Qué países podrían beneficiarse con la guerra comercial entre Estados Unidos y China
Un reciente informe publicado por la firma japonesa Nomura afirma que algunos países asiáticos y sudamericanos podrían ser de los principales ganadores en el corto plazo
Jose Porretti
Infobae
La guerra comercial entre China y Estados Unidos, las dos economías más grandes del mundo, mantiene la mundo en vilo. Expertos y funcionarios comienzan a creer que la disputa será larga, compleja y muy costosa.
Analistas de Bloomberg calcularon que si la suba de aranceles se expande hasta cubrir todo el comercio bilateral entre China y EEUU, el costo podría reducir el Producto Interno Bruto (PBI) Mundial unos 600 mil millones de dólares para el 2021.
Sin embargo, según un reporte publicado por economistas del banco de inversiones japones Nomura Holdings, algunos países podrían salir beneficiados, ya que las empresas chinas y estadounidenses cambiarían sus cadenas de producción para evitar los aranceles. En lugar de una solución "onshoring" (mudar fábricas o granjas desde China a los Estados Unidos y viceversa), las empresas están buscando países de reemplazo para sus cadenas de producción.
Guerra Comercial China – EEUU
La llamada guerra comercial entres Estados Unidos y China comenzó el año pasado después de que el gobierno de Donald Trump impusiera un impuesto del 10% a 25% a productos chinos por más de $ 200 mil millones de dólares. China replicó con medidas similares y el conflicto siguió escalando hasta que en mayo de este año el gobierno estadounidense anunció planes para imponer un nuevo arancel del 25% a otros productos por USD 325 mil millones que comenzaron a aplicarse de la pasada semana. China también aplicó los suyos por USD 60 mil millones y amenaza con otra suba en breve.
Además, la suba de los aranceles han complicado la ya tensa relación bilateral entre las dos potencias. Después de varias rondas de negociaciones entre los dos países, el gobierno chino publicó un comunicado diciendo que el gobierno de Trump era responsable de que las negociaciones estuvieran estancadas por sus "demandas exorbitantes."
Mientras tanto, el presidente Donald Trump ha mantenido sus duras críticas hacia China, diciendo que los Estados Unidos pierden miles de millones de dólares con Beijing todos los años y ha prometido proteger a su país, sin importar el costo global de una política proteccionista de los EEUU.
Estados Unidos importa alrededor de USD 540 mil millones de dólares de productos chinos todos los años. A pesar de que aproximadamente el 50% las exportaciones chinas a los EEUU son manufacturas electrónicas, los consumidores y negocios estadounidenses se benefician de los bajos costos de los productos chinos de todo tipo, desde maquinaria industrial a cosas como ropa, metales y juguetes.
Los chinos importan alrededor de USD 120 mil millones en productos estadounidenses, ayudando a mantener unos 900 mil trabajos estadounidenses. Los sectores automotriz, aeronáuticos y agropecuarios de EEUU se han beneficiado de la gran expansión china en las últimas décadas.
Pero a medida que los aranceles y las tensiones bilaterales escalan, estos sectores se ven gravemente afectados. China, por ejemplo, ha decidido frenar todo la compra de soja proveniente de los EEUU, en un rechazo a las actitudes del gobierno estadounidense, dejando a los granjeros estadounidenses con cerca de 7 millones de toneladas de soja aún por entregar. Esto ocurrió una semana después de que el gobierno de Trump se comprometió a pagar más de 16 mil millones en subsidios al sector agropecuario.
Los ganadores de la guerra comercial
En un reporte publicado hace unos días por los economistas Rob Subbaraman, Sonal Varma y Michael Loo de Nomura Holdings, Vietnam salió como el país con más posibilidades de sacar ventaja de la guerra comercial al poder ser utilizado por las empresas de EEUU como reemplazante de China a corto, mediano o incluso largo plazo en sus cadenas de suministros.
