Tsunami en Indonesia: hay 832 muertos y sigue la búsqueda entre los escombros
El impresionante video del tsunami que golpeó la ciudad de Palu, en Indonesia - Fuente: BBC
YAKARTA
La Nación
Indonesia aún no sale del espanto. Luego del terremoto de 7,5 grados en la escala de Richter y del tsunami que asolaron el viernes la isla de Célebes, las imágenes en la zona muestran desolación y dolor. La búsqueda de sobrevivientes a la tragedia natural se convirtió en una carrera contra el tiempo y las malas noticias continúan: la cantidad de muertos por el desastre ascendió a al menos a 832.
La cifra fue confirmada por fuentes oficiales a más de 36 horas de la catástrofe mientras se teme que aún haya muchas personas atrapadas bajo el lodo y los escombros, y los equipos de rescate intentan llegar a todas las localidades de la costa.
La magnitud de la tragedia se hizo palpable con un video, en el que se ve el momento en que la ola gigante de casi dos metros se mete en la ciudad y se escucha la desesperación de la gente. Y las previsiones no son buenas.
"El número de muertos seguirá incrementándose", señaló Sutopo Nugroho, portavoz de la agencia de protección de desastres. Por su parte, el vicepresidente del país, Yusuf Kalla, afirmó que podría haber miles de muertos. La mayoría de las víctimas se registraron en la ciudad de Palu y además hay más de 500 heridos, algunos de gravedad, en la que es la cuarta isla en tamaño de Indonesia.
De entre los escombros se escuchan voces de heridos pidiendo socorro, pero los equipos de rescate aseguran que no cuentan con las herramientas adecuadas para sacarlos.
Muchas de las víctimas fueron sorprendidas en la playa porque se iba a realizar un festival. Al parecer la causa de ello fue que el sistema de alerta de tsunami no funcionó adecuadamente. "No hubo ninguna sirena. Las personas no eran conscientes del peligro", dijo Nugroho. El Centro Nacional de Meteorología y Geofísica alertó del peligro de una ola gigante pero retiró la alerta media hora después, demasiado pronto en opinión de los expertos.
"El acceso es muy limitado. Las comunicaciones con Donggala y Sigi siguen cortadas porque no hay electricidad", dijo Sutopo. "No tenemos información sobre el impacto total del desastre allí". En Palau hay muchos edificios muy dañados y se hundió el principal puente de la ciudad. Hoy la gente sigue sin electricidad y las redes de telefonía móvil funcionan de forma intermitente.
Con 260 millones de habitantes, Indonesia es uno de los países más poblados del mundo y se encuentra en el Cinturón de Fuego del Pacífico, donde se producen con frecuencia terremotos y erupciones volcánicas. En agosto, varios sismos dejaron más de 500 muertos en la isla de Lombok. En diciembre de 2004, uno de los tsunamis más potentes de la historia causó la muerte a más de 160.000 personas.
Un héroe entre la tristeza
Anthonius Gunawan Agun arriesgó su vida por la de los demás. La tierra había comenzado a temblar pero él, controlador aéreo, siguió en su puesto para garantizar el despegue de un avión de línea. Fallecido en el terremoto. Se convirtió en un héroe nacional.
Este indonesio de 21 años se encontraba en el aeropuerto de Mutiara SIS Al Jufrie de Palu, en el oeste del archipiélago de Célebes, cuando empezaron los primeros temblores. De acuerdo con lo informado por los responsables del aeropuerto, se negó a abandonar su puesto hasta que la nave de la compañía indonesia Batik Air despegara.
"Cuando se produjo el terremoto, estaba dando la autorización de despegue a un vuelo de Batik Air y esperó que el avión estuviera en el aire para abandonar la torre del control de tráfico aéreo", declaró Yohanes Harry Sirait, portavoz de AirNav Indonesia, la organización de supervisión del control aéreo.
Tras el despegue del vuelo 6231, los temblores fueron cada vez más fuertes. El edificio empezó a derrumbarse y Agung saltó de un cuarto piso: además de romperse las dos piernas, la caída le provocó numerosas lesiones internas. Entonces fue trasladado a un hospital cercano para recibir los primeros auxilios pero murió antes de que llegara el helicóptero que lo iba a transportar.
