Trump pide a los republicanos frenar la reforma migratoria hasta las legislativas
Los conservadores necesitan el apoyo de los demócratas en el Senado con el actual reparto de poder
Amanda Mars
Washington, El País
Donald Trump tiene la mirada puesta en las elecciones legislativas de noviembre. Es lo que tiene en mente cuando agita el debate migratorio, que tan buenos réditos electorales le supuso en las presidenciales de 2016. Lleva días repitiendo que los republicanos deben arrasar para garantizarse una ley migratoria más estricta pero este viernes, además, instó a los suyos a desistir de consensuar una reforma hasta después de la cita electoral.
Los legisladores de EE UU llevan meses sin acercar posturas en torno a una reforma migratoria. La división no solo se da entre republicanos y demócratas, sino entre los propios conservadores, unos más duros que otros, es decir, más cercanos que otros al marco que quiere Trump, un magnate de discurso antiestablishment que ha sumido al partido en una crisis de identidad. Este debate es previo al conflicto de la separación de familias en la frontera, pero el presidente ha utilizado el asunto hasta ahora para tratar de culpar a los demócratas y forzar un acuerdo sobre una nueva ley migratoria que cumpla sus deseos: menos margen para las entradas legales, mano dura para las ilegales y el famoso muro de separación con México, que requiere un presupuesto de 25.000 millones de dólares.
El bloqueo se hizo evidente el jueves, cuando las diferencias entre los propios republicanos obligaron a la Cámara de Representantes a posponer la votación sobre una proposición de ley que se consideraba moderada. Aunque cumple las citadas demandas de Trump, la propuesta contempla una senda de regularización para los dreamers o soñadores, los jóvenes migrantes que llegaron sin papeles a EE UU siendo unos niños y han crecido como un estadounidense más.
“Los republicanos deberían dejar de perder su tiempo en inmigración hasta que consigamos más senadores y congresistas en noviembre. Los demócratas solo están jugando, no tienen ninguna intención de resolver este problema de décadas. ¡Podremos aprobar una gran legislación después de la ola roja [color identificativo de los republicanos]!”, escribió este viernes Trump en su cuenta de Twitter.
El Partido Republicano controla las dos Cámaras que forman el Congreso de EE UU: 235 asientos en la Cámara de Representantes, frente a los 193 demócratas (hay siete vacantes) y 51 votos del Senado, por encima de los 49 demócratas (incluyendo dos independientes). Aunque los republicanos lograsen sacar adelante un texto en la Cámara de Representantes, en el Senado necesitarían 60 votos para ratificarlo. “Elijan a más republicanos en noviembre y aprobaremos las leyes migratorias mejores, más justas y completas del mundo”, dijo.
Lo que ocurra en las elecciones legislativas será clave en la segunda parte del mandato de Donald Trump y el debate migratorio se situará en el corazón de la campaña. Según una encuesta de Gallup publicada el jueves, tres cuartas partes de los estadounidenses (el 75%) considera que la inmigración es un fenómeno positivo, lo que supone todo un récord, pero solo un 28% considera que el número de migrantes debería crecer. El 29% piensa que debería reducirse y el 39%, que debería mantenerse como está.
Amanda Mars
Washington, El País
Donald Trump tiene la mirada puesta en las elecciones legislativas de noviembre. Es lo que tiene en mente cuando agita el debate migratorio, que tan buenos réditos electorales le supuso en las presidenciales de 2016. Lleva días repitiendo que los republicanos deben arrasar para garantizarse una ley migratoria más estricta pero este viernes, además, instó a los suyos a desistir de consensuar una reforma hasta después de la cita electoral.
Los legisladores de EE UU llevan meses sin acercar posturas en torno a una reforma migratoria. La división no solo se da entre republicanos y demócratas, sino entre los propios conservadores, unos más duros que otros, es decir, más cercanos que otros al marco que quiere Trump, un magnate de discurso antiestablishment que ha sumido al partido en una crisis de identidad. Este debate es previo al conflicto de la separación de familias en la frontera, pero el presidente ha utilizado el asunto hasta ahora para tratar de culpar a los demócratas y forzar un acuerdo sobre una nueva ley migratoria que cumpla sus deseos: menos margen para las entradas legales, mano dura para las ilegales y el famoso muro de separación con México, que requiere un presupuesto de 25.000 millones de dólares.
El bloqueo se hizo evidente el jueves, cuando las diferencias entre los propios republicanos obligaron a la Cámara de Representantes a posponer la votación sobre una proposición de ley que se consideraba moderada. Aunque cumple las citadas demandas de Trump, la propuesta contempla una senda de regularización para los dreamers o soñadores, los jóvenes migrantes que llegaron sin papeles a EE UU siendo unos niños y han crecido como un estadounidense más.
“Los republicanos deberían dejar de perder su tiempo en inmigración hasta que consigamos más senadores y congresistas en noviembre. Los demócratas solo están jugando, no tienen ninguna intención de resolver este problema de décadas. ¡Podremos aprobar una gran legislación después de la ola roja [color identificativo de los republicanos]!”, escribió este viernes Trump en su cuenta de Twitter.
El Partido Republicano controla las dos Cámaras que forman el Congreso de EE UU: 235 asientos en la Cámara de Representantes, frente a los 193 demócratas (hay siete vacantes) y 51 votos del Senado, por encima de los 49 demócratas (incluyendo dos independientes). Aunque los republicanos lograsen sacar adelante un texto en la Cámara de Representantes, en el Senado necesitarían 60 votos para ratificarlo. “Elijan a más republicanos en noviembre y aprobaremos las leyes migratorias mejores, más justas y completas del mundo”, dijo.
Lo que ocurra en las elecciones legislativas será clave en la segunda parte del mandato de Donald Trump y el debate migratorio se situará en el corazón de la campaña. Según una encuesta de Gallup publicada el jueves, tres cuartas partes de los estadounidenses (el 75%) considera que la inmigración es un fenómeno positivo, lo que supone todo un récord, pero solo un 28% considera que el número de migrantes debería crecer. El 29% piensa que debería reducirse y el 39%, que debería mantenerse como está.