El Congreso Mundial de Móviles dejó al descubierto el temor al 5G chino
Laureano Pérez Izquierdo
Infobae
Quienes caminan los anchos y atiborrados pasillos del Congreso Mundial de Móviles (MWC, por sus siglas en inglés) se impresionan al ver la amazónica presencia de la empresa -de capitales privados y control gubernamental chino- Huawei. "Están por todos lados, en cada hall… tienen una presencia abrumadora", resume un periodista que participa de la cumbre tecnológica cada año.
Es que la empresa china enfrentó el congreso de Barcelona como una de sus últimas oportunidades para invadir Europa con su red de 5G. En el pabellón 4 se abocan a hablar sobre el desarrollo de la tecnología que han alcanzado. Dedican sus horas a mostrar un futuro cercano y a intentar rechazar las acusaciones que se hacen desde países con tradición democrática como Australia, Canadá, Estados Unidos, Nueva Zelanda y Reino Unido.
A diferencia de las redes de 3G y 4G, el nuevo sistema de telecomunicaciones será onmipresente en la vida de los usuarios. La clave radica en la configuración de la tecnología. Con la tecnología 5G, cada componente de la red puede acceder a cada parte de esa red.
"La tecnología convencional [3G y 4G] tiene un núcleo de infraestructura y luego una tecnología periférica, como las torres de telefonía celular y similares y, en efecto, pueden mantenerse separadas. No se puede hacer eso con la tecnología 5G", dijo Andrew Little, ministro de Justicia de Nueva Zelanda y quien encabeza en su país la evangelización sobre "los riesgos" para la seguridad de sus ciudadanos de adoptar la tecnología de la compañía china.
Las vulnerabilidades del circuito son complejas. Sin embargo, si uno es el arquitecto de la infraestructura -como el caso de la gigante china- todo resulta más fácil. El temor radica en que las empresas involucradas en el tendido de sus propias redes de 5G puedan incluir "ventanas" encubiertas para monitorear a personas, empresas y funcionarios de gobierno que manejen información sensible.
Robert Strayer, embajador de Comunicaciones Cibernéticas e Internacionales en el Departamento de Estado norteamericano mantuvo intensas reuniones en Barcelona durante el MWC. "Estados Unidos está pidiendo a otros gobiernos y al sector privado que consideren la amenaza que representan Huawei y otras compañías chinas de tecnología", indicó el funcionario diplomático en rueda de prensa.
Beijing presiona a países europeos y de Oceanía a adoptar su tecnología. Lo hace de manera brutal. Les advierte que de no acceder a las redes de las tecnológicas chinas las relaciones comerciales podrían verse deterioradas o incluso interrumpidas. El régimen sabe que de hacer pie en esos territorios tendría la llave para acceder a datos críticos no sólo de usuarios, sino también de las administraciones centrales.
Es que por ley, todas las empresas de aquel país tienen la obligación de presentar archivos y documentos que fueran requeridos por el Partido Comunista Chino (PCC) y por el gobierno central. Funcionarios norteamericanos, canadienses, australianos, neozelandeses y británicos, temen que esta amenaza se concrete.
De acuerdo al artículo 7 de la Ley de Inteligencia de la República Popular China, el régimen puede forzar a Huawei a compartir información sensible sobre usuarios sin ningún tipo de orden judicial o contrapeso legislativo que resguarde la privacidad de quien utiliza el sistema.
"La naturaleza global de los flujos de datos supone que las amenazas a las redes de Estados Unidos tienen una incidencia directa en la seguridad de nuestros aliados, al igual que las amenazas a las redes de nuestros aliados tienen una incidencia directa en la seguridad de los Estados Unidos. Con este fin, Estados Unidos está pidiendo a otros gobiernos y al sector privado que consideren las amenazas que representan Huawei y otras compañías chinas de tecnología de la información. La ley requiere que estas empresas apoyen y asistan al vasto aparato de seguridad de Beijing, sin ningún tipo de control y equilibrio democráticos en el acceso o uso de los datos que tocan las redes o equipos instalados y respaldados por estas compañías en todo el mundo", señaló Strayer en un comunicado.
La preocupación en Europa crece. Además de los reparos que se multiplican en el Reino Unido, Noruega -uno de los países más desarrollados y de mejor calidad de vida- también teme que la infiltración china no sea tomada seriamente en el tendido de redes del gigante de la tecnología oriental.
"Uno tiene que estar atento sobre Huawei como actor y sobre las conexiones cercanas entre un actor comercial como esta compañía y el régimen chino", dijo la jefa de la unidad de inteligencia nacional noruega, Marie Benedicte Bjornland, al presentar un informe nacional de evaluación de riesgos de 2019. "Un protagonista como Huawei podría estar sujeto a la influencia de su país de origen, siempre que China tenga una ley de inteligencia que requiera que individuos, entidades y compañías privadas cooperen con China", añadió.
