Los chicos que enjuician a Donald Trump para salvar al planeta
Son 21 niños y adolescentes que presentaron una demanda a la justicia para que se tomen medidas que detengan el cambio climático. El 15 de marzo los estudiantes secundarios saldrán a las calles de 30 países para apoyar el proceso
Gustavo Sierra
Especial para Infobae America
(Desde San Francisco). Sus padres se conocieron en una protesta contra la tala de bosques en el estado de Oregón, en el noroeste de Estados Unidos. A los dos meses ya la llevaban a las manifestaciones de los medioambientalistas. A los 10 años era una verdadera activista organizando fiestas en la escuela para recaudar fondos para la causa. A los 15, demandó al estado donde nació para que no sigan contaminando el medio ambiente. Ahora, a los 22 años, se convirtió en una celebridad internacional. Es la demandante principal del caso más relevante en la lucha contra el cambio climático que se haya presentado ante la justicia estadounidense. Se llama Kelsey Juliana y su rostro da vuelta por todos los medios del mundo junto a la carpeta que titula al caso: "Juliana contra los Estados Unidos de América" y que es acompañada en la demanda por otros 20 niños y adolescentes.
Todo comenzó hace ya cuatro años. En 2015, un grupo de 21 chicos de entre 9 y 18 años presentaron una insólita demanda contra el gobierno de su país por contaminar deliberadamente el medio ambiente poniendo en peligro la vida de cientos de millones de personas e hipotecando su futuro. Aseguran que se violaron sus derechos constitucionales a la vida, a la libertad y a la propiedad, y que no se protegen los recursos públicos esenciales como lo demanda la constitución. En el momento que plantearon el juicio era contra la Administración de Barack Obama, quien firmó el acuerdo de París para detener el calentamiento global pero que no logró revertir el proceso de contaminación en Estados Unidos. Ahora, el pleito es contra Donald Trump, un negacionista del cambio climático que denomina a todas estas protestas como "verdaderas farsas".
Después de varias idas y vueltas judiciales, el caso que parecía apenas como una extravagancia, ya llegó a la justicia federal y a los principales medios globales. La Casa Blanca tiene a varios abogados intentando detener el juicio pero hasta ahora no tuvieron ningún éxito. Si el proceso llega a la Corte Suprema, Trump se podría ver acosado judicialmente por un caso muy diferente a los que lo tienen de protagonismo hasta ahora. ¿Cómo podría enfrentarse a un grupo de niños y jóvenes que le reclaman que no ponga en peligro su futuro?
El caso nació en la ciudad de Eugene, en el estado Oregón, un paraíso para los amantes de los árboles y una de las cunas del activismo ambiental en Estados Unidos. La demandante principal, Kelsey Juliana, estudiante de la Universidad de Oregón, tenía solo cinco semanas cuando sus padres la llevaron a su primer mitin para proteger a los búhos manchados que estaban desapareciendo a causa de la poda de árboles. Hoy, la lucha de la familia y la joven estudiante, es por el cambio climático, la sequía y la creciente amenaza de los incendios forestales en las cercanas montañas de Cascade y todo el centro de California. Los chicos demandantes creen que, si no se crean políticas concretas para afrontar estos peligros, sus vidas se verán afectadas profundamente. "El gobierno sabe desde hace 50 años que todo esto está sucediendo y que daña la economía y la salud de las personas. Pero no hace nada. Sabían que la quema de los combustibles fósiles causaría el cambio climático, pero no les importó. Bueno, a nosotros nos importa y tenemos que hacer que las cosas cambien o muchos vamos a morir a causa de las catastróficas consecuencias", explicó la última semana Kelsey Juliana a Steve Kroft, el veterano corresponsal del clásico programa de investigación "60 Minutes" de la cadena de televisión CBS.
Los chicos que presentaron la demanda provienen de diez estados diferentes. El más joven tiene ahora 11 años, está en sexto grado y vive en una isla de la costa de Florida afectada por la creciente de los mares. "Si no hacemos algo, me quedaré sin mi isla que es lo que más quiero junto a mis padres. Para cuando necesite construir mi propia casa ya no habrá donde hacerlo. Estará todo cubierto por las aguas", dice sonriendo con su melena afro y sus ojos celestes profundos. El grupo fue reclutado entre los jóvenes activistas del medio ambiente de todo el país por Julia Olson, una abogada y presidenta de la ONG "Our Children's Trust". Comenzó a armar el caso hace más de ocho años, cuando hizo una línea de tiempo sobre los documentos del gobierno acerca del calentamiento global. Y descubrió que hace 50 años, durante la Administración de Lyndon Johnson, ya se le había presentado al presidente una serie de estudios que conectaban los combustibles fósiles con el cambio climático y hablaba de "una amenaza catastrófica". Pero desde entonces, los sucesivos ocupantes de la Casa Blanca hicieron poco o nada para modificar la verdadera raíz del problema que consiste en reconvertir buena parte de la economía estadounidense, comenzando por los automóviles.
