Turquía dobla los aranceles a automóviles y otra veintena de productos de EE UU
Erdogan ha llamado a la población turca a que boicotee la tecnología estadounidense
Andrés Mourenza
Estambul, El País
Las espadas siguen en alto en el enfrentamiento entre Washington y Ankara. El miércoles amaneció en Turquía con un decreto en el Boletín Oficial del que no se había dado anuncio previo y que dobla los aranceles a una veintena de productos estadounidenses. Entre las importaciones afectadas se hallan automóviles (cuyos aranceles llegarán al 120%), bebidas alcohólicas (que tendrán que pagar una tasa del 140%) y hoja de tabaco (60%), además de arroz, carbón, productos cosméticos, bombas centrífugas y derivados de la celulosa y el plástico.
“Se han incrementado los aranceles a ciertos productos de importación bajo el principio de reciprocidad y como respuesta a los ataques deliberados de EEUU a nuestra economía”, escribió el vicepresidente turco, Fuat Oktay, en su cuenta de Twitter. A diferencia de la decisión tomada la semana pasada por Donald Trump, que afecta al acero, uno de los productos turcos que más importa EEUU, en este caso, las medidas decretadas por Ankara no afectan a los artículos made in USA más exportados a Turquía. De entre la producción sancionada, la más voluminosa es el tabaco estadounidense, cuya exportación a Turquía reportó 51 millones de dólares en 2016.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, había insinuado el martes un posible boicot a los productos electrónicos estadounidenses, señalando directamente a la marca Apple, si bien finalmente no ha entrado en el decreto publicado hoy por el Boletín Oficial. Los medios turcos han matizado que el boicot es un llamamiento a la población turca a que consuma tecnología nacional en lugar de la originada en EE UU. “Si ellos tienen iPhones, también existen los Samsung. Nosotros tenemos el Venüs de Vestel”, dijo el mandatario islamista. Sin embargo, incluso este último modelo de teléfono móvil de la marca turca Vestel utiliza componentes y software de diseño estadounidense, lo que convierte en arriesgado un incremento de aranceles a estos productos. No en vano, entre las principales importaciones que hace Turquía de EE UU se encuentran las patentes tecnológicas y el software informático.
“La mejor respuesta que podemos dar a estos pistoleros económicos es trabajar con renovado esfuerzo. Producir y exportar más que nunca. No tiene sentido que cerréis los almacenes o recortéis la producción. La solución es producir, producir, producir. Exportar, exportar, exportar”, exigió Erdogan al mundo de los negocios: “Debemos producir más y mejor que los que importamos de fuera y venderlo al extranjero”.
Por otro lado, el regulador del mercado financiero de Turquía (BDDK) redujo el límite a las transacciones swap con inversores extranjeros. Si el domingo lo había fijado en el 50 % del capital bancario propio, a partir de este miércoles será del 25 %. El objetivo de esta medida es reducir las operaciones especulativas, como la toma de préstamos en liras para la compra de dólares y otras divisas fuertes.
Esta disposición, unida a la inyección de liquidez aprobada el lunes por el Banco Central turco y al apoyo recibido por los líderes europeos -que han criticado las medidas tomadas contra Turquía por la Administración Trump- han dado un respiro a la lira en los mercados. El martes la lira se recuperó de las pérdidas sufridas el lunes, y este miércoles a las 11.00 ya había ganado un 6 % de valor respecto al dólar. Con todo, su cotización sigue siendo un 38 % menor que a inicios de año.
El ministro turco de Finanzas y yerno de Erdogan, Berat Albayrak, advirtió de que los ataques contra la lira pueden provocar un “efecto mariposa” y contagiarse a Europa -por la exposición de la banca- y al resto del mundo, a través de unos mercados emergentes cuyas monedas se han visto arrastradas por las caídas de la lira.
Sin embargo, un análisis de la consultora Eurasia Group cree que la exposición europea a la crisis turca es limitada, ya que si bien bancos europeos como BBVA, UniCredit o BNP Paribas poseen importantes inversiones en Turquía, éstas son “pequeñas” en comparación con la cuenta de resultados global de dichas empresas. Con todo, la consultora advierte de que la crisis turca “está lejos” de haberse solucionado ya que los planes económicos presentados por Albayrak son “cosméticos” e “insuficientes”.
En la vertiente política tampoco hay visos de solución. El lunes por la noche, el consejero de Seguridad Nacional de EE UU, John Bolton, recibió al embajador turco, Serdar Kiliç, en la Casa Blanca, y le dejó claro que, a menos que Ankara libere al pastor evangélico Andrew Brunson, detenido desde hace dos años, Washington no aflojará la presión sobre Turquía. Este miércoles, el tribunal turco que lleva el caso rechazó una nueva apelación del abogado de Brunson exigiendo su puesta en libertad.
