Berlín da el primer paso para hacerse con la presidencia de la Comisión Europea
El bávaro Manfred Weber se perfila como el primer aspirante a sustituir a Juncker en Bruselas
Bernardo de Miguel
Ana Carbajosa
Bruselas / Berlín, El País
La cuenta atrás para elegir al nuevo presidente de la Comisión Europea ha comenzado y Alemania ya se ha colocado en cabeza para hacerse con el puesto. El líder del grupo Popular en el Parlamento Europeo, el alemán Manfred Weber, se perfila como el primer aspirante a sustituir a Jean-Claude Juncker, cuyo mandato concluye después de las elecciones europeas del próximo mes de mayo. Fuentes del Partido Popular Europeo en Bruselas confirman a este diario la intención de Weber de postularse como candidato de esa formación a la presidencia de la Comisión.
El político alemán se someterá entonces a votación en el congreso del Partido Popular Europeo, que se celebrará en Helsinki los próximos 7 y 8 de noviembre. Y si sale ratificado, como parece probable, se convertirá en el líder del cartel electoral del PPE con el compromiso tácito de convertirse en presidente de la Comisión Europea si su fuerza gana los comicios, como indican hasta ahora todos los sondeos.
“Weber está manteniendo conversaciones dentro del grupo popular europeo y con líderes populares en los Estados Miembros”, aseguran fuentes próximas a Weber, que no confirman aún la candidatura, pero que indican que está previsto que la decisión se anuncie “en los próximos días o semanas”.
El alemán, sin embargo, no lo tendrá fácil porque deberá enfrentarse a rivales dentro de su propio partido y a los de otras formaciones. Fuentes del PPE apuntan a otros dos aspirantes dentro del partido: Michel Barnier, negociador-jefe de la UE para el Brexit, y Alexandre Stubb, ex primer ministro de Finlandia.
Pero Weber cuenta con varias cartas a su favor que pueden resultar decisivas. Por lo pronto, representa a la delegación nacional más potente del PPE en el Parlamento (con 34 escaños de 219 en la actual legislatura). Y puede invocar el respaldo de la canciller alemana, Angela Merkel. A todo ello se une el apoyo del Partido Popular español, cuarto grupo más nutrido del PPE (con 17 escaños, por detrás de Francia y Polonia).
"Si Merkel apoya a Weber, eso quiere decir que será nuestro candidato", señalan tajantes a este diario fuentes del PPE en Bruselas. Las mismas fuentes anticipan que el bávaro no tendrá solo el apoyo del Gobierno alemán "sino de todos los primeros ministros del PPE".
La prensa alemana daba por hecho este fin de semana el apoyo de la canciller a Weber. “El hombre de Merkel”, titulaba la revista Der Spiegel en un artículo en el que aseguraba que Weber se reunió en la cancillería el pasado martes junto con el francés Joseph Daul, presidente del PPE en la Eurocámara. Merkel habría dado según el semanario alemán el visto bueno a Weber como candidato para las elecciones europeas.
La canciller se habría reservado durante la reunión, sin embargo, su apoyo como presidente de la Comisión Europea. Quedan por delante en los próximos meses muchos puestos clave por designar, entre ellos el Banco Central Europeo, el Consejo y los comisarios. Merkel, en cuyo Gabinete se cree que habría algún posible aspirante, preferiría guardarse de momento la carta de la presidencia de la Comisión, según asegura la prensa alemana. En todo caso, la candidatura de Weber no garantizaría a Berlín la presidencia de la Comisión como tampoco le impediría pelear por otros puestos o, incluso, cambiar de candidato para suceder a Juncker.
Weber nunca ha disimulado su intención de hacerse con la presidencia de la Comisión. Pero el paso definitivo para entrar en la carrera por la sucesión de Juncker estaba pendiente de la luz verde de Merkel, congelada tras el grave enfrentamiento con su ministro del Interior. Pero la tregua alcanzada con Seehofer alcanzada salvó tanto al gobierno de Merkel (una coalición CDU/CSU con los socialistas del SPD) como las posibilidades de Weber de escalar en el entramado comunitario.