Olson logró acumular 36.000 páginas de documentos oficiales que ya fueron presentados ante la justicia que tendrá que determinar si hubo negligencia por parte de los diez presidentes que gobernaron desde 1965. "Ya sea que estuviera un demócrata o un republicano en el cargo, hubo conciencia de las consecuencias potenciales de las emisiones de dióxido de carbono. Todos los presidentes sabían que la quema de combustibles fósiles estaba causando el cambio climático. En los niveles más altos de cada administración se conocía lo que estaba sucediendo. Fue informado regularmente por la comunidad de seguridad nacional y por la comunidad científica. Saben desde hace mucho tiempo que se trata de una gran amenaza", aseguró la abogada Julia Olson en su entrevista con "60 Minutes".
Si bien Trump sigue negando el cambio climático, sus funcionarios de Medio Ambiente tuvieron que admitir en los documentos que presentaron en la corte que la actividad humana, que provoca las concentraciones elevadas de gases de efecto invernadero, es probablemente la causa dominante del calentamiento observado desde mediados del siglo pasado. De acuerdo a las últimas revelaciones científicas las concentraciones globales de dióxido de carbono alcanzaron niveles sin precedentes en al menos 2,6 millones de años. Este cambio en el clima aumentó el riesgo de pérdida de vidas y la extinción de muchas especies y se asocia con incrementos en la intensidad de huracanes, la frecuencia de tormentas intensas, fuertes precipitaciones, el deshielo de los Polos y el aumento del nivel del mar. El gobierno también reconoce que los efectos del cambio climático en la agricultura, provocarán una escasez de alimentos.
La demanda presentada por los 21 niños y adolescentes sostiene que los poderes ejecutivo y legislativo del gobierno estadounidense demostraron ser incapaces en todos estos años de mitigar el cambio climático. Argumentan que no cumplieron con su obligación constitucional de proteger el aire, el agua, los bosques y las costas del país. Una desidia que, dicen, pone en peligro las vidas de las futuras generaciones, en particular la de los "Centenials" que nacieron después del año 2000. Y solicita a los tribunales federales que intervengan y obliguen al gobierno a poner en práctica un plan que reemplace la energía de los combustibles fósiles para mediados de este siglo.
En noviembre de 2016 la jueza Ann Aiken sorprendió a todos al negarse a desestimar el caso y dictaminó que podía proceder a juicio. En lo que puede convertirse en una decisión histórica, la magistrada escribió: "Ejerciendo mi juicio razonado, no tengo dudas de que el derecho a un sistema climático capaz de sustentar la vida humana es fundamental para una sociedad libre y ordenada". Esto que parecería una obviedad, no lo era para la justicia estadounidense que nunca antes había sido reconocido el derecho constitucional a un clima estable. Si los chicos demandantes ganan el juicio, obligaría al gobierno de Trump, y los sucesivos, a cambiar totalmente su agenda política y económica. Tanta es la preocupación de la Casa Blanca que está haciendo lo imposible para que el caso no avance. Ya apeló la decisión de la jueza Aiken tres veces ante un tribunal de California y dos veces ante la Corte Suprema. Hasta ahora no tuvo ningún éxito. Los asesores políticos de Trump saben que en la campaña para las elecciones presidenciales del próximo año, quien sea el candidato demócrata presentará innovadoras iniciativas para detener las emisiones de gases contaminantes y que esa podría ser su mayor debilidad ante los votantes moderados.
La profesora Mary Wood de la universidad de Oregon es quien inspiró esta demanda con sus libros. "Es como si estás en el asiento trasero de un coche con tus hijos. Todos nosotros, y las generaciones futuras, estamos en ese asiento trasero. Y hay un solo conductor que se llama Donald Trump. Él sabe que está dirigiendo el coche hacia el precipicio climático, y no solo no está frenando, sino que está pisando el acelerador con más fuerza. La pregunta es: ¿querés que un policía detenga el coche antes de caer por el precipicio?", es el ejemplo muy ilustrativo de la profesora Wood en una entrevista con el periódico "The Oregonian". "Los ciudadanos somos los propietarios de los recursos naturales de nuestro país. No es propiedad privada, es propiedad pública. Y el gobierno, porque es la institución que tiene que mantener este derecho constitucional en el tiempo, debe gestionar esos recursos como fideicomisario para los ciudadanos presentes y las generaciones futuras. Si se prueba que el gobierno con sus acciones alteró sustancialmente la atmósfera y el sistema climático, habría violado ese fideicomiso que tiene con los ciudadanos", explica la profesora.
