Jóvenes estrellas y jóvenes estrellados
La genial precocidad de Rodrygo, Fati o Gauff replantea la gestión del talento adolescente, que no siempre tiene futuro. Del Bosque, Guerrero, Ferrero y Alzamora opinan sobre la llegada del éxito
Son únicos, distintos, excepcionales. E insultantemente jóvenes. A casi todos ellos se les ve venir de lejos, aunque algunos llaman a la puerta y otros directamente prefieren derribarla.
Vive LaLiga impactada este año por el flashazo de tres efebos extraordinarios. Con 16 años y 304 días, el azulgrana Ansu Fati se convirtió en agosto en el goleador más joven de la historia del Barcelona en la Liga, y pese a su edad escolar y a haber disputado solo nueve partidos en la élite ya lidia con un nuevo universo de excesos. Otro juvenil, el brasileño Rodrygo, deslumbra con el Real Madrid, que no dudó en pagar 45 millones de euros por él (18) cuando apenas había jugado un puñado de partidos con el Santos. Y ahí está Martin Odegaard, la perla noruega que el Real Madrid contrató hace cuatro años, cuando tenía solo 16, y que ha recorrido un camino distinto: se fue de Erasmus y ahora, después de hornearse en Holanda, exhibe su calidad en la Real Sociedad, aunque el Madrid le espera con los brazos abiertos de cara al curso que viene.
Coincide su despegue con el de Simone Biles, la hormiga atómica de las piruetas imposibles, y el de la tenista Cori Gauff, a la que apadrinó Roger Federer y que a sus 15 años impresionó durante el último verano en Wimbledon, manejando con una inmadurez impropia de su adolescencia los códigos del estrellato. Hoy brillan ellos, ayer lo hicieron otros y mañana irrumpirán nuevos talentos en una historia reincidente, porque lo de la precocidad no es algo nuevo en el deporte. Basta con echar un vistazo a los anales de los Juegos Olímpicos para dar con las apariciones más tempraneras, todas a principios del siglo XX. Sin ir más lejos, los campeones más jóvenes siguen siendo la estadounidense Marjorie Gestring, ganadora en salto de trampolín con 13 años (Berlín 36), y el alemán Klaus Zerta, oro a esa misma edad en remo (Roma 60).
Se fueron abriendo las vías y luego llegaron los Pelé, Michael Jordan y tantos otros genios adelantados a su época; también los fiascos, algunos sonados como el de aquel niño estadounidense, Freddy Adu, al que la maquinaria mercadotécnica de Estados Unidos trató de comparar con O Rei, cuando el chico aún estaba en el instituto. Hoy no hay noticias de él. Escaso también es el rastro del serbio Darko Milicic, el campeón más joven de la NBA. Ganó el anillo cuando jugaba en los Pistons y tenía 18 años y 356 días, en 2004; ahora, después de siete años alejado voluntariamente de las canchas, juega en la Segunda de su país.
Le fue mejor antes a Tracy Austin, que ganó su primer trofeo profesional a los 14 años y su primer grande a los 17, pero obligada a colgar la raqueta a los 20 como consecuencia de las lesiones. Deporte y precocidad, la cara y la cruz; y ahora, los tiempos modernos de sobreexposición y juego hipermercantilizado. El deportista, el niño o la niña, es ya un producto que atrae cifras estratosféricas, rodeado de cantos de sirena y obligado a crecer mucho más rápido de lo que la realidad aconseja. Entonces, ¿cómo gestionar todo eso?
“Yo traté de llevarlo con mucha humildad”, expresa Julen Guerrero, aquel adolescente de melena rubia que se convirtió en el beatle de Bilbao. “Intenté que no cambiase mi rutina diaria. Tratas de estar lo más centrado posible, porque el salto es grande. De repente, pasas de ser un amateur a ser un profesional y todo lo que ello conlleva. Yo trataba de concentrarme en los entrenamientos, los descansos y la alimentación, e intenté no desviarme de ahí. Era muy consciente de lo que hacía. Tienes que tener los pies en el suelo porque a la que te desvíes un poco se hace muy complicado”, prolonga el vasco, actualmente en las categorías inferiores de la selección española.
