La tensa espera de Trump

Se cree que esta semana el fiscal especial Robert Muller dará a conocer el resultado de su investigación sobre la injerencia rusa en las elecciones. Podría ser la base de un impeachment contra el presidente. ¿Lo van a hacer público?

Gustavo Sierra
Especial para Infobae America
(Desde Chicago). La semana pasada fue, probablemente, la peor de toda la presidencia de Donald Trump. Su abogado reveló una larga lista de sus negocios sucios y lo llamó "estafador, tramposo y mentiroso" ante un comité del Congreso durante una audiencia transmitida en vivo por todas las cadenas de televisión. Todo, mientras él mismo fracasaba en su "diplomacia de impulsos" y regresaba de Vietnam con las manos vacías después de creer que iba a pasar a la historia por firmar un acuerdo de paz con el dictador norcoreano Kim Jong-un. Pero esta semana puede ser aún peor. El fiscal especial Robert Muller anunció que es inminente la presentación de su informe sobre el escándalo del "rusiagate", la trama organizada por Vladimir Putin para favorecer a Trump en las elecciones de 2016. Lo que no se sabe es si Trump va a permitir que esa información llegue a los ciudadanos estadounidenses y del resto del mundo. Si presiona a su ministro de Justicia para que convierta el informe en un secreto, las malas semanas pasarán a ser un "annus horribilis" con camino directo al impeachment y la imposibilidad de ir a la reelección.


De acuerdo a las reglas que limitan el trabajo de los fiscales especiales, Muller debe enviar sus conclusiones al Fiscal General Bill Barr. Él es quien tiene la facultad de hacer público o no el informe -si bien teóricamente debe trabajar en forma independiente, su lealtad está con quien lo nombró en ese puesto-. Barr sólo tiene la obligación de notificar al Congreso de que Mueller concluyó su investigación, pero más allá de eso, posee todas las facultades para decidir si da a conocer el informe completo, apenas una parte o si, directamente, no se difunde públicamente. Barr dijo durante sus audiencias de confirmación en enero que cree que es importante que el Congreso y el público conozcan los resultados de la investigación, pero agregó que solo revelaría lo que es "consistente con las regulaciones y la ley".

La presión será intensa para hacer pública la mayor parte de las conclusiones de Mueller. El caso tiene en vilo a los estadounidenses desde hace casi dos años. Y la oposición demócrata en el Congreso ya anunció que hará todo lo posible para que la información sea pública, más allá de sus consecuencias con respecto a la política exterior. La investigación podría desnudar el alcance de la interferencia extranjera en el sistema político estadounidense y si los asesores de campaña de Trump estuvieron involucrados en la conspiración. Con el informe en la mano, el ministro Barr debe presentarse ante los líderes de ambas cámaras del Congreso y los presidentes de los comités Judiciales del Senado y de los Representantes para informarles que recibió las conclusiones. Pero no tiene la obligación de revelar ningún detalle en ese momento. Barr podría, si quisiera, incluso hacer público el informe sin entregarlo específicamente a los legisladores. O como argumenta Greg Sargent del Washington Post: "No hay nada que impida la divulgación pública sólida de los hallazgos de Mueller, y … en una situación tan inusual como esta, tenemos toda la razón al esperar e insistir en ello".
El fiscal Robert Mueller
El fiscal Robert Mueller

El "informe Mueller" ya adquirió una relevancia histórica. Algunos creen que el documento final responderá a la pregunta de si existió "colusión", atará todos los hilos pendientes de la investigación y explicará si el presidente Donald Trump o sus asociados intentaron obstruir a la justicia en el curso de la investigación. El fiscal deberá escribir una conclusión de sus hallazgos y determinar si están las bases para un "enjuiciamiento o absolución" con respecto a los implicados. Debe determinar a quién hay que enjuiciar y procesar y a quién absolver. Varios de los asociados con Trump están en la cárcel o procesados por otros delitos que podrían estar relacionados con esta investigación. Mueller ya acusó de diferentes delitos a 37 personas o entidades, incluido el ex director de la campaña presidencial, su abogado personal y un socio político de larga data.

El ex fiscal federal Renato Mariotti, un especialista en el tema de las investigaciones especiales advierte que hay que bajar las expectativas. "Después de un alboroto interminable, el abogado especial Robert Mueller podría estar a punto de presentar su informe. Es imposible saber cuáles serán sus conclusiones. Pero después de tanta especulación, un resultado parece probable: Mueller decepcionará a casi todos, especialmente a los críticos del presidente Trump. Y no será culpa suya, así es el sistema", escribió Mariotti en su sitio web. Se refiere a la posibilidad de que el fiscal no tenga suficientes pruebas de que Trump haya sabido de las acciones de los hackers rusos que perjudicaron las posibilidades de elección de Hillary Clinton.