En España -país anfitrión del MWC- el temor también escala. El Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) ha firmado en 2016 un acuerdo con la empresa china dándole la espalda a Estados Unidos y sus aliados europeos de la OTAN. Este organismo del Ministerio de Economía mantiene estrechos vínculos con el Centro Criptológico Nacional dependiente del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Huawei metió sus narices en esta infraestructura, según consigna el diario El Mundo.
Las administraciones de Mariano Rajoy (Partido Popular) antes y de Pedro Sánchez (Partido Socialista Obrero Español) ahora parecieron no entender el tema o no preocuparse demasiado por estas amenazas. El primero al permitir la firma del convenio. El segundo, al dedicarse a buscar un alivio electoral que lo mantenga en el poder y desatender el asunto.
Estados Unidos y sus aliados europeos están confiados en que España finalmente dé marcha atrás y ordene a sus operadoras que adopten otra tecnología. Caso contrario el país podría quedar en la esfera de naciones con los que Washington deje de compartir información sensible en materia de seguridad.
El camino que España no se decide aún a tomar sería el que también en las próximas semanas Francia, Italia y Alemania decidirían seguir. Las promesas hechas durante el congreso catalán por los ejecutivos chinos fueron de todo tipo. Sin embargo, en ningún caso pudieron desmentir las leyes a las que son sometidos en China y que deben cumplir con nanoprecisión.
En esa línea, los antecedentes de Huawei no riegan de confianza a sus interlocutores. Luego de que el pasado 5 de diciembre la justicia de Canadá detuviera a Meng Wanzhou -hija del fundador de la empresa y Chief Financial Officer (CFO)- salieron a la luz prácticas que estaban más vinculadas con el espionaje y el robo de datos que con la libre competencia y el desarrollo de simples celulares. Algo similar se descubrió respecto a otra empresa de telecomunicaciones china, ZTE.
Wanzhou también está acusada de haber tramado una red con dictaduras que están bajo el abanico de sanciones de los Estados Unidos. La CFO trabó vínculos subterráneos con los regímenes de Irán y Siria para esquivar el bloqueo internacional que pesa sobre ambos estados.
Para Tom Uren, Analista Senior de la Australian Strategic Policy Institute, el riesgo de Huawei es real. Tan real como los antecedentes que la anteceden. "Este patrón de engaño amoral es preocupante para empresas que podrían ubicarse en el corazón de nuestras redes de telecomunicaciones. Pero el peligro involucrado aumenta exponencialmente porque estas compañías pueden ser presionadas y obligadas por el Partido Comunista, que cree que las compañías chinas e incluso los chinos existen para apoyar al Partido", señala el especialista en ciberseguridad.
"Desafortunadamente para Huawei y ZTE, su comportamiento y el del gobierno chino, su amplio espionaje comercial y las leyes que obligan a las compañías a colaborar en los esfuerzos de inteligencia, ha erosionado la confianza incuestionable que una vez existió. Desde que Australia tomó la decisión de prohibir su red 5G, varios otros países han seguido el ejemplo o expresado reservas, incluyendo Nueva Zelanda, Japón, Alemania y Czechoslavakia", añadió Uren en un informe para el instituto dedicado a políticas de seguridad en Australia.
En el Reino Unido, el Royal United Services Institute (RUSI) -uno de los más prestigiosos think tanks fundado en 1831- explicó en un informe al que accedió Infobae de qué forma y en qué áreas está interesado el régimen de Beijing y más específicamente el PCC en interferir en los demás países de Europa.
En el informe Relaciones China-Reino Unido: ¿Dónde trazar el borde entre la influencia y la interferencia? se indica que mientras áreas como las de energía también podrían sufrir la intromisión oriental, el caso de las telecomunicaciones es más urgente y sensible. "El Reino Unido está listo para decidir qué proveedores podrán ofrecer redes móviles de quinta generación (5G) en el país. Permitir la participación de Huawei es en el mejor de los casos ingenuo, en el peor de los casos irresponsable", dice el documento firmado por Charles Parton, un diplomático inglés y experto en inteligencia que pasó 22 años trabajando en China, Hong Kong y Taiwán.
En las últimas horas, Barcelona fue testigo de incesantes reuniones entre altos ejecutivos de compañías de telecomunicaciones y diplomáticos europeos y norteamericanos. A gobiernos, estados y empresas parece haberles quedado claro que al peligro de seguridad que implica una red tan compleja como la 5G sería inoportuno sumarle un riesgo más: Huawei y sus compromisos intocables con el régimen de Beijing.