“También es esencial la gente que te rodea. Es importante que sepan encaminarte y frenarte cuando toca”, precisa Guerrero. E intercede Vicente del Bosque, el técnico que guio a España hacia su único Mundial y tuteló a infinidad de chicos en la cantera del Real Madrid. “El cuerpo técnico debe darle normalidad al asunto, transmitiéndoles a través de los pequeños detalles que son uno más. Hay que decirles: ‘te tenemos en buena consideración, pero esto del fútbol es muy difícil. Los encargados de llevar a estos chicos deben ser realistas y decirles la verdad, incidir en que van a llegar muy pocos arriba. A veces queremos granjearnos su amistad y eso es un error”, observa.
El exseleccionador, por ejemplo, gestionó la ascensión de Raúl o Iker Casillas. “No siguieron los estándares habituales. Ambos traían la humildad de casa, porque los principios familiares son básicos”, afirma. “Es muy importante cómo gestiones el tiempo libre, porque tienes que tener la cabeza donde la tienes que tener”, aporta Guerrero, cuya irrupción fue todo un fenómeno; “te encuentras en un entorno profesional en el que todo es diferente y tiene mucha más repercusión, y ahí es donde entra en juego también la labor del cuerpo técnico y el apoyo de los compañeros. Los técnicos deben medir las emociones del chaval y dialogar mucho con él. Cuando das ese paso pasas de tener una responsabilidad prácticamente individual a que todo lo que hagas, un fin de semana tras otro, tenga una gran repercusión”.
Pese a ser tentado por los grandes clubes, él apostó por seguir en el Athletic. En la conversación subraya la necesidad de adecuarse a las fases naturales, e incluso de acelerarlas. “Si juegas en una categoría en la que eres excesivamente superior puedes llegar a aburrirte, o a no dar tu máximo. Hay casos en los que es bueno que se acelere el proceso y estés en una categoría en la que te sientas exigido, no demasiado cómodo. Es importante ayudarle a dar ese paso al jugador. Es totalmente lo contrario al que quiere correr por encima de lo que puede; creen que así va a ser mejor, y no es así. Si tú pides paso y tienes maneras, te lo van a dar”, señala.
Mientras, Del Bosque incide en la mentalidad: “A las características que tienen, que en ocasiones escapan de lo normal, les acompaña también la cabeza. Todo va en función de la personalidad y el carácter. Aparte de sus condiciones técnicas y físicas, a estos casos excepcionales suele acompañarles una formación mental fuera de lo normal. Son más fuertes”.
En ese sentido, la gestión de los baches es otro factor fundamental. Recientemente, la UEFA ha creado un consejo de exjugadores internacionales para asesorar a los nuevos valores con sus carreras y la NBA un Plan de Salud Mental (Mind Health – NBA Cares) para responder a los problemas psicológicos de los jugadores. “No se debe ser muy exagerado en el momento cumbre ni dramático cuando no salen las cosas. Es fundamental la moderación, porque el fútbol no es lineal y hay baches”, matiza Del Bosque.
“Debes aprender a relativizar”, agrega Guerrero. “Aunque lo tengas todo, en la vida uno crece a base de cometer errores”, añade el exmotociclista Emilio Alzamora, el descubridor de Marc Márquez, hexacampeón de MotoGP; “si te equivocas ganas madurez. Es importante que el deportista sea receptivo, y a partir de ahí uno puede aportar su experiencia. A veces los pillas en la pubertad, así que es muy importante analizar los porqués”.
En el caso de su ámbito, entra en juego además el factor de la peligrosidad. “Es mucho más seguro correr en un circuito, donde todo está supervisado, que hacerlo por la calle. Es normal que haya accidentes, pero todo el que se mete en este deporte sabe que conlleva un riesgo. Si estamos en este mundo es porque nos apasiona”, cuenta Alzamora, testigo directo de la progresión de Márquez y su hermano Àlex, campeón reciente de Moto2. “Respecto a Marc, detectamos que tenía un gran talento, pero también que era muy maduro e inteligente. Además, venía de un entorno que dejaba trabajar. Proceden de una familia humilde y les han inculcado unos valores fundamentales. Son pilotos de buena pasta, que digo yo. El éxito se asienta sobre una vida estructurada y metódica que te hace tener un objetivo”, indica.
