El psicólogo a bordo del ‘Open Arms’: “La situación es insostenible, corremos el riesgo de vivir una tragedia”
Los 134 inmigrantes que quedan en el barco están al límite de sus fuerzas. Alessandro di Benedetto sostiene que se ha producido un intento de suicidio y que algunos han tratado de tirarse al mar
Lorena Pacho
Lampedusa, El País
Después de 14 días en alta mar y uno frente a la costa de la isla italiana de Lampedusa, viendo una tierra que no están autorizados a tocar, los 134 inmigrantes que quedan a bordo del Open Arms no pueden más, están al límite de sus fuerzas, físicas y psicológicas. El psicólogo a bordo de la embarcación española, Alessandro di Benedetto, voluntario de la organización Emergency, ha explicado a EL PAÍS que las últimas evacuaciones "a cuentagotas" —nueve personas el jueves por la tarde y otras cuatro de madrugada— han causado un efecto demoledor en los ánimos del pasaje: "En las últimas horas la situación, que de por sí era dramática, se ha vuelto insostenible y corremos el riesgo de vivir una tragedia”.
Di Benedetto cuenta por teléfono que a medida que pasa el tiempo la situación se torna más crítica: en las últimas horas ha visto "comportamientos agresivos" entre algunos pasajeros, presos de la desesperación: "Se ha producido un intento de suicidio y un pequeño grupo de pasajeros ha tratado de tirarse al mar". Apunta que "las evacuaciones en pequeños grupos han hecho que aumente la rabia y la frustración de los que siguen a bordo, que piden constantemente ser evacuados". Y apremia a las autoridades italianas: "Es el momento de que bajen todos".
Esta madrugada, las autoridades italianas evacuaron de urgencia a tres personas que requerían atención sanitaria con urgencia y a un acompañante. Uno de los enfermos tenía una infección en un oído y otro presentaba complicaciones en una vieja herida mal curada por arma de fuego en un pie. "Cuando llegan las autoridades para desembarcar a algunos, por un lado dan esperanza y por el otro crean frustración al resto del grupo", opina el psicólogo. Marc Reig, capitán del buque, también ha dicho, en declaraciones a TVE, que la situación es cada vez peor: "Todo el mundo está psicológicamente roto. No podemos aguantar más esta situación. Cada segundo que pasa la bomba corre un segundo para atrás. O alguien corta el cable rojo y desactiva esta bomba ya o el Open Arms va a explotar".
La ONG ha solicitado esta mañana la entrada urgente en puerto por emergencia humanitaria, sin obtener respuesta, a pesar de que seis países europeos se han ofrecido a acordar un reparto de los migrantes. "Les hemos dicho que seis Gobiernos europeos han dado su disponibilidad para acogerlos y que queda menos para solucionarlo, les podemos calmar durante una hora, pero si vuelve a aparecer otro factor estresante, como las evacuaciones intermitentes o la falta de espacio para dormir, vuelve la problemática", explica el psicólogo. También cuenta que durante los 14 días que el barco pasó en medio del mar, muchos tuvieron que dormir hacinados en el centro del puente del barco para evitar mojarse por el temporal.
Ahora, frente a Lampedusa, sucede más o menos lo mismo, pero por el sol de justicia que calienta la nave mientras a bordo esperan noticias con incertidumbre y no entienden que a pesar del ofrecimiento de seis países europeos "no se haya movido nada".
Al caer la tarde, el fundador de la ONG, Óscar Camps, se ha acercado al puerto de Lampedusa para comprar comida para la cena, lo que indica que la solución no es inminente. Camps ha advertido de que la situación a bordo es “desesperada”. “Sospechamos que aquí hay una mano negra que pretende ralentizar esto al máximo y convertirlo en algo todavía más agónico”, ha añadido.
