Los absurdos recaudos de Adolf Hitler para evitar ver los horrores del Holocausto

Desde cerrar las cortinas del tren para no ver a judíos siendo llevados a Auschwitz hasta mantenerse lejos de los campos de concentración, los cuales nunca visitó, un nuevo documental ofrece detalles sobre cómo el genocida se negó a ver los resultados de su política de asesinato masivo. "Soy extremadamente misericordioso con los judíos pero la única solución es el exterminio", señaló en una reunión

Infobae
Cuando el tren privado de Adolf Hitler se cruzaba con las formaciones que transportaban a los judíos a los campos de concentración diseminados por el Tercer Reich y sus territorios ocupados, el dictador sencillamente bajaba las cortinas para evitarse los horrores del plan de exterminio que se estaba llevando en su nombre, de acuerdo a un nuevo documental que se estrenará el lunes.


Se espera que el trabajo de investigación de la doctora Tracy Borman, curadora principal en la organización británica Historic Royal Palaces (Reales Palacios Histórico), muestre hasta qué punto el genocida de origen austriaco que llegó a liderar Alemania entre 1933 y 1945 se mantuvo aislado del Holocausto.

Por ejemplo, se cree que nunca visitó ninguno de los campos de concentración y exterminio en el que murieron unos seis millones de judíos y otros tantos millones de miembros de otras minorías, ni Auschwitz-Birkenau ni Treblinka, ni Dachau ni Theresienstadt.

"Mientras se llevaban a cabo atrocidades en su nombre, él nunca visitó un campo de exterminio", aseguró Borman, presentadora del documental "Vidas Privadas" que se estrenará el lunes por la noche en el canal británico Yesterday, según reportó el Daily Mail.

Además de la relación entre Hitler y el Holocausto, también se ahondará en los abusos que el futuro dictador sufrió en su infancia, sus aspiraciones artísticas frustradas y sus vínculos con numerosas mujeres jóvenes.

Pero el eje estará en los esfuerzos del ex soldado convertido en líder político por no aceptar los horrores de la política de exterminio de minorías encarada por su régimen.

"Hitler nunca quiso confrontar con la brutal realidad de lo que estaba pasando, sólo quería saber que se estaba llevando a cabo", explicó Borman. "Cuando un tren que llevaba judíos a los campos frenó en la plataforma adyacente a su formación, bajó las cortinas", agregó.

Por otro lado, Hitler se describió a si mismo como "extremadamente misericordioso con los judíos" durante un almuerzo con Heinrich Himmler, el sanguinario organizador del Holocausto. En la misma conversación, sin embargo, el Führer resaltó que "la única solución es el exterminio".

"Vidas Privadas" sostiene que la transcripción oficial de esta conversación entre Hitler y Himmler es la única prueba por escrito que vincula al dictador con la matanza sistemática de judíos.

Por lo general, y especialmente en lo referido al Holocausto, Hitler solía dar órdenes verbalmente a sus subalternos y durante reuniones, evitando asentar nada por escrito.

Este fenómeno alimentó a numerosos seguidores del genocida, miembros de la ultraderecha y neonazis a sostener en la posguerra que el exterminio masivo se había hecho sin que Hitler lo supiera, pero la posición fue siempre criticada por la mayoría de los académicos e historiadores, y esta transcripción podría ser la prueba definitiva.

Según destaca la investigación de Borman, realizada en Alemania tras obtener acceso a nuevos documentos, se sabe sólo de un judío salvado por Hitler: Eduard Bloch, médico que había tratado a la madre del dictador por cáncer de mama, logró emigrar a los Estados Unidos en 1940 con ayuda del régimen nazi.

La lupa en sus hábitos diarios

Hitler solía desayunar dos tazas de leche tibia, hasta una decena de galletas Leibniz y una barra de chocolate, siempre de parado, de acuerdo lo hallado sobre su rutina diario en base a los testimonios de su valet personal.

Además, mantuvo varias relaciones con mujeres mucho menores que él, incluyendo una con su propia sobrina, de acuerdo a "Vidas Privadas".

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