Fuentes populares destacan que la presencia de Daul en la reunión de Merkel con Weber el pasado martes incluso podría anticipar la alfombra roja del PPE para el aspirante alemán. "Mucha gente piensa que será el único candidato de nuestro congreso", apunta una fuente del partido.
De ser así, se evitaría la pugna vivida en el congreso del PPE de hace cinco años, cuando Juncker y Barnier se disputaron la candidatura. Se impuso el luxemburgués gracias, en gran parte, al voto de la delegación española. El entonces presidente del PP, Mariano Rajoy, se decantó en el último momento en contra del francés.
Esta vez parece haber menos dudas en el PP español y se apuesta claramente por el candidato alemán. "Weber fue el único líder europeo invitado al congreso del PP en el que se eligió a Pablo Casado", apuntan con clara intención fuentes del partido. En el PP se interpreta que el relevo generacional que representa Weber en relación a Juncker o a Barnier "enlaza muy bien con el programa de Casado".
La entrada de Weber en la carrera por la Comisión abriría, además, un importante hueco en la delegación parlamentaria del PPE, donde Esteban González Pons ocupa la primera vicepresidencia. "Si Weber se va, González Pons asumirá la presidencia interina del Grupo", pronostican esas fuentes. Una interinidad que podría convertirse en permanente si González Pons sale reelegido como europarlamentario en las próximas elecciones, una circunstancia bastante probable.
Barnier, sin embargo, no ha tirado la toalla. Y, según relatan personas que han estado en contacto con él en las últimas semanas, sigue maniobrando para lograr apoyos dentro del partido. El francés ha ganado ascendente en Bruselas y en varias capitales europeas por su gestión de las negociaciones para la salida de la UE de Reino Unido, en las que ha logrado mantener una unidad y una firmeza en la que, al principio, pocos confiaban.
Tiene en contra, sin embargo, un tremendo obstáculo: no cuenta, al menos de momento, con el respaldo del Gobierno de su propio país. El presidente francés, Emmanuel Macron, intenta armar un potente grupo liberal europeo de cara a los comicios de mayo, con aspiraciones incluso de convertirse en la segunda fuerza del Parlamento, desbancando de ese puesto a los socialistas (S&D).
"La candidatura de Barnier es imposible", señalan fuentes del PPE en un claro intento de disuadir al francés. "No tiene el apoyo de Macron así que nunca será designado como miembro francés de la Comisión y, por tanto, no podría ser su presidente", rematan esas fuentes.
La cara amable y proeuropea de la CSU
Weber es la cara amable y sobre todo proeuropea de la CSU, el partido hermanado con la Unión Demócrata Cristiana de la canciller, Angela Merkel. Colocar a Weber en la carrera por las altas esferas de la UE, le podría garantizar a la canciller el fin de la hostilidad del partido bávaro hacia su política migratoria, que hace semanas estuvo incluso a punto de derribar al Gobierno de Merkel.
La retórica del partido conservador bávaro se tornó especialmente áspera antes del verano, a raíz de la crisis migratoria provocada por Horst Seehofer, el líder del partido y ministro del Interior alemán. Seehofer amenazó con tumbar el Ejecutivo de Merkel y con sellar la frontera entre Baviera y Austria al margen de cualquier consenso europeo.
Los tiempos de la presentación de candidaturas en el Parlamento europeo coinciden con las elecciones regionales de Baviera. La CSU vive la cita electoral, el próximo 14 de octubre, como una cuestión existencial, ya que se juega por primera vez en décadas —salvo un mínimo paréntesis— la mayoría absoluta y por tanto su tradicional hegemonía en tierras bávaras. Alternativa por Alemania, el partido ultranacionalista y antiinmigración amenaza con robarle buena parte de sus votantes más contrarios a la política de refugiados de Merkel y también menos proeuropeos. Weber, uno de los cinco vicepresidentes de la CSU participará en las próximas semanas en diversos actos de la campaña bávara.
El 17 de octubre expira el plazo para presentar la candidatura, pero no resulta realista pensar que Weber vaya a apurar hasta las elecciones bávaras para presentar su candidatura, ya que la expectación en los círculos europeos va en aumento, según explican fuentes comunitarias.
