Frágil alto el fuego en el sur de Siria
Parte de los civiles que intentaban huir a Jordania e Israel regresan a sus hogares pero otros se dispersan tras el anuncio del régimen y los rebeldes en la zona de Deraa
Natalia Sancha
Beirut, El País
Transcurridas 24 horas desde el anuncio del alto el fuego entre Damasco e insurrectos, los habitantes de la sureña provincia de Deraa aguardan expectantes. Las anteriores rondas de negociación cayeron en saco roto desencadenando una ofensiva terrestre y aérea por parte del Ejército regular sirio que desde el pasado 19 de junio ha recuperado el 72% del territorio de la provincia de Deraa, cuna de las protestas contra el presidente Bachar el Asad. Temiendo una avalancha de refugiados, tanto Jordania (que acoge a 650.000 refugiados sirios) como Israel han cerrado sus fronteras que tan solo han atravesado un reducido número de heridos críticos a bordo de ambulancias.
“Muchos han emprendido el camino de vuelta a sus casas, pero otros tantos siguen desplazados por temor a que la tregua caiga en saco roto”, relata en conversación telefónica Inji Mahamid, madre de dos y desplazada en Tel Shihab, al noroeste de Deraa. Unos 200.000 deplazados -de los 300.000 estimados la semana pasada- han retornado a sus hoagres, según la ONU. “La situación para los que permanecen desplazados es crítica porque muchas familias no tienen tiendas, duermen bajo los árboles bajo temperaturas de hasta 45 grados”, apostilla. “Hay gente que está muriendo a causa de picaduras de insectos desconocidos, serpientes y alacranes y muchos niños sufren de diarrea por falta de agua potable”, desespera esta mujer ante una ayuda humanitaria y unos antídotos que parecen no llegar nunca.
Un convoy conjunto de la ONG Unión de Organizaciones de Asistencia Médica y Socorro (UOSSM) con ayuda de Médicos Sin Fronteras logró distribuir alimentos y medicación este sábado en la región fronteriza siria en una operación transfronteriza desde Jordania. La activista Huda al Diri, de 42 y también desplazada, asegura vía mensajes de WhatsApp que tanto Israel como Jordania mantienen cerradas sus fronteras a cal y canto. Al menos 15.000 desplazados han huido a zonas bajo control del Gobierno sirio por cuatro corredores habilitados, según datos de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA),
Desde Jordania, el jefe de seguridad de UOSSM, Ahmed Dbeis, eleva a 329 los muertos y a 600 los heridos durante las dos semanas de ofensiva, una cifra que dobla la de los 149 estimados por el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos en una región donde al menos siete hospitales han sido, según Médicos Sin Fronteras, parcial o totalmente inhabilitados por los bombardeos de las aviaciones siria y rusa.
Jordania y Rusia pujan por una solución negociada
El anuncio del alto el fuego, ratificado por Moscú el pasado viernes, se ha visto empañado por un repunte de la violencia. Al menos cuatro personas perdieron la vida el domingo en varios enfrentamientos armados entre facciones insurrectas y fuerzas progubernamentales, según informaciones del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.
“El desarme ha sido el punto que ha mantenido encalladas las negociaciones”, resume al teléfono el general Ibrahim Jibawi, portavoz del Frente Sur. Este Frente, respaldado por Estados Unidos y Jordania, se compone de 54 facciones insurrectas de mayor o menor corte islamista bajo el liderazgo del sistema tribal imperante en la zona. “Rusia quería que entregásemos las armas pesadas, medianas y ligeras de golpe. Nosotros lo queremos hacer de manera progresiva conforme llegue la ayuda humanitaria, el régimen restablezca los servicios básicos y se despliegue la policía militar rusa”, apostilla. Ambas facciones lograron acercar sendas posturas a pesar de que el coronel haya calificado de “humillante” las condiciones finales para los combatientes rebeldes.
“El acuerdo conlleva tres etapas por áreas geográficas al sur de Damasco, en Yarmouk, en la zona de Busra Sham y en el paso fronterizo de Nasib con Jordania”, explica al teléfono Abu Shami, a cargo del centro mediático del Frente Sur. Este cifra en 15.000 el número de combatientes que responden a las órdenes del Frente sur en las regiones de Quneitra y Deraa, que han quedado progresivamente divididas conforme las tropas sirias han cavado un corredor hacia la frontera jordana. El responsable mediático asegura que los milicianos de Tahrir al Sham “son parte integrante y compañeros de lucha en el Frente Sur”. Esta facción liderada por Al Qaeda cuenta con varios centenares de yihadistas radicales.
Según el acuerdo sellado, aquellos insurgentes que se acojan al pacto “pueden entregar las armas y abandonar el país en un plazo de seis meses o integrar la quinta legión del Ejército regular sirio para combatir a los yihadistas del Daesh [acrónimo en árabe para el ISIS]”, explica Abu Shami. Es precisamente en la zona donde triangulan los Altos el Golán ocupados por Israel, Jordania y Siria, donde se han atrincherado varios centenares de radicales del ISIS. El resto pueden ser evacuados a Idlib. “Seguimos negociando las condiciones para que aquellos que desean quedarse en sus aldeas con sus armas ligeras no queden cercados conforme se despliegue el Ejército sirio”, precisa. Hasta ahora no se ha registrado ninguna evacuación de insurrectos armados.
“Básicamente los armados repiten el mismo escenario que en Guta [suburbios al norte de Damasco]”, valora por su parte un oficial del Ejército regular sirio desde Damasco. “Han perdido la guerra pero posponen su rendición y ello en detrimento de los civiles que usan como moneda de cambio para posicionarse en las negociaciones. Luego se irán con sus familias dejando al Gobierno a cargo de los civiles”, agrega.
