Bombas molotov, fuego y gases lacrimógenos en otra caótica jornada de protestas y represión en Hong Kong

Miles de activistas prodemocracia desafiaron este sábado la prohibición de manifestar y fueron violentamente repelidos por las fuerzas de seguridad cuando trataron de traspasar las barreras que bloqueaban el acceso al Parlamento local

Infobae
La policía disparó cañones de agua y gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes prodemocráticos de Hong Kong, que se encontraban fuera del Parlamento de la ciudad el sábado. Miles de personas desafiaron la prohibición de movilizarse en respuesta al arresto de activistas y líderes opositores, en el 13º fin de semana consecutivo de manifestaciones.


Tras la interdicción, los propios organizadores de la marcha la habían cancelado, después de que la semana pasada se produjeran algunos de los enfrentamientos más violentos en meses de agitación política. Pero grandes multitudes, muchas de ellas con sus camisetas negras y bajo un colorido dosel de paraguas, serpenteaban por la isla de Hong Kong de todas formas, bloqueando las carreteras y gritando "Hong Kong, la revolución de nuestro tiempo".

El caos envolvió el corazón financiero de la ciudad, con jóvenes lanzando piedras, iniciando incendios y molestando con punteros láser a un rango de policías apostados detrás de una barricada en el Parlamento, conocido como Consejo Legislativo (LegCo, por sus siglas en inglés). La policía disparó un cañón de agua y ráfagas de gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes, que respondieron con un aluvión de cócteles molotov.

Al anochecer, los manifestantes atravesaron la barrera fuera del edificio del Parlamento, pero fueron repelidos con más gases lacrimógenos y chorros de líquido de color azul. Los medios de comunicación locales informaron de que el spray tenía por objeto facilitar la identificación de los sospechosos.

Hong Kong vive desde hace casi tres meses su peor crisis política desde su retrocesión a China en 1997, con acciones casi diarias que acabaron a veces en disturbios. Una situación inédita a la que no logran dar respuesta las autoridades de la región semiautónoma.

Este sábado se cumplía el quinto aniversario del rechazo de Beijing a organizar elecciones con sufragio universal en Hong Kong. Esta decisión desencadenó el "Movimiento de los Paraguas" de 2014, marcado por 79 días de ocupación del centro financiero y político de la ciudad.

Además de la prohibición de manifestar, en la víspera se conoció que cinco militantes de primer orden y tres diputados fueron detenidos en una redada. Entre ellos, dos figuras centrales del "Movimiento de los Paraguas", Joshua Wong y Agnes Chow, ambos de 22 años, fueron arrestados el viernes al amanecer, e inculpados después, en especial por "incitación a participar en una concentración no autorizada". Horas más tarde, fueron liberados bajo fianza.

"Continuaremos el combate", prometió Wong al a vez que criticaba "el efecto helador" de los arrestos de opositores. En el marco de una reunión en Helsinki, la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, calificó la situación de "muy preocupante".

En Washington, el presidente estadounidense Donald Trump lanzó un llamado a la calma y exhortó a Beijing a gestionar las protestas "con humanidad". Amnistía Internacional denunció, por su parte, "tácticas con el objetivo de sembrar el miedo sacadas de los manuales chinos".

El Frente Civil de Derechos Humanos (FCDH) retiró el viernes su convocatoria a manifestar para no agravar la situación. Pero numerosos activistas discutieron en internet la manera de continuar apoyando el movimiento sin arriesgarse a ser detenidos.

Los manifestantes, que desde hace tres meses hacen muestra de una creatividad sorprendente en sus acciones, sugirieron una serie de iniciativas, como ir "de compras en masa" o participar en concentraciones religiosas para rezar por los "pecadores hongkoneses".

El sábado por la mañana, LIHKG, un foro de manifestantes, anunció en Twitter que su aplicación fue el blanco del "peor ataque de su historia". Un alto responsable de la policía anunció que sus efectivos seguían movilizados por la posibilidad de nuevos enfrentamientos con el ala radical del movimiento.

Otro militante, Andy Chan, fundador de una minúscula formación independentista prohibida por las autoridades, fue igualmente detenido, así como otros dos activistas conocidos, Rick Hui y Althea Suen. Y por primera vez desde el inicio de la movilización, tres diputados fueron arrestados también el viernes: Cheng Chung-tai, Au Nok-hin y Jeremy Tam.

Más de 900 personas fueron detenidas en total desde junio. La policía negó sin embargo un intento de socavar las manifestaciones del fin de semana. "Es totalmente falso", declaró a los periodistas su portavoz, John Tse.

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