Bernardo de Miguel
Ana Carbajosa
Bruselas / Berlín, El País
La cuenta atrás para elegir al nuevo presidente de la Comisión Europea ha comenzado y Alemania ya se ha colocado en cabeza para hacerse con el puesto. El líder del grupo Popular en el Parlamento Europeo, el alemán Manfred Weber, se perfila como el primer aspirante a sustituir a Jean-Claude Juncker, cuyo mandato concluye después de las elecciones europeas del próximo mes de mayo. Fuentes del Partido Popular Europeo en Bruselas confirman a este diario la intención de Weber de postularse como candidato de esa formación a la presidencia de la Comisión.
El político alemán se someterá entonces a votación en el congreso del Partido Popular Europeo, que se celebrará en Helsinki los próximos 7 y 8 de noviembre. Y si sale ratificado, como parece probable, se convertirá en el líder del cartel electoral del PPE con el compromiso tácito de convertirse en presidente de la Comisión Europea si su fuerza gana los comicios, como indican hasta ahora todos los sondeos.
“Weber está manteniendo conversaciones dentro del grupo popular europeo y con líderes populares en los Estados Miembros”, aseguran fuentes próximas a Weber, que no confirman aún la candidatura, pero que indican que está previsto que la decisión se anuncie “en los próximos días o semanas”.
El alemán, sin embargo, no lo tendrá fácil porque deberá enfrentarse a rivales dentro de su propio partido y a los de otras formaciones. Fuentes del PPE apuntan a otros dos aspirantes dentro del partido: Michel Barnier, negociador-jefe de la UE para el Brexit, y Alexandre Stubb, ex primer ministro de Finlandia.
Pero Weber cuenta con varias cartas a su favor que pueden resultar decisivas. Por lo pronto, representa a la delegación nacional más potente del PPE en el Parlamento (con 34 escaños de 219 en la actual legislatura). Y puede invocar el respaldo de la canciller alemana, Angela Merkel. A todo ello se une el apoyo del Partido Popular español, cuarto grupo más nutrido del PPE (con 17 escaños, por detrás de Francia y Polonia).
"Si Merkel apoya a Weber, eso quiere decir que será nuestro candidato", señalan tajantes a este diario fuentes del PPE en Bruselas. Las mismas fuentes anticipan que el bávaro no tendrá solo el apoyo del Gobierno alemán "sino de todos los primeros ministros del PPE".
La prensa alemana daba por hecho este fin de semana el apoyo de la canciller a Weber. “El hombre de Merkel”, titulaba la revista Der Spiegel en un artículo en el que aseguraba que Weber se reunió en la cancillería el pasado martes junto con el francés Joseph Daul, presidente del PPE en la Eurocámara. Merkel habría dado según el semanario alemán el visto bueno a Weber como candidato para las elecciones europeas.
La canciller se habría reservado durante la reunión, sin embargo, su apoyo como presidente de la Comisión Europea. Quedan por delante en los próximos meses muchos puestos clave por designar, entre ellos el Banco Central Europeo, el Consejo y los comisarios. Merkel, en cuyo Gabinete se cree que habría algún posible aspirante, preferiría guardarse de momento la carta de la presidencia de la Comisión, según asegura la prensa alemana. En todo caso, la candidatura de Weber no garantizaría a Berlín la presidencia de la Comisión como tampoco le impediría pelear por otros puestos o, incluso, cambiar de candidato para suceder a Juncker.
Weber nunca ha disimulado su intención de hacerse con la presidencia de la Comisión. Pero el paso definitivo para entrar en la carrera por la sucesión de Juncker estaba pendiente de la luz verde de Merkel, congelada tras el grave enfrentamiento con su ministro del Interior. Pero la tregua alcanzada con Seehofer alcanzada salvó tanto al gobierno de Merkel (una coalición CDU/CSU con los socialistas del SPD) como las posibilidades de Weber de escalar en el entramado comunitario.