Natalia Sancha
Beirut, El País
Transcurridas 24 horas desde el anuncio del alto el fuego entre Damasco e insurrectos, los habitantes de la sureña provincia de Deraa aguardan expectantes. Las anteriores rondas de negociación cayeron en saco roto desencadenando una ofensiva terrestre y aérea por parte del Ejército regular sirio que desde el pasado 19 de junio ha recuperado el 72% del territorio de la provincia de Deraa, cuna de las protestas contra el presidente Bachar el Asad. Temiendo una avalancha de refugiados, tanto Jordania (que acoge a 650.000 refugiados sirios) como Israel han cerrado sus fronteras que tan solo han atravesado un reducido número de heridos críticos a bordo de ambulancias.
“Muchos han emprendido el camino de vuelta a sus casas, pero otros tantos siguen desplazados por temor a que la tregua caiga en saco roto”, relata en conversación telefónica Inji Mahamid, madre de dos y desplazada en Tel Shihab, al noroeste de Deraa. Unos 200.000 deplazados -de los 300.000 estimados la semana pasada- han retornado a sus hoagres, según la ONU. “La situación para los que permanecen desplazados es crítica porque muchas familias no tienen tiendas, duermen bajo los árboles bajo temperaturas de hasta 45 grados”, apostilla. “Hay gente que está muriendo a causa de picaduras de insectos desconocidos, serpientes y alacranes y muchos niños sufren de diarrea por falta de agua potable”, desespera esta mujer ante una ayuda humanitaria y unos antídotos que parecen no llegar nunca.
Un convoy conjunto de la ONG Unión de Organizaciones de Asistencia Médica y Socorro (UOSSM) con ayuda de Médicos Sin Fronteras logró distribuir alimentos y medicación este sábado en la región fronteriza siria en una operación transfronteriza desde Jordania. La activista Huda al Diri, de 42 y también desplazada, asegura vía mensajes de WhatsApp que tanto Israel como Jordania mantienen cerradas sus fronteras a cal y canto. Al menos 15.000 desplazados han huido a zonas bajo control del Gobierno sirio por cuatro corredores habilitados, según datos de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA),
Desde Jordania, el jefe de seguridad de UOSSM, Ahmed Dbeis, eleva a 329 los muertos y a 600 los heridos durante las dos semanas de ofensiva, una cifra que dobla la de los 149 estimados por el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos en una región donde al menos siete hospitales han sido, según Médicos Sin Fronteras, parcial o totalmente inhabilitados por los bombardeos de las aviaciones siria y rusa.
Jordania y Rusia pujan por una solución negociada
El anuncio del alto el fuego, ratificado por Moscú el pasado viernes, se ha visto empañado por un repunte de la violencia. Al menos cuatro personas perdieron la vida el domingo en varios enfrentamientos armados entre facciones insurrectas y fuerzas progubernamentales, según informaciones del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.
“El desarme ha sido el punto que ha mantenido encalladas las negociaciones”, resume al teléfono el general Ibrahim Jibawi, portavoz del Frente Sur. Este Frente, respaldado por Estados Unidos y Jordania, se compone de 54 facciones insurrectas de mayor o menor corte islamista bajo el liderazgo del sistema tribal imperante en la zona. “Rusia quería que entregásemos las armas pesadas, medianas y ligeras de golpe. Nosotros lo queremos hacer de manera progresiva conforme llegue la ayuda humanitaria, el régimen restablezca los servicios básicos y se despliegue la policía militar rusa”, apostilla. Ambas facciones lograron acercar sendas posturas a pesar de que el coronel haya calificado de “humillante” las condiciones finales para los combatientes rebeldes.
“El acuerdo conlleva tres etapas por áreas geográficas al sur de Damasco, en Yarmouk, en la zona de Busra Sham y en el paso fronterizo de Nasib con Jordania”, explica al teléfono Abu Shami, a cargo del centro mediático del Frente Sur. Este cifra en 15.000 el número de combatientes que responden a las órdenes del Frente sur en las regiones de Quneitra y Deraa, que han quedado progresivamente divididas conforme las tropas sirias han cavado un corredor hacia la frontera jordana. El responsable mediático asegura que los milicianos de Tahrir al Sham “son parte integrante y compañeros de lucha en el Frente Sur”. Esta facción liderada por Al Qaeda cuenta con varios centenares de yihadistas radicales.
Según el acuerdo sellado, aquellos insurgentes que se acojan al pacto “pueden entregar las armas y abandonar el país en un plazo de seis meses o integrar la quinta legión del Ejército regular sirio para combatir a los yihadistas del Daesh [acrónimo en árabe para el ISIS]”, explica Abu Shami. Es precisamente en la zona donde triangulan los Altos el Golán ocupados por Israel, Jordania y Siria, donde se han atrincherado varios centenares de radicales del ISIS. El resto pueden ser evacuados a Idlib. “Seguimos negociando las condiciones para que aquellos que desean quedarse en sus aldeas con sus armas ligeras no queden cercados conforme se despliegue el Ejército sirio”, precisa. Hasta ahora no se ha registrado ninguna evacuación de insurrectos armados.
“Básicamente los armados repiten el mismo escenario que en Guta [suburbios al norte de Damasco]”, valora por su parte un oficial del Ejército regular sirio desde Damasco. “Han perdido la guerra pero posponen su rendición y ello en detrimento de los civiles que usan como moneda de cambio para posicionarse en las negociaciones. Luego se irán con sus familias dejando al Gobierno a cargo de los civiles”, agrega.