En el tenis español, mientras, se observa con detenimiento la evolución de Carlos Alcaraz, una promesa de 16 años a la que guía Juan Carlos Ferrero, que en su época también experimentó el boom. “Necesitas un periodo de adaptación. Yo recuerdo lo que me ocurrió con la primera Copa Davis. Ahí ya me conocía gente, pero desde ese momento me cambió absolutamente la vida”, relata el exnúmero uno y ganador de Roland Garros; “estuve dos semanas metido en casa y no quería ni salir, porque no podía ir a ningún sitio tranquilo. Necesitas la adaptación y tener gente a tu lado que te ayude a comprender bien lo que te ha venido y lo que te va a venir. La privacidad y el pasar desapercibido desaparece, y eso no es fácil para nadie”.
Alejandro Ciriza
El País
Coincide su despegue con el de Simone Biles, la hormiga atómica de las piruetas imposibles, y el de la tenista Cori Gauff, a la que apadrinó Roger Federer y que a sus 15 años impresionó durante el último verano en Wimbledon, manejando con una inmadurez impropia de su adolescencia los códigos del estrellato. Hoy brillan ellos, ayer lo hicieron otros y mañana irrumpirán nuevos talentos en una historia reincidente, porque lo de la precocidad no es algo nuevo en el deporte. Basta con echar un vistazo a los anales de los Juegos Olímpicos para dar con las apariciones más tempraneras, todas a principios del siglo XX. Sin ir más lejos, los campeones más jóvenes siguen siendo la estadounidense Marjorie Gestring, ganadora en salto de trampolín con 13 años (Berlín 36), y el alemán Klaus Zerta, oro a esa misma edad en remo (Roma 60).
Se fueron abriendo las vías y luego llegaron los Pelé, Michael Jordan y tantos otros genios adelantados a su época; también los fiascos, algunos sonados como el de aquel niño estadounidense, Freddy Adu, al que la maquinaria mercadotécnica de Estados Unidos trató de comparar con O Rei, cuando el chico aún estaba en el instituto. Hoy no hay noticias de él. Escaso también es el rastro del serbio Darko Milicic, el campeón más joven de la NBA. Ganó el anillo cuando jugaba en los Pistons y tenía 18 años y 356 días, en 2004; ahora, después de siete años alejado voluntariamente de las canchas, juega en la Segunda de su país.
Le fue mejor antes a Tracy Austin, que ganó su primer trofeo profesional a los 14 años y su primer grande a los 17, pero obligada a colgar la raqueta a los 20 como consecuencia de las lesiones. Deporte y precocidad, la cara y la cruz; y ahora, los tiempos modernos de sobreexposición y juego hipermercantilizado. El deportista, el niño o la niña, es ya un producto que atrae cifras estratosféricas, rodeado de cantos de sirena y obligado a crecer mucho más rápido de lo que la realidad aconseja. Entonces, ¿cómo gestionar todo eso?
