Turquía tiene pruebas del asesinato de Khashoggi, según varios medios
Ankara y Washington se niegan a aumentar la presión sobre Riad, pero varias empresas privadas han cancelado su colaboración con Arabia Saudí en protesta por el caso del periodista desaparecido
Andrés Mourenza
Estambul, El País
Turquía dispone de pruebas en audio y vídeo del asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi en el consulado de Arabia Saudí en Estambul, aunque no las ha hecho públicas porque revelarían el modo en que espía a diplomáticos extranjeros; una práctica más común de lo que los Gobiernos están dispuestos a reconocer, pero vetada por la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, que establece la inviolabilidad de consulados y embajadas. Esta es la conclusión a la que ha llegado The Washington Post, medio con el que colaboraba Khashoggi, tras hablar con fuentes de seguridad estadounidenses y turcas. La BBC también ha publicado que fuentes oficiales turcas han asegurado contar con material de audio y vídeo que corrobora que Khashoggi fue torturado y asesinado dentro del consulado.
El rastro del periodista, crítico con el actual Gobierno de su país y en especial con el príncipe heredero Mohamed Bin Salmán, se perdió el pasado 2 de octubre cuando entró en el consulado saudí en Estambul. Si bien en público las autoridades turcas se muestran cautas sobre el caso, en privado sí han transmitido a periodistas y allegados de Khashoggi la hipótesis del fatal desenlace. Incluso han hecho llegar las pruebas a los servicios de inteligencia de EE UU. “Las grabaciones de audio desde dentro de la embajada exponen lo que ocurrió a Jamal [Khashoggi] después de entrar. Se puede escuchar su voz y la voz de hombres hablando en árabe. Puedes oír cómo fue interrogado, torturado y asesinado”, afirma una fuente turca citada por el Post.
No es el único en alegar esta posibilidad. El domingo, el presidente de la Asociación de la Prensa Turco-Árabe y amigo de la víctima, Turan Kislakçi, explicó a EL PAÍS que las autoridades turcas habían compartido con él y otras personas cercanas a Khashoggi “datos sobre la investigación” y aseguró que disponían de “información concreta” sobre su asesinato “por un equipo de saudíes”. Estos 15 agentes de la inteligencia saudí, entre ellos un experto forense, llegaron a Estambul en varios vuelos durante ese mismo 2 de octubre, y casi todos partieron en dos jet privados al final del día. La investigación ha filtrado imágenes de los agentes saudíes —tres de ellos se cree que miembros de la guardia personal de Bin Salmán— entrando al consulado y saliendo en varios vehículos con matrícula diplomática.
También corrobora esta hipótesis el periodista Kemal Öztürk, del diario Yeni Safak, muy cercano al Gobierno de Recep Tayyip Erdogan. “El consulado saudí dice que no tiene grabaciones [de la salida a pie de Khashoggi del edificio]. Pero nosotros tenemos nuestras propias cámaras. Según se sabe, también hay un vídeo sobre el momento del asesinato de Jamal Khashoggi”, afirmó en una entrevista televisada: “Delante de cada embajada y consulado hay guardias de seguridad del país anfitrión. En el caso de los de Estados importantes o complicados también hay miembros del espionaje que se hacen pasar por guardias de seguridad. Las embajadas de los países de riesgo son vigiladas. Además de sus propios sistemas de seguridad, también Turquía instala el suyo propio, porque si les ocurre algo, la responsabilidad reside en Turquía”.
“Aunque yo personalmente no tengo pruebas del asesinato, lo más probable es que haya ocurrido, según las informaciones que me han llegado”, ha explicado este viernes a EL PAÍS Yasin Aktay, amigo de Khashoggi y vicepresidente del partido AKP, que gobierna Turquía desde 2002: “Son acusaciones muy graves y Arabia Saudí tiene que dar pruebas convincentes si, como dice, Jamal salió por su propio pie del consulado. La pelota está en el lado de los saudíes”.
Aún se desconoce si el objetivo de los agentes saudíes era el asesinato de Khashoggi o este no pudo resistir las torturas que presuntamente sufrió. También se baraja la hipótesis de que el cuerpo del periodista fuese descuartizado para facilitar su traslado al exterior y su ocultación posterior. Así que se han recogido los efectos de Khashoggi para extraer muestras de ADN y se investigan los dos teléfonos móviles que dejó a su prometida, la turca Hatice Cengiz, antes de acudir al consulado. Uno de ellos estaría conectado al reloj Apple que portaba en el momento de su desaparición y que podría dar información sobre su paradero, recorrido o constantes vitales.
