El destino del ejército libanés está ligado al escenario de guerra que plantea Hezbollah

George Chaya
Infobae
El grupo político-terrorista Hezbollah no solo ha sometido a todas las instituciones democráticas libanesas, ha hecho lo mismo con el ejército oficial del Líbano -las Fuerzas Armadas Libanesas (LFA, por sus siglas en ingles)- que está cada vez cada vez más subordinado a las órdenes de Hassan Nasrallah, quien domina de facto las decisiones del presidente Michel Aoun, el ministerio de defensa y la cancillería libanesa.


Estas declaraciones no provienen de fuentes militares israelíes, sino europeas y específicamente de altos comandantes de países que conforman los contingentes de Naciones Unidas en el país de los cedros, quienes han mostrado preocupación por esta relación de fuerza y sometimiento del ejército a la organización terrorista apoyada por Irán.

Para los los israelíes no es una noticia nueva."Realmente los vemos trabajando juntos", dijo un funcionario de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) a principios de esta semana durante una sesión informativa para periodistas cerca de la frontera libanesa. "Vemos que van juntos a las mismas aldeas. Sabemos quién es quién. Incluso, a veces, el personal de Hezbollah usa uniformes del ejército y hasta de las Fuerzas de la ONU al sur del Rio Litani", agregó la fuente.

Otras fuentes que han pedido ser preservadas dentro del propio ejército libanés han informado en secreto a Bruselas que, en ocasiones, es Hezbollah quien conduce y forma patrullas conjuntas de vehículos del ejercito libanés que nunca ingresa a una aldea del sur del Líbano sin obtener la aprobación previa del grupo terrorista.

Una carta secreta dirigida por un alto oficial del ejército dirigida a funcionarios de la oficina para Oriente Medio de la Unión Europea (UE) fue filtrada por la agencia de inteligencia francesa a principios de septiembre. En ella, salvaguardando el nombre del oficial, se brindan los detalles de hasta qué punto es Hezbollah y no el ejército del Líbano quien se encarga del sur del país contraviniendo expresamente la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Esta relación de sometimiento de las fuerzas armadas libanesas a instancias del grupo terrorista favorece la violación de la mencionada Resolución 1701, que prohíbe expresamente a Hezbollah trasladar unidades armadas al sur del Líbano.

Esa resolución, sin embargo, permite que sólo las Fuerzas Armadas Libanesas estén en la zona, algo que utiliza Hezbollah mimetizándose con los militares libaneses a quienes usa como cubierta para sus actividades y para el despliegue de sistemas de armas y misiles provenientes de Irán a través de Siria.

Las amenazas del grupo terrorista a los militares libaneses ha logrado que el ejército oficial de la República permita a la organización chiíta desplegar sus fuerzas eficazmente preparándose para una posible guerra con Israel.

El ejército ha perdido su independencia a manos de Hezbollah hace mucho tiempo. Y esto también ha sucedido con todos los aparatos de seguridad libaneses que han perdido su independencia. "Lo vemos en la cooperación constante en actividades de inteligencia y seguridad en todos estos campos", declararon los oficiales de los contingentes de la ONU estacionados en Líbano.

Mientras la comunidad internacional "quiere pensar en el ejército libanés como un cuerpo que es parte del sistema, con el que se puede trabajar como un socio que no está contaminado por el terrorismo", señalaron oficiales estadounidenses. "Pero en realidad, hay muchas dudas de que esta sea la situación sobre el terreno. Eso debería preocupar a todos, porque nadie quiere ver a Hezbollah obtener más capacidades de las que ya tiene".

Expertos estadounidenses y europeos especializados en asuntos libaneses señalaron que "a pesar de su creciente y forzada cooperación con Hezbollah, el ejercito libanés tiene un compromiso con el estado legal, al tiempo que destacaron que Hezbollah tiene muchas identidades, incluyendo la secta libanesa chiita, chiitas extranjeros, yihadistas y por sobre todo iraníes, además de estar muy involucrado con los alawitas en Siria".