El análisis de Nomura explica que más de la mitad de los 1.981 productos arancelados entre EEUU y China ya han sido redirigidos hacia otros países, mostrando quienes podrían ser los "ganadores y perdedores" de la disputa comercial entre las dos potencias mundiales.
Vietnam ya ha a empezado a recibir pedidos de empresas chinas para servir como substitutos de los materiales antes traídos de EEUU. La nación del sudeste asiático, que comparte frontera con China, obtuvo pedidos por desviación del comercio de productos arancelados equivalentes al 7,9% de su PBI en el primer trimestre de 2019.
Taiwán ocupa el segundo lugar entre los ganadores, con ganancias equivalentes al 2,1% del su PIB. Ambas economías ganaron mucho más con los aranceles estadounidenses a China que con los aranceles chinos a los EEUU.
Entre los más ganadores, según el análisis, también se encontrarían Brasil y Argentina. Como los mayores productores de soja del mundo después de los EEUU, los países sudamericanos podrían también salir beneficiados ya que China continua siendo el mayor importador de granos de soja del mundo. Sin embargo, los expertos dicen que podría haber complicaciones ya que hubo un brote de peste porcina africana en China, que ha debilitado la demanda de alimentos de soja para cerdos.
El reporte de Nomura también ve potencial de una interrupción mucho mayor en las cadenas de producción de electrónicos, dadas las disputas entre Estados Unidos y China sobre la tecnología, incluidas las restricciones estadounidenses sobre los gigantes chinos Huawei y ZTE Corp.
Por eso, otro de los posibles ganadores serían Corea del Sur, que exporta los mismos electrónicos que China hacia EEUU. y Chile, que podría aumentar la cantidad de cobre que exporta a ambos países en grandes cantidades.
Ningún tipo de guerra es buena
El reporte de Nomura dejó en claro, sin embargo, que a pesar de que habría "ganadores", o sea países que podrían aumentar sus exportaciones a China o Estados Unidos, la economía global iba a sufrir por la carrera arancelaria de las dos potencias económicas más grandes del mundo.
Uno de los efectos negativos de la guerra comercial podría ser la baja de inversiones por la incertidumbre de comercio a futuro. Además, habría una caída de la demanda en ambos países por la falta de oferta de productos que estarían afectados por los aranceles.
La guerra comercial entre estos gigantes económicos afectaría a todos los países del mundo. "Hay muchas otras fuerzas en el trabajo y el impacto económico general en la mayoría de los terceros países será negativo", explica el reporte de Nomura.
Cambiar las cadenas de producción es costoso y difícil y las empresas generalmente tratan de evitarlo. Muchos analistas predicen que una vez que se formen nuevas cadenas de producción, podrían a mantenerse incluso si la disputa entre Estados Unidos y China se enfría. En este sentido, los ganadores de la guerra comercial podrían disfrutar de ganancias a largo plazo incluso después de una tregua.
¿Hay luz al final del túnel?
Trump ha justificado en el creciente déficit fiscal que tiene su país con China desde 1985 como la gran razón por su política proteccionista frente la potencia oriental. En los últimos años, este déficit se a incrementado brutalmente, llegando a los USD 419 mil millones de dólares en el 2018.
China, por su lado, busca desarrollar su economía a través de su sector industrial, transformando materia prima en productos manufacturados. Gracias a esto, China, considerada la "fabrica del mundo", ha podido convertirse en una de las primeras potencias económicas mundiales, reduciendo su pobreza más de un 94 % desde 1970 según los datos oficiales de las Naciones Unidas. Hoy, el gigante asiático cuenta con la clase media más grande del mundo, la cual podría llegar a los 550 millones de personas para el 2022, según un informe de la consultora Mckinsey & Company.
Pero esta disputa comercial parece que va a durar mucho más de lo que ambos países creían. Xi Jinping y Trump, conocidos por ser líderes populistas y nacionalistas, apelan al patriotismo de sus ciudadanos para mantener su apoyo. Si hay efectos negativos de la guerra comercial en el corto plazo sobre la vida de los ciudadanos, Trump y Xi apostarán a que las victorias que prometen a largo plazo sean suficientes para preservar la confianza en sus posturas económicas.
