El reporte del fiscal Robert Mueller indicó que Donald Trump intentó despedirlo y coartar la investigación sobre la trama rusa
El documento de 448 páginas fue publicado este jueves con partes censuradas por el Departamento de Justicia. El informe no presenta pruebas concluyentes sobre la presunta colusión entre la campaña republicana y los agentes del Kremlin, pero se mantiene abierta una posible obstrucción a la justicia por parte del presidente
Infobae
El presidente, Donald Trump, "se implicó en esfuerzos para coartar la investigación" del fiscal especial Robert Mueller, y sus respuestas escritas a las preguntas de ese funcionario fueron "inadecuadas", según la versión desclasificada hoy del informe sobre la pesquisa.
"El presidente Trump (…) se implicó en esfuerzos para coartar la investigación del fiscal especial y evitar la divulgación de pruebas a la misma, incluido mediante contactos públicos y privados con testigos potenciales", señala la versión con tachaduras del informe, publicada por el Departamento de Justicia.
Los esfuerzos de Trump para destituir a Mueller se produjeron después de que la prensa publicara informaciones de que el presidente estaba bajo investigación por obstrucción a la justicia, indicó el reporte, citando que el 17 de junio de 2017 Trump llamó su asesor Don McGahn y le dijo que "llamara al fiscal general subrrogante y que le dijera que el fiscal especial tenía conflictos de intereses y que debía ser destituido".
El informe señala que McGahn evitó cumplir con la orden, por temor a causar una nueva "Masacre de Sábado por la Noche", en referencia a la jornada en la que Richard Nixon, acorralado por la investigación Watergate, despidió al fiscal especial Archibald Cox, lo que dio pie a las renuncias del fiscal general Elliot Richardson y del fiscal general adjunto William Ruckelshaus.
Desde el comienzo, la designación del fiscal especial irritó profundamente a Trump. "Oh, Dios mío. esto es terrible. Esto es el fin de mi Presidencia. Estoy jodido", dijo el mandatario cuando se enteró de la noticia, según apuntes registrados en ese tiempo por Jody Hunt, por entonces jefe de gabinete de Jeff Sessions, quien era el fiscal general.
Mueller evaluó 10 incidentes por posible obstrucción de la justicia, entre ellos el despido ordenado por Trump del director del FBI James Comey, la instrucción del presidente a sus subordinados de que despidieran a Mueller y los esfuerzos para alentar a los testigos a no cooperar. Los abogados del presidente han dicho que la conducta de Trump estaba dentro de sus poderes constitucionales, pero el equipo de Mueller consideró que los incidentes merecían un escrutinio penal.
En ese sentido, el reporte considera que los comentarios públicos de Trump contra la investigación pueden considerarse como un intento de obstrucción debido a su posición de poder, la cual es potenciada por su "singular habilitad para atraer atención con el uso de comunicaciones masivas". Si bien se investigaron varios actos por separado, señala también que el patrón de conducta de Trump debe ser analizado como un todo para definir la intención del mandatario.
En cuanto a la cuestión de si el equipo de campaña de Trump se había coludido con Rusia durante la campaña presidencial de 2016, Mueller escribió: "Aunque la investigación identificó numerosos vínculos entre individuos con vínculos con el gobierno ruso e individuos asociados con la campaña de Trump, las pruebas no eran suficientes para apoyar los cargos penales".
El documento también revela que el equipo del fiscal no estuvo satisfecho con las respuestas escritas del presidente Donald Trump, cuyo equipo de abogados evitó que se realice un interrogatorio personal. Sin embargo, los investigadores decidieron no emitir una citación para una entrevista para evitar una larga batalla legal y porque consideró que ya tenía "pruebas sustanciales" sobre "la intención y credibilidad" de las acciones de Trump.
Esta situación contrasta con la anunciada por el fiscal general William Barr en la conferencia que realizó horas antes de la publicación del informe, en la que aseguró que la Casa Blanca cooperó completamente con el equipo de Mueller.
