May desgrana ante Macron sus planes para el Brexit
La primera ministra británica había solicitado la cita con el presidente francés
Silvia Ayuso
París, El País
En su regreso a Londres tras unas vacaciones italianas, Theresa May hizo escala en Francia. La primera ministra británica quería hablar con el presidente francés, Emmanuel Macron, y este la invitó al fuerte de Brégançon, la residencia de verano mediterránea de los jefes de Estado franceses y adonde llegó justo antes para iniciar dos semanas de descanso estival. Ambos celebraron una reunión de trabajo a la que siguió una cena “amistosa” con sus respectivas parejas. En el menú, plato único: el Brexit.
Tanto el Gobierno británico como el de París habían adelantado que no habría declaración final del encuentro, solicitado por May para explicar “la posición de Londres en las negociaciones sobre el Brexit y sobre el futuro de las relaciones con la Unión Europea”, según el Elíseo. Una señal más de que la primera ministra británica no lo tendrá fácil en su intento de sortear a Bruselas intentando dialogar directamente con algunos de los principales interlocutores europeos.
París había dejado claro desde que se anunció la cita con la británica, a principios de semana, que no tenía nada en contra de escuchar directamente a May, que ha asumido personalmente las negociaciones de la salida de la UE. Eso sí, su alineación es fiel a Bruselas y al negociador europeo para el Brexit, Michel Barnier, a quien París “no tiene intención de sustituir” como interlocutor de Londres, precisaron fuentes de la presidencia francesa.
Pese a esta advertencia, Londres no ha ahorrado esfuerzos de cara a París. El Gobierno británico considera a Francia uno de los principales obstáculos para que la UE flexibilice su posición en las negociaciones del Brexit. El Elíseo lo niega: “La ausencia de un acuerdo sobre la salida (de Reino Unido) no es un escenario que nosotros, al igual que nuestros aliados, deseemos”, subrayaron las fuentes, según la agencia France Presse (AFP).
En cualquier caso, el cortejo diplomático británico a Francia esta semana ha sido intenso. El lunes fue el nuevo ministro de Relaciones Exteriores, Jeremy Hunt, el que viajó hasta la capital gala, donde se declaró “preocupado” por el “verdadero riesgo de un Brexit sin acuerdo”. El jueves fue el turno del también nuevo ministro del Brexit, Dominic Raab. Su interlocutora, la ministra de Asuntos Europeos, Nathalie Loiseau, le transmitió el mismo mensaje que Macron a May.
Loiseau “reafirmó el pleno apoyo de Francia a Barnier y al trabajo notable que efectúa en aplicación del mandato que los 27 Estados miembro de la UE le han confiado”, según el Ministerio de Exteriores. La ministra francesa también “subrayó la importancia de finalizar lo antes posible el acuerdo de salida, aplicando los compromisos comunes asumidos en diciembre, especialmente sobre la frontera irlandesa”.
En una tribuna publicada el jueves en Le Figaro, Barnier asegura que Londres y Bruselas han logrado consenso “ya en un 80% del acuerdo de salida”. Sin embargo, advirtió, “todavía tenemos que encontrar un acuerdo sobre algunos puntos importantes” como la frontera entre Irlanda, miembro de la UE, y de Irlanda del Norte, territorio británico y que por tanto saldrá con el resto de Reino Unido del bloque europeo en la noche del 29 al 30 de marzo del año que viene.
Hunt, que sustituyó en la cartera de Exteriores a Boris Johnson tras la dimisión de este en julio por su oposición a apoyar los planes de May de negociar una ruptura suave con la UE, replicó el viernes desde el mismo diario. En una entrevista con el diario francés, afirmó que Londres desea una relación “estrecha y especial” con Europa y advirtió del peligro de no alcanzar un pacto. “Hemos hecho una elección geoestratégica, que es desear una asociación estrecha y especial con Europa”, dijo. “Esperamos que París y otros lo compartan, porque es imposible separar lo económico, lo político y lo militar. Todo eso funciona como conjunto y una fisura económica con Reino Unido hará más difícil la cooperación en otros aspectos”, alertó.
May también tenía previsto hablarle a Macron del libro blanco, el documento que su Gobierno presentó en julio y que reúne sus propuestas para definir la relación entre Reino Unido y la UE, como la de una especie de área de libre comercio de bienes con el bloque en la que Londres aceptaría algunas regulaciones europeas. Barnier ha dado a entender que ese documento suscita aún muchas dudas, aunque no lo ha descartado del todo durante las negociaciones aún en marcha. Pero también en este punto, asegura el Elíseo, París marcha al paso marcado por Bruselas: negociar primero el acuerdo del Brexit y más tarde discutir sobre la relación entre ambos.
