El régimen de Irán vuelve a enriquecer uranio a niveles prohibidos y amenaza con violar más obligaciones nucleares "en 60 días"
"Dentro de algunas horas, necesarias para resolver detalles técnicos, reanudararemos al actividad a un nivel de pureza superior al 3,67%", provocó Behruz Kamalvandi, portavoz de la organización iraní de energía atómica. El Organismo Internacional de la Energía Atómica convocó a una reunión extraordinaria
Infobae
Irán anunció este domingo que comenzará en las próximas horas a enriquecer uranio a un nivel prohibido por el acuerdo sobre su programa nuclear de 2015, una maniobra criticada por Estados Unidos, Europa, China y Rusia pero que según Teherán solo busca salvar este pacto.
"Dentro de algunas horas", necesarias para resolver detalles técnicos, Irán reanudará el enriquecimiento de uranio 235 a un nivel de pureza superior al 3,67%, declaró a la prensa Behruz Kamalvandi, portavoz de la organización iraní de energía atómica, sin precisar el nuevo nivel.
El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) convocó a una reunión extraordinaria el 10 de julio, a petición de Estados Unidos, para analizar las excepciones del acuerdo alcanzado en Viena en julio de 2015, anunciadas el miércoles por el presidente Hasan Rohani.
"Esperamos poder encontrar una solución, de lo contrario en 60 días comenzaremos" otra etapa del plan de reducción de compromisos asumidos por Irán, en virtud de este acuerdo alcanzado en Viena en 2015, declaró a la prensa Abbas Araghchi, viceministro de Relaciones Exteriores.
Así respondió la República Islámica a la decisión del presidente Donald Trump de sacar unilateralmente a Estados Unidos del acuerdo, en mayo de 2018, y de restablecer las sanciones contra la República Islámica que se habían retirado gracias al pacto.
El acuerdo lo habían firmado en Viena Irán y seis grandes potencias (China, Rusia, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Alemania) tras 12 años de crisis por el programa nuclear iraní.
En virtud de este texto, Irán se comprometía a no hacerse con la bomba atómica y a limitar drásticamente sus actividades nucleares, a cambio de una retirada de las sanciones internacionales que asfixiaban su economía.
Trump justificó la salida de este pacto al acusar a Irán de no haber renunciado realmente a dotarse del arma atómica y de ser la causa de todos los males en Oriente Medio.
La reimposición de sanciones estadounidenses desde agosto de 2018 hizo huir a las empresas extranjeras que habían empezado a regresar a Irán desde 2016, y hundió la economía iraní en una fuerte recesión.
Irán reaccionó en un primer momento mostrando una "paciencia estratégica", según la expresión oficial, y pidiendo a los otros firmantes que actuaran para garantizar los intereses económicos de la República Islámica.
Pero el 8 de mayo, Teherán anunció que renunciaría a dos de los compromisos asumidos en Viena: el respeto del límite fijado a sus existencias de agua pesada (1,3 toneladas) y el impuesto a sus reservas de uranio débilmente enriquecido (330 kg).
Al mismo tiempo, dio a sus socios un ultimátum de 60 días para que la ayudaran a sortear el bloqueo estadounidense, en ausencia de lo cual renunciaría a otros compromisos.
Los iraníes lo ven como un electrochoque: si el acuerdo es bueno, como afirman los europeos, debe serlo para todo el mundo y las otras partes harán lo que sea por salvarlo.
Pero al no constatar ningún avance en la respuesta a las demandas de su país, Rohani declaró el miércoles que, a partir del 7 de julio, su país enriquecería uranio por encima del 3,67% y "tanto como sea necesario".
Aún es una incógnita a qué nivel Irán enriquecerá uranio, y de ello dependerá la respuesta de las otras partes del acuerdo.
Pues, mientras que el hecho de que Irán haya superado el límite de 300 kg de uranio enriquecido al 3,67% no se considera una amenaza existencial de proliferación nuclear, el grado de enriquecimiento es una cuestión mucho más sensible, y en función del nivel la reacción iraní se considerará o no una amenaza.
Se necesita alrededor de una tonelada de uranio enriquecido al 3,67% para obtener por purificación sucesiva la veintena de kilos de uranio 235 puro al 90% que se consideran necesarios para fabricar una bomba atómica.
Al incumplir sus compromisos, Irán se expone a que la cuestión de su programa nuclear acabe ante el Consejo de Seguridad de la ONU, que podría restablecer las sanciones que se le habían retirado.
Los países europeos, China y Rusia intentan, en principio, solucionar la cuestión sin recurrir al Consejo, ya que Teherán advirtió que eso implicaría la muerte del acuerdo.
