan mayor situación de vulnerabilidad.
El factor miedo
Desde el punto de vista de la psicóloga Adriana Sudacov, de la Sección Climaterio del Hospital Bernardino Rivadavia, “hay una emoción que une a todas las mujeres y es el miedo a saber que algo no anda bien en su cuerpo. Esto ocurre en especial con aquellas que tienen un familiar que ha padecido, por ejemplo, cáncer de mama. En esos casos presentan un gran estado de ansiedad frente a los controles y, contrariamente a lo que deberían hacer, los postergan por temor a los resultados. Es un autoengaño, como cuando uno evita hablar de un problema, como si esa omisión lo hiciera desaparecer.”
La especialista también señala que muchas mujeres no conocen su cuerpo, en especial en lo ginecológico. “Al no tener conocimiento sobre qué cosas serían las normales y cuáles no, no registran que deben ir al médico. Esto suele pasarles en el climaterio”, comenta la psicóloga.
“Muchas veces no vienen a hacerse chequeos porque no saben que hay espacios donde controlarse y preguntar todas sus dudas”, explicó Molina. “. Yo siempre les digo a las mujeres que antes iban al ginecólogo/a cuando tenían su primera menstruación y luego cuando se embarazaban. Hoy, la expectativa de vida hace que las mujeres vivan por lo menos treinta años más después de su última fecha de menstruación. Antes si tenías tuforadas o calores te decían, “¡abanicate!”. Hoy tenemos tratamientos que permiten atravesar esta etapa con una mejor calidad de vida".
Por otra parte, Beatriz Literat, ginecóloga y sexóloga de Halitus Instituto Médico, comentó que “hay un 42% de mujeres que temen a los controles, no los realizan o los padecen y por eso los van postergando. Tienen miedo a realizarse exámenes ginecológicos y, a veces, llegan a constituir cuadros fóbicos. En esos casos la solución pasa por la consulta sexológica. Lo que hacemos es darle ejercicios físicos que la paciente realiza sola en su casa, le brindamos información acerca de su anatomía, fisiología y función sexual y utilizamos técnicas psicoterapéuticas cognitivo comportamentales, para modificar las creencias arraigadas equivocadas, por otras más realistas. En cinco o seis consultas es posible superar el problema y cumplir con los chequeos”, concluye la especialista.
En la menopausia se suman más exámenes
Un factor que también incide en que las mujeres no realicen sus chequeos son las falsas creencias. Una de ellas, por ejemplo, es pensar que porque se les retiró la menstruación, ya no es necesario hacerse controles. Sin embargo, ocurre todo lo contrario, hay que ampliar los estudios.
“Cuando las mujeres dejan de menstruar no tienen la protección del estrógeno contra muchas enfermedades, entre ellas, las cardiovasculares y los ACV. Entonces, en la etapa de climaterio se debe hacer prevención en relación a lo ginecológico, pero también en todo lo que sea el perfil lipídico (colesterol, triglicéridos, HDL) y glucemia”, explica la doctora Molina.
“En el caso de la alimentación, como no les sucede nada físico, no hay una dolencia, hasta que no aparece un valor de laboratorio alterado, como un colesterol alto, el cambio no se hace. Recién ahí van al nutricionista”, aseguró la licenciada en Nutrición Lorena Gallegos, del Servicio de Alimentación y Climaterio del Hospital Rivadavia y agregó: “Hay mujeres que quizá desde la cena hasta el almuerzo no comen nada y no es por falta de recursos, sino porque van corriendo de un lado al otro y no le dan la importancia que tiene a la alimentación, otra situación que queda postergada, a pesar de ser el combustible de nuestro cuerpo".
El cuidado de la salud como un derecho
En 1987, la Red Mundial de Mujeres por los Derechos Sexuales y Reproductivos proclamó el 28 de mayo el “Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer” como un recordatorio para abordar las múltiples causas de enfermedad y muerte que afectan a las mujeres, y trabajar en favor de su atención, prevención y tratamiento.
