El ‘caso Khashoggi’ ensombrece el gran foro inversor de Arabia Saudí
Pese al boicot de algunos grandes empresarios y políticos internacionales, Riad anuncia contratos por 43.500 millones
Ángeles Espinosa
Dubái, El País
El foro de inversiones Future Investment Initiative (FII) se ha inaugurado este martes en Riad bajo la sombra del brutal asesinato del periodista Jamal Khashoggi. El impulsor de la cita, el príncipe Mohamed Bin Salmán (MBS), heredero y gobernante de facto de Arabia Saudí, ha hecho una breve visita a la conferencia, pero no se ha prodigado como el año pasado. Las sospechas sobre su posible responsabilidad en el caso han alejado a algunos participantes. Sin embargo, las dos docenas de sonadas cancelaciones de líderes empresariales y políticos de primera división no han frenado la firma de contratos por valor de 43.500 millones de euros. Poco antes, el rey y el príncipe habían recibido a un hermano y a un hijo de Khashoggi para darles el pésame, según imágenes difundidas por la agencia estatal SPA.
“Nadie en el reino puede justificarlo o explicarlo”, ha declarado, en referencia al asesinato de Khashoggi, el ministro saudí de Energía, Khalid al Falih, durante su intervención en el llamado Davos del desierto. Al Falih ha reconocido que su país, el mayor exportador de petróleo del mundo, está atravesando una “especie de crisis”, pero se ha mostrado convencido de que saldrá adelante con sus planes de diversificación.
Las opiniones parecen estar divididas. Por un lado, hay inversores que temen que el caso Khashoggi dañe las relaciones del reino con Occidente y afecte a su potencial económico. De hecho, los extranjeros se han deshecho de acciones por valor de 4.621 millones de riales (1.070 millones de euros) en las dos últimas semanas, según datos de la Bolsa de Riad citados por Reuters. Sin embargo, otros parecen apostar por que, como dice un refrán saudí, “las nubes pasan”, y no quieren perder la oportunidad de firmar los jugosos contratos que ofrece el Reino del Desierto.
Que la balanza se incline hacia uno u otro lado depende en gran medida de que los gobiernos occidentales, en especial EE UU, se crean que el hombre fuerte saudí no tuvo nada que ver con el asesinato del periodista, en contra de lo que apuntan algunos indicios filtrados por los responsables turcos y creen varios legisladores estadounidenses. La esperada intervención del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, no lo ha aclarado. Al contrario, su afirmación de que no tiene motivos para “dudar de la sinceridad del rey Salmán”, a la vez que evitaba respaldar al heredero, ha alentado las especulaciones.
Algunos analistas han querido ver una forma sutil de pedir al monarca que tome cartas en el asunto. Pero, salvo que las conversaciones privadas entre los dirigentes vayan en otro sentido, lo que se ve en Arabia Saudí es justamente lo contrario. MBS sigue firme al frente de la nave como lo prueba el hecho de que su padre le haya encargado que se ocupe de la remodelación de los servicios secretos, un área más que suma a su control del petróleo, la economía y las fuerzas armadas.
El príncipe que más poder ha acumulado desde la fundación del reino se ha mostrado satisfecho con el foro de inversiones. “Estupendo, más gente más dinero”, respondía en inglés a los periodistas durante su breve visita a la sede donde se celebra, el mismo hotel Ritz-Carlton que el año pasado sirvió de cárcel para varios centenares de empresarios, altos cargos e incluso príncipes acusados de corrupción. MBS ha llegado a la conferencia justo cuando Alejandro Agag, director ejecutivo de Fórmula E y yerno de José María Aznar, proponía organizar una carrera en Riad.
Sólo en la primera jornada se han anunciado acuerdos por valor de 50.000 millones de dólares (43.500 millones de euros) en proyectos de petróleo, gas, infraestructuras y otros sectores, aunque la mayoría ya se habían negociado con anterioridad. Tal es el caso del contrato del consorcio español para la segunda fase del AVE de La Meca. En cualquier caso, el grueso del negocio sigue estando en los hidrocarburos: Aramco, la empresa nacional de petróleo, ha firmado convenios con 15 socios internacionales por importe de 34.000 millones de dólares.
En un curioso ejercicio de equilibrismo, algunos empresarios han intentado apostar a rojo y negro. El director ejecutivo de la tecnológica SoftBank, Masayoshi Son, considerado uno de los más importantes y cercanos socios comerciales del príncipe Mohamed, canceló su intervención en la conferencia. Sin embargo, su representante en el acto inaugural, Saleh Romeih, confirmó sus planes de abrir una oficina. Romeih dirige Vision Fund, el fondo de 93.000 millones de dólares creado a partes iguales por SoftBank y el fondo soberano saudí (PIF) para invertir en empresas emergentes en fase de consolidación.
