Alerta en Sicilia: el volcán Etna volvió a entrar en erupción
Infobae
El volcán Etna, en el corazón de la isla de Sicilia, volvió a entrar en erupción y se abrieron dos fracturas subterminales en la base del cráter sudeste y en la ladera noreste del nuevo cráter sudeste.
Surgieron dos coladas de lava por el momento poco alimentadas, que recorrieron pocos cientos de metros en la zona de la cumbre del volcán activo más alto de Europa.
El temblor de los conductos magmáticos internos alcanzó valores medio altos, y actualmente está en disminución. El fenómeno va acompañado por una actividad stromboliana desde los cráteres principales, que sin embargo no impacta en el aeropuerto de Catania, plenamente operativo.
"Estamos en el comienzo de una nueva fase eruptiva del Etna -explicó el director del INGV de Catania, Eugenio Privitera- que podría terminar pronto o durar meses. Los fenómenos están todos reducidos a la zona de la cumbre del volcán y no constituyen un peligro para los centros habitados y las personas, pero habrá que controlar los flujos de turistas en la zona para su seguridad".
En el pasado el volcán, de 3.000 metros y el más activo de Europa, sometido a constante vigilancia, ha sido responsable de diversos episodios de destrucción.
Su última fase eruptiva fue en la diciembre de 2018 y la última gran erupción en el invierno de 2008/2009. A finales de marzo, un estudio publicado en la revista Bulletin of Volcanology reveló que el Etna se desliza muy lentamente hacia el Mediterráneo, a un ritmo constante de 14 milímetros por año.
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La erupción más violenta de la que se tiene registro ocurrió en 1669, cuando emitió 830 millones de metros cúbicos de lava. El episodio abrió una fisura de 9 kilómetros de largo cerca de la villa de Nicolosi, que fue evacuada, destruida y se calcula que más de 20.000 personas murieron carbonizadas en la ciudad de Catania.
El volcán Etna, en el corazón de la isla de Sicilia, volvió a entrar en erupción y se abrieron dos fracturas subterminales en la base del cráter sudeste y en la ladera noreste del nuevo cráter sudeste.
Surgieron dos coladas de lava por el momento poco alimentadas, que recorrieron pocos cientos de metros en la zona de la cumbre del volcán activo más alto de Europa.
El temblor de los conductos magmáticos internos alcanzó valores medio altos, y actualmente está en disminución. El fenómeno va acompañado por una actividad stromboliana desde los cráteres principales, que sin embargo no impacta en el aeropuerto de Catania, plenamente operativo.
"Estamos en el comienzo de una nueva fase eruptiva del Etna -explicó el director del INGV de Catania, Eugenio Privitera- que podría terminar pronto o durar meses. Los fenómenos están todos reducidos a la zona de la cumbre del volcán y no constituyen un peligro para los centros habitados y las personas, pero habrá que controlar los flujos de turistas en la zona para su seguridad".
En el pasado el volcán, de 3.000 metros y el más activo de Europa, sometido a constante vigilancia, ha sido responsable de diversos episodios de destrucción.
Su última fase eruptiva fue en la diciembre de 2018 y la última gran erupción en el invierno de 2008/2009. A finales de marzo, un estudio publicado en la revista Bulletin of Volcanology reveló que el Etna se desliza muy lentamente hacia el Mediterráneo, a un ritmo constante de 14 milímetros por año.
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La erupción más violenta de la que se tiene registro ocurrió en 1669, cuando emitió 830 millones de metros cúbicos de lava. El episodio abrió una fisura de 9 kilómetros de largo cerca de la villa de Nicolosi, que fue evacuada, destruida y se calcula que más de 20.000 personas murieron carbonizadas en la ciudad de Catania.