Infobae
Quienes caminan los anchos y atiborrados pasillos del Congreso Mundial de Móviles (MWC, por sus siglas en inglés) se impresionan al ver la amazónica presencia de la empresa -de capitales privados y control gubernamental chino- Huawei. "Están por todos lados, en cada hall… tienen una presencia abrumadora", resume un periodista que participa de la cumbre tecnológica cada año.
Es que la empresa china enfrentó el congreso de Barcelona como una de sus últimas oportunidades para invadir Europa con su red de 5G. En el pabellón 4 se abocan a hablar sobre el desarrollo de la tecnología que han alcanzado. Dedican sus horas a mostrar un futuro cercano y a intentar rechazar las acusaciones que se hacen desde países con tradición democrática como Australia, Canadá, Estados Unidos, Nueva Zelanda y Reino Unido.
A diferencia de las redes de 3G y 4G, el nuevo sistema de telecomunicaciones será onmipresente en la vida de los usuarios. La clave radica en la configuración de la tecnología. Con la tecnología 5G, cada componente de la red puede acceder a cada parte de esa red.
"La tecnología convencional [3G y 4G] tiene un núcleo de infraestructura y luego una tecnología periférica, como las torres de telefonía celular y similares y, en efecto, pueden mantenerse separadas. No se puede hacer eso con la tecnología 5G", dijo Andrew Little, ministro de Justicia de Nueva Zelanda y quien encabeza en su país la evangelización sobre "los riesgos" para la seguridad de sus ciudadanos de adoptar la tecnología de la compañía china.
Las vulnerabilidades del circuito son complejas. Sin embargo, si uno es el arquitecto de la infraestructura -como el caso de la gigante china- todo resulta más fácil. El temor radica en que las empresas involucradas en el tendido de sus propias redes de 5G puedan incluir "ventanas" encubiertas para monitorear a personas, empresas y funcionarios de gobierno que manejen información sensible.
Robert Strayer, embajador de Comunicaciones Cibernéticas e Internacionales en el Departamento de Estado norteamericano mantuvo intensas reuniones en Barcelona durante el MWC. "Estados Unidos está pidiendo a otros gobiernos y al sector privado que consideren la amenaza que representan Huawei y otras compañías chinas de tecnología", indicó el funcionario diplomático en rueda de prensa.
Beijing presiona a países europeos y de Oceanía a adoptar su tecnología. Lo hace de manera brutal. Les advierte que de no acceder a las redes de las tecnológicas chinas las relaciones comerciales podrían verse deterioradas o incluso interrumpidas. El régimen sabe que de hacer pie en esos territorios tendría la llave para acceder a datos críticos no sólo de usuarios, sino también de las administraciones centrales.
Es que por ley, todas las empresas de aquel país tienen la obligación de presentar archivos y documentos que fueran requeridos por el Partido Comunista Chino (PCC) y por el gobierno central. Funcionarios norteamericanos, canadienses, australianos, neozelandeses y británicos, temen que esta amenaza se concrete.
De acuerdo al artículo 7 de la Ley de Inteligencia de la República Popular China, el régimen puede forzar a Huawei a compartir información sensible sobre usuarios sin ningún tipo de orden judicial o contrapeso legislativo que resguarde la privacidad de quien utiliza el sistema.
"La naturaleza global de los flujos de datos supone que las amenazas a las redes de Estados Unidos tienen una incidencia directa en la seguridad de nuestros aliados, al igual que las amenazas a las redes de nuestros aliados tienen una incidencia directa en la seguridad de los Estados Unidos. Con este fin, Estados Unidos está pidiendo a otros gobiernos y al sector privado que consideren las amenazas que representan Huawei y otras compañías chinas de tecnología de la información. La ley requiere que estas empresas apoyen y asistan al vasto aparato de seguridad de Beijing, sin ningún tipo de control y equilibrio democráticos en el acceso o uso de los datos que tocan las redes o equipos instalados y respaldados por estas compañías en todo el mundo", señaló Strayer en un comunicado.
La preocupación en Europa crece. Además de los reparos que se multiplican en el Reino Unido, Noruega -uno de los países más desarrollados y de mejor calidad de vida- también teme que la infiltración china no sea tomada seriamente en el tendido de redes del gigante de la tecnología oriental.
"Uno tiene que estar atento sobre Huawei como actor y sobre las conexiones cercanas entre un actor comercial como esta compañía y el régimen chino", dijo la jefa de la unidad de inteligencia nacional noruega, Marie Benedicte Bjornland, al presentar un informe nacional de evaluación de riesgos de 2019. "Un protagonista como Huawei podría estar sujeto a la influencia de su país de origen, siempre que China tenga una ley de inteligencia que requiera que individuos, entidades y compañías privadas cooperen con China", añadió.
