Una periodista en ascenso, una fuente de inteligencia y sexo en las sombras: el escándalo que salpica a The New York Times

La reportera Ali Watkins y el senador James Wolfe son los protagonistas de una historia que tiene a Nueva York y Washington en vilo

Infobae
La naturaleza de su relación no está del todo clara. ¿Era amor o simplemente sexo a escondidas? ¿Se sedujeron recíprocamente y se usaron? ¿O fue un romance sincero? La investigación está en pleno proceso y en el prestigioso diario The New York Times no entienden aún cómo pudo ocurrir algo tan básico para su manual de ética: ninguno de sus periodistas deberá involucrarse sentimentalmente con una fuente.


Todo comenzó cuando hacia finales de 2013 la periodista Ali Watkins (26 años) y el senador James A. Wolfe (58 años), un miembro permanente del Comité de Inteligencia del Senado de los Estados Unidos, comenzaron una relación íntima y oculta, alejados de la vida pública. Fueron tres años de vínculo que lograron mantener en secreto.

Pero el manto fue descubierto por el FBI. Y el escándalo no tardó en escalar hasta colocar a The New York Times en una posición incómoda. El 7 de junio pasado ese organismo oficial acusó a Wolfe de falso testimonio. Fue porque el senador mintió en su declaración durante la investigación de la interferencia de Rusia en las últimas elecciones.

El FBI quería saber si las filtraciones sobre el trabajó del Comité habían salido de su boca. Consultado meses atrás sobre si conocía a dos periodistas, el legislador negó explícitamente. Sin embargo, luego saldrían a la luz fotografías de ambos en situaciones no precisamente profesionales.

Al salir a la luz y al ser nuevamente acusado por la oficina federal norteamericana, Wolfe volvió a defenderse. Esta vez no para desmentir su vínculo con Watkins, sino para objetar que se lo vincule con las filtraciones.

La relación entre ambos fue descubierta por los investigadores de manera polémica. Fue luego de que el Departamento de Justicia de los Estados Unidos ordenara el secuestro del teléfono celular de la periodista, algo que viola su secreto profesional y que despertó la indignación y el repudio de instituciones que defienden la libertad de prensa en todo el mundo.

Durante la pericia sobre su móvil, los investigadores hallaron pruebas irrefutables del vínculo que mantenían ambos. Al parecer, más allá de su romance, el senador se valió de ella para hacer llegar información a los diversos periódicos en los cuales trabajó la reportera antes de llegar al Times.

Watkins trabajó previamente en BuzzFeed, Huffington Post y Politico. Siempre en la sección política y cada vez con información sensible sobre el comité que conformaba su amante secreto.

La periodista, quien ingresó al diario neoyorquino en 2017 luego de romper ese mismo año con Wolfe, había informado a los editores del periódico en su entrevista laboral en Washington DC que había mantenido un romance con el senador. Sin embargo, estos siguieron adelante con la contratación y no informaron a las autoridades en Nueva York.

Pero incluso, Watkins volvió a fallarle al diario. Fue cuando no le comunicó sobre la investigación que pesaba en su contra y del secuestro de sus dispositivos móviles en enero de este año. Tampoco -algo sumamente extraño- informó sobre la medida dispuesta por el Departamento de Justicia a sus abogados. Sólo lo hizo en los primeros días de junio.

El editor de The New York Times, Dean Baquet, señaló este martes en un memo que Watkins sería reasignada en otra dependencia del diario, sacándole las actuales atribuciones y responsabilidades periodísticas hasta tanto se aclare de forma permanente su situación legal.

Allí será "supervisada de cerca y tendrá un mentor ejecutivo. Estamos preocupados por la conducta de Ali, particularmente cuando ella estaba empleada por otras organizaciones de noticias. Para una periodista tener una relación íntima con alguien que él o ella cubre es inaceptable… Creo que no fue bien atendida por algunos editores en otros lugares que no respondieron adecuadamente a sus revelaciones sobre sus relaciones".

Sin dejar de lado la responsabilidad de su editorial, Baquet cuestionó además el procedimiento del Departamento de Justicia que dijo significó una "una intrusión que pone en riesgo las protecciones de la Primera Enmienda y viola las pautas del Departamento de Justicia que tienen apoyo bipartidista".

Wolfe, de acuerdo a The Washington Post, fue líder del Comité de Inteligencia del Senado durante muchos años. Al ocupar esa posición clave dentro del Senado de los Estados Unidos, tuvo acceso a material clasificado de la CIA, el FBI y otras agencias de inteligencia norteamericano. La información que pasó por sus manos -y sus ojos- fue de las más sensibles de las últimas décadas.

Ahora, enfrenta cargos por filtración de esa información. Es que la investigación arrojó que durante el tiempo que mantuvieron una relación prohibida, intercambiaron miles y miles de SMS, WhatsApp, correos electrónicos y mensajes encriptados. Todos fueron enviados entre 2014 y 2017.

En un comunicado, Watkins señaló: "Lamento sinceramente poner a The Times en una posición difícil y estoy muy agradecido por el apoyo que he recibido de mis editores y colegas aquí. También aprecio la conclusión de la revisión de que mis informes han sido basados en hechos".

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