“Si bien hay diversos programas que apuntan tanto a la educación de la población con campañas nacionales como el fortalecimiento de los diversos equipos de salud en especial en la atención primaria, como primera línea de prevención, aún hay mucho por hacer”, enfatizó la doctora Mansilla.
Existen campañas como el Mamógrafo Móvil Avon Lalcec, que cumplió 20 años recorriendo el país brindando la posibilidad de realizarse una mamografía gratuita a mujeres que no cuentan con acceso al estudio.
En cuanto a la prevención del cáncer de cuello uterino, Häbich menciona al Programa Nacional de Cáncer Cervicouterino, donde el sistema de salud es quien acude a la búsqueda de las mujeres. “En algunas provincias, a través de personas de la comunidad o agentes de salud, se ofrece que hagan ellas mismas en sus domicilios la toma de una muestra vaginal para un estudio molecular de detección del Virus de Papiloma Humano. Esta estrategia ha demostrado excelentes resultados, los cuales han sido observados con interés por la comunidad científica internacional.”
Todo esto en materia de campañas, pero, en cuánto a la mujer ¿cómo cambiar esta costumbre de dejarse al final de la lista de prioridades?
“Nosotras tratamos primero de empoderar a la mujer dándole información, la responsabilidad del cuidado y de la atención por ellas mismas. Creemos que los que les da poder a las mujeres es la información. Para tener una buena salud hay que tener la cultura de la prevención, de hacerse los chequeos periódicos y ocuparse de lo que hay que ocuparse, sin exagerar", recomendó Sudacov.
“La información y la educación debe estar en todos lados: en las escuelas, en los hospitales, en los medios…esa es la forma de que la mujer tome conciencia”, remarcó Molina. En la Sección de Climaterio del Hospital, todos los miércoles de cada mes dan una charla multidisciplinaria. “Informamos a las mujeres qué les va a pasar en la etapa de climaterio y luego tienen consultas individuales, tanto la mía ginecológica, como con la nutricionista y la psicóloga”, contó la doctora. También se suman los Talleres de Climaterio donde en grupo las mujeres discuten sobre nutrición, las emociones que atraviesan el climaterio, realizan caminatas y hasta Reiki.
“Hoy las mujeres tienen una expectativa mayor de vida entonces mi recomendación es que se acerquen a los centros públicos o privados a hacerse los chequeos y a cuidarse para evitar muchas enfermedades que hoy se pueden prevenir y para que tengan la mejor calidad de vida posible”, concluyó.
Desde niñas a adultas: todos los controles
“Es importante que toda mujer tenga su médico de cabecera y se realice al menos un chequeo general al año (que incluya un examen físico y un estudio de laboratorio de sangre y orina). El médico clínico adecuará los estudios según la edad y antecedentes tanto familiares como personales”, aconsejó la cirujana mastóloga Gabriela Candás (MN 92464), miembro de la Sociedad Argentina de Mastología. Estos son los chequeos recomendados:
Niñas pequeñas: además de la consulta al pediatra y el cumplimiento de los controles escolares obligatorios, es indispensable estimular la actividad física, la buena alimentación y los hábitos saludables.
Preadolescencia: deben recibir información sobre el cuidado y el respeto por su cuerpo y el de los demás, y sobre la prevención de enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados. A partir de los 11 años de edad en las niñas, está la aplicación de la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (VPH), para prevenir el cáncer de cuello de útero.
Adolescencia: control de sangre y orina completo para tener un panorama general de la salud. Desde el comienzo de su vida sexual, lo recomendable es realizar un examen ginecológico en forma anual.
Mujeres adultas: controles ginecológicos como el Papanicolaou, para detectar tempranamente las alteraciones del cuello del útero; una ecografía transvaginal para observar los órganos genitales y detectar alteraciones, inflamación, u otras patologías, y una ecografía mamaria para descubrir posibles anomalías.
-Prevención del cáncer de mama: en mujeres asintomáticas y sin antecedentes familiares de la enfermedad, la Sociedad Argentina de Mastología recomienda a los 35 años una primera visita al mastólogo (especialista en mamas), quién hará un examen físico y pedirá una mamografía de base.