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Por el momento, los agentes turcos no han procedido a investigar el edificio consular pese a que el martes las autoridades saudíes accedieron a permitir el registro. De acuerdo con dos miembros del equipo investigador entrevistados por The Washington Post, las autoridades saudíes “no cooperan” y no se ha garantizado el acceso requerido en el consulado ni en la residencia del cónsul, adonde se dirigió uno de los vehículos en los que presuntamente viajaban los agentes saudíes tras permanecer tres horas en el consulado. Este viernes, el portavoz de la presidencia turca, Ibrahim Kalin, ha anunciado que, a petición de Riad, se ha establecido “un equipo de trabajo conjunto” entre los policías turcos y los agentes saudíes enviados para investigar el caso.
Protesta de empresas
Las relaciones políticas entre Turquía y Arabia Saudí se han deteriorado en los últimos años, pero los lazos económicos son poderosos, lo que explica la cautela de las autoridades turcas en público. Arabia Saudí es un importante mercado para las exportaciones turcas y numerosas empresas de construcción de Turquía operan en el Reino del Desierto. Además, numerosos empresarios saudíes han invertido en Turquía (en empresas y propiedades inmobiliarias) y medio millón de turistas saudíes visitan el país euroasiático cada año, especialmente la región del mar Negro, mimada por las autoridades porque de ella procede la familia Erdogan.
Lo mismo ocurre en Estados Unidos, donde el presidente Donald Trump ha mostrado su preocupación por el destino de Khashoggi, pero ha descartado sanciones: “[Los saudíes] gastan 110.000 millones de dólares en comprar nuestro equipamiento militar y otras cosas. Si no se lo vendemos nosotros, dirán 'muchas gracias, se lo compraremos a Rusia o a China'. Eso no nos ayuda en relación con los puestos de trabajo y los encargos que perderían nuestras compañías”.
En cambio, varias empresas privadas sí que han tomado medidas tras el caso Khashoggi. Representantes de Viacom, The New York Times, The Economist, CNBC, Financial Times y Bloomberg han anunciado que se retiran de la conferencia de inversores Future Investment Initiative, conocida como “el Davos del desierto”, que se celebrará a partir del 23 de octubre en la capital saudí. Uno de los fundadores de AOL, el multimillonario Steve Case, canceló igualmente su participación “hasta que haya nueva información sobre Jamal Khashoggi”.
La desaparición del periodista también ha llevado a que la empresa de consultoría estadounidense The Harbour Group anunciase el fin de su asesoramiento a Riad. Más doloroso para la monarquía saudí ha sido el anuncio del consorcio Virgin, que ha suspendido las negociaciones sobre la inversión de 1.000 millones de dólares en Arabia Saudí. “Lo sucedido en Turquía en torno a la desaparición de Jamal Khashoggi, si se prueba cierto, cambiaría por completo la capacidad de cualquier occidental de hacer negocios en Arabia Saudí”, afirmó el magnate británico y propietario de Virgin, Richard Branson, en un comunicado.
Andrés Mourenza
Estambul, El País
Turquía dispone de pruebas en audio y vídeo del asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi en el consulado de Arabia Saudí en Estambul, aunque no las ha hecho públicas porque revelarían el modo en que espía a diplomáticos extranjeros; una práctica más común de lo que los Gobiernos están dispuestos a reconocer, pero vetada por la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, que establece la inviolabilidad de consulados y embajadas. Esta es la conclusión a la que ha llegado The Washington Post, medio con el que colaboraba Khashoggi, tras hablar con fuentes de seguridad estadounidenses y turcas. La BBC también ha publicado que fuentes oficiales turcas han asegurado contar con material de audio y vídeo que corrobora que Khashoggi fue torturado y asesinado dentro del consulado.
El rastro del periodista, crítico con el actual Gobierno de su país y en especial con el príncipe heredero Mohamed Bin Salmán, se perdió el pasado 2 de octubre cuando entró en el consulado saudí en Estambul. Si bien en público las autoridades turcas se muestran cautas sobre el caso, en privado sí han transmitido a periodistas y allegados de Khashoggi la hipótesis del fatal desenlace. Incluso han hecho llegar las pruebas a los servicios de inteligencia de EE UU. “Las grabaciones de audio desde dentro de la embajada exponen lo que ocurrió a Jamal [Khashoggi] después de entrar. Se puede escuchar su voz y la voz de hombres hablando en árabe. Puedes oír cómo fue interrogado, torturado y asesinado”, afirma una fuente turca citada por el Post.