Así, es difícil avizorar un final cercano.
Jose Porretti
Infobae
La guerra comercial entre China y Estados Unidos, las dos economías más grandes del mundo, mantiene la mundo en vilo. Expertos y funcionarios comienzan a creer que la disputa será larga, compleja y muy costosa.
Analistas de Bloomberg calcularon que si la suba de aranceles se expande hasta cubrir todo el comercio bilateral entre China y EEUU, el costo podría reducir el Producto Interno Bruto (PBI) Mundial unos 600 mil millones de dólares para el 2021.
Sin embargo, según un reporte publicado por economistas del banco de inversiones japones Nomura Holdings, algunos países podrían salir beneficiados, ya que las empresas chinas y estadounidenses cambiarían sus cadenas de producción para evitar los aranceles. En lugar de una solución "onshoring" (mudar fábricas o granjas desde China a los Estados Unidos y viceversa), las empresas están buscando países de reemplazo para sus cadenas de producción.
Guerra Comercial China – EEUU
La llamada guerra comercial entres Estados Unidos y China comenzó el año pasado después de que el gobierno de Donald Trump impusiera un impuesto del 10% a 25% a productos chinos por más de $ 200 mil millones de dólares. China replicó con medidas similares y el conflicto siguió escalando hasta que en mayo de este año el gobierno estadounidense anunció planes para imponer un nuevo arancel del 25% a otros productos por USD 325 mil millones que comenzaron a aplicarse de la pasada semana. China también aplicó los suyos por USD 60 mil millones y amenaza con otra suba en breve.
Además, la suba de los aranceles han complicado la ya tensa relación bilateral entre las dos potencias. Después de varias rondas de negociaciones entre los dos países, el gobierno chino publicó un comunicado diciendo que el gobierno de Trump era responsable de que las negociaciones estuvieran estancadas por sus "demandas exorbitantes."
Mientras tanto, el presidente Donald Trump ha mantenido sus duras críticas hacia China, diciendo que los Estados Unidos pierden miles de millones de dólares con Beijing todos los años y ha prometido proteger a su país, sin importar el costo global de una política proteccionista de los EEUU.
Estados Unidos importa alrededor de USD 540 mil millones de dólares de productos chinos todos los años. A pesar de que aproximadamente el 50% las exportaciones chinas a los EEUU son manufacturas electrónicas, los consumidores y negocios estadounidenses se benefician de los bajos costos de los productos chinos de todo tipo, desde maquinaria industrial a cosas como ropa, metales y juguetes.
Los chinos importan alrededor de USD 120 mil millones en productos estadounidenses, ayudando a mantener unos 900 mil trabajos estadounidenses. Los sectores automotriz, aeronáuticos y agropecuarios de EEUU se han beneficiado de la gran expansión china en las últimas décadas.
Pero a medida que los aranceles y las tensiones bilaterales escalan, estos sectores se ven gravemente afectados. China, por ejemplo, ha decidido frenar todo la compra de soja proveniente de los EEUU, en un rechazo a las actitudes del gobierno estadounidense, dejando a los granjeros estadounidenses con cerca de 7 millones de toneladas de soja aún por entregar. Esto ocurrió una semana después de que el gobierno de Trump se comprometió a pagar más de 16 mil millones en subsidios al sector agropecuario.
Los ganadores de la guerra comercial
En un reporte publicado hace unos días por los economistas Rob Subbaraman, Sonal Varma y Michael Loo de Nomura Holdings, Vietnam salió como el país con más posibilidades de sacar ventaja de la guerra comercial al poder ser utilizado por las empresas de EEUU como reemplazante de China a corto, mediano o incluso largo plazo en sus cadenas de suministros.
El análisis de Nomura explica que más de la mitad de los 1.981 productos arancelados entre EEUU y China ya han sido redirigidos hacia otros países, mostrando quienes podrían ser los "ganadores y perdedores" de la disputa comercial entre las dos potencias mundiales.
