Miles de húngaros a Orbán: “Ya hemos tenido suficiente”
Los ciudadanos muestran su rechazo contra la ley de horas extra en una marcha organizada por los sindicatos y convocada también en otras ciudades del país
María Hervás
Agencias
Madrid / Budapest
Miles de húngaros salieron ayer a las calles de Budapest para mostrar su rechazo contra la ley de horas extra aprobada por el Gobierno de Viktor Orbán en una nueva marcha organizada por los sindicatos y convocada también en otras ciudades del país. La norma, que permite a las empresas elevar de 250 a 400 las horas extra anuales por trabajador, ha levantado una ola de indignación nunca vista desde que Orbán llegara al poder en 2010. Los sindicatos amenazan con organizar una huelga general si el Ejecutivo sigue negándose a negociar.
“Ya hemos tenido suficiente”, gritaban ayer los manifestantes en Budapest que acudieron a la llamada de los sindicatos para manifestarse contra la conocida como ley de esclavitud. Una norma que alargará la jornada laboral de los trabajadores del país hasta los seis días y que da un plazo de hasta tres años al empresario para abonar el pago de esas horas al empleado. En la capital húngara, los manifestantes han bloqueado el tráfico en el histórico Puente de las Cadenas, que conecta las dos orillas del Danubio.
Desde que fue aprobada el pasado 12 de diciembre, la controvertida ley del Gobierno de Viktor Orbán ha provocado una oleada de protestas por todo el país y ha conseguido lo que hasta ahora era impensable: que la oposición política húngara dejara atrás sus diferencias para intentar hacer frente a la “propaganda mediática del Gobierno”, según explica Bernardett Szél, expresidenta del partido ecologista LMP. “Todos estamos unidos: los jóvenes y los mayores, los de extrema derecha y los socialistas”, dice Bálazs Bárány, del Partido Socialista Húngaro (MSZP). Un movimiento en el que destaca el papel que están desempeñando los sindicatos en un país de pasado comunista donde las organizaciones sociales tenían un papel secundario.
“Queremos que el primer ministro nos escuche y cumpla nuestras demandas”, declaró ayer Laszlo Kordas, director de la Asociación Húngara de Sindicatos de Trabajadores, en un mensaje de vídeo que colgó en Facebook antes de las manifestaciones. Pero hasta ahora no han tenido respuesta del Ejecutivo de Fidesz para negociar. Desde que comenzaron las protestas, los líderes sindicales han amenazado con organizar una huelga general si el Gobierno no accede a sentarse con ellos. La manifestación de ayer en Budapest, convocada en otras ciudades como Miskolc, Komárom o Szekszárd, tenía también como objetivo medir el descontento de la población para seguir adelante con las movilizaciones.
Cada vez son más los sectores que se muestran en contra la ley de esclavitud. La semana pasada, el sindicato independiente de la policía se sumó a las protestas y denunció la falta de personal en las fuerzas de seguridad. La Unión de Sindicatos de Maestros también se ha mostrado a favor de la huelga general. Y el Gobierno municipal de Szeged, la tercera ciudad del país, ya ha anunciado que no implantará la ley de esclavitud en las empresas públicas afincadas allí. Tanta protesta empieza a pasar factura a Orbán. Según la agencia Reuters, una encuesta realizada por el instituto húngaro Zavecz Research, el apoyo a Fidesz ha caído tres puntos desde que empezaron las manifestaciones, pero el partido del ultraderechista Orbán sigue por delante del resto de fuerzas políticas.
María Hervás
Agencias
Madrid / Budapest
Miles de húngaros salieron ayer a las calles de Budapest para mostrar su rechazo contra la ley de horas extra aprobada por el Gobierno de Viktor Orbán en una nueva marcha organizada por los sindicatos y convocada también en otras ciudades del país. La norma, que permite a las empresas elevar de 250 a 400 las horas extra anuales por trabajador, ha levantado una ola de indignación nunca vista desde que Orbán llegara al poder en 2010. Los sindicatos amenazan con organizar una huelga general si el Ejecutivo sigue negándose a negociar.
“Ya hemos tenido suficiente”, gritaban ayer los manifestantes en Budapest que acudieron a la llamada de los sindicatos para manifestarse contra la conocida como ley de esclavitud. Una norma que alargará la jornada laboral de los trabajadores del país hasta los seis días y que da un plazo de hasta tres años al empresario para abonar el pago de esas horas al empleado. En la capital húngara, los manifestantes han bloqueado el tráfico en el histórico Puente de las Cadenas, que conecta las dos orillas del Danubio.
Desde que fue aprobada el pasado 12 de diciembre, la controvertida ley del Gobierno de Viktor Orbán ha provocado una oleada de protestas por todo el país y ha conseguido lo que hasta ahora era impensable: que la oposición política húngara dejara atrás sus diferencias para intentar hacer frente a la “propaganda mediática del Gobierno”, según explica Bernardett Szél, expresidenta del partido ecologista LMP. “Todos estamos unidos: los jóvenes y los mayores, los de extrema derecha y los socialistas”, dice Bálazs Bárány, del Partido Socialista Húngaro (MSZP). Un movimiento en el que destaca el papel que están desempeñando los sindicatos en un país de pasado comunista donde las organizaciones sociales tenían un papel secundario.
“Queremos que el primer ministro nos escuche y cumpla nuestras demandas”, declaró ayer Laszlo Kordas, director de la Asociación Húngara de Sindicatos de Trabajadores, en un mensaje de vídeo que colgó en Facebook antes de las manifestaciones. Pero hasta ahora no han tenido respuesta del Ejecutivo de Fidesz para negociar. Desde que comenzaron las protestas, los líderes sindicales han amenazado con organizar una huelga general si el Gobierno no accede a sentarse con ellos. La manifestación de ayer en Budapest, convocada en otras ciudades como Miskolc, Komárom o Szekszárd, tenía también como objetivo medir el descontento de la población para seguir adelante con las movilizaciones.
Cada vez son más los sectores que se muestran en contra la ley de esclavitud. La semana pasada, el sindicato independiente de la policía se sumó a las protestas y denunció la falta de personal en las fuerzas de seguridad. La Unión de Sindicatos de Maestros también se ha mostrado a favor de la huelga general. Y el Gobierno municipal de Szeged, la tercera ciudad del país, ya ha anunciado que no implantará la ley de esclavitud en las empresas públicas afincadas allí. Tanta protesta empieza a pasar factura a Orbán. Según la agencia Reuters, una encuesta realizada por el instituto húngaro Zavecz Research, el apoyo a Fidesz ha caído tres puntos desde que empezaron las manifestaciones, pero el partido del ultraderechista Orbán sigue por delante del resto de fuerzas políticas.