Ricky Rubio
Con 14 años, 11 meses y 24 días, es el debutante más joven de la ACB y también el ganador más joven (19) de la Euroliga. Es campeón mundial y europeo, y hoy día brilla en los Phoenix Suns de la NBA.Martina Hingis
En 1997, con 16 años, la suiza se convirtió en la ganadora más joven de un grande, en Australia. También es la campeona más joven de Wimbledon y la número uno de menor edad (16 años y 182 días).Michael Phelps
Debutó en unos Juegos Olímpicos (Sídney 2000) a los 15 años. Con cuatro más, el estadounidense ganó ocho medallas olímpicas y cerró su carrera como el atleta más laureado de la historia con 28 metales.Nadia Comaneci
Deslumbró a los 14 años en Montreal 76’. Ganó allí cinco medallas, tres de oro, y fue la primera en lograr un 10. En total, sumó nueve metales olímpicos, dos oros mundiales y nueve europeos.Rafael Nadal
Con 15 años y 330 días, el de Manacor se convirtió en el tenista más joven en ganar un partido oficial de la ATP, y a los 19 celebró su primer título de Roland Garros. Acumula 19 trofeos del Grand Slam.Kobe Bryant
Se saltó la etapa universitaria y a los 18 llegó a los Lakers. Allí jugó 20 años y ganó cinco anillos. Fue dos veces MVP en las Finales (2009 y 2010) y es el tercer anotador histórico de la NBA con 33.643 puntos.Muhammad Ali
El boxeador fue campeón olímpico a los 18 años en los Juegos de Roma, en 1960, siendo aún amateur, y después ganó tres veces el título mundial de los pesos pesados. El primero de ellos, con solo 22.Tiger Woods
Profesional a los 16 años, con 21 (1997) conquistó el Masters de Augusta, plusmarca aún vigente, y a los 24 completó el Grand Slam. Iguala con Sam Snead en el récord histórico de títulos (82).Simone Biles
Posee 25 medallas mundiales, la primera lograda con 16. En Río 2016, la estadounidense ganó cinco metales olímpicos, cuatro oros. Ahora, con 22 años, es la gimnasta más laureada de la historia.Pelé
Es el futbolista más joven en ganar un Mundial (Suecia 1958), con solo 17 años. El brasileño, 'O Rei', debutó a los 15 años en el Santos y es el máximo goleador histórico, con 1.284 tantos en 1.363 partidos.“También es esencial la gente que te rodea. Es importante que sepan encaminarte y frenarte cuando toca”, precisa Guerrero. E intercede Vicente del Bosque, el técnico que guio a España hacia su único Mundial y tuteló a infinidad de chicos en la cantera del Real Madrid. “El cuerpo técnico debe darle normalidad al asunto, transmitiéndoles a través de los pequeños detalles que son uno más. Hay que decirles: ‘te tenemos en buena consideración, pero esto del fútbol es muy difícil. Los encargados de llevar a estos chicos deben ser realistas y decirles la verdad, incidir en que van a llegar muy pocos arriba. A veces queremos granjearnos su amistad y eso es un error”, observa.
El exseleccionador, por ejemplo, gestionó la ascensión de Raúl o Iker Casillas. “No siguieron los estándares habituales. Ambos traían la humildad de casa, porque los principios familiares son básicos”, afirma. “Es muy importante cómo gestiones el tiempo libre, porque tienes que tener la cabeza donde la tienes que tener”, aporta Guerrero, cuya irrupción fue todo un fenómeno; “te encuentras en un entorno profesional en el que todo es diferente y tiene mucha más repercusión, y ahí es donde entra en juego también la labor del cuerpo técnico y el apoyo de los compañeros. Los técnicos deben medir las emociones del chaval y dialogar mucho con él. Cuando das ese paso pasas de tener una responsabilidad prácticamente individual a que todo lo que hagas, un fin de semana tras otro, tenga una gran repercusión”.
Pese a ser tentado por los grandes clubes, él apostó por seguir en el Athletic. En la conversación subraya la necesidad de adecuarse a las fases naturales, e incluso de acelerarlas. “Si juegas en una categoría en la que eres excesivamente superior puedes llegar a aburrirte, o a no dar tu máximo. Hay casos en los que es bueno que se acelere el proceso y estés en una categoría en la que te sientas exigido, no demasiado cómodo. Es importante ayudarle a dar ese paso al jugador. Es totalmente lo contrario al que quiere correr por encima de lo que puede; creen que así va a ser mejor, y no es así. Si tú pides paso y tienes maneras, te lo van a dar”, señala.
Mientras, Del Bosque incide en la mentalidad: “A las características que tienen, que en ocasiones escapan de lo normal, les acompaña también la cabeza. Todo va en función de la personalidad y el carácter. Aparte de sus condiciones técnicas y físicas, a estos casos excepcionales suele acompañarles una formación mental fuera de lo normal. Son más fuertes”.