Y esta base argumental también es planteada por otros chicos que trabajan en el mismo sentido que sus pares de Oregon. Alexandria Villaseñor, es una chica de 14 años que desde hace tres meses falta a las clases de la tarde de todos los viernes para pararse frente al edificio de las Naciones Unidas, en Nueva York, para demandar que se cuide el medio ambiente para que ella y sus congéneres no tengan que padecer las graves consecuencias del cambio climático. La imagen de una chica flaquita, rubiecita y de una sonrisa encantadora con dos carteles en la mano que dicen "School Strike 4 Climate" (huelga en las escuelas por el clima) y "COP 24 failed us" (la última cumbre de cambio climático nos falló), ya recorrió el mundo y cosecha apoyo de miles de adolescentes.
Alexandria enumera decenas de países desde donde recibe mails en los que le aseguran que la acompañarán el 15 de marzo cuando está convocada una huelga general de estudiantes secundarios en Estados Unidos y otros 30 países del mundo para demandar acciones concretas que frenen el cambio climático. Desde Europa, la acompaña la sueca Greta Thunberg de 15 años, que sacudió a los delegados de la COP 24 que se realizó en Polonia. "En el año 2078 voy a celebrar mi cumpleaños número 75. Si llego a tener un hijo o hija es probable que pasemos el día juntos. Y, tal vez, en nuestra conversación me pregunte por ustedes y por lo que hicimos para detener las catástrofes que afectan al planeta. También, me va a preguntar por qué no actuamos cuando todavía había tiempo", dijo ante los delegados que sacaban pañuelos de papel para secar sus lágrimas.
Los chicos tomaron como suyo un problema creado por sus mayores y están decididos a hacer lo que los más poderosos no quisieron hacer hasta ahora. El 15 de marzo saldrán a las calles para expresar sus ideas y sentimientos. A la cabeza de la marcha en Washington estarán Kelsey Juliana y los otros 20 chicos demandantes del juicio que podría modificar el mundo.
Gustavo Sierra
Especial para Infobae America
(Desde San Francisco). Sus padres se conocieron en una protesta contra la tala de bosques en el estado de Oregón, en el noroeste de Estados Unidos. A los dos meses ya la llevaban a las manifestaciones de los medioambientalistas. A los 10 años era una verdadera activista organizando fiestas en la escuela para recaudar fondos para la causa. A los 15, demandó al estado donde nació para que no sigan contaminando el medio ambiente. Ahora, a los 22 años, se convirtió en una celebridad internacional. Es la demandante principal del caso más relevante en la lucha contra el cambio climático que se haya presentado ante la justicia estadounidense. Se llama Kelsey Juliana y su rostro da vuelta por todos los medios del mundo junto a la carpeta que titula al caso: "Juliana contra los Estados Unidos de América" y que es acompañada en la demanda por otros 20 niños y adolescentes.
Todo comenzó hace ya cuatro años. En 2015, un grupo de 21 chicos de entre 9 y 18 años presentaron una insólita demanda contra el gobierno de su país por contaminar deliberadamente el medio ambiente poniendo en peligro la vida de cientos de millones de personas e hipotecando su futuro. Aseguran que se violaron sus derechos constitucionales a la vida, a la libertad y a la propiedad, y que no se protegen los recursos públicos esenciales como lo demanda la constitución. En el momento que plantearon el juicio era contra la Administración de Barack Obama, quien firmó el acuerdo de París para detener el calentamiento global pero que no logró revertir el proceso de contaminación en Estados Unidos. Ahora, el pleito es contra Donald Trump, un negacionista del cambio climático que denomina a todas estas protestas como "verdaderas farsas".
Después de varias idas y vueltas judiciales, el caso que parecía apenas como una extravagancia, ya llegó a la justicia federal y a los principales medios globales. La Casa Blanca tiene a varios abogados intentando detener el juicio pero hasta ahora no tuvieron ningún éxito. Si el proceso llega a la Corte Suprema, Trump se podría ver acosado judicialmente por un caso muy diferente a los que lo tienen de protagonismo hasta ahora. ¿Cómo podría enfrentarse a un grupo de niños y jóvenes que le reclaman que no ponga en peligro su futuro?
