En Bolivia Evo Morales no ganó en primera vuelta

En el país, Morales obtuvo el 46,64% de los votos y Mesa el 36,83%. La diferencia entre ambos es de 9,81 puntos.

Alcides Flores Moncada / La Paz
En las elecciones generales del domingo 20 en Bolivia, el candidato Evo Morales venció, pero no en primera vuelta. Por lo tanto, de no haber el voto en el exterior, estaba obligado a ir a una segunda vuelta con su contrincante Carlos Mesa. Incluso el Órgano Electoral Plurinacional (OEP) lo primero que muestra en su página web es este panorama cuando uno hace click en el cómputo oficial.


Con el 100% del cómputo en los nueve departamentos del país, Morales obtuvo el 46,64% de los votos y Carlos Mesa el 36,83%. La diferencia entre ambos postulantes en el país quedó en 9,81 puntos, por debajo de los 10 puntos necesarios para una victoria en primera vuelta.

En Bolivia, Evo Morales necesitaba algo más de 36.824 votos (equivalente a los 57 decimales por encima de los 10 puntos) para sortear la segunda vuelta, y esos votos no estaban en el país, sino en el exterior, concretamente en Argentina, donde más de 80.000 bolivianos le dieron su apoyo. Ellos evitaron la segunda vuelta. Esos más de 80.000 connacionales de ese país son el 38% de los 209.951 bolivianos en el mundo que el domingo 20 de octubre emitieron su voto por los nueve candidatos.

El viernes, un día antes del cumpleaños del presidente Evo Morales, el OEP concluyó el cómputo de votos y otorgó la victoria –juntando los votos en el exterior y Bolivia– en primera vuelta a Evo Morales con el 47,08%, frente al 36,51% obtenido por su rival Carlos Mesa. La distancia entre ambos quedó finalmente en 10,57 puntos, con lo que la posibilidad de la segunda vuelta se esfumó.

El OEP cerró el cómputo en un momento en que las manifestaciones en La Paz, Santa Cruz, Cochabamba, Tarija, Sucre, Potosí y otras regiones del país se hacían intensas en rechazo a los resultados de las elecciones, ante la sombra de fraude extendida por el mismo Tribunal Supremo Electoral el domingo, cuando cortó abruptamente y sin explicación alguna el sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP).

Las largas 22 horas –entre el domingo y el lunes– que duró el corte del TREP y el silencio del TSE no hicieron más que alimentar las sospechas de fraude. Y ante la ola de críticas al Órgano Electoral, el lunes el TREP soltó su segundo informe sobre el 95,63% de las actas verificadas. En casi 24 horas había modificado totalmente la tendencia: el domingo dio por hecho la segunda vuelta y, el lunes, en cambio, hizo ganar a Evo en primera vuelta.

Este giro enfureció a ciudadanos del país. En todos los departamentos se activaron revueltas sociales, de las que emergieron nuevos protagonistas: los jóvenes, a quienes el Presidente acusó de drogadictos y de movilizarse “por platita y notita”, y Santa Cruz, que hasta hoy lidera las movilizaciones por el respeto al voto y la democracia.

La sombra del fraude ya estaba extendida, y la causa de las manifestaciones en el país recibió el inmediato respaldo de organismos internacionales, como la Organización de Estados Americanos, la Unión Europea y la Organización de las Naciones Unidas, que coincidieron en pedir una auditoría al cómputo de votos y segunda vuelta.

Consciente de lo decisivo que iban a ser los votos en Argentina, el Gobierno aprobó en enero de este año un decreto supremo para aumentar el número de empadronados en ese país. Designó más de 7,1 millones de bolivianos del Tesoro General del Estado para ese trabajo también en Brasil (el otro bastión del MAS fuera del país), Chile y España.

Y este año el Gobierno intensificó la campaña en Argentina, donde incluso entregó certificados de estudio y “de competencia” y ofreció “trámites rápidos” en los consulados, según denuncias de residentes nacionales.

La estrategia dio resultados. Evo no ganó en Bolivia en primera vuelta, pero evitó el balotaje gracias a los bolivianos en Argentina.

Un boliviano emite su voto en Buenos Aires, el domingo 20.
Foto: AFP
Bs 7,1 MM para Argentina y tres países más

El 23 de enero de este año, el Ejecutivo aprobó el Decreto Supremo 3781 por el que asignó un presupuesto de 7,1 millones (MM) de bolivianos para “efectivizar el empadronamiento permanente” en Argentina, Brasil, Chile y España. El Gobierno sólo aprobó recursos para esos países, donde el MAS en 2014 ganó en los comicios con el 50% de los votos.

Los más de siete millones fueron financiados con recursos del Tesoro General de la Nación destinados “exclusivamente para el empadronamiento permanente en el exterior”, se lee en el decreto. Sin embargo, pese a mencionar que ese dinero era para el “exterior”, sólo se lo empleó en esos países, principalmente Argentina.

En esos cuatro países –de los 33 donde residentes bolivianos votaron en las elecciones recientes– se concentra la mayor cantidad de los electores nacionales habilitados en el exterior (alrededor del 90%).

En el caso de Argentina, el oficialismo logró 80.424 votos, lo que representa el 66,6% de los que ese partido obtuvo en el exterior. El segundo país donde recibió también un buen nivel de apoyo fue en Brasil, con el 18,4% de la preferencia en el exterior. Así, el 85% de los votos que el oficialismo obtuvo fuera del país fue en Argentina y Brasil.

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