Grupos chiitas de Irak quieren que EE UU retire sus tropas, por las buenas o por las malas

Irak, AFP
La retirada de las tropas de Estados Unidos que el presidente Donald Trump quiere mantener en Irak es el objetivo principal de las milicias chiitas favorables a Irán y sus dirigentes dicen que lo conseguirán mediante una nueva ley o por la fuerza.
Esos grupos apoyados por Irán combatieron con el gobierno contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI) al igual que los soldados estadounidenses.


Pero el presidente Donald Trump provocó la ira de esos grupos al declarar que después del retiro de Siria, las tropas estadounidenses iban a instalarse en Irak para “vigilar” a Irán.

La declaración de Trump cayó mal incluso entre los aliados de Washington en Bagdad ya que Irán es un socio clave económico y político de Irak.

Un año después de la victoria contra el EI en el territorio iraquí, las relaciones entre Irak y Estados Unidos vuelven a ser tensas.

Desde la guerra del Golfo de 1990 hasta la invasión estadounidense de 2003, que derrocó a Sadam Husein, pasando por el embargo impuesto a Irak durante 12 años, la relación irako-estadounidense registra altibajos.



Nuevamente los estadounidense son vistos por muchos iraquíes como una “fuerza de ocupación”.

Si no se van, “cada iraquí tendrá el derecho legítimo de enfrentarlos por todos los medios”, amenazó Mohammed Mohie, portavoz de las Brigadas de Hezbolá, un grupo cercano a Irán.

Además de su combate contra el EI, este grupo combate junto a los soldados de Bashar al Asad en Siria.



“Si nos necesitan, estamos listos”, dijo por su parte Qais al-Khazali, jefe de la milicia Assaib Ahl al-Haq, La Liga de los Virtuosos en árabe.

Estadounidenses preocupados
Antes de llegar a ese extremo en un país en el que 4.500 soldados murieron entre 2003 y 2011, en particular en combates contra las milicias chiitas, Mohie dijo que quería darle una chance a la legalidad.

El parlamento recibió un proyecto de ley para imponer un calendario de retirada de las tropas estadounidenses.

Esa ley podría lograr incluso el acuerdo de las dos principales fuerzas del parlamento, la lista dirigida por el chiita Moqtada Sadr, que insiste en la independencia de Irak, y el bloque proiraní.

“Desde hace tres años, la rivalidad principal en el parlamento es entre fuerzas chiitas”, analiza Renad Mansour, del centro de reflexión Chatham House.

“No logran ponerse de acuerdo con relación al nombre de un ministro, pero coinciden en un punto: la experiencia estadounidense en Irak fue mala”.

Irónicamente, la declaración de Trump dio un nuevo impulso al proyecto de ley de retirada de los soldados estadounidenses.

Los diplomáticos y militares estadounidenses “muy inquietos” hace todo lo posible para “minimizar” esas declaraciones, afirma Renad Mansour.

Donald Trump ya había irritado a los iraquíes cuando visitó a las tropas estadounidenses para Navidad y no se entrevistó ni con el presidente ni el primer ministro de Irak.

Los militares estadounidenses se habían retirado de Irak en 2011, pero regresaron en 2014 para combatir al Estado Islámico.

Por etapas
Estados Unidos quiere que Irak sirva de “base para atacar los países vecinos”, afirma Khazali a la AFP.

“Trump no entendió que ahora Irak es un país fuerte”, afirma ese hombre que porta el turbante blanco de los doctores en religión chiita.

“Pero puede estar seguro que si se empecina lo pagará muy caro”, agrega.

Pero antes, la ley será una “primera etapa”, dice Mohie. Sin embargo, agrega, “pensamos que Estados Unidos va a desafiar nuevamente la voluntad popular”.

En ese caso, su grupo, al igual que los otros, pasará a la “segunda etapa”: empuñar las armas para enfrentar a “una fuerza de ocupación”.

“Las fuerzas de la resistencia adquirieron capacidad y experiencia combatiendo al EI”, agrega.

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