La guerra arancelaria castiga la marca de Ivanka Trump en Canadá
La principal cadena canadiense de tiendas departamentales anunció que dejará de vender los artículos de la hija del presidente. Con las tensiones comerciales han aumentado los llamamientos al boicot de productos estadounidenses
Jaime Porras Ferreyra
Montreal, El País
The Hudson’s Bay Company, la histórica cadena de grandes almacenes de Canadá, anunció el viernes pasado que dejará de vender progresivamente en sus sucursales las prendas de la marca de ropa de Ivanka Trump, hija del presidente estadounidense. La firma sostiene que se trata de una decisión estrictamente comercial, aunque desde febrero de 2017 la cadena canadiense había sido objeto de una campaña en las redes sociales llamada Baycott por vender productos de la familia Trump. Con el aumento de las tensiones entre EE UU y Canadá, sobre todo a raíz de los insultos de Donald Trump al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, han empezado circular por las redes sociales llamamientos al boicot bajo lemas como #BuyCanadian (#compracanadiense) y #BoycottUSProducts (#boicoteaproductosEEUU).
La compañía canadiense también retiró los artículos de la marca de Ivanka de su catálogo en línea y precisó en un comunicado que la decisión obedece a las bajas cifras de venta. “Como parte del curso regular de nuestros negocios, revisamos nuestra oferta de productos y hacemos los cambios pertinentes”, citaba el documento. The Hudson’s Bay Company había informado a la marca de Ivanka Trump desde el pasado otoño sobre el retiro de los artículos. Desde entonces, la tensión ha ido en aumento por la imposición de gravámenes al acero y al aluminio por parte del país vecino bajo el argumento de la seguridad nacional. Otras firmas canadienses han sido también señaladas, dentro de la iniciativa conocida como Grab Your Wallet (Agarra tu cartera), nacida en Estados Unidos por comentarios lascivos de Donald Trump. En enero de 2017, Ivanka Trump renunció a la dirección de su marca de moda y colocó sus activos en un fideicomiso familiar, aunque continúa recibiendo beneficios.
El llamamiento a boicotear los productos estadounidenses en su vecino del norte no es un asunto de hace algunas semanas. Desde la campaña presidencial y durante los primeros meses del mandato de Donald Trump, circularon en redes sociales mensajes para dejar de adquirir productos o contratar servicios de las empresas propiedad de su familia, como respuesta a sus políticas migratorias y declaraciones misóginas. A raíz de sus decisiones de corte proteccionista y a sus ataques directos a Trudeau –“deshonesto” y “débil” fueron algunas palabras que empleó para referirse al primer ministro- ha surgido un respaldo cada vez mayor para dejar de consumir productos estadounidenses. Así, etiquetas como #BuyCanadian y #BoycottUSProducts han circulado con este fin.
El pasado 4 de julio se hizo pública una encuesta de la firma Nanos Research (encargada por The Globe and Mail y CTV News) donde el 72% de los consultados dijo que podría dejar de adquirir productos estadounidenses y el 73% afirmó que contemplaría no viajar a Estados Unidos en caso de que las tensiones comerciales continúen. El Parlamento canadiense aprobó por unanimidad el 11 de junio una moción para reprobar la serie de mensajes negativos a Trudeau, condenar los aranceles de Estados Unidos al aluminio y al acero y respaldar la decisión del Gobierno liberal de responder con gravámenes por 12.800 millones de dólares a productos estadounidenses. Los grandes diarios del país no dudaron en apoyar al primer ministro y a Chrystia Freeland, ministra de Asuntos Exteriores. El 4 de julio, fecha en que se celebra tradicionalmente una cena en la Embajada estadounidense en Ottawa, algunos políticos canadienses decidieron no asistir como protesta. El llamado de varios ciudadanos pidiendo que se dejen de adquirir productos de Estados Unidos o de viajar al país vecino se inserta en este escenario. “Algo está ocurriendo”, escribió el columnista Tim Harper en las páginas de The Toronto Star. “No es una declaración antiamericana, pero es una afirmación contraria a Donald Trump”, dijo Harper.
Académicos y analistas económicos han señalado que falta tiempo para saber qué impacto tendría esta forma de protestar con la billetera. También han expresado que los canadienses podrían dispararse en el pie por varias razones. Las economías de ambos países tienen un alto grado de concatenación, por lo que un producto que llegue desde Estados Unidos puede tener un considerable porcentaje de materia prima canadiense. Un boicot similar por parte de los consumidores estadounidenses sería muy doloroso para Canadá. A su vez, radicalizar posturas beneficiaría a Trump.
Sylvain Charlebois, experto en temas comerciales en la Universidad Dalhousie, dijo a Global News que un tema sensible es la alimentación, ya que un 13% de los productos alimenticios consumidos en Canadá proviene de Estados Unidos. “Lograr que los canadienses elijan comprar principalmente alimentos nacionales no es fácil. Con frecuencia, toman decisiones basadas en sus presupuestos y los productos canadienses suelen costar más”, dijo Charlebois y añadió a modo de conclusión: “Todos pierden en una guerra comercial, pero es muy probable que perdamos más que Estados Unidos”.