El caso nació en la ciudad de Eugene, en el estado Oregón, un paraíso para los amantes de los árboles y una de las cunas del activismo ambiental en Estados Unidos. La demandante principal, Kelsey Juliana, estudiante de la Universidad de Oregón, tenía solo cinco semanas cuando sus padres la llevaron a su primer mitin para proteger a los búhos manchados que estaban desapareciendo a causa de la poda de árboles. Hoy, la lucha de la familia y la joven estudiante, es por el cambio climático, la sequía y la creciente amenaza de los incendios forestales en las cercanas montañas de Cascade y todo el centro de California. Los chicos demandantes creen que, si no se crean políticas concretas para afrontar estos peligros, sus vidas se verán afectadas profundamente. "El gobierno sabe desde hace 50 años que todo esto está sucediendo y que daña la economía y la salud de las personas. Pero no hace nada. Sabían que la quema de los combustibles fósiles causaría el cambio climático, pero no les importó. Bueno, a nosotros nos importa y tenemos que hacer que las cosas cambien o muchos vamos a morir a causa de las catastróficas consecuencias", explicó la última semana Kelsey Juliana a Steve Kroft, el veterano corresponsal del clásico programa de investigación "60 Minutes" de la cadena de televisión CBS.
Los chicos que presentaron la demanda provienen de diez estados diferentes. El más joven tiene ahora 11 años, está en sexto grado y vive en una isla de la costa de Florida afectada por la creciente de los mares. "Si no hacemos algo, me quedaré sin mi isla que es lo que más quiero junto a mis padres. Para cuando necesite construir mi propia casa ya no habrá donde hacerlo. Estará todo cubierto por las aguas", dice sonriendo con su melena afro y sus ojos celestes profundos. El grupo fue reclutado entre los jóvenes activistas del medio ambiente de todo el país por Julia Olson, una abogada y presidenta de la ONG "Our Children's Trust". Comenzó a armar el caso hace más de ocho años, cuando hizo una línea de tiempo sobre los documentos del gobierno acerca del calentamiento global. Y descubrió que hace 50 años, durante la Administración de Lyndon Johnson, ya se le había presentado al presidente una serie de estudios que conectaban los combustibles fósiles con el cambio climático y hablaba de "una amenaza catastrófica". Pero desde entonces, los sucesivos ocupantes de la Casa Blanca hicieron poco o nada para modificar la verdadera raíz del problema que consiste en reconvertir buena parte de la economía estadounidense, comenzando por los automóviles.
Olson logró acumular 36.000 páginas de documentos oficiales que ya fueron presentados ante la justicia que tendrá que determinar si hubo negligencia por parte de los diez presidentes que gobernaron desde 1965. "Ya sea que estuviera un demócrata o un republicano en el cargo, hubo conciencia de las consecuencias potenciales de las emisiones de dióxido de carbono. Todos los presidentes sabían que la quema de combustibles fósiles estaba causando el cambio climático. En los niveles más altos de cada administración se conocía lo que estaba sucediendo. Fue informado regularmente por la comunidad de seguridad nacional y por la comunidad científica. Saben desde hace mucho tiempo que se trata de una gran amenaza", aseguró la abogada Julia Olson en su entrevista con "60 Minutes".
Si bien Trump sigue negando el cambio climático, sus funcionarios de Medio Ambiente tuvieron que admitir en los documentos que presentaron en la corte que la actividad humana, que provoca las concentraciones elevadas de gases de efecto invernadero, es probablemente la causa dominante del calentamiento observado desde mediados del siglo pasado. De acuerdo a las últimas revelaciones científicas las concentraciones globales de dióxido de carbono alcanzaron niveles sin precedentes en al menos 2,6 millones de años. Este cambio en el clima aumentó el riesgo de pérdida de vidas y la extinción de muchas especies y se asocia con incrementos en la intensidad de huracanes, la frecuencia de tormentas intensas, fuertes precipitaciones, el deshielo de los Polos y el aumento del nivel del mar. El gobierno también reconoce que los efectos del cambio climático en la agricultura, provocarán una escasez de alimentos.
La demanda presentada por los 21 niños y adolescentes sostiene que los poderes ejecutivo y legislativo del gobierno estadounidense demostraron ser incapaces en todos estos años de mitigar el cambio climático. Argumentan que no cumplieron con su obligación constitucional de proteger el aire, el agua, los bosques y las costas del país. Una desidia que, dicen, pone en peligro las vidas de las futuras generaciones, en particular la de los "Centenials" que nacieron después del año 2000. Y solicita a los tribunales federales que intervengan y obliguen al gobierno a poner en práctica un plan que reemplace la energía de los combustibles fósiles para mediados de este siglo.