Lejos del puerto, la situación también resulta incomprensible. El alcalde de Lampedusa, Salvatore Martello, del Partido Demócrata, considera injustificable el bloqueo al Open Arms, auspiciado por el vicepresidente y ministro del Interior de Italia, Matteo Salvini. "Las evacuaciones a cuentagotas son ridículas", apunta desde su despacho en el Ayuntamiento. Martello ha apelado al cumplimiento de las leyes del mar, un código sacrosanto en una isla de pescadores como Lampedusa: "Quien conoce y trabaja en el mar sabe que hay que socorrer a quien está en apuros, sin preguntar la nacionalidad y sin que importe el color de la piel. Lo que está pasando en tierra es un problema de desencuentro político". Y ha llamado a buscar una solución común entre los Estados europeos. "Deben sentarse a la mesa y razonar sobre cómo se debe afrontar el fenómeno migratorio. De lo contrario todo quedará en un conflicto político".
Pietro Bartolo, histórico médico de Lampedusa y eurodiputado que desde hace décadas ha tratado a miles de náufragos que han llegado a la isla, también insta a hallar a una solución europea y lamenta la deriva política que ha tomado Italia en este año y medio de gobierno del Movimiento 5 Estrellas y la ultraderechista Liga. "Cuando Europa responde, Italia no se presenta, no le conviene, la inmigración ha sido su caballo de batalla y han hecho su campaña electoral sobre la piel de estas pobres personas", indica a este periódico.
A bordo del Open Arms hay personas de diferentes nacionalidades, entre ellos sirios, magrebíes y sudaneses. "Hay gente que ha pasado por la cárcel en Libia, mujeres que han sufrido abusos sexuales y también algunos hombres", detalla el psicólogo.
En la tarde de este viernes, los medios locales han reportado que la Fiscalía italiana, que ha abierto una investigación por secuestro de personas en el barco, podría intervenir para forzar el desbloqueo si percibe que la situación amenaza con complicarse. Ha sido el ministerio fiscal de la ciudad de Agrigento, en Sicilia, la que ha iniciado esta investigación después de recibir una declaración formal los abogados de la ONG.
El barco, varado a menos de una milla de la orilla de la cala Francese de Lampedusa, se ha convertido también en una suerte de atracción para algunos turistas, que esta mañana se han acercado a la zona en pequeñas embarcaciones para tomar fotos. Esta situación ha contrariado a la ONG, que ha pedido a los guardacostas que alejen a los curiosos y establezcan un perímetro de seguridad.
Lorena Pacho
Lampedusa, El País
Después de 14 días en alta mar y uno frente a la costa de la isla italiana de Lampedusa, viendo una tierra que no están autorizados a tocar, los 134 inmigrantes que quedan a bordo del Open Arms no pueden más, están al límite de sus fuerzas, físicas y psicológicas. El psicólogo a bordo de la embarcación española, Alessandro di Benedetto, voluntario de la organización Emergency, ha explicado a EL PAÍS que las últimas evacuaciones "a cuentagotas" —nueve personas el jueves por la tarde y otras cuatro de madrugada— han causado un efecto demoledor en los ánimos del pasaje: "En las últimas horas la situación, que de por sí era dramática, se ha vuelto insostenible y corremos el riesgo de vivir una tragedia”.
Di Benedetto cuenta por teléfono que a medida que pasa el tiempo la situación se torna más crítica: en las últimas horas ha visto "comportamientos agresivos" entre algunos pasajeros, presos de la desesperación: "Se ha producido un intento de suicidio y un pequeño grupo de pasajeros ha tratado de tirarse al mar". Apunta que "las evacuaciones en pequeños grupos han hecho que aumente la rabia y la frustración de los que siguen a bordo, que piden constantemente ser evacuados". Y apremia a las autoridades italianas: "Es el momento de que bajen todos".
Esta madrugada, las autoridades italianas evacuaron de urgencia a tres personas que requerían atención sanitaria con urgencia y a un acompañante. Uno de los enfermos tenía una infección en un oído y otro presentaba complicaciones en una vieja herida mal curada por arma de fuego en un pie. "Cuando llegan las autoridades para desembarcar a algunos, por un lado dan esperanza y por el otro crean frustración al resto del grupo", opina el psicólogo. Marc Reig, capitán del buque, también ha dicho, en declaraciones a TVE, que la situación es cada vez peor: "Todo el mundo está psicológicamente roto. No podemos aguantar más esta situación. Cada segundo que pasa la bomba corre un segundo para atrás. O alguien corta el cable rojo y desactiva esta bomba ya o el Open Arms va a explotar".