En España -país anfitrión del MWC- el temor también escala. El Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) ha firmado en 2016 un acuerdo con la empresa china dándole la espalda a Estados Unidos y sus aliados europeos de la OTAN. Este organismo del Ministerio de Economía mantiene estrechos vínculos con el Centro Criptológico Nacional dependiente del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Huawei metió sus narices en esta infraestructura, según consigna el diario El Mundo.
Las administraciones de Mariano Rajoy (Partido Popular) antes y de Pedro Sánchez (Partido Socialista Obrero Español) ahora parecieron no entender el tema o no preocuparse demasiado por estas amenazas. El primero al permitir la firma del convenio. El segundo, al dedicarse a buscar un alivio electoral que lo mantenga en el poder y desatender el asunto.
Estados Unidos y sus aliados europeos están confiados en que España finalmente dé marcha atrás y ordene a sus operadoras que adopten otra tecnología. Caso contrario el país podría quedar en la esfera de naciones con los que Washington deje de compartir información sensible en materia de seguridad.
El camino que España no se decide aún a tomar sería el que también en las próximas semanas Francia, Italia y Alemania decidirían seguir. Las promesas hechas durante el congreso catalán por los ejecutivos chinos fueron de todo tipo. Sin embargo, en ningún caso pudieron desmentir las leyes a las que son sometidos en China y que deben cumplir con nanoprecisión.
En esa línea, los antecedentes de Huawei no riegan de confianza a sus interlocutores. Luego de que el pasado 5 de diciembre la justicia de Canadá detuviera a Meng Wanzhou -hija del fundador de la empresa y Chief Financial Officer (CFO)- salieron a la luz prácticas que estaban más vinculadas con el espionaje y el robo de datos que con la libre competencia y el desarrollo de simples celulares. Algo similar se descubrió respecto a otra empresa de telecomunicaciones china, ZTE.
Wanzhou también está acusada de haber tramado una red con dictaduras que están bajo el abanico de sanciones de los Estados Unidos. La CFO trabó vínculos subterráneos con los regímenes de Irán y Siria para esquivar el bloqueo internacional que pesa sobre ambos estados.
Para Tom Uren, Analista Senior de la Australian Strategic Policy Institute, el riesgo de Huawei es real. Tan real como los antecedentes que la anteceden. "Este patrón de engaño amoral es preocupante para empresas que podrían ubicarse en el corazón de nuestras redes de telecomunicaciones. Pero el peligro involucrado aumenta exponencialmente porque estas compañías pueden ser presionadas y obligadas por el Partido Comunista, que cree que las compañías chinas e incluso los chinos existen para apoyar al Partido", señala el especialista en ciberseguridad.
"Desafortunadamente para Huawei y ZTE, su comportamiento y el del gobierno chino, su amplio espionaje comercial y las leyes que obligan a las compañías a colaborar en los esfuerzos de inteligencia, ha erosionado la confianza incuestionable que una vez existió. Desde que Australia tomó la decisión de prohibir su red 5G, varios otros países han seguido el ejemplo o expresado reservas, incluyendo Nueva Zelanda, Japón, Alemania y Czechoslavakia", añadió Uren en un informe para el instituto dedicado a políticas de seguridad en Australia.
En el Reino Unido, el Royal United Services Institute (RUSI) -uno de los más prestigiosos think tanks fundado en 1831- explicó en un informe al que accedió Infobae de qué forma y en qué áreas está interesado el régimen de Beijing y más específicamente el PCC en interferir en los demás países de Europa.
En el informe Relaciones China-Reino Unido: ¿Dónde trazar el borde entre la influencia y la interferencia? se indica que mientras áreas como las de energía también podrían sufrir la intromisión oriental, el caso de las telecomunicaciones es más urgente y sensible. "El Reino Unido está listo para decidir qué proveedores podrán ofrecer redes móviles de quinta generación (5G) en el país. Permitir la participación de Huawei es en el mejor de los casos ingenuo, en el peor de los casos irresponsable", dice el documento firmado por Charles Parton, un diplomático inglés y experto en inteligencia que pasó 22 años trabajando en China, Hong Kong y Taiwán.
En las últimas horas, Barcelona fue testigo de incesantes reuniones entre altos ejecutivos de compañías de telecomunicaciones y diplomáticos europeos y norteamericanos. A gobiernos, estados y empresas parece haberles quedado claro que al peligro de seguridad que implica una red tan compleja como la 5G sería inoportuno sumarle un riesgo más: Huawei y sus compromisos intocables con el régimen de Beijing.