"Hezbollah opera en muchos frentes. Por lo tanto, tan pronto como se infiltra y domina sectores del ejército libanés aprovecha para proyectarse sobre la propia conducta de ejército del país", declaró un experto en inteligencia francés.

Los ciudadanos libaneses que rechazan el terrorismo de Hezbollah son conscientes de que la organización está a las órdenes de Irán y han denunciado está desplegada en el sur del Líbano. Asegurán, además, que los extremistas mienten cuando dicen no tener presencia en el área, definiendo las declaraciones de Nasrallah como una ficción favorecida en muchos casos por comandantes del propio ejército libanés que temen a la organización pro-iraní.

Esos mismos ciudadanos libaneses se muestran preocupados porque debido a tales sucesos, Israel ha advertido en repetidas ocasiones que ya no puede hacer una distinción clara entre Hezbollah y el estado libanés o su ejército, y en caso de que se produzca una posible escalada de seguridad generada por los terroristas, temen que las fuerzas israelíes respondan de manera muy distinta a la guerra de 2006, y esta vez contraataquen sobre toda la geografía del país.

Los israelíes han declarado al respecto: "Si vemos que las Fuerzas Armadas Libanesas no apoyan a Hezbollah, retroceden y nos dan espacio para combatir a los terroristas, no las atacaremos. Si toman parte en las hostilidades, no tendremos otra opción que atacar en el lugar del país donde se encuentren".

A nivel regional, la manipulación y el apoderamiento que Hezbollah hizo del ejército libanés también ha causado un daño significativo en la relación del Líbano con las potencias árabes sunitas, particularmente con Arabia Saudita dado que el jefe de Hezbollah mantiene una estrecha cooperación con las fuerzas huzíes de Yemen, que están involucradas en un gran conflicto armado con los saudíes.

"Nasrallah no se preocupa por el estado libanés. Él opera desde el Líbano de una manera que pone en peligro a los estados moderados sunitas y a los EE.UU.", aseguró el ministro de exteriores saudita. "Y todo esto sucede en el Líbano con el conocimiento de sus Fuerzas Armadas, lo que debe hacer repensar la voluntad de Occidente y los estados árabes pragmáticos de cooperar con el Líbano mientras esté dominado por Irán y su ejército de ocupación: Hezbollah", añadió.

La cooperación de las fuerzas libanesas y Hezbollah se compone de tres elementos principales. El primero implica unidades de defensa, incrustadas en cada pueblo y aldea del sur, y en áreas abiertas de esa zona. Estas unidades tienen la tarea de desafiar una posible ofensiva terrestre israelí a través de bunkers y túneles subterráneos.

Un segundo componente es la potencia de fuego de Hezbollah, la misma excede los 120.000 misiles, lo que la convierte en una de las más grandes del mundo en un grupo terrorista. Este arsenal coloca casi todas las áreas de Israel en su rango de alcance. Hoy Hezbollah puede disparar sobre las regiones fronterizas del norte de Israel y objetivos militares israelíes, pero puede disparar miles de cohetes también contra Tel Aviv, paralizando el frente interno israelí.

El tercer componente es una fuerza de élite de ataque terrestre, llamada "Radwan", que buscaría utilizar la experiencia de batalla obtenida en Siria y cruzar la frontera hacia Israel, donde, de acuerdo con las evaluaciones de las FDI, su misión sería "matar todo lo que pueda en pueblos y aldeas israelíes atacando simbólicamente y destruyendo" dentro de Israel lo máximo posible, para, después de la guerra, reclamar "Su Victoria".

Las FDI están evaluando atentamente estas amenazas y elaborando sus propios preparativos, diseñados para aplastar a Hezbollah de una manera sin precedentes en caso de que estalle un conflicto. El destino del ejército libanés, al parecer, en cualquier escenario de este tipo, dependería de su capacidad para mantenerse al margen de la lucha.

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