Griezmann ya es suplente de Dembélé..., y de Ansu Fati

La segunda suplencia seguida en casa del francés sorprende y da que pensar sobre su encaje en el equipo. También fue sustituido en Praga.

Juan Jiménez
As
Valverde dijo que el viaje de Antoine Griezmann a Nueva York en pleno fin de semana de aplazamiento del Clásico no le condicionaba a la hora de confeccionar su once para el partido de este martes. No hay razón para no creerle porque las dos últimas suplencias del francés en el Camp Nou (Sevilla y Valladolid) responden a una cuestión futbolística. Valverde ha preferido extremos puros, Dembélé y Ansu Fati, para hacer el campo más ancho. Pero dos suplencias en los dos últimos partidos en casa, especialmente una en la que quien le deja del banquillo es un chico que todavía no ha cumplido 17 años (lo hace este jueves), sorprenden por la jerarquía y el valor de mercado del futbolista en cuestión. El final del partido, además, dejó una acción muy simbólica. Suárez arrancó desde el sector derecho y Griezmann acompañó su carrera por la izquierda, dispuesto a empujar el balón si el uruguayo le daba el pase. Pero Suárez no levantó la cabeza y terminó asistiendo a Messi, que mandó el balón fuera. La jugada se abre a interpretaciones, especialmente para las mentes calenturientas. A Griezmann, desde luego, no le gustó nada la toma de decisión de Suárez. Griezmann no parece terminar de mezclar con Messi y Suárez.


Darle la categoría de cisma a dos suplencias de Griezmann podría resultar algo sensacionalista. Pero tampoco debe considerarse algo normal. Los cracks quieren jugar siempre, especialmente si los partidos son en casa. Y Griezmann había jugado bien en el Camp Nou. Dos goles ante el Betis, otro contra el Villarreal, una asistencia el día del Valencia... Y sin embargo, ha terminado por ser suplente en los dos últimos partidos en casa y ya venía de ser sustituido en Praga por Dembélé, que desde luego no le mejoró.

En un perfil bajo desde su llegada, Griezmann tampoco quiso tirar cohetes después del 0-3 de Eibar en el que marcaron los tres miembros del supuesto tridente titular. Hasta ahora ha cumplido de manera obediente sus deberes como falso extremo izquierdo pese a que dejado caer de manera implícita que no es su mejor posición. Este martes, sin embargo, su pose pareció otra. Esa jugada final de Suárez terminó por removerle algo internamente. Se le notó a leguas en su pose. Sería legítimo imaginar que Griezmann considera que en el Barça no se le está respetando el estatus que ha ganado durante estos años y que su fichaje, 120 millones de euros, es más una cuestión de club que de entrenador. Claro que Valverde le quería ya en 2018 cuando terminó por dejar tirado al Barça en aquel documental de La Decisión, pero ese gesto no sentó bien en el vestuario y, aunque los protagonistas intenten aparentar normalidad, no da la sensación de que la relación termine de fluir. Aquel documental rompió cierta química.

En principio, Griezmann regresará al equipo titular este sábado contra el Levante. Es posible que en ese partido descanse Suárez. Luego espera el Slavia de Praga en el Camp Nou. Si la suplencia de este martes de Griezmann responde sólo a rotaciones, también jugará ante los checos. Pero aunque jugase, Valverde ya se ha encargado de dejar pistas para que todo el mundo advierta que de los tres miembros del nuevo tridente, el último en llegar es el eslabón más débil. Griezmann no es intocable. Es hasta suplente de Ansu Fati.

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