Luego, a partir de los 40 años, se recomienda una mamografía anual (también puede complementarse con una ecografía mamaria según las características de la misma). En el caso de aquellas que sí presentan antecedentes, se aconseja comenzar con los controles mamarios diez años antes que la edad en la cual se detectó la enfermedad al familiar.
-En mujeres sin historia familiar, el primer control de glucemia debe realizarse a los 25 años y el de colesterol a los 30 años.
-El examen dermatológico debe hacerse en forma anual o ante cualquier cambio en lunares o manchas de la piel.
Menopausia: hay que hacerse una mamografía anual, una ecografía ginecológica transvaginal, el Papanicolau (hasta los 65 años) y la densitometría ósea. Este último estudio se hace cada dos años si es normal y si es patológico cada año. Como así también los controles metabólicos, como glucemia, colesterol, perfil lipídico, etc.
-A partir de los 50 años deben hacerse controles para detectar precozmente el cáncer de colon, como sangre oculta en material fecal o videocolonoscopia.
Silvia Pardo
Infobae
En un estudio realizado por el Ministerio de Salud de la Nación se comprobó una tendencia que muchas veces hemos observado: las mujeres argentinas se preocupan más por la salud de su familia que por su propio cuidado. Dejan la prevención en el último puesto de sus prioridades, allí al final de la lista, luego de muchas otras causas que “califican” mejor que su propia salud.
Así lo comprueba la 4° Encuesta Nacional de Factores de Riesgo 2018 del INDEC realizada con la Secretaría de Gobierno de Salud del Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación. A nivel nacional, solo el 66% de las mujeres de entre 50 y 70 años se realizó una mamografía en los últimos dos años, con una mayor prevalencia a mayor nivel de ingresos.
También lo demuestra la encuesta nacional de Fundación Avon realizada en 2016 que informa que 4 de cada 10 mujeres no se hacen la mamografía anual, una cifra alarmante teniendo en cuenta que, diagnosticado a tiempo, el cáncer de mama es curable en el 95% de los casos, no así si se diagnostica tarde (es la primera causa de muerte por tumores).
En Argentina, de acuerdo a las estimaciones de incidencia del Observatorio Global de Cáncer de la OMS, el de mama fue el de mayor magnitud en 2018. Con más de 21.000 casos al año, representa el 17% de todos los tumores malignos y casi un tercio de los cánceres femeninos.
En cuanto a la realización de Papanicolaou, los resultados fueron que el 70,3% de las mujeres de 25 a 65 años se realizó un Papanicolau en los últimos dos años.
Sin embargo, el problema no sólo radica en la falta de chequeos ginecológicos y mamarios, también se omite la consulta médica.
Según explica Dolores Mansilla, cirujana general del Instituto de Oncología “Angel H. Roffo” y miembro de la Sociedad Argentina de Mastología, Argentina se ha convertido en uno de los países de Latinoamérica con mayor tasa de mortalidad prematura por enfermedad cardiovascular (infartos, ACV o insuficiencia cardíaca) en la población femenina. “Esto se debe a que muchas veces, si bien las mujeres manifiestan dolencias, toleran más el dolor que los varones y suelen demorar la consulta médica al sentir los primeros síntomas. Esto da como resultado una tasa mayor de mortalidad por infarto de miocardio en el sexo femenino”, afirmó la especialista.
¿Por qué las mujeres demoran la consulta?
“No tengo tiempo” es la frase que suelen decir al ser consultadas sobre los motivos que les impide ir al médico y cumplir con los chequeos de rutina. Y las estadísticas les dan la razón.