El fiscal especial generó polémica al entregar en marzo su informe confidencial al Departamento de Justicia, porque decidió no tomar una decisión sobre si Trump había obstruido la justicia y dejó que Barr, nominado por el presidente precisamente por su interpretación del tema, determinara que el mandatario no incurrió en ese delito.
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El presidente, Donald Trump, "se implicó en esfuerzos para coartar la investigación" del fiscal especial Robert Mueller, y sus respuestas escritas a las preguntas de ese funcionario fueron "inadecuadas", según la versión desclasificada hoy del informe sobre la pesquisa.
"El presidente Trump (…) se implicó en esfuerzos para coartar la investigación del fiscal especial y evitar la divulgación de pruebas a la misma, incluido mediante contactos públicos y privados con testigos potenciales", señala la versión con tachaduras del informe, publicada por el Departamento de Justicia.
Los esfuerzos de Trump para destituir a Mueller se produjeron después de que la prensa publicara informaciones de que el presidente estaba bajo investigación por obstrucción a la justicia, indicó el reporte, citando que el 17 de junio de 2017 Trump llamó su asesor Don McGahn y le dijo que "llamara al fiscal general subrrogante y que le dijera que el fiscal especial tenía conflictos de intereses y que debía ser destituido".
El informe señala que McGahn evitó cumplir con la orden, por temor a causar una nueva "Masacre de Sábado por la Noche", en referencia a la jornada en la que Richard Nixon, acorralado por la investigación Watergate, despidió al fiscal especial Archibald Cox, lo que dio pie a las renuncias del fiscal general Elliot Richardson y del fiscal general adjunto William Ruckelshaus.
Desde el comienzo, la designación del fiscal especial irritó profundamente a Trump. "Oh, Dios mío. esto es terrible. Esto es el fin de mi Presidencia. Estoy jodido", dijo el mandatario cuando se enteró de la noticia, según apuntes registrados en ese tiempo por Jody Hunt, por entonces jefe de gabinete de Jeff Sessions, quien era el fiscal general.
Mueller evaluó 10 incidentes por posible obstrucción de la justicia, entre ellos el despido ordenado por Trump del director del FBI James Comey, la instrucción del presidente a sus subordinados de que despidieran a Mueller y los esfuerzos para alentar a los testigos a no cooperar. Los abogados del presidente han dicho que la conducta de Trump estaba dentro de sus poderes constitucionales, pero el equipo de Mueller consideró que los incidentes merecían un escrutinio penal.
En ese sentido, el reporte considera que los comentarios públicos de Trump contra la investigación pueden considerarse como un intento de obstrucción debido a su posición de poder, la cual es potenciada por su "singular habilitad para atraer atención con el uso de comunicaciones masivas". Si bien se investigaron varios actos por separado, señala también que el patrón de conducta de Trump debe ser analizado como un todo para definir la intención del mandatario.
En cuanto a la cuestión de si el equipo de campaña de Trump se había coludido con Rusia durante la campaña presidencial de 2016, Mueller escribió: "Aunque la investigación identificó numerosos vínculos entre individuos con vínculos con el gobierno ruso e individuos asociados con la campaña de Trump, las pruebas no eran suficientes para apoyar los cargos penales".
El documento también revela que el equipo del fiscal no estuvo satisfecho con las respuestas escritas del presidente Donald Trump, cuyo equipo de abogados evitó que se realice un interrogatorio personal. Sin embargo, los investigadores decidieron no emitir una citación para una entrevista para evitar una larga batalla legal y porque consideró que ya tenía "pruebas sustanciales" sobre "la intención y credibilidad" de las acciones de Trump.
Esta situación contrasta con la anunciada por el fiscal general William Barr en la conferencia que realizó horas antes de la publicación del informe, en la que aseguró que la Casa Blanca cooperó completamente con el equipo de Mueller.
El fiscal especial generó polémica al entregar en marzo su informe confidencial al Departamento de Justicia, porque decidió no tomar una decisión sobre si Trump había obstruido la justicia y dejó que Barr, nominado por el presidente precisamente por su interpretación del tema, determinara que el mandatario no incurrió en ese delito.