Un comité que agrupa a las principales agencias de inteligencia estadounidenses dio a conocer un informe a principios de 2017 en el que concluye "con gran confianza" que el gobierno ruso participó en la interferencia electoral durante las elecciones de 2016 y que fue el propio presidente Vladímir Putin quien ordenó esa campaña. "Evaluamos que Putin y el gobierno ruso desarrollaron una clara preferencia por el presidente electo Trump". La Oficina del Director de Inteligencia Nacional (DIN), que representa a 17 organismos de inteligencia, y el Departamento de Seguridad Nacional (DSN) declararon conjuntamente que Rusia hackeó el sistema informático del Comité Nacional Demócrata (CND) y filtró sus documentos a la organización WikiLeaks. Poco después, el director de Inteligencia Nacional, James Clapper, dijo ante un comité del Senado que la intromisión de Rusia fue más allá del hackeo e incluyó desinformación y difusión de noticias falsas en las redes sociales. En un informe adicional, el director de la CIA, John O. Brennan, el director del FBI, James Comey y Clapper, coincidieron en "el alcance, la naturaleza y el propósito" de la interferencia organizada por los grupos rusos de inteligencia llamados Fancy Bear y Cozy Bear. En octubre de 2016, Obama usó el mítico teléfono rojo para exigirle a Putin que terminara con los ataques cibernéticos y le anunció que impondría sanciones económicas como respuesta.

El entonces presidente electo, Donald Trump, rechazó todas las acusaciones y escribió en varios tweets que "los demócratas están llorando por su derrota". Pero no esa no era la posición de su propio partido. El líder de la mayoría en el Senado, el republicano Mitch McConnell, expresó su confianza en la inteligencia estadounidense y apoyó una investigación bipartidista. El 29 de diciembre de 2016, Estados Unidos expulsó a 35 diplomáticos rusos, denegó el acceso a dos recintos de propiedad rusa, y ampliaron las sanciones existentes a las entidades e individuos rusos. En febrero de 2017, en una de sus primeras conferencias de prensa, Trump aseguró que "no tengo nada que ver con Rusia y por lo que yo sé, ninguna persona de mi entorno tiene relación alguna" con Moscú. El The New York Times lo desmintió casi inmediatamente: el hijo del presidente, Donald Trump Jr., durante la campaña se reunió con la abogado relacionada con el Kremlin, Natalia Veselnitskaya, y hablaron de la posibilidad de lanzar un ataque cibernético contra la candidata demócrata Hillary Clinton. Trump Jr. transmitió esta información y pidió que la apoyaran al jefe de campaña, Paul Manafort, y al influyente yerno de Trump, Jared Kushner.

El director del FBI, James Comey, se metió en el medio y fue despedido malamente. "Esto no es normal, no es así como se comportan los presidentes. Es un momento oscuro en la historia estadounidense", dijo en una entrevista.

La investigación federal sobre la campaña presidencial de Trump estaba a su cargo. Trump lo echó y Comey se enteró por la televisión. Pero el jefe del FBI no se fue a disfrutar del temprano retiro. Se presentó ante el Comité de Inteligencia del Senado y lanzó una serie de acusaciones contra la Administración Trump en una audiencia seguida por los estadounidenses como si se jugara la final de la NFL. Kushner, Manafort y el ex asesor de seguridad nacional Michael Flynn, quedaron pegados en las maniobras rusas. También el abogado personal de Trump, Michael Cohen, quien destapó las maniobras ilegales del multimillonario para quedarse con los negocios inmobiliarios y hasta pagar a prostitutas para que no hagan pública su relación con el actual presidente.

Los vínculos de Trump con Rusia se remontan a mucho antes de las elecciones. Desde los 80, hace negocios inmobiliarios en ese país. También, se asoció con un "oligarca" ruso para organizar el concurso Miss Universo 2013, que se llevó a cabo en Moscú, y vendió por 95 millones de dólares una de sus mansiones de Florida a otro "oligarca" ruso en 2008. Y negoció hasta bien entrada la campaña presidencial con las autoridades de Moscú para levantar allí una de sus famosas Trump Towers.

Se entiende que Mueller entrelazó todas estas informaciones y otras que supuestamente recibió de las agencias de inteligencia y que perjudicarían aún más a Trump. Ese informe está ya terminado y sus asistentes le están dando los últimos toques de edición este fin de semana. Lo que viene puede ser un terremoto político o una enorme decepción.

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