Vietnam ya ha a empezado a recibir pedidos de empresas chinas para servir como substitutos de los materiales antes traídos de EEUU. La nación del sudeste asiático, que comparte frontera con China, obtuvo pedidos por desviación del comercio de productos arancelados equivalentes al 7,9% de su PBI en el primer trimestre de 2019.
Taiwán ocupa el segundo lugar entre los ganadores, con ganancias equivalentes al 2,1% del su PIB. Ambas economías ganaron mucho más con los aranceles estadounidenses a China que con los aranceles chinos a los EEUU.
Entre los más ganadores, según el análisis, también se encontrarían Brasil y Argentina. Como los mayores productores de soja del mundo después de los EEUU, los países sudamericanos podrían también salir beneficiados ya que China continua siendo el mayor importador de granos de soja del mundo. Sin embargo, los expertos dicen que podría haber complicaciones ya que hubo un brote de peste porcina africana en China, que ha debilitado la demanda de alimentos de soja para cerdos.
El reporte de Nomura también ve potencial de una interrupción mucho mayor en las cadenas de producción de electrónicos, dadas las disputas entre Estados Unidos y China sobre la tecnología, incluidas las restricciones estadounidenses sobre los gigantes chinos Huawei y ZTE Corp.
Por eso, otro de los posibles ganadores serían Corea del Sur, que exporta los mismos electrónicos que China hacia EEUU. y Chile, que podría aumentar la cantidad de cobre que exporta a ambos países en grandes cantidades.
Ningún tipo de guerra es buena
El reporte de Nomura dejó en claro, sin embargo, que a pesar de que habría "ganadores", o sea países que podrían aumentar sus exportaciones a China o Estados Unidos, la economía global iba a sufrir por la carrera arancelaria de las dos potencias económicas más grandes del mundo.
Uno de los efectos negativos de la guerra comercial podría ser la baja de inversiones por la incertidumbre de comercio a futuro. Además, habría una caída de la demanda en ambos países por la falta de oferta de productos que estarían afectados por los aranceles.
La guerra comercial entre estos gigantes económicos afectaría a todos los países del mundo. "Hay muchas otras fuerzas en el trabajo y el impacto económico general en la mayoría de los terceros países será negativo", explica el reporte de Nomura.
Cambiar las cadenas de producción es costoso y difícil y las empresas generalmente tratan de evitarlo. Muchos analistas predicen que una vez que se formen nuevas cadenas de producción, podrían a mantenerse incluso si la disputa entre Estados Unidos y China se enfría. En este sentido, los ganadores de la guerra comercial podrían disfrutar de ganancias a largo plazo incluso después de una tregua.
¿Hay luz al final del túnel?
Trump ha justificado en el creciente déficit fiscal que tiene su país con China desde 1985 como la gran razón por su política proteccionista frente la potencia oriental. En los últimos años, este déficit se a incrementado brutalmente, llegando a los USD 419 mil millones de dólares en el 2018.
China, por su lado, busca desarrollar su economía a través de su sector industrial, transformando materia prima en productos manufacturados. Gracias a esto, China, considerada la "fabrica del mundo", ha podido convertirse en una de las primeras potencias económicas mundiales, reduciendo su pobreza más de un 94 % desde 1970 según los datos oficiales de las Naciones Unidas. Hoy, el gigante asiático cuenta con la clase media más grande del mundo, la cual podría llegar a los 550 millones de personas para el 2022, según un informe de la consultora Mckinsey & Company.
Pero esta disputa comercial parece que va a durar mucho más de lo que ambos países creían. Xi Jinping y Trump, conocidos por ser líderes populistas y nacionalistas, apelan al patriotismo de sus ciudadanos para mantener su apoyo. Si hay efectos negativos de la guerra comercial en el corto plazo sobre la vida de los ciudadanos, Trump y Xi apostarán a que las victorias que prometen a largo plazo sean suficientes para preservar la confianza en sus posturas económicas.
Así, es difícil avizorar un final cercano.