Una derrota dolorosa y cruel para Federer en su jardín londinense
Tercera derrota de Federer frente a Djokovic en el último partido de Wimbledon. El suizo ganó en todos los apartados de la estadística y sin embargo perdió el duelo.
Tomás de Cos
As
Casi cinco horas remando para morir en la orilla. Así debió sentirse Roger Federer nada más enviar la caña de derecha al cielo de Londres. Tercera derrota frente a Djokovic en el último partido de Wimbledon, en un duelo que dominó por momentos y en el por dos veces estuvo a un punto de ser él quien levantara el majestuoso trofeo dorado. "Se recordará, pero yo quiero olvidarlo", dijo después. No es para menos. El suizo estuvo a la altura de lo que se esperaba de él en la ceremonia, con sus cuatro vástagos presentes, pero la procesión va por dentro...
Los datos refrendan la dureza de la victoria del serbio: 7-6 (5), 1-6, 7-6 (4), 4-6, 13-12 (3). Y es que el suizo ganó en todos los apartados de la estadística: puntos totales (218 de 422, 52%), efectividad al servicio (139/203 68% vs. 140/219 64%), al resto (79/219 36% vs. 64/203 32%), servicios directos (25-10), dobles faltas (6-9) bolas de rotura salvadas (5/8 63% vs. 6/13 46%), roturas de saque (7-3), juegos totales (36-32), golpes ganadores (94-54)...
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Dominó en todos los apartados menos en dos: los errores no forzados (62-52) y en el de puntos clave o importantes. En esos momentos el suizo se agarrotó y acabó jugando a lo que más interesaba al serbio: puntos largos desde fondo de pista y mucho intercambio en la diagonal de revés. Una ventaja enorme para alguien con mayor resistencia física y la consistencia y solidez del serbio. Eso hizo que fuese Djokovic quien se llevara los tres tie breaks, el último punto y la gloria. Muy merecida, por más que algunos partidos no merezcan tener un perdedor, en palabras del propio Djokovic.
Tomás de Cos
As
Casi cinco horas remando para morir en la orilla. Así debió sentirse Roger Federer nada más enviar la caña de derecha al cielo de Londres. Tercera derrota frente a Djokovic en el último partido de Wimbledon, en un duelo que dominó por momentos y en el por dos veces estuvo a un punto de ser él quien levantara el majestuoso trofeo dorado. "Se recordará, pero yo quiero olvidarlo", dijo después. No es para menos. El suizo estuvo a la altura de lo que se esperaba de él en la ceremonia, con sus cuatro vástagos presentes, pero la procesión va por dentro...
Los datos refrendan la dureza de la victoria del serbio: 7-6 (5), 1-6, 7-6 (4), 4-6, 13-12 (3). Y es que el suizo ganó en todos los apartados de la estadística: puntos totales (218 de 422, 52%), efectividad al servicio (139/203 68% vs. 140/219 64%), al resto (79/219 36% vs. 64/203 32%), servicios directos (25-10), dobles faltas (6-9) bolas de rotura salvadas (5/8 63% vs. 6/13 46%), roturas de saque (7-3), juegos totales (36-32), golpes ganadores (94-54)...
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Dominó en todos los apartados menos en dos: los errores no forzados (62-52) y en el de puntos clave o importantes. En esos momentos el suizo se agarrotó y acabó jugando a lo que más interesaba al serbio: puntos largos desde fondo de pista y mucho intercambio en la diagonal de revés. Una ventaja enorme para alguien con mayor resistencia física y la consistencia y solidez del serbio. Eso hizo que fuese Djokovic quien se llevara los tres tie breaks, el último punto y la gloria. Muy merecida, por más que algunos partidos no merezcan tener un perdedor, en palabras del propio Djokovic.