En ese sentido, la gestión de los baches es otro factor fundamental. Recientemente, la UEFA ha creado un consejo de exjugadores internacionales para asesorar a los nuevos valores con sus carreras y la NBA un Plan de Salud Mental (Mind Health – NBA Cares) para responder a los problemas psicológicos de los jugadores. “No se debe ser muy exagerado en el momento cumbre ni dramático cuando no salen las cosas. Es fundamental la moderación, porque el fútbol no es lineal y hay baches”, matiza Del Bosque.
“Debes aprender a relativizar”, agrega Guerrero. “Aunque lo tengas todo, en la vida uno crece a base de cometer errores”, añade el exmotociclista Emilio Alzamora, el descubridor de Marc Márquez, hexacampeón de MotoGP; “si te equivocas ganas madurez. Es importante que el deportista sea receptivo, y a partir de ahí uno puede aportar su experiencia. A veces los pillas en la pubertad, así que es muy importante analizar los porqués”.
Freddy Adu
Es el deportista más joven que ha jugado en una liga profesional de EE UU. A los 13 años firmó un contrato millonario con la marca deportiva Nike. Hoy, a los 30, el nuevo Pelé no tiene equipo.Sam Bowie
Elegido por delante de Michael Jordan en el draft de 1984, el pívot (de 2,16) brilló durante la etapa universitaria, pero no despegó. Se rompió las dos piernas en sus dos primeros cursos en la NBA.Bojan Krkic
El delantero marcó más de 800 goles en la cantera del Barcelona. Se estrenó en el primer equipo a los 16, pero no terminó de asentarse y después desfiló por siete equipos más. Hoy juega en EE UU.Arturo Pomar
Niño prodigio del ajedrez, fue una de las estrellas del NO-DO y en 1944, con 12 años, logró hacerle tablas al campeón mundial, el soviético Alexander Alekhine. Lo dejó con 45, tras morir Franco.Nick Kyrgios
Puro talento, a los 17 ganó su primer challenger y con 19 tumbó a Nadal en Wimbledon. Hoy día, el australiano solo ha ganado seis títulos menores y es únicamente protagonista por sus escándalos.Vladimir Yashchenko
A los 18 años batió el récord mundial de salto de altura (2,33m), pero las lesiones de rodilla truncaron definitivamente su carrera. Figura potencial de la URSS, cayó en el alcoholismo murió a los 40.Kwame Brown
Considerado el mejor jugador en edad bachiller de EE UU, fue el primer número uno del draft (2001) que llegó a la NBA directamente desde el instituto. Jordan lo fichó para los Wizards y decepcionó.Jeniffer Capriati
Profesional a los 13 años, ganó el oro olímpico con 16 en los Juegos de Barcelona. Alzó tres grandes y fue número uno, pero su trayectoria estuvo salpicada de idas y venidas, y episodios grises.Jesús Oliván
Cuando tenía 16 años y estudiaba tercero de BUP, el saltador madrileño logró mejorar con 7,71m el registro de Carl Lewis (7,26) a esa misma edad. Obtuvo premios nacionales, pero se estancó.Anna Kournikova
Irrumpió con fuerza a mediados de los 90 y a los 16 fue semifinalista en Wimbledon; con 17 ya estaba entre las 10 mejores, pero se diluyó y se retiró con solo 22 años. Su impacto mediático fue superior.En el tenis español, mientras, se observa con detenimiento la evolución de Carlos Alcaraz, una promesa de 16 años a la que guía Juan Carlos Ferrero, que en su época también experimentó el boom. “Necesitas un periodo de adaptación. Yo recuerdo lo que me ocurrió con la primera Copa Davis. Ahí ya me conocía gente, pero desde ese momento me cambió absolutamente la vida”, relata el exnúmero uno y ganador de Roland Garros; “estuve dos semanas metido en casa y no quería ni salir, porque no podía ir a ningún sitio tranquilo. Necesitas la adaptación y tener gente a tu lado que te ayude a comprender bien lo que te ha venido y lo que te va a venir. La privacidad y el pasar desapercibido desaparece, y eso no es fácil para nadie”.