Andrés Mourenza
Estambul, El País
Las espadas siguen en alto en el enfrentamiento entre Washington y Ankara. El miércoles amaneció en Turquía con un decreto en el Boletín Oficial del que no se había dado anuncio previo y que dobla los aranceles a una veintena de productos estadounidenses. Entre las importaciones afectadas se hallan automóviles (cuyos aranceles llegarán al 120%), bebidas alcohólicas (que tendrán que pagar una tasa del 140%) y hoja de tabaco (60%), además de arroz, carbón, productos cosméticos, bombas centrífugas y derivados de la celulosa y el plástico.
“Se han incrementado los aranceles a ciertos productos de importación bajo el principio de reciprocidad y como respuesta a los ataques deliberados de EEUU a nuestra economía”, escribió el vicepresidente turco, Fuat Oktay, en su cuenta de Twitter. A diferencia de la decisión tomada la semana pasada por Donald Trump, que afecta al acero, uno de los productos turcos que más importa EEUU, en este caso, las medidas decretadas por Ankara no afectan a los artículos made in USA más exportados a Turquía. De entre la producción sancionada, la más voluminosa es el tabaco estadounidense, cuya exportación a Turquía reportó 51 millones de dólares en 2016.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, había insinuado el martes un posible boicot a los productos electrónicos estadounidenses, señalando directamente a la marca Apple, si bien finalmente no ha entrado en el decreto publicado hoy por el Boletín Oficial. Los medios turcos han matizado que el boicot es un llamamiento a la población turca a que consuma tecnología nacional en lugar de la originada en EE UU. “Si ellos tienen iPhones, también existen los Samsung. Nosotros tenemos el Venüs de Vestel”, dijo el mandatario islamista. Sin embargo, incluso este último modelo de teléfono móvil de la marca turca Vestel utiliza componentes y software de diseño estadounidense, lo que convierte en arriesgado un incremento de aranceles a estos productos. No en vano, entre las principales importaciones que hace Turquía de EE UU se encuentran las patentes tecnológicas y el software informático.
“La mejor respuesta que podemos dar a estos pistoleros económicos es trabajar con renovado esfuerzo. Producir y exportar más que nunca. No tiene sentido que cerréis los almacenes o recortéis la producción. La solución es producir, producir, producir. Exportar, exportar, exportar”, exigió Erdogan al mundo de los negocios: “Debemos producir más y mejor que los que importamos de fuera y venderlo al extranjero”.
Por otro lado, el regulador del mercado financiero de Turquía (BDDK) redujo el límite a las transacciones swap con inversores extranjeros. Si el domingo lo había fijado en el 50 % del capital bancario propio, a partir de este miércoles será del 25 %. El objetivo de esta medida es reducir las operaciones especulativas, como la toma de préstamos en liras para la compra de dólares y otras divisas fuertes.
Esta disposición, unida a la inyección de liquidez aprobada el lunes por el Banco Central turco y al apoyo recibido por los líderes europeos -que han criticado las medidas tomadas contra Turquía por la Administración Trump- han dado un respiro a la lira en los mercados. El martes la lira se recuperó de las pérdidas sufridas el lunes, y este miércoles a las 11.00 ya había ganado un 6 % de valor respecto al dólar. Con todo, su cotización sigue siendo un 38 % menor que a inicios de año.
El ministro turco de Finanzas y yerno de Erdogan, Berat Albayrak, advirtió de que los ataques contra la lira pueden provocar un “efecto mariposa” y contagiarse a Europa -por la exposición de la banca- y al resto del mundo, a través de unos mercados emergentes cuyas monedas se han visto arrastradas por las caídas de la lira.
Sin embargo, un análisis de la consultora Eurasia Group cree que la exposición europea a la crisis turca es limitada, ya que si bien bancos europeos como BBVA, UniCredit o BNP Paribas poseen importantes inversiones en Turquía, éstas son “pequeñas” en comparación con la cuenta de resultados global de dichas empresas. Con todo, la consultora advierte de que la crisis turca “está lejos” de haberse solucionado ya que los planes económicos presentados por Albayrak son “cosméticos” e “insuficientes”.
En la vertiente política tampoco hay visos de solución. El lunes por la noche, el consejero de Seguridad Nacional de EE UU, John Bolton, recibió al embajador turco, Serdar Kiliç, en la Casa Blanca, y le dejó claro que, a menos que Ankara libere al pastor evangélico Andrew Brunson, detenido desde hace dos años, Washington no aflojará la presión sobre Turquía. Este miércoles, el tribunal turco que lleva el caso rechazó una nueva apelación del abogado de Brunson exigiendo su puesta en libertad.