El otro motivo de preocupación en Oriente Medio es la reacción de Estados Unidos, en un momento de escalada militar entre Washington y Teherán en el Golfo. "Cuidado con las amenazas, Irán. Pueden volverse en tu contra de una forma nunca vista", tuiteó Trump el miércoles.
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Irán anunció este domingo que comenzará en las próximas horas a enriquecer uranio a un nivel prohibido por el acuerdo sobre su programa nuclear de 2015, una maniobra criticada por Estados Unidos, Europa, China y Rusia pero que según Teherán solo busca salvar este pacto.
"Dentro de algunas horas", necesarias para resolver detalles técnicos, Irán reanudará el enriquecimiento de uranio 235 a un nivel de pureza superior al 3,67%, declaró a la prensa Behruz Kamalvandi, portavoz de la organización iraní de energía atómica, sin precisar el nuevo nivel.
El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) convocó a una reunión extraordinaria el 10 de julio, a petición de Estados Unidos, para analizar las excepciones del acuerdo alcanzado en Viena en julio de 2015, anunciadas el miércoles por el presidente Hasan Rohani.
"Esperamos poder encontrar una solución, de lo contrario en 60 días comenzaremos" otra etapa del plan de reducción de compromisos asumidos por Irán, en virtud de este acuerdo alcanzado en Viena en 2015, declaró a la prensa Abbas Araghchi, viceministro de Relaciones Exteriores.
Así respondió la República Islámica a la decisión del presidente Donald Trump de sacar unilateralmente a Estados Unidos del acuerdo, en mayo de 2018, y de restablecer las sanciones contra la República Islámica que se habían retirado gracias al pacto.
El acuerdo lo habían firmado en Viena Irán y seis grandes potencias (China, Rusia, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Alemania) tras 12 años de crisis por el programa nuclear iraní.
En virtud de este texto, Irán se comprometía a no hacerse con la bomba atómica y a limitar drásticamente sus actividades nucleares, a cambio de una retirada de las sanciones internacionales que asfixiaban su economía.
Trump justificó la salida de este pacto al acusar a Irán de no haber renunciado realmente a dotarse del arma atómica y de ser la causa de todos los males en Oriente Medio.
La reimposición de sanciones estadounidenses desde agosto de 2018 hizo huir a las empresas extranjeras que habían empezado a regresar a Irán desde 2016, y hundió la economía iraní en una fuerte recesión.
Irán reaccionó en un primer momento mostrando una "paciencia estratégica", según la expresión oficial, y pidiendo a los otros firmantes que actuaran para garantizar los intereses económicos de la República Islámica.
Pero el 8 de mayo, Teherán anunció que renunciaría a dos de los compromisos asumidos en Viena: el respeto del límite fijado a sus existencias de agua pesada (1,3 toneladas) y el impuesto a sus reservas de uranio débilmente enriquecido (330 kg).
Al mismo tiempo, dio a sus socios un ultimátum de 60 días para que la ayudaran a sortear el bloqueo estadounidense, en ausencia de lo cual renunciaría a otros compromisos.
Los iraníes lo ven como un electrochoque: si el acuerdo es bueno, como afirman los europeos, debe serlo para todo el mundo y las otras partes harán lo que sea por salvarlo.
Pero al no constatar ningún avance en la respuesta a las demandas de su país, Rohani declaró el miércoles que, a partir del 7 de julio, su país enriquecería uranio por encima del 3,67% y "tanto como sea necesario".
Aún es una incógnita a qué nivel Irán enriquecerá uranio, y de ello dependerá la respuesta de las otras partes del acuerdo.
Pues, mientras que el hecho de que Irán haya superado el límite de 300 kg de uranio enriquecido al 3,67% no se considera una amenaza existencial de proliferación nuclear, el grado de enriquecimiento es una cuestión mucho más sensible, y en función del nivel la reacción iraní se considerará o no una amenaza.
Se necesita alrededor de una tonelada de uranio enriquecido al 3,67% para obtener por purificación sucesiva la veintena de kilos de uranio 235 puro al 90% que se consideran necesarios para fabricar una bomba atómica.
Al incumplir sus compromisos, Irán se expone a que la cuestión de su programa nuclear acabe ante el Consejo de Seguridad de la ONU, que podría restablecer las sanciones que se le habían retirado.
Los países europeos, China y Rusia intentan, en principio, solucionar la cuestión sin recurrir al Consejo, ya que Teherán advirtió que eso implicaría la muerte del acuerdo.
El otro motivo de preocupación en Oriente Medio es la reacción de Estados Unidos, en un momento de escalada militar entre Washington y Teherán en el Golfo. "Cuidado con las amenazas, Irán. Pueden volverse en tu contra de una forma nunca vista", tuiteó Trump el miércoles.