May se aferra al poder y a su plan para el Brexit

El sector duro no ofrece muestras de planear un desafío al liderazgo de la primera ministra, pero sí el torpedeo de su plan de negociar una salida suave de la UE

Pablo Guimón
Londres, El País
Pasado el terremoto político, en Downing Street se da este martes por neutralizado, al menos de momento, un desafío al liderazgo de May. El estruendo, al fin y al cabo, no ha alterado la aritmética: el sector duro sabe que, a pesar de que contaría con las firmas necesarias para una moción de censura, difícilmente dispondría de la mayoría para desalojar a May del poder o para imponer su versión del Brexit por vía parlamentaria. Los rebeldes se disponen pues a seguir colocando piedras en el camino de May hacia un Brexit suave y poner a prueba, una vez más, su proverbial capacidad de resistencia.


El primer signo de alivio fue la ovación a puerta cerrada con que fue recibida May por el Comité 1922, órgano que representa a los diputados conservadores sin cargo en el Gobierno. May acudía golpeada por la dimisión de dos ministros, Boris Johnson y David Davis, en menos 24 horas. Les hizo una oferta a sus diputados que no podían rechazar: apoyadme o vendrá un Gobierno de izquierdas con Jeremy Corbyn. El propio Jacob Rees-Mogg, patológicamente eurófobo, presidente del European Research Group, opaca asociación del ala más dura, dijo que no preveía una moción de censura. “Creo, y estoy encantado, que el buen sentido se está imponiendo”, explicaba el exlíder del partido Michael Howard.

Pero que May se esté librando de la quema no quiere decir que su plan para el Brexit vaya a correr la misma suerte. Por la tarde, después de que la primera ministra se reuniera con su Gabinete remodelado, dos vicepresidentes del partido, Ben Bradley y Maria Caulfield, dimitían también en protesta por el plan aprobado el viernes en Chequers, la residencia de campo de la primera ministra. La propuesta “ataría a Reino Unido a la legislación europea”, justificaba él, y “no abraza del todo las oportunidades que proporciona el Brexit”, decía ella.

May tiene los números para seguir el poder, de momento, pero no está tan claro que tenga los suficientes votos para lograr que prospere en el Parlamento su proyecto de Brexit suave. Se habla ya de una “coalición del caos” —parafraseando el eficaz eslogan con que Cameron prevenía a los votantes en 2015 contra a un Gobierno laborista apoyado por los nacionalistas escoceses—, que podría hacer caer al Gobierno cuando el acuerdo final llegue al Parlamento este otoño, sumando los votos de los conservadores rebeldes a los de los laboristas y los nacionalistas escoceses. Pero también sería posible el escenario contrario, temido por el ala dura del Brexit: una alianza de la oposición con los tories moderados para sacar adelante una ruptura suave con la UE.

May prevé publicar su plan en detalle el jueves, justo cuando llega a Londres Donald Trump. El presidente estadounidense también ha querido hoy añadir su parte presión a May. “Tengo a la OTAN, tengo a Reino Unido, que parece estar en cierta agitación, y tengo a Putin. Francamente, Putin puede ser lo más fácil de todo”, ha dicho Trump a los reporteros, antes de emprender su viaje transatlántico.

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