No es el único en alegar esta posibilidad. El domingo, el presidente de la Asociación de la Prensa Turco-Árabe y amigo de la víctima, Turan Kislakçi, explicó a EL PAÍS que las autoridades turcas habían compartido con él y otras personas cercanas a Khashoggi “datos sobre la investigación” y aseguró que disponían de “información concreta” sobre su asesinato “por un equipo de saudíes”. Estos 15 agentes de la inteligencia saudí, entre ellos un experto forense, llegaron a Estambul en varios vuelos durante ese mismo 2 de octubre, y casi todos partieron en dos jet privados al final del día. La investigación ha filtrado imágenes de los agentes saudíes —tres de ellos se cree que miembros de la guardia personal de Bin Salmán— entrando al consulado y saliendo en varios vehículos con matrícula diplomática.
También corrobora esta hipótesis el periodista Kemal Öztürk, del diario Yeni Safak, muy cercano al Gobierno de Recep Tayyip Erdogan. “El consulado saudí dice que no tiene grabaciones [de la salida a pie de Khashoggi del edificio]. Pero nosotros tenemos nuestras propias cámaras. Según se sabe, también hay un vídeo sobre el momento del asesinato de Jamal Khashoggi”, afirmó en una entrevista televisada: “Delante de cada embajada y consulado hay guardias de seguridad del país anfitrión. En el caso de los de Estados importantes o complicados también hay miembros del espionaje que se hacen pasar por guardias de seguridad. Las embajadas de los países de riesgo son vigiladas. Además de sus propios sistemas de seguridad, también Turquía instala el suyo propio, porque si les ocurre algo, la responsabilidad reside en Turquía”.
“Aunque yo personalmente no tengo pruebas del asesinato, lo más probable es que haya ocurrido, según las informaciones que me han llegado”, ha explicado este viernes a EL PAÍS Yasin Aktay, amigo de Khashoggi y vicepresidente del partido AKP, que gobierna Turquía desde 2002: “Son acusaciones muy graves y Arabia Saudí tiene que dar pruebas convincentes si, como dice, Jamal salió por su propio pie del consulado. La pelota está en el lado de los saudíes”.
Aún se desconoce si el objetivo de los agentes saudíes era el asesinato de Khashoggi o este no pudo resistir las torturas que presuntamente sufrió. También se baraja la hipótesis de que el cuerpo del periodista fuese descuartizado para facilitar su traslado al exterior y su ocultación posterior. Así que se han recogido los efectos de Khashoggi para extraer muestras de ADN y se investigan los dos teléfonos móviles que dejó a su prometida, la turca Hatice Cengiz, antes de acudir al consulado. Uno de ellos estaría conectado al reloj Apple que portaba en el momento de su desaparición y que podría dar información sobre su paradero, recorrido o constantes vitales.
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Protesta de empresas
Las relaciones políticas entre Turquía y Arabia Saudí se han deteriorado en los últimos años, pero los lazos económicos son poderosos, lo que explica la cautela de las autoridades turcas en público. Arabia Saudí es un importante mercado para las exportaciones turcas y numerosas empresas de construcción de Turquía operan en el Reino del Desierto. Además, numerosos empresarios saudíes han invertido en Turquía (en empresas y propiedades inmobiliarias) y medio millón de turistas saudíes visitan el país euroasiático cada año, especialmente la región del mar Negro, mimada por las autoridades porque de ella procede la familia Erdogan.
Lo mismo ocurre en Estados Unidos, donde el presidente Donald Trump ha mostrado su preocupación por el destino de Khashoggi, pero ha descartado sanciones: “[Los saudíes] gastan 110.000 millones de dólares en comprar nuestro equipamiento militar y otras cosas. Si no se lo vendemos nosotros, dirán 'muchas gracias, se lo compraremos a Rusia o a China'. Eso no nos ayuda en relación con los puestos de trabajo y los encargos que perderían nuestras compañías”.
En cambio, varias empresas privadas sí que han tomado medidas tras el caso Khashoggi. Representantes de Viacom, The New York Times, The Economist, CNBC, Financial Times y Bloomberg han anunciado que se retiran de la conferencia de inversores Future Investment Initiative, conocida como “el Davos del desierto”, que se celebrará a partir del 23 de octubre en la capital saudí. Uno de los fundadores de AOL, el multimillonario Steve Case, canceló igualmente su participación “hasta que haya nueva información sobre Jamal Khashoggi”.
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