La ONG ha solicitado esta mañana la entrada urgente en puerto por emergencia humanitaria, sin obtener respuesta, a pesar de que seis países europeos se han ofrecido a acordar un reparto de los migrantes. "Les hemos dicho que seis Gobiernos europeos han dado su disponibilidad para acogerlos y que queda menos para solucionarlo, les podemos calmar durante una hora, pero si vuelve a aparecer otro factor estresante, como las evacuaciones intermitentes o la falta de espacio para dormir, vuelve la problemática", explica el psicólogo. También cuenta que durante los 14 días que el barco pasó en medio del mar, muchos tuvieron que dormir hacinados en el centro del puente del barco para evitar mojarse por el temporal.
Ahora, frente a Lampedusa, sucede más o menos lo mismo, pero por el sol de justicia que calienta la nave mientras a bordo esperan noticias con incertidumbre y no entienden que a pesar del ofrecimiento de seis países europeos "no se haya movido nada".
Al caer la tarde, el fundador de la ONG, Óscar Camps, se ha acercado al puerto de Lampedusa para comprar comida para la cena, lo que indica que la solución no es inminente. Camps ha advertido de que la situación a bordo es “desesperada”. “Sospechamos que aquí hay una mano negra que pretende ralentizar esto al máximo y convertirlo en algo todavía más agónico”, ha añadido.
Lejos del puerto, la situación también resulta incomprensible. El alcalde de Lampedusa, Salvatore Martello, del Partido Demócrata, considera injustificable el bloqueo al Open Arms, auspiciado por el vicepresidente y ministro del Interior de Italia, Matteo Salvini. "Las evacuaciones a cuentagotas son ridículas", apunta desde su despacho en el Ayuntamiento. Martello ha apelado al cumplimiento de las leyes del mar, un código sacrosanto en una isla de pescadores como Lampedusa: "Quien conoce y trabaja en el mar sabe que hay que socorrer a quien está en apuros, sin preguntar la nacionalidad y sin que importe el color de la piel. Lo que está pasando en tierra es un problema de desencuentro político". Y ha llamado a buscar una solución común entre los Estados europeos. "Deben sentarse a la mesa y razonar sobre cómo se debe afrontar el fenómeno migratorio. De lo contrario todo quedará en un conflicto político".
Pietro Bartolo, histórico médico de Lampedusa y eurodiputado que desde hace décadas ha tratado a miles de náufragos que han llegado a la isla, también insta a hallar a una solución europea y lamenta la deriva política que ha tomado Italia en este año y medio de gobierno del Movimiento 5 Estrellas y la ultraderechista Liga. "Cuando Europa responde, Italia no se presenta, no le conviene, la inmigración ha sido su caballo de batalla y han hecho su campaña electoral sobre la piel de estas pobres personas", indica a este periódico.
A bordo del Open Arms hay personas de diferentes nacionalidades, entre ellos sirios, magrebíes y sudaneses. "Hay gente que ha pasado por la cárcel en Libia, mujeres que han sufrido abusos sexuales y también algunos hombres", detalla el psicólogo.
En la tarde de este viernes, los medios locales han reportado que la Fiscalía italiana, que ha abierto una investigación por secuestro de personas en el barco, podría intervenir para forzar el desbloqueo si percibe que la situación amenaza con complicarse. Ha sido el ministerio fiscal de la ciudad de Agrigento, en Sicilia, la que ha iniciado esta investigación después de recibir una declaración formal los abogados de la ONG.
El barco, varado a menos de una milla de la orilla de la cala Francese de Lampedusa, se ha convertido también en una suerte de atracción para algunos turistas, que esta mañana se han acercado a la zona en pequeñas embarcaciones para tomar fotos. Esta situación ha contrariado a la ONG, que ha pedido a los guardacostas que alejen a los curiosos y establezcan un perímetro de seguridad.