Según un informe del Banco Mundial, en todo el mundo, las mujeres, en comparación con los hombres, dedican de 2 a 10 veces más tiempo al cuidado de hijos, adultos mayores y familiares enfermos. Las mujeres son las cuidadoras “por default” y, abrumadas por un mercado laboral poco flexible y la sobrecarga de tareas domésticas desigualmente compartidas, su salud queda postergada. Las cifras de esta desigualdad son evidentes: de acuerdo a datos del INDEC del 2013, la tasa de participación de las mujeres en actividades domésticas no remuneradas es del 88,9% mientras que la de los hombres es del 57,9%. El 83, 2% de las mujeres son las responsables del cuidado de los adultos mayores, mientras que sólo el 16,8% de los hombres asumen esa tarea.
Teniendo en cuenta estos datos, la nueva campaña de la Fundación AVON #CHEQUEÁTUSPECHOS arroja luz sobre este problema, cuya solución es más compleja que la sola toma de conciencia y apunta a hacer valer el derecho de las mujeres a tener el tiempo necesario para cuidar su salud.
“Sin lugar a dudas, debido a las diferencias biológicas y sociales, el hecho de pertenecer a uno u otro sexo tiene gran impacto en la salud”, concluye la doctora Mansilla.
Causas por las que las mujeres no se hacen los chequeos
“La gran mayoría de las mujeres posterga sus estudios porque ponen como prioridad otras cosas, como son el cuidado de los hijos, la escolaridad, el trabajo (no obtienen el permiso necesario para ir al médico) o la enfermedad de otros familiares. Suelen venir y decirnos que hace mucho que no se hacen los chequeos y cuando uno les pregunta por qué responden: porque se enfermó mi marido, entonces me tuve que quedar a cuidarlo. Creo que esto es parte de la falta de información, porque a pesar de tener otros ámbitos donde desarrollarnos, la prevención es lo más importante que podemos hacer para evitar complicaciones en salud”, explicó Rosana Molina, médica ginecóloga, especialista en Climaterio y en Ginecología endocrina y de la reproducción, a cargo de la Sección Climaterio del Hospital Rivadavia y en el Halitus Instituto Médico.
Por otro lado, el médico Diego Häbich, Jefe del Servicio de Ginecología del Hospital Alemán, destaca que hoy la famosa “falta de tiempo” es un obstáculo para la prevención en salud indistintamente del género. Incluso ya hay algunas instituciones que buscan ofrecer acceso a estudios y consultas en horarios no tradicionales para poder superar esta dificultad.
“Las barreras para que una mujer no acceda a los estudios preventivos rutinarios pueden vincularse a múltiples factores. Pueden estar relacionados con la falta de educación en salud, que se refleja en el desconocimiento de las enfermedades que pueden aquejar a la mujer, los estudios que existen para su diagnóstico o prevención y las conductas que se pueden tomar para evitarlas” señala el doctor, que también menciona las falencias del sistema de salud para facilitar el acceso de las mujeres al mismo (disponibilidad de consultas con turnos, dificultades de acceso físico, geográfico, etc.).
También la pobreza es un importante obstáculo en la búsqueda de una buena salud en ambos sexos, pero tiende a constituir una carga más pesada para las mujeres y niñas. Las regiones del NEA y NOA de nuestro país son las que presentan mayor situación de vulnerabilidad.
El factor miedo
Desde el punto de vista de la psicóloga Adriana Sudacov, de la Sección Climaterio del Hospital Bernardino Rivadavia, “hay una emoción que une a todas las mujeres y es el miedo a saber que algo no anda bien en su cuerpo. Esto ocurre en especial con aquellas que tienen un familiar que ha padecido, por ejemplo, cáncer de mama. En esos casos presentan un gran estado de ansiedad frente a los controles y, contrariamente a lo que deberían hacer, los postergan por temor a los resultados. Es un autoengaño, como cuando uno evita hablar de un problema, como si esa omisión lo hiciera desaparecer.”
La especialista también señala que muchas mujeres no conocen su cuerpo, en especial en lo ginecológico. “Al no tener conocimiento sobre qué cosas serían las normales y cuáles no, no registran que deben ir al médico. Esto suele pasarles en el climaterio”, comenta la psicóloga.
