“A estas alturas del Brexit, me importa un bledo lo que le pase a mi partido”
El diputado conservador Nick Boles impulsa una moción para extender el artículo 50
Rafa de Miguel
Londres, El País
La página web Conservative Home, referencia obligada para todo el universo que compone el Partido Conservador de Reino Unido, mostró en cierta ocasión la caricatura de Nick Boles (Henham, 53 años) como un oficial a caballo, sable en ristre, rodeado de balas y bolas de cañón. La carga de la brigada ligera, desesperada y suicida, inmortalizada por el poeta Tenysson.
Tan desesperada como la moción que el diputado conservador ha impulsado una vez, sin éxito, y volverá a impulsar a finales de febrero, junto a la diputada laborista Yvette Cooper, en la Cámara de los Comunes. Una iniciativa para imponer al Gobierno una extensión del artículo 50 (una prórroga en la fecha del Brexit, prevista para el 29 de marzo) y para prohibir legalmente que el país abandone la UE sin un acuerdo. Un texto que ha desatado la ira de euroescépticos como Jacob Rees-Mogg, y que puede ahondar en la división de los conservadores.
“A estas alturas me importa literalmente un bledo lo que ocurra en mi partido —bledo no es exactamente la palabra empleada por Boles, que no tiene reparo en expresarse con palabras gruesas—. Lo que me preocupa es el futuro de mi país, y que no destrocemos este invento que precisamente creamos nosotros, el Mercado Interior. Fue idea nuestra. Una iniciativa de Margaret Thatcher que sirvió para crear riqueza y prosperidad para cientos de millones de personas”, reivindica Boles.
Boles es una fuerza de la naturaleza, admirado como tal por sus amigos pero no necesariamente seguido en todas sus iniciativas. Dos metros de altura, gay que expone abiertamente su condición sexual y superviviente de un linfoma no Hodgkin que arremetió con dureza en dos ocasiones sin lograr tumbarle —fue a votar en silla de ruedas al Parlamento, en la primera ocasión en la que que la Cámara hubo de pronunciarse sobre el Brexit—.
El diputado respaldó la permanencia en la UE en el referéndum de 2016; apoyó lealmente el acuerdo alcanzado por Theresa May con la UE, que fue derrotado; y defiende ahora con uñas y dientes la llamada opción Norway Plus (Noruega Plus), que permitiría a Reino Unido permanecer en el Espacio Económico Europeo. Con voz, pero sin voto en las decisiones comunitarias. Con cierta libertad, pero atado a las normas internas de la UE.
“Vayas por donde vayas, ya hables con electores que votaron a favor del Brexit o a favor de mantenernos en la UE, todo el mundo te dice lo mismo: '¡Oh!, pero si a mí me gusta esta cosa del mercado común. Lo que no me gusta es toda la parafernalia política que rodea Bruselas'. La solución a la noruega requiere cierto compromiso, es cierto, pero es un compromiso que refleja de un modo muy preciso aquello a lo que se refería el electorado británico cuando dio luz verde a la salida de la UE”, defiende Boles.
Una cosa es la convicción personal de este político brillante, quien prosperó en la camada que rodeó al ex primer ministro David Cameron, y otra lo que piensen de sus ideas sus propios electores. El diputado conservador representa a la circunscripción de Grantham y Stamford, una zona rural con fuerte voto laborista. La dirección local del partido ya ha sugerido a Boles por carta que los afiliados no están muy contentos con sus iniciativas y que su candidatura para las próximas elecciones generales está en peligro.
“Duermo plácidamente y tengo la conciencia muy tranquila. Creo que estoy defendiendo los intereses de las 100.000 personas que represento. Quizá no su punto de vista, pero sí sus intereses. En una democracia representativa, soy yo quien debe decidir qué es lo mejor para sus intereses. Y si finalmente consideran que me he equivocado, siempre me pueden echar en las próximas elecciones”, afirma.
Rafa de Miguel
Londres, El País
La página web Conservative Home, referencia obligada para todo el universo que compone el Partido Conservador de Reino Unido, mostró en cierta ocasión la caricatura de Nick Boles (Henham, 53 años) como un oficial a caballo, sable en ristre, rodeado de balas y bolas de cañón. La carga de la brigada ligera, desesperada y suicida, inmortalizada por el poeta Tenysson.
Tan desesperada como la moción que el diputado conservador ha impulsado una vez, sin éxito, y volverá a impulsar a finales de febrero, junto a la diputada laborista Yvette Cooper, en la Cámara de los Comunes. Una iniciativa para imponer al Gobierno una extensión del artículo 50 (una prórroga en la fecha del Brexit, prevista para el 29 de marzo) y para prohibir legalmente que el país abandone la UE sin un acuerdo. Un texto que ha desatado la ira de euroescépticos como Jacob Rees-Mogg, y que puede ahondar en la división de los conservadores.
“A estas alturas me importa literalmente un bledo lo que ocurra en mi partido —bledo no es exactamente la palabra empleada por Boles, que no tiene reparo en expresarse con palabras gruesas—. Lo que me preocupa es el futuro de mi país, y que no destrocemos este invento que precisamente creamos nosotros, el Mercado Interior. Fue idea nuestra. Una iniciativa de Margaret Thatcher que sirvió para crear riqueza y prosperidad para cientos de millones de personas”, reivindica Boles.
Boles es una fuerza de la naturaleza, admirado como tal por sus amigos pero no necesariamente seguido en todas sus iniciativas. Dos metros de altura, gay que expone abiertamente su condición sexual y superviviente de un linfoma no Hodgkin que arremetió con dureza en dos ocasiones sin lograr tumbarle —fue a votar en silla de ruedas al Parlamento, en la primera ocasión en la que que la Cámara hubo de pronunciarse sobre el Brexit—.
El diputado respaldó la permanencia en la UE en el referéndum de 2016; apoyó lealmente el acuerdo alcanzado por Theresa May con la UE, que fue derrotado; y defiende ahora con uñas y dientes la llamada opción Norway Plus (Noruega Plus), que permitiría a Reino Unido permanecer en el Espacio Económico Europeo. Con voz, pero sin voto en las decisiones comunitarias. Con cierta libertad, pero atado a las normas internas de la UE.
“Vayas por donde vayas, ya hables con electores que votaron a favor del Brexit o a favor de mantenernos en la UE, todo el mundo te dice lo mismo: '¡Oh!, pero si a mí me gusta esta cosa del mercado común. Lo que no me gusta es toda la parafernalia política que rodea Bruselas'. La solución a la noruega requiere cierto compromiso, es cierto, pero es un compromiso que refleja de un modo muy preciso aquello a lo que se refería el electorado británico cuando dio luz verde a la salida de la UE”, defiende Boles.
Una cosa es la convicción personal de este político brillante, quien prosperó en la camada que rodeó al ex primer ministro David Cameron, y otra lo que piensen de sus ideas sus propios electores. El diputado conservador representa a la circunscripción de Grantham y Stamford, una zona rural con fuerte voto laborista. La dirección local del partido ya ha sugerido a Boles por carta que los afiliados no están muy contentos con sus iniciativas y que su candidatura para las próximas elecciones generales está en peligro.
“Duermo plácidamente y tengo la conciencia muy tranquila. Creo que estoy defendiendo los intereses de las 100.000 personas que represento. Quizá no su punto de vista, pero sí sus intereses. En una democracia representativa, soy yo quien debe decidir qué es lo mejor para sus intereses. Y si finalmente consideran que me he equivocado, siempre me pueden echar en las próximas elecciones”, afirma.