Trump rechaza tomar represalias contra Arabia Saudí por la desaparición de Khashoggi
El presidente defiende aclarar el caso, pero ignora la petición de senadores republicanos y demócratas de imponer sanciones a los responsables
Joan Faus
Washington, El País
Mientras en Washington crece la impaciencia ante la desaparición del periodista saudí Jamal Khashoggi, en el consulado de ese país en Estambul, el presidente estadounidense, Donald Trump, mantuvo este jueves la cautela en torno a un caso que cada vez es más incómodo para su Administración. Trump anunció que investigadores norteamericanos están colaborando en el misterioso episodio, pero rechazó la posibilidad, por ahora, de imponer castigos a Riad, como le piden senadores demócratas y republicanos.
"No podemos permitirlo. Hemos sido muy firmes y tenemos investigadores allí trabajando con Turquía y también con Arabia Saudí”, dijo Trump en una entrevista a la cadena Fox News. El republicano sostuvo que EE UU desea llegar hasta el fondo en la desaparición de Khashoggi, que se teme fue asesinado, pero evitó especular sobre si el caso puede dañar las “excelentes” relaciones con Arabia Saudí: “Tengo que descubrir qué ha ocurrido”, respondió. Poco después, a preguntas de periodistas en la Casa Blanca, el mandatario se opuso a bloquear ventas millonarias de armamento a Arabia Saudí porque, alegó, eso llevaría a que el reinado refuerce sus lazos con China y Rusia.
Khashoggi, de 59 años, vivía desde el año pasado en EE UU, adonde se trasladó al temer por su seguridad en Arabia Saudí como periodista crítico con el régimen autoritario. Era columnista del diario The Washington Post. El pasado 2 de octubre, Khashoggi entró en el consulado saudí en Estambul para hacer un trámite para su matrimonio. Nunca se le vio a salir y desde entonces se desconoce su paradero. Las autoridades turcas sospechan que fue asesinado y sus restos trasladados fuera de la sede diplomática. Arabia Saudí lo niega tajantemente.
La misteriosa desaparición se ha convertido en un episodio peliagudo para Trump. En sus casi dos años de presidencia, ha reforzado notablemente la relación con Riad, el mayor aliado árabe de EE UU, y ha ignorado divergencias del pasado, como en asuntos de derechos humanos. Arabia Saudí fue el primer país que visitó como presidente. Su yerno y asesor, Jared Kushner, mantiene una relación muy cercana con el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman. Trump asegura haber hablado del caso del periodista con las más altas instancias del país árabe. El republicano ha demonizado a la prensa crítica y ha elogiado a algunos líderes autócratas, lo que muchos analistas creen que ha alentado actos represivos de otros países, como el presunto asesinato de Khashoggi.
“No hay forma de que el régimen del príncipe saudí se hubiera atrevido a hacer eso si hubiera pensado que a Trump le importaría. Y por ahora, a Trump no [le ha importado]”, escribió el miércoles el columnista de The New York Times Thomas Friedman, buen conocedor de Oriente Próximo. “Pero la historia sí lo hará y la mancha en el reinado de MBS [las iniciales del heredero saudí] será duradera”.
El espionaje de EE UU
La desaparición del periodista salpica todavía más a EE UU porque Khashoggi vivía en Virginia y porque los servicios de inteligencia norteamericanos podrían haber sabido de antemano de los presuntos planes saudíes. Según The Washington Post, EE UU interceptó conversaciones de oficiales saudíes en las que hablaban de cómo el príncipe Salman ordenó una operación para tenderle una trampa a Khashoggi con el objetivo de detenerle y trasladarle a Arabia Saudí. Washington sospecha que la operación saudí, que habría consistido en mandar a un equipo de 15 personas en varios aviones a Estambul, no se ejecutó como estaba previsto. Una directiva obliga a los servicios de inteligencia estadounidenses a avisar a una persona si creen que su vida puede estar en peligro.
El caso ha avivado, además, el creciente malestar en el Congreso estadounidense con Arabia Saudí, alimentado por la sangrienta guerra de Yemen. Los máximos representantes republicanos, Bob Corker, y demócratas, Robert Menéndez, del comité de relaciones exteriores del Senado han mandado una carta a Trump en la que le piden, de acuerdo con una ley de 2016, imponer sanciones a los responsables de la desaparición de Khashoggi. “Si se descubre que ellos han asesinado al periodista, eso cambiará enormemente nuestra relación”, dijo Corker este jueves sobre Arabia Saudí. Y advirtió de que ahora mismo le sería muy difícil a Trump lograr la aprobación del Congreso a nuevas ventas de armamento a Riad.