Silvia Ayuso
París, El País
En su regreso a Londres tras unas vacaciones italianas, Theresa May hizo escala en Francia. La primera ministra británica quería hablar con el presidente francés, Emmanuel Macron, y este la invitó al fuerte de Brégançon, la residencia de verano mediterránea de los jefes de Estado franceses y adonde llegó justo antes para iniciar dos semanas de descanso estival. Ambos celebraron una reunión de trabajo a la que siguió una cena “amistosa” con sus respectivas parejas. En el menú, plato único: el Brexit.
Tanto el Gobierno británico como el de París habían adelantado que no habría declaración final del encuentro, solicitado por May para explicar “la posición de Londres en las negociaciones sobre el Brexit y sobre el futuro de las relaciones con la Unión Europea”, según el Elíseo. Una señal más de que la primera ministra británica no lo tendrá fácil en su intento de sortear a Bruselas intentando dialogar directamente con algunos de los principales interlocutores europeos.
París había dejado claro desde que se anunció la cita con la británica, a principios de semana, que no tenía nada en contra de escuchar directamente a May, que ha asumido personalmente las negociaciones de la salida de la UE. Eso sí, su alineación es fiel a Bruselas y al negociador europeo para el Brexit, Michel Barnier, a quien París “no tiene intención de sustituir” como interlocutor de Londres, precisaron fuentes de la presidencia francesa.
Pese a esta advertencia, Londres no ha ahorrado esfuerzos de cara a París. El Gobierno británico considera a Francia uno de los principales obstáculos para que la UE flexibilice su posición en las negociaciones del Brexit. El Elíseo lo niega: “La ausencia de un acuerdo sobre la salida (de Reino Unido) no es un escenario que nosotros, al igual que nuestros aliados, deseemos”, subrayaron las fuentes, según la agencia France Presse (AFP).
En cualquier caso, el cortejo diplomático británico a Francia esta semana ha sido intenso. El lunes fue el nuevo ministro de Relaciones Exteriores, Jeremy Hunt, el que viajó hasta la capital gala, donde se declaró “preocupado” por el “verdadero riesgo de un Brexit sin acuerdo”. El jueves fue el turno del también nuevo ministro del Brexit, Dominic Raab. Su interlocutora, la ministra de Asuntos Europeos, Nathalie Loiseau, le transmitió el mismo mensaje que Macron a May.
Loiseau “reafirmó el pleno apoyo de Francia a Barnier y al trabajo notable que efectúa en aplicación del mandato que los 27 Estados miembro de la UE le han confiado”, según el Ministerio de Exteriores. La ministra francesa también “subrayó la importancia de finalizar lo antes posible el acuerdo de salida, aplicando los compromisos comunes asumidos en diciembre, especialmente sobre la frontera irlandesa”.
En una tribuna publicada el jueves en Le Figaro, Barnier asegura que Londres y Bruselas han logrado consenso “ya en un 80% del acuerdo de salida”. Sin embargo, advirtió, “todavía tenemos que encontrar un acuerdo sobre algunos puntos importantes” como la frontera entre Irlanda, miembro de la UE, y de Irlanda del Norte, territorio británico y que por tanto saldrá con el resto de Reino Unido del bloque europeo en la noche del 29 al 30 de marzo del año que viene.
Hunt, que sustituyó en la cartera de Exteriores a Boris Johnson tras la dimisión de este en julio por su oposición a apoyar los planes de May de negociar una ruptura suave con la UE, replicó el viernes desde el mismo diario. En una entrevista con el diario francés, afirmó que Londres desea una relación “estrecha y especial” con Europa y advirtió del peligro de no alcanzar un pacto. “Hemos hecho una elección geoestratégica, que es desear una asociación estrecha y especial con Europa”, dijo. “Esperamos que París y otros lo compartan, porque es imposible separar lo económico, lo político y lo militar. Todo eso funciona como conjunto y una fisura económica con Reino Unido hará más difícil la cooperación en otros aspectos”, alertó.
May también tenía previsto hablarle a Macron del libro blanco, el documento que su Gobierno presentó en julio y que reúne sus propuestas para definir la relación entre Reino Unido y la UE, como la de una especie de área de libre comercio de bienes con el bloque en la que Londres aceptaría algunas regulaciones europeas. Barnier ha dado a entender que ese documento suscita aún muchas dudas, aunque no lo ha descartado del todo durante las negociaciones aún en marcha. Pero también en este punto, asegura el Elíseo, París marcha al paso marcado por Bruselas: negociar primero el acuerdo del Brexit y más tarde discutir sobre la relación entre ambos.