Fuentes populares destacan que la presencia de Daul en la reunión de Merkel con Weber el pasado martes incluso podría anticipar la alfombra roja del PPE para el aspirante alemán. "Mucha gente piensa que será el único candidato de nuestro congreso", apunta una fuente del partido.
De ser así, se evitaría la pugna vivida en el congreso del PPE de hace cinco años, cuando Juncker y Barnier se disputaron la candidatura. Se impuso el luxemburgués gracias, en gran parte, al voto de la delegación española. El entonces presidente del PP, Mariano Rajoy, se decantó en el último momento en contra del francés.
Esta vez parece haber menos dudas en el PP español y se apuesta claramente por el candidato alemán. "Weber fue el único líder europeo invitado al congreso del PP en el que se eligió a Pablo Casado", apuntan con clara intención fuentes del partido. En el PP se interpreta que el relevo generacional que representa Weber en relación a Juncker o a Barnier "enlaza muy bien con el programa de Casado".
La entrada de Weber en la carrera por la Comisión abriría, además, un importante hueco en la delegación parlamentaria del PPE, donde Esteban González Pons ocupa la primera vicepresidencia. "Si Weber se va, González Pons asumirá la presidencia interina del Grupo", pronostican esas fuentes. Una interinidad que podría convertirse en permanente si González Pons sale reelegido como europarlamentario en las próximas elecciones, una circunstancia bastante probable.
Barnier, sin embargo, no ha tirado la toalla. Y, según relatan personas que han estado en contacto con él en las últimas semanas, sigue maniobrando para lograr apoyos dentro del partido. El francés ha ganado ascendente en Bruselas y en varias capitales europeas por su gestión de las negociaciones para la salida de la UE de Reino Unido, en las que ha logrado mantener una unidad y una firmeza en la que, al principio, pocos confiaban.
Tiene en contra, sin embargo, un tremendo obstáculo: no cuenta, al menos de momento, con el respaldo del Gobierno de su propio país. El presidente francés, Emmanuel Macron, intenta armar un potente grupo liberal europeo de cara a los comicios de mayo, con aspiraciones incluso de convertirse en la segunda fuerza del Parlamento, desbancando de ese puesto a los socialistas (S&D).
"La candidatura de Barnier es imposible", señalan fuentes del PPE en un claro intento de disuadir al francés. "No tiene el apoyo de Macron así que nunca será designado como miembro francés de la Comisión y, por tanto, no podría ser su presidente", rematan esas fuentes.
La cara amable y proeuropea de la CSU
Weber es la cara amable y sobre todo proeuropea de la CSU, el partido hermanado con la Unión Demócrata Cristiana de la canciller, Angela Merkel. Colocar a Weber en la carrera por las altas esferas de la UE, le podría garantizar a la canciller el fin de la hostilidad del partido bávaro hacia su política migratoria, que hace semanas estuvo incluso a punto de derribar al Gobierno de Merkel.
La retórica del partido conservador bávaro se tornó especialmente áspera antes del verano, a raíz de la crisis migratoria provocada por Horst Seehofer, el líder del partido y ministro del Interior alemán. Seehofer amenazó con tumbar el Ejecutivo de Merkel y con sellar la frontera entre Baviera y Austria al margen de cualquier consenso europeo.
Los tiempos de la presentación de candidaturas en el Parlamento europeo coinciden con las elecciones regionales de Baviera. La CSU vive la cita electoral, el próximo 14 de octubre, como una cuestión existencial, ya que se juega por primera vez en décadas —salvo un mínimo paréntesis— la mayoría absoluta y por tanto su tradicional hegemonía en tierras bávaras. Alternativa por Alemania, el partido ultranacionalista y antiinmigración amenaza con robarle buena parte de sus votantes más contrarios a la política de refugiados de Merkel y también menos proeuropeos. Weber, uno de los cinco vicepresidentes de la CSU participará en las próximas semanas en diversos actos de la campaña bávara.
El 17 de octubre expira el plazo para presentar la candidatura, pero no resulta realista pensar que Weber vaya a apurar hasta las elecciones bávaras para presentar su candidatura, ya que la expectación en los círculos europeos va en aumento, según explican fuentes comunitarias.