El vestuario del Barcelona, inusualmente feliz con un 1-1
Las reacciones en las redes sociales de algunos jugadores del Barça confirmaron la sensación que habían tenido dentro de la caseta: que al menos habían salvado la eliminatoria.
Juan Jiménez
As
Anoche, sorprendía darse un paseo por las redes sociales de alguno de los jugadores del Barça. Un "¡vamos adelante!" de Arthur, un "¡seguimos adelante!" de Aleñá o, directamente, unos emoticonos sacando músculo de Arturo Vidal. Lejos de sentirse derrotados por una semifinal que empezarán eliminados en el Bernabéu por el doble valor de los goles en campo contrario, los jugadores del Barça expresaron hasta cierta satisfacción por el 1-1. Una reacción extraña para un equipo poco acostumbrado a dar por buenos empates. Menos en casa y menos si acumulan la tradición ganadora ante el Madrid de los últimos años.
Pero es que ese era el sentimiento del vestuario del Barça, que después de la espectacular remontada ante el Sevilla había aceptado el desafío que tenía delante. La bolita del Real Madrid en el sorteo convirtió el calendario del Barça las dos últimas semanas en diabólico: Sevilla, Girona, Sevilla, Valencia, Real Madrid y Athletic. Los tres últimos partidos han resultado, además, de una tensión máxima. La remontada ante el Sevilla obligó a un esfuerzo extra; lo mismo que los goles del Valencia el pasado sábado y que el despiste que permitió a Lucas Vázquez hacer el 0-1 en el Camp Nou. El Barça vivió momentos de inestabilidad ante el Madrid e, igual que pudo empatar o llevarse el partido, también se vio muy cerca del 0-2 que hubiese dejado sin opciones a los de Valverde.
El Barça, sin embargo, se fue del partido con la sensación de que, pese al esfuerzo, había salvado un match-ball con todo lo que viene acumulado y con dos de sus tres jugadores más decisivos de la temporada sin estar al cien por cien. Messi se mostró algo renqueante y Dembélé ni estaba. Es posible que todos estén en el partido de la vuelta del Bernabéu, donde el Barça ha marcado 15 de las últimas 16 veces que ha ido. Tal vez por eso, ese vestuario inusualmente feliz con 1-1.
As
Anoche, sorprendía darse un paseo por las redes sociales de alguno de los jugadores del Barça. Un "¡vamos adelante!" de Arthur, un "¡seguimos adelante!" de Aleñá o, directamente, unos emoticonos sacando músculo de Arturo Vidal. Lejos de sentirse derrotados por una semifinal que empezarán eliminados en el Bernabéu por el doble valor de los goles en campo contrario, los jugadores del Barça expresaron hasta cierta satisfacción por el 1-1. Una reacción extraña para un equipo poco acostumbrado a dar por buenos empates. Menos en casa y menos si acumulan la tradición ganadora ante el Madrid de los últimos años.
Pero es que ese era el sentimiento del vestuario del Barça, que después de la espectacular remontada ante el Sevilla había aceptado el desafío que tenía delante. La bolita del Real Madrid en el sorteo convirtió el calendario del Barça las dos últimas semanas en diabólico: Sevilla, Girona, Sevilla, Valencia, Real Madrid y Athletic. Los tres últimos partidos han resultado, además, de una tensión máxima. La remontada ante el Sevilla obligó a un esfuerzo extra; lo mismo que los goles del Valencia el pasado sábado y que el despiste que permitió a Lucas Vázquez hacer el 0-1 en el Camp Nou. El Barça vivió momentos de inestabilidad ante el Madrid e, igual que pudo empatar o llevarse el partido, también se vio muy cerca del 0-2 que hubiese dejado sin opciones a los de Valverde.
El Barça, sin embargo, se fue del partido con la sensación de que, pese al esfuerzo, había salvado un match-ball con todo lo que viene acumulado y con dos de sus tres jugadores más decisivos de la temporada sin estar al cien por cien. Messi se mostró algo renqueante y Dembélé ni estaba. Es posible que todos estén en el partido de la vuelta del Bernabéu, donde el Barça ha marcado 15 de las últimas 16 veces que ha ido. Tal vez por eso, ese vestuario inusualmente feliz con 1-1.