“Muchas veces no vienen a hacerse chequeos porque no saben que hay espacios donde controlarse y preguntar todas sus dudas”, explicó Molina. “. Yo siempre les digo a las mujeres que antes iban al ginecólogo/a cuando tenían su primera menstruación y luego cuando se embarazaban. Hoy, la expectativa de vida hace que las mujeres vivan por lo menos treinta años más después de su última fecha de menstruación. Antes si tenías tuforadas o calores te decían, “¡abanicate!”. Hoy tenemos tratamientos que permiten atravesar esta etapa con una mejor calidad de vida".
Por otra parte, Beatriz Literat, ginecóloga y sexóloga de Halitus Instituto Médico, comentó que “hay un 42% de mujeres que temen a los controles, no los realizan o los padecen y por eso los van postergando. Tienen miedo a realizarse exámenes ginecológicos y, a veces, llegan a constituir cuadros fóbicos. En esos casos la solución pasa por la consulta sexológica. Lo que hacemos es darle ejercicios físicos que la paciente realiza sola en su casa, le brindamos información acerca de su anatomía, fisiología y función sexual y utilizamos técnicas psicoterapéuticas cognitivo comportamentales, para modificar las creencias arraigadas equivocadas, por otras más realistas. En cinco o seis consultas es posible superar el problema y cumplir con los chequeos”, concluye la especialista.
En la menopausia se suman más exámenes
Un factor que también incide en que las mujeres no realicen sus chequeos son las falsas creencias. Una de ellas, por ejemplo, es pensar que porque se les retiró la menstruación, ya no es necesario hacerse controles. Sin embargo, ocurre todo lo contrario, hay que ampliar los estudios.
“Cuando las mujeres dejan de menstruar no tienen la protección del estrógeno contra muchas enfermedades, entre ellas, las cardiovasculares y los ACV. Entonces, en la etapa de climaterio se debe hacer prevención en relación a lo ginecológico, pero también en todo lo que sea el perfil lipídico (colesterol, triglicéridos, HDL) y glucemia”, explica la doctora Molina.
“En el caso de la alimentación, como no les sucede nada físico, no hay una dolencia, hasta que no aparece un valor de laboratorio alterado, como un colesterol alto, el cambio no se hace. Recién ahí van al nutricionista”, aseguró la licenciada en Nutrición Lorena Gallegos, del Servicio de Alimentación y Climaterio del Hospital Rivadavia y agregó: “Hay mujeres que quizá desde la cena hasta el almuerzo no comen nada y no es por falta de recursos, sino porque van corriendo de un lado al otro y no le dan la importancia que tiene a la alimentación, otra situación que queda postergada, a pesar de ser el combustible de nuestro cuerpo".
El cuidado de la salud como un derecho
En 1987, la Red Mundial de Mujeres por los Derechos Sexuales y Reproductivos proclamó el 28 de mayo el “Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer” como un recordatorio para abordar las múltiples causas de enfermedad y muerte que afectan a las mujeres, y trabajar en favor de su atención, prevención y tratamiento.
“Si bien hay diversos programas que apuntan tanto a la educación de la población con campañas nacionales como el fortalecimiento de los diversos equipos de salud en especial en la atención primaria, como primera línea de prevención, aún hay mucho por hacer”, enfatizó la doctora Mansilla.
Existen campañas como el Mamógrafo Móvil Avon Lalcec, que cumplió 20 años recorriendo el país brindando la posibilidad de realizarse una mamografía gratuita a mujeres que no cuentan con acceso al estudio.
En cuanto a la prevención del cáncer de cuello uterino, Häbich menciona al Programa Nacional de Cáncer Cervicouterino, donde el sistema de salud es quien acude a la búsqueda de las mujeres. “En algunas provincias, a través de personas de la comunidad o agentes de salud, se ofrece que hagan ellas mismas en sus domicilios la toma de una muestra vaginal para un estudio molecular de detección del Virus de Papiloma Humano. Esta estrategia ha demostrado excelentes resultados, los cuales han sido observados con interés por la comunidad científica internacional.”
Todo esto en materia de campañas, pero, en cuánto a la mujer ¿cómo cambiar esta costumbre de dejarse al final de la lista de prioridades?