En noviembre de 2016 la jueza Ann Aiken sorprendió a todos al negarse a desestimar el caso y dictaminó que podía proceder a juicio. En lo que puede convertirse en una decisión histórica, la magistrada escribió: "Ejerciendo mi juicio razonado, no tengo dudas de que el derecho a un sistema climático capaz de sustentar la vida humana es fundamental para una sociedad libre y ordenada". Esto que parecería una obviedad, no lo era para la justicia estadounidense que nunca antes había sido reconocido el derecho constitucional a un clima estable. Si los chicos demandantes ganan el juicio, obligaría al gobierno de Trump, y los sucesivos, a cambiar totalmente su agenda política y económica. Tanta es la preocupación de la Casa Blanca que está haciendo lo imposible para que el caso no avance. Ya apeló la decisión de la jueza Aiken tres veces ante un tribunal de California y dos veces ante la Corte Suprema. Hasta ahora no tuvo ningún éxito. Los asesores políticos de Trump saben que en la campaña para las elecciones presidenciales del próximo año, quien sea el candidato demócrata presentará innovadoras iniciativas para detener las emisiones de gases contaminantes y que esa podría ser su mayor debilidad ante los votantes moderados.
La profesora Mary Wood de la universidad de Oregon es quien inspiró esta demanda con sus libros. "Es como si estás en el asiento trasero de un coche con tus hijos. Todos nosotros, y las generaciones futuras, estamos en ese asiento trasero. Y hay un solo conductor que se llama Donald Trump. Él sabe que está dirigiendo el coche hacia el precipicio climático, y no solo no está frenando, sino que está pisando el acelerador con más fuerza. La pregunta es: ¿querés que un policía detenga el coche antes de caer por el precipicio?", es el ejemplo muy ilustrativo de la profesora Wood en una entrevista con el periódico "The Oregonian". "Los ciudadanos somos los propietarios de los recursos naturales de nuestro país. No es propiedad privada, es propiedad pública. Y el gobierno, porque es la institución que tiene que mantener este derecho constitucional en el tiempo, debe gestionar esos recursos como fideicomisario para los ciudadanos presentes y las generaciones futuras. Si se prueba que el gobierno con sus acciones alteró sustancialmente la atmósfera y el sistema climático, habría violado ese fideicomiso que tiene con los ciudadanos", explica la profesora.
Y esta base argumental también es planteada por otros chicos que trabajan en el mismo sentido que sus pares de Oregon. Alexandria Villaseñor, es una chica de 14 años que desde hace tres meses falta a las clases de la tarde de todos los viernes para pararse frente al edificio de las Naciones Unidas, en Nueva York, para demandar que se cuide el medio ambiente para que ella y sus congéneres no tengan que padecer las graves consecuencias del cambio climático. La imagen de una chica flaquita, rubiecita y de una sonrisa encantadora con dos carteles en la mano que dicen "School Strike 4 Climate" (huelga en las escuelas por el clima) y "COP 24 failed us" (la última cumbre de cambio climático nos falló), ya recorrió el mundo y cosecha apoyo de miles de adolescentes.
Alexandria enumera decenas de países desde donde recibe mails en los que le aseguran que la acompañarán el 15 de marzo cuando está convocada una huelga general de estudiantes secundarios en Estados Unidos y otros 30 países del mundo para demandar acciones concretas que frenen el cambio climático. Desde Europa, la acompaña la sueca Greta Thunberg de 15 años, que sacudió a los delegados de la COP 24 que se realizó en Polonia. "En el año 2078 voy a celebrar mi cumpleaños número 75. Si llego a tener un hijo o hija es probable que pasemos el día juntos. Y, tal vez, en nuestra conversación me pregunte por ustedes y por lo que hicimos para detener las catástrofes que afectan al planeta. También, me va a preguntar por qué no actuamos cuando todavía había tiempo", dijo ante los delegados que sacaban pañuelos de papel para secar sus lágrimas.
Los chicos tomaron como suyo un problema creado por sus mayores y están decididos a hacer lo que los más poderosos no quisieron hacer hasta ahora. El 15 de marzo saldrán a las calles para expresar sus ideas y sentimientos. A la cabeza de la marcha en Washington estarán Kelsey Juliana y los otros 20 chicos demandantes del juicio que podría modificar el mundo.