Trump culpa a la prensa para intentar zanjar la tensión con May

El presidente de EE UU niega sus críticas al Brexit ante la primera ministra británica y dice que ha sido víctima de las "fake news" del periódico 'The Sun'

Pablo Guimón
Chequers, El País
Una tormenta diplomática ha envuelto la visita de trabajo de Donald Trump a Reino Unido, rodeada de protestas populares y marcada por los aparatosos titubeos del inquilino de la Casa Blanca. Primero, el presidente estadounidense destrozó en una incendiaria entrevista la recién publicada estrategia de Theresa May para el Brexit. Después, en un torpe intento de reparar el daño infligido a su anfitriona, Trump ha elogiado a la primera ministra y le ha garantizado su apoyo cualquiera que sea la relación futura con la UE que consiga acordar, culpando a la prensa de malinterpretar sus palabras. La jornada ha evidenciado las incógnitas en torno al futuro de una relación especial clave para el futuro de Reino Unido tras el Brexit.


Al grito de “fake news!”, el presidente Donald Trump ha querido este viernes por la tarde zanjar la crisis diplomática abierta tras su ataque a Theresa May, cargando contra la prensa. “No critiqué a la primera ministra”, ha explicado Trump, en una comparecencia conjunta con May en Chequers, su residencia de campo, en la que ha asegurado que buscará un acuerdo comercial “justo y recíproco” con Reino Unido. En una entrevista publicada este viernes en el diario británico The Sun, que ha dado la vuelta al mundo, el líder afirmaba que la recientemente formulada propuesta de May para el Brexit “mataría probablemente” cualquier posibilidad de acuerdo comercial futuro entre los históricos socios. Pero el presidente, en presencia de uno de los dos autores de la entrevista, la ha tachado esta tarde de "noticia falsa".

Trump ha negado haber criticado a May, primero, y después ha dicho que también había dicho cosas maravillosas sobre ella. “No critiqué a la primera ministra, tengo mucho respeto por ella”, ha corregido.

El líder republicano sí ha reiterado las críticas a la inmigración que dejaba en la entrevista. “Creo que ha sido mala para Europa. Miren los ataques terroristas. Están cambiando la cultura y es muy malo para Europa”, ha dicho. Theresa May, sin embargo, no ha compartido las críticas de Trump. Reino Unido tiene “una orgullosa historia” de acoger a inmigrantes, ha recordado, y “a lo largo de los años la inmigración ha sido buena”. “Lo importante es que tengamos el control de nuestras fronteras”, ha concluido.

Ambos líderes se han esforzado en trasladar que la relación especial entre ambos países, en palabras de Trump, “nunca ha sido más fuerte”. Durante su reunión bilateral, han hablado de Irán, de Corea del Norte y de Rusia, con cuyo presidente, Vladímir Putin, se reúne el lunes Trump en Helsinki, después de su viaje de trabajo a Reino Unido que le llevará el fin de semana a visitar sus campos de golf en Escocia. En la conferencia de prensa, el presidente ha desmentido la idea, que defendía en la entrevista con The Sun, de que el plan para el Brexit de May, aprobado en esta misma residencia de campo hace ahora una semana, haría imposible un acuerdo comercial con Estados Unidos, tal como defienden los más euroescépticos. “No sé lo que vais a hacer, pero sea lo que sea estará bien con nosotros. Solo aseguraos de que podréis comerciar con nosotros, eso es lo único que importa”, le ha dicho a May.

La explosiva entrevista al presidente de Estados Unidos, que salió a la luz durante la cena de gala que le dedicó el jueves May, redobló la presión a la primera ministra británica, y dio un nuevo e inesperado golpe a su estrategia para la salida de la UE, acordada al fin dos años después del referéndum y publicada en detalle el jueves entre críticas de diversos sectores. "Si aprueban un acuerdo como ese, estaríamos tratando con la Unión Europea en lugar de con Reino Unido, y eso puede matar probablemente el acuerdo", dice el mandatario estadounidense en el diario más leído del país, propiedad del magnate Rupert Murdoch, uno de los hombres de confianza del presidente estadounidense.

La humillación a la primera ministra no se quedaba ahí. Donald Trump, en un ejemplo típico de su explosiva diplomacia, elogia al exministro de Exteriores británico Boris Johnson, que desató una grave crisis de Gobierno con su dimisión el pasado lunes en protesta precisamente por el plan del Brexit de May. Trump dice en la entrevista que Johnson es “un tipo muy talentoso” y que sería "un gran primer ministro". “Tiene lo que hay que tener”, opina el presidente.

“Obviamente le gusto y dice muy buenas cosas de mí”, dice sobre el díscolo exministro, eterno rival de una debilitada May por el liderazgo del Partido Conservador. “Me entristeció mucho ver que dejaba el Gobierno y espero que vuelva en algún momento”, añade el presidente. Johnson ha elogiado a Trump en el pasado, e incluso llegó a decir que el republicano haría un buen trabajo negociando el Brexit.

En la conferencia de prensa, Trump ha confirmado que cree que Johnson sería un buen primer ministro. Pero ha dicho que estos días ha tenido la oportunidad de conocer mejor a May y ha comprobado que es "fantástica". "La prefiero mucho más como amiga que como enemiga", ha dicho.

Trump explicaba en la entrevista que él habría manejado la salida de Reino Unido de la UE “de manera muy diferente”. “De hecho, le dije a Theresa May cómo hacerlo, pero ella no estuvo de acuerdo, no me escuchó. Quería seguir otro camino", asegura. "Diría que probablemente fue por el camino contrario. Y está bien. Debería negociar de la mejor forma que sepa. Pero lo que está pasando está muy mal".

Por la tarde, en la rueda de prensa, Trump ha matizado sus palabras. No le dio un consejo sino "una sugerencia", ha dicho. No ha aclarado cuál es el contenido de la misma, pero ha asegurado que aún está a tiempo de llevarla a cabo.

La entrevista fue un regalo envenenado de Trump a May, justo el día en que cumple dos años en el 10 de Downing Street. Se interpretó como un durísimo golpe a la relación especial, esa histórica alianza política, diplomática, económica y cultural entre Reino Unido y EE UU, que ha sido uno de los pilares del orden mundial del siglo XX y lo que va de XXI. Cuando May acudió a visitar a Trump a Washington en enero de 2017, el presidente republicano comparó su recién estrenada relación con la primera ministra conservadora con la estrecha amistad que mantuvieron sus predecesores Ronald Reagan y Margaret Thatcher. "Será mi Maggie", dijo Trump sobre May, utilizando el nombre de pila de la única otra mujer primera ministra que ha tenido Reino Unido. Pero este viernes por la mañana, esa comparación parecía más alejada de la realidad que nunca.

La posibilidad de firmar un ambicioso acuerdo comercial con EE UU, una vez que Reino Unido esté fuera de la UE, es crucial para May. En caso contrario, Reino Unido perdería los dos ejes -europeo y transatlántico- que han marcado su política exterior en la historia reciente. Los defensores del Brexit se aferran a un potencial acuerdo ambicioso con EE UU, que venden como un goloso paliativo a la pérdida de acceso al mercado común europeo.

El presidente, que después de Chequers se dirigió al castillo Windsor para saludar a la reina Isabel II, ha querido insistir en la fortaleza de la relación especial. Ha acudido a la conferencia de prensa, celebrada bajo un sol de justicia en los jardines de Chequers, de la mano de la primera ministra. “Le doy a nuestra relación”, ha concluido Trump, “el nivel más alto de especial”. Y dados de la mano han abandonado sus atriles.

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