Jaime Porras Ferreyra
Montreal, El País
The Hudson’s Bay Company, la histórica cadena de grandes almacenes de Canadá, anunció el viernes pasado que dejará de vender progresivamente en sus sucursales las prendas de la marca de ropa de Ivanka Trump, hija del presidente estadounidense. La firma sostiene que se trata de una decisión estrictamente comercial, aunque desde febrero de 2017 la cadena canadiense había sido objeto de una campaña en las redes sociales llamada Baycott por vender productos de la familia Trump. Con el aumento de las tensiones entre EE UU y Canadá, sobre todo a raíz de los insultos de Donald Trump al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, han empezado circular por las redes sociales llamamientos al boicot bajo lemas como #BuyCanadian (#compracanadiense) y #BoycottUSProducts (#boicoteaproductosEEUU).
La compañía canadiense también retiró los artículos de la marca de Ivanka de su catálogo en línea y precisó en un comunicado que la decisión obedece a las bajas cifras de venta. “Como parte del curso regular de nuestros negocios, revisamos nuestra oferta de productos y hacemos los cambios pertinentes”, citaba el documento. The Hudson’s Bay Company había informado a la marca de Ivanka Trump desde el pasado otoño sobre el retiro de los artículos. Desde entonces, la tensión ha ido en aumento por la imposición de gravámenes al acero y al aluminio por parte del país vecino bajo el argumento de la seguridad nacional. Otras firmas canadienses han sido también señaladas, dentro de la iniciativa conocida como Grab Your Wallet (Agarra tu cartera), nacida en Estados Unidos por comentarios lascivos de Donald Trump. En enero de 2017, Ivanka Trump renunció a la dirección de su marca de moda y colocó sus activos en un fideicomiso familiar, aunque continúa recibiendo beneficios.
El llamamiento a boicotear los productos estadounidenses en su vecino del norte no es un asunto de hace algunas semanas. Desde la campaña presidencial y durante los primeros meses del mandato de Donald Trump, circularon en redes sociales mensajes para dejar de adquirir productos o contratar servicios de las empresas propiedad de su familia, como respuesta a sus políticas migratorias y declaraciones misóginas. A raíz de sus decisiones de corte proteccionista y a sus ataques directos a Trudeau –“deshonesto” y “débil” fueron algunas palabras que empleó para referirse al primer ministro- ha surgido un respaldo cada vez mayor para dejar de consumir productos estadounidenses. Así, etiquetas como #BuyCanadian y #BoycottUSProducts han circulado con este fin.
El pasado 4 de julio se hizo pública una encuesta de la firma Nanos Research (encargada por The Globe and Mail y CTV News) donde el 72% de los consultados dijo que podría dejar de adquirir productos estadounidenses y el 73% afirmó que contemplaría no viajar a Estados Unidos en caso de que las tensiones comerciales continúen. El Parlamento canadiense aprobó por unanimidad el 11 de junio una moción para reprobar la serie de mensajes negativos a Trudeau, condenar los aranceles de Estados Unidos al aluminio y al acero y respaldar la decisión del Gobierno liberal de responder con gravámenes por 12.800 millones de dólares a productos estadounidenses. Los grandes diarios del país no dudaron en apoyar al primer ministro y a Chrystia Freeland, ministra de Asuntos Exteriores. El 4 de julio, fecha en que se celebra tradicionalmente una cena en la Embajada estadounidense en Ottawa, algunos políticos canadienses decidieron no asistir como protesta. El llamado de varios ciudadanos pidiendo que se dejen de adquirir productos de Estados Unidos o de viajar al país vecino se inserta en este escenario. “Algo está ocurriendo”, escribió el columnista Tim Harper en las páginas de The Toronto Star. “No es una declaración antiamericana, pero es una afirmación contraria a Donald Trump”, dijo Harper.
Académicos y analistas económicos han señalado que falta tiempo para saber qué impacto tendría esta forma de protestar con la billetera. También han expresado que los canadienses podrían dispararse en el pie por varias razones. Las economías de ambos países tienen un alto grado de concatenación, por lo que un producto que llegue desde Estados Unidos puede tener un considerable porcentaje de materia prima canadiense. Un boicot similar por parte de los consumidores estadounidenses sería muy doloroso para Canadá. A su vez, radicalizar posturas beneficiaría a Trump.
Sylvain Charlebois, experto en temas comerciales en la Universidad Dalhousie, dijo a Global News que un tema sensible es la alimentación, ya que un 13% de los productos alimenticios consumidos en Canadá proviene de Estados Unidos. “Lograr que los canadienses elijan comprar principalmente alimentos nacionales no es fácil. Con frecuencia, toman decisiones basadas en sus presupuestos y los productos canadienses suelen costar más”, dijo Charlebois y añadió a modo de conclusión: “Todos pierden en una guerra comercial, pero es muy probable que perdamos más que Estados Unidos”.