El régimen sirio redobla su ofensiva contra el último feudo rebelde

EE UU investiga un supuesto ataque químico cerca de Idlib, de donde han huido 200.000 civiles

Juan Carlos Sanz
Corresponsal en Oriente Próximo
Jerusalén, El País
Las fuerzas del régimen han redoblado la ofensiva contra los rebeldes yihadistas que controlan la provincia de Idlib (noroeste), último feudo insurgente tras ocho años de guerra en Siria. Más de 70 combatientes han muerto en enfrentamientos desde el martes, así como 18 civiles. Estados Unidos está investigando un supuesto ataque con gas de cloro cometido el domingo por las fuerzas gubernamentales. “Si se confirma que el régimen usa armas químicas, EE UU responderá de forma apropiada”, advirtió una portavoz del Departamento de Estado.



Desde la llegada del republicano Donald Trump a la Casa Blanca, el Pentágono ha lanzado dos ataques con misiles contra posiciones militares sirias, en abril de 2017 y en el mismo mes de 2018, en represalia por la presunta utilización de armamento prohibido. El Departamento de Estado considera que las tropas leales al presidente Bachar el Asad “han violado el alto el fuego que protegía a varios millones de civiles en la zona de distensión de Idlib (...) en una escalada temeraria que amenaza con desestabilizar la región”. En una intervención ante el Congreso, el representante especial de EE UU para Siria, James Jeffrey, confirmó este miércoles el compromiso de Trump para imponer “un inmediato cese de hostilidades”, según informa Reuters.

La ofensiva desencadenada por Damasco y Moscú en Idlib es la mayor operación den la provincia rebelde desde los intensos combates de septiembre del año pasado, que cesaron tras la tregua acordada por los presidentes de Rusia, Vladímir Putin, alineado con El Asad, y el de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, que respalda a fuerzas rebeldes sirias.

Más de tres millones de civiles, la mitad de ellos desplazados desde otras zonas durante la guerra, se hallan atrapados en Idlib y en zonas limítrofes de Alepo, Hama y Lataquia, junto con 30.000 milicianos rebeldes fuertemente armados. Hayat Tahrir al Sham, grupo heredero del Frente al Nusra, la filial de Al Qaeda en Siria, controla un 60% del territorio insurrecto.

Moscú y Ankara pactaron hace ocho meses el establecimiento de una zona tapón, con una anchura de entre 15 y 20 kilómetros, alrededor del frente de hostilidades en Idlib. En medio de continuos incidentes, el área desmilitarizada ha estado patrullada por miembros de la policía militar de ambos países. Turquía ha mantenido destacados desde entonces varios centenares de soldados, además, en 12 puestos de observación instalados en torno al reducto rebelde.

La escalada bélica del régimen se está concentrado desde finales de abril en esa zona tapón y en sus inmediaciones. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, ONG que cuenta con informadores sobre el terreno, precisa que 12 de los 18 civiles muertos se encontraban en la noche del martes, tras el fin del ayuno de la jornada de Ramadán, en un mercado de la localidad de Maaret al Numan, que fue bombardeado desde el aire. Dos decenas de personas resultaron también heridas, varias de ellas con lesiones muy graves.

El grupo yihadista Hayat Tahrir al Sham lanzó este miércoles un contraataque a gran escala contra la ciudad de Kfar Nabuda, que había sido conquistada en Idlib por las fuerzas del régimen el pasado día 8, según informó el Observatorio.

Contraataque insurgente

En la incursión insurgente intervinieron 500 milicianos, siete blindados y 30 vehículos con ametralladoras pesadas. El Ejército sirio aseguró que había rechazado la ofensiva, después de “haber causado numerosas bajas” a los atacantes, de acuerdo con un comunicado castrense difundido por la agencia estatal de noticias Sana. El Ministerio de Defensa de Rusia dio cuenta también de un ataque con cohetes contra la base aérea rusa de Himeymin, en Lataquia, informa France Presse

El ministro de Defensa turco, Hulusi Akar, ha acusado al régimen sirio de poner en peligro el acuerdo de alto el fuego con una oleada de bombardeos de “barriles explosivos” sobre la población civil. Los ataques han afectado al menos a uno de los 12 puestos de observación de Turquía en la zona tapón de Idlib.

Naciones Unidas ya ha dado la voz de alarma ante el recrudecimiento de los combates, que ya han causado la muerte de 180 civiles en menos de un mes, y han forzado la huida de cerca de 200.000 sirios hacia la frontera turca, que permanece sellada. La ofensiva ha destruido 20 centros sanitarios, 17 escuelas y tres campamentos de desplazados por el conflicto. Si la escalada se generaliza, la ONU teme que se produzca una avalancha de hasta 2,5 millones de civiles expulsados por los combates hacia Turquía, un país que ya acoge a más de tres millones de sirios desde 2011.

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