Ángeles Espinosa
Dubái, El País
El foro de inversiones Future Investment Initiative (FII) se ha inaugurado este martes en Riad bajo la sombra del brutal asesinato del periodista Jamal Khashoggi. El impulsor de la cita, el príncipe Mohamed Bin Salmán (MBS), heredero y gobernante de facto de Arabia Saudí, ha hecho una breve visita a la conferencia, pero no se ha prodigado como el año pasado. Las sospechas sobre su posible responsabilidad en el caso han alejado a algunos participantes. Sin embargo, las dos docenas de sonadas cancelaciones de líderes empresariales y políticos de primera división no han frenado la firma de contratos por valor de 43.500 millones de euros. Poco antes, el rey y el príncipe habían recibido a un hermano y a un hijo de Khashoggi para darles el pésame, según imágenes difundidas por la agencia estatal SPA.
“Nadie en el reino puede justificarlo o explicarlo”, ha declarado, en referencia al asesinato de Khashoggi, el ministro saudí de Energía, Khalid al Falih, durante su intervención en el llamado Davos del desierto. Al Falih ha reconocido que su país, el mayor exportador de petróleo del mundo, está atravesando una “especie de crisis”, pero se ha mostrado convencido de que saldrá adelante con sus planes de diversificación.
Las opiniones parecen estar divididas. Por un lado, hay inversores que temen que el caso Khashoggi dañe las relaciones del reino con Occidente y afecte a su potencial económico. De hecho, los extranjeros se han deshecho de acciones por valor de 4.621 millones de riales (1.070 millones de euros) en las dos últimas semanas, según datos de la Bolsa de Riad citados por Reuters. Sin embargo, otros parecen apostar por que, como dice un refrán saudí, “las nubes pasan”, y no quieren perder la oportunidad de firmar los jugosos contratos que ofrece el Reino del Desierto.
Que la balanza se incline hacia uno u otro lado depende en gran medida de que los gobiernos occidentales, en especial EE UU, se crean que el hombre fuerte saudí no tuvo nada que ver con el asesinato del periodista, en contra de lo que apuntan algunos indicios filtrados por los responsables turcos y creen varios legisladores estadounidenses. La esperada intervención del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, no lo ha aclarado. Al contrario, su afirmación de que no tiene motivos para “dudar de la sinceridad del rey Salmán”, a la vez que evitaba respaldar al heredero, ha alentado las especulaciones.
Algunos analistas han querido ver una forma sutil de pedir al monarca que tome cartas en el asunto. Pero, salvo que las conversaciones privadas entre los dirigentes vayan en otro sentido, lo que se ve en Arabia Saudí es justamente lo contrario. MBS sigue firme al frente de la nave como lo prueba el hecho de que su padre le haya encargado que se ocupe de la remodelación de los servicios secretos, un área más que suma a su control del petróleo, la economía y las fuerzas armadas.
El príncipe que más poder ha acumulado desde la fundación del reino se ha mostrado satisfecho con el foro de inversiones. “Estupendo, más gente más dinero”, respondía en inglés a los periodistas durante su breve visita a la sede donde se celebra, el mismo hotel Ritz-Carlton que el año pasado sirvió de cárcel para varios centenares de empresarios, altos cargos e incluso príncipes acusados de corrupción. MBS ha llegado a la conferencia justo cuando Alejandro Agag, director ejecutivo de Fórmula E y yerno de José María Aznar, proponía organizar una carrera en Riad.
Sólo en la primera jornada se han anunciado acuerdos por valor de 50.000 millones de dólares (43.500 millones de euros) en proyectos de petróleo, gas, infraestructuras y otros sectores, aunque la mayoría ya se habían negociado con anterioridad. Tal es el caso del contrato del consorcio español para la segunda fase del AVE de La Meca. En cualquier caso, el grueso del negocio sigue estando en los hidrocarburos: Aramco, la empresa nacional de petróleo, ha firmado convenios con 15 socios internacionales por importe de 34.000 millones de dólares.
En un curioso ejercicio de equilibrismo, algunos empresarios han intentado apostar a rojo y negro. El director ejecutivo de la tecnológica SoftBank, Masayoshi Son, considerado uno de los más importantes y cercanos socios comerciales del príncipe Mohamed, canceló su intervención en la conferencia. Sin embargo, su representante en el acto inaugural, Saleh Romeih, confirmó sus planes de abrir una oficina. Romeih dirige Vision Fund, el fondo de 93.000 millones de dólares creado a partes iguales por SoftBank y el fondo soberano saudí (PIF) para invertir en empresas emergentes en fase de consolidación.