En un comunicado, AirNav señaló que subiría dos rangos el grado de Agung a título póstumo como reconocimiento a su valor.
YAKARTA
La Nación
Indonesia aún no sale del espanto. Luego del terremoto de 7,5 grados en la escala de Richter y del tsunami que asolaron el viernes la isla de Célebes, las imágenes en la zona muestran desolación y dolor. La búsqueda de sobrevivientes a la tragedia natural se convirtió en una carrera contra el tiempo y las malas noticias continúan: la cantidad de muertos por el desastre ascendió a al menos a 832.
La cifra fue confirmada por fuentes oficiales a más de 36 horas de la catástrofe mientras se teme que aún haya muchas personas atrapadas bajo el lodo y los escombros, y los equipos de rescate intentan llegar a todas las localidades de la costa.
La magnitud de la tragedia se hizo palpable con un video, en el que se ve el momento en que la ola gigante de casi dos metros se mete en la ciudad y se escucha la desesperación de la gente. Y las previsiones no son buenas.
"El número de muertos seguirá incrementándose", señaló Sutopo Nugroho, portavoz de la agencia de protección de desastres. Por su parte, el vicepresidente del país, Yusuf Kalla, afirmó que podría haber miles de muertos. La mayoría de las víctimas se registraron en la ciudad de Palu y además hay más de 500 heridos, algunos de gravedad, en la que es la cuarta isla en tamaño de Indonesia.
De entre los escombros se escuchan voces de heridos pidiendo socorro, pero los equipos de rescate aseguran que no cuentan con las herramientas adecuadas para sacarlos.
Muchas de las víctimas fueron sorprendidas en la playa porque se iba a realizar un festival. Al parecer la causa de ello fue que el sistema de alerta de tsunami no funcionó adecuadamente. "No hubo ninguna sirena. Las personas no eran conscientes del peligro", dijo Nugroho. El Centro Nacional de Meteorología y Geofísica alertó del peligro de una ola gigante pero retiró la alerta media hora después, demasiado pronto en opinión de los expertos.
"El acceso es muy limitado. Las comunicaciones con Donggala y Sigi siguen cortadas porque no hay electricidad", dijo Sutopo. "No tenemos información sobre el impacto total del desastre allí". En Palau hay muchos edificios muy dañados y se hundió el principal puente de la ciudad. Hoy la gente sigue sin electricidad y las redes de telefonía móvil funcionan de forma intermitente.
Con 260 millones de habitantes, Indonesia es uno de los países más poblados del mundo y se encuentra en el Cinturón de Fuego del Pacífico, donde se producen con frecuencia terremotos y erupciones volcánicas. En agosto, varios sismos dejaron más de 500 muertos en la isla de Lombok. En diciembre de 2004, uno de los tsunamis más potentes de la historia causó la muerte a más de 160.000 personas.
Un héroe entre la tristeza
Anthonius Gunawan Agun arriesgó su vida por la de los demás. La tierra había comenzado a temblar pero él, controlador aéreo, siguió en su puesto para garantizar el despegue de un avión de línea. Fallecido en el terremoto. Se convirtió en un héroe nacional.
Este indonesio de 21 años se encontraba en el aeropuerto de Mutiara SIS Al Jufrie de Palu, en el oeste del archipiélago de Célebes, cuando empezaron los primeros temblores. De acuerdo con lo informado por los responsables del aeropuerto, se negó a abandonar su puesto hasta que la nave de la compañía indonesia Batik Air despegara.
"Cuando se produjo el terremoto, estaba dando la autorización de despegue a un vuelo de Batik Air y esperó que el avión estuviera en el aire para abandonar la torre del control de tráfico aéreo", declaró Yohanes Harry Sirait, portavoz de AirNav Indonesia, la organización de supervisión del control aéreo.
Tras el despegue del vuelo 6231, los temblores fueron cada vez más fuertes. El edificio empezó a derrumbarse y Agung saltó de un cuarto piso: además de romperse las dos piernas, la caída le provocó numerosas lesiones internas. Entonces fue trasladado a un hospital cercano para recibir los primeros auxilios pero murió antes de que llegara el helicóptero que lo iba a transportar.
En un comunicado, AirNav señaló que subiría dos rangos el grado de Agung a título póstumo como reconocimiento a su valor.