Joan Faus
Washington, El País
Mientras en Washington crece la impaciencia ante la desaparición del periodista saudí Jamal Khashoggi, en el consulado de ese país en Estambul, el presidente estadounidense, Donald Trump, mantuvo este jueves la cautela en torno a un caso que cada vez es más incómodo para su Administración. Trump anunció que investigadores norteamericanos están colaborando en el misterioso episodio, pero rechazó la posibilidad, por ahora, de imponer castigos a Riad, como le piden senadores demócratas y republicanos.
"No podemos permitirlo. Hemos sido muy firmes y tenemos investigadores allí trabajando con Turquía y también con Arabia Saudí”, dijo Trump en una entrevista a la cadena Fox News. El republicano sostuvo que EE UU desea llegar hasta el fondo en la desaparición de Khashoggi, que se teme fue asesinado, pero evitó especular sobre si el caso puede dañar las “excelentes” relaciones con Arabia Saudí: “Tengo que descubrir qué ha ocurrido”, respondió. Poco después, a preguntas de periodistas en la Casa Blanca, el mandatario se opuso a bloquear ventas millonarias de armamento a Arabia Saudí porque, alegó, eso llevaría a que el reinado refuerce sus lazos con China y Rusia.
Khashoggi, de 59 años, vivía desde el año pasado en EE UU, adonde se trasladó al temer por su seguridad en Arabia Saudí como periodista crítico con el régimen autoritario. Era columnista del diario The Washington Post. El pasado 2 de octubre, Khashoggi entró en el consulado saudí en Estambul para hacer un trámite para su matrimonio. Nunca se le vio a salir y desde entonces se desconoce su paradero. Las autoridades turcas sospechan que fue asesinado y sus restos trasladados fuera de la sede diplomática. Arabia Saudí lo niega tajantemente.
La misteriosa desaparición se ha convertido en un episodio peliagudo para Trump. En sus casi dos años de presidencia, ha reforzado notablemente la relación con Riad, el mayor aliado árabe de EE UU, y ha ignorado divergencias del pasado, como en asuntos de derechos humanos. Arabia Saudí fue el primer país que visitó como presidente. Su yerno y asesor, Jared Kushner, mantiene una relación muy cercana con el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman. Trump asegura haber hablado del caso del periodista con las más altas instancias del país árabe. El republicano ha demonizado a la prensa crítica y ha elogiado a algunos líderes autócratas, lo que muchos analistas creen que ha alentado actos represivos de otros países, como el presunto asesinato de Khashoggi.
“No hay forma de que el régimen del príncipe saudí se hubiera atrevido a hacer eso si hubiera pensado que a Trump le importaría. Y por ahora, a Trump no [le ha importado]”, escribió el miércoles el columnista de The New York Times Thomas Friedman, buen conocedor de Oriente Próximo. “Pero la historia sí lo hará y la mancha en el reinado de MBS [las iniciales del heredero saudí] será duradera”.
El espionaje de EE UU
La desaparición del periodista salpica todavía más a EE UU porque Khashoggi vivía en Virginia y porque los servicios de inteligencia norteamericanos podrían haber sabido de antemano de los presuntos planes saudíes. Según The Washington Post, EE UU interceptó conversaciones de oficiales saudíes en las que hablaban de cómo el príncipe Salman ordenó una operación para tenderle una trampa a Khashoggi con el objetivo de detenerle y trasladarle a Arabia Saudí. Washington sospecha que la operación saudí, que habría consistido en mandar a un equipo de 15 personas en varios aviones a Estambul, no se ejecutó como estaba previsto. Una directiva obliga a los servicios de inteligencia estadounidenses a avisar a una persona si creen que su vida puede estar en peligro.
El caso ha avivado, además, el creciente malestar en el Congreso estadounidense con Arabia Saudí, alimentado por la sangrienta guerra de Yemen. Los máximos representantes republicanos, Bob Corker, y demócratas, Robert Menéndez, del comité de relaciones exteriores del Senado han mandado una carta a Trump en la que le piden, de acuerdo con una ley de 2016, imponer sanciones a los responsables de la desaparición de Khashoggi. “Si se descubre que ellos han asesinado al periodista, eso cambiará enormemente nuestra relación”, dijo Corker este jueves sobre Arabia Saudí. Y advirtió de que ahora mismo le sería muy difícil a Trump lograr la aprobación del Congreso a nuevas ventas de armamento a Riad.