La Federación Boliviana de Fútbol pide a la FIFA investigar denuncias sobre partidos amañados
La liga busca que una investigación independiente despeje las sospechas sobre el pago de sobornos a jugadores profesionales
Fernando Molina
La Paz, El País
La Federación Boliviana de Fútbol (FBF) decidió solicitar que las sospechas, trascendidas recientemente, sobre partidos amañados y sobornos a jugadores en su torneo profesional sea investigada por la FIFA. Uno de sus ejecutivos, Antonio Dicormis, dijo que las denuncias no son serias, pues se hicieron "sin ninguna prueba fehaciente", así que lo que la FBF busca es que “algún tipo de investigación” las descarte. “Quedaremos en que el fútbol boliviano se maneja de buena fe”, anticipó.
Los escándalos de corrupción en el fútbol boliviano son comunes, pero no habían salido del ámbito de las finanzas de los clubes y las asociaciones deportivas. En el último tiempo se rumoraba la existencia de resultados amañados y jugadores que aceptaban sobornos para actuar de una forma determinada en las canchas, con el propósito de que unos personajes oscuros ganaran apuestas en los sitios web especializados en apuestas deportivas. Estos rumores coincidían con el crecimiento del interés de los bolivianos en las apuestas en línea, siguiendo, desde atrás, una tendencia latinoamericana.
Lo que se murmuraba en los vestuarios saltó a la prensa en noviembre pasado cuando un jugador de Guabirá, el paraguayo Pedro Chávez, atacó a un rival con la siguiente declaración: “Las apuestas deportivas son el negocio de Real Potosí. Ellos no cobran hace cuatro o cinco meses y se juegan la vida en los encuentros”. Aunque posteriormente Chávez se retractó de lo dicho por carecer de pruebas para sostenerlo, la polémica permitió saber que un defensa de Real Potosí, Douglas Ferrufino, había rechazado la oferta de pagarle cien dólares por cada córner que provocara, proveniente de un individuo que el jugador no quiso identificar y que supuestamente había apostado a que ese partido tendría siete tiros de esquina. Ferrufino aseguró que su club nunca jugaba sucio.
Apostar por la cantidad de córneres de un partido es una de las muchas posibilidades que ofrecen las casas de juego electrónico para que sus clientes desafíen la suerte. En lugares como Bolivia, en los que es normal que los clubes les deban salarios a los jugadores por meses, resulta más fácil que la suerte sea sustituida por sobornos. En este país el juego está prácticamente prohibido, con muy pocas excepciones, pero en Internet el Gobierno nada puede hacer, así que incluso los choques entre equipos pequeños generan muchas apuestas.
Investigando el caso, el periodista Juan Carlos Montaño del diario El Deber encontró que los directivos de Destroyers y de Sport Boys desconfiaban de algunos de sus jugadores; uno de ellos había sido echado de este último plantel por buscar el penal antes que el gol y, cuando consiguió provocarlo, fallarlo adrede.
Fernando Molina
La Paz, El País
La Federación Boliviana de Fútbol (FBF) decidió solicitar que las sospechas, trascendidas recientemente, sobre partidos amañados y sobornos a jugadores en su torneo profesional sea investigada por la FIFA. Uno de sus ejecutivos, Antonio Dicormis, dijo que las denuncias no son serias, pues se hicieron "sin ninguna prueba fehaciente", así que lo que la FBF busca es que “algún tipo de investigación” las descarte. “Quedaremos en que el fútbol boliviano se maneja de buena fe”, anticipó.
Los escándalos de corrupción en el fútbol boliviano son comunes, pero no habían salido del ámbito de las finanzas de los clubes y las asociaciones deportivas. En el último tiempo se rumoraba la existencia de resultados amañados y jugadores que aceptaban sobornos para actuar de una forma determinada en las canchas, con el propósito de que unos personajes oscuros ganaran apuestas en los sitios web especializados en apuestas deportivas. Estos rumores coincidían con el crecimiento del interés de los bolivianos en las apuestas en línea, siguiendo, desde atrás, una tendencia latinoamericana.
Lo que se murmuraba en los vestuarios saltó a la prensa en noviembre pasado cuando un jugador de Guabirá, el paraguayo Pedro Chávez, atacó a un rival con la siguiente declaración: “Las apuestas deportivas son el negocio de Real Potosí. Ellos no cobran hace cuatro o cinco meses y se juegan la vida en los encuentros”. Aunque posteriormente Chávez se retractó de lo dicho por carecer de pruebas para sostenerlo, la polémica permitió saber que un defensa de Real Potosí, Douglas Ferrufino, había rechazado la oferta de pagarle cien dólares por cada córner que provocara, proveniente de un individuo que el jugador no quiso identificar y que supuestamente había apostado a que ese partido tendría siete tiros de esquina. Ferrufino aseguró que su club nunca jugaba sucio.
Apostar por la cantidad de córneres de un partido es una de las muchas posibilidades que ofrecen las casas de juego electrónico para que sus clientes desafíen la suerte. En lugares como Bolivia, en los que es normal que los clubes les deban salarios a los jugadores por meses, resulta más fácil que la suerte sea sustituida por sobornos. En este país el juego está prácticamente prohibido, con muy pocas excepciones, pero en Internet el Gobierno nada puede hacer, así que incluso los choques entre equipos pequeños generan muchas apuestas.
Investigando el caso, el periodista Juan Carlos Montaño del diario El Deber encontró que los directivos de Destroyers y de Sport Boys desconfiaban de algunos de sus jugadores; uno de ellos había sido echado de este último plantel por buscar el penal antes que el gol y, cuando consiguió provocarlo, fallarlo adrede.