“Nosotras tratamos primero de empoderar a la mujer dándole información, la responsabilidad del cuidado y de la atención por ellas mismas. Creemos que los que les da poder a las mujeres es la información. Para tener una buena salud hay que tener la cultura de la prevención, de hacerse los chequeos periódicos y ocuparse de lo que hay que ocuparse, sin exagerar", recomendó Sudacov.
“La información y la educación debe estar en todos lados: en las escuelas, en los hospitales, en los medios…esa es la forma de que la mujer tome conciencia”, remarcó Molina. En la Sección de Climaterio del Hospital, todos los miércoles de cada mes dan una charla multidisciplinaria. “Informamos a las mujeres qué les va a pasar en la etapa de climaterio y luego tienen consultas individuales, tanto la mía ginecológica, como con la nutricionista y la psicóloga”, contó la doctora. También se suman los Talleres de Climaterio donde en grupo las mujeres discuten sobre nutrición, las emociones que atraviesan el climaterio, realizan caminatas y hasta Reiki.
“Hoy las mujeres tienen una expectativa mayor de vida entonces mi recomendación es que se acerquen a los centros públicos o privados a hacerse los chequeos y a cuidarse para evitar muchas enfermedades que hoy se pueden prevenir y para que tengan la mejor calidad de vida posible”, concluyó.
Desde niñas a adultas: todos los controles
“Es importante que toda mujer tenga su médico de cabecera y se realice al menos un chequeo general al año (que incluya un examen físico y un estudio de laboratorio de sangre y orina). El médico clínico adecuará los estudios según la edad y antecedentes tanto familiares como personales”, aconsejó la cirujana mastóloga Gabriela Candás (MN 92464), miembro de la Sociedad Argentina de Mastología. Estos son los chequeos recomendados:
Niñas pequeñas: además de la consulta al pediatra y el cumplimiento de los controles escolares obligatorios, es indispensable estimular la actividad física, la buena alimentación y los hábitos saludables.
Preadolescencia: deben recibir información sobre el cuidado y el respeto por su cuerpo y el de los demás, y sobre la prevención de enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados. A partir de los 11 años de edad en las niñas, está la aplicación de la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (VPH), para prevenir el cáncer de cuello de útero.
Adolescencia: control de sangre y orina completo para tener un panorama general de la salud. Desde el comienzo de su vida sexual, lo recomendable es realizar un examen ginecológico en forma anual.
Mujeres adultas: controles ginecológicos como el Papanicolaou, para detectar tempranamente las alteraciones del cuello del útero; una ecografía transvaginal para observar los órganos genitales y detectar alteraciones, inflamación, u otras patologías, y una ecografía mamaria para descubrir posibles anomalías.
-Prevención del cáncer de mama: en mujeres asintomáticas y sin antecedentes familiares de la enfermedad, la Sociedad Argentina de Mastología recomienda a los 35 años una primera visita al mastólogo (especialista en mamas), quién hará un examen físico y pedirá una mamografía de base.
Luego, a partir de los 40 años, se recomienda una mamografía anual (también puede complementarse con una ecografía mamaria según las características de la misma). En el caso de aquellas que sí presentan antecedentes, se aconseja comenzar con los controles mamarios diez años antes que la edad en la cual se detectó la enfermedad al familiar.
-En mujeres sin historia familiar, el primer control de glucemia debe realizarse a los 25 años y el de colesterol a los 30 años.
-El examen dermatológico debe hacerse en forma anual o ante cualquier cambio en lunares o manchas de la piel.
Menopausia: hay que hacerse una mamografía anual, una ecografía ginecológica transvaginal, el Papanicolau (hasta los 65 años) y la densitometría ósea. Este último estudio se hace cada dos años si es normal y si es patológico cada año. Como así también los controles metabólicos, como glucemia, colesterol, perfil lipídico, etc.
-A partir de los 50 años deben hacerse controles para detectar precozmente el cáncer de colon, como sangre oculta en material fecal o videocolonoscopia.