El nuevo primer ministro jordano promete retirar la reforma fiscal que desató las protestas

Al Razaz, un execonomista del Banco Mundial, impulsa el diálogo para aplacar el descontento

Juan Carlos Sanz
Corresponsal en Oriente Próximo
El País
Antes incluso de tomar posesión del cargo el domingo, el nuevo primer ministro de Jordania, Omar Al Razaz, se ha comprometido este jueves a cancelar el ajuste fiscal que alentó la ola de protestas que ha sacudido el país durante la última semana, tal y como había pedido el rey Abdalá II. Ante las demandas de los manifestantes que volvieron a echarse la noche anterior a las calles de Amán, Al Razaz execonomista del Banco Mundial y anterior ministro de Educación, anunció en el Parlamento la apertura de un “diálogo nacional” con las organizaciones sociales que han canalizado el descontento social. La retirada en ambas Cámaras del Legislativo del proyecto de ley de reforma tributaria persigue aplacar el mayor movimiento de protestas ciudadanas registrado durante las cerca de dos décadas de reinado del monarca de la dinastía hachemí.


Las marchas de miles de jordanos, en su gran mayoría jóvenes, ante la sede del Gobierno jordano y la residencia del primer ministro en el centro de Amán, han amenazado la estabilidad del reino, considerada clave para el equilibro regional en Oriente Próximo. Abdalá II tuvo que aceptar el pasado lunes la dimisión de Hani al Mulki, el jefe del Ejecutivo que había suspendido las subvenciones a los productos básicos, como el pan, y puesto en marcha el ajuste fiscal por imposición del Fondo Monetario Internacional (FMI), cuyos préstamos son vitales para sanear la abultada deuda pública del país árabe.

Al Razaz, educado en Harvard y con experiencia en las instituciones económicas, se ha apresurado a entablar consultas con los grupos parlamentarios y organizaciones sociales. “La prioridad es debatir con los diputados, el Senado y los sindicatos sobre el proyecto de ley”, declaró a los periodistas tras mantener una reunión en el Parlamento.

El FMI acudió en 2016 al rescate de Jordania con una línea de crédito de 723 millones de dólares (617 millones de euros) a tres años a cambio de sus habituales recetas de austeridad. El reino árabe se comprometió a ejecutar profundas reformas estructurales para reducir su deuda pública hasta el 77% del Producto Interior Bruto en 2021, frente al 94% registrado en 2015.

La reforma tributaria impulsada por el anterior Gobierno implicaba un incremento de la presión fiscal del 5% para los contribuyentes, al rebajar los ingresos mínimos sujetos a declaración hasta los 8.000 dinares (unos 9.700 euros) anuales y elevar el tipo del Impuesto de Sociedades hasta el 40%.

El nuevo primer ministro prevé solicitar al Fondo Monetario Internacional que amplíe al plazo para la aplicación gradual de reformas de la economía jordana. Un portavoz del FMI expresó el apoyo del organismo financiero al programa de diálogo nacional impulsado por el rey Abdalá y el Gobierno entrante. Un tramo de 70 millones de dólares del programa de crédito anunciado por el Instituto va a ser ingresado “lo antes posible” en las arcas públicas jordanas. El Instituto ha pedido a los donantes internacionales que refuercen las ayudas a Jordania, que ha absorbido junto a sus diez millones de habitantes a más de un millón de refugiados sirios desde el inicio de la guerra el vecino país árabe.

Las repercusiones de las medidas de ajuste han disparado el precio de la electricidad (19%) y los combustibles (5,5%). Desde 2011 no se registraba en Jordania un movimiento de protesta de esta magnitud, aunque entonces estuvo motivado por las exigencias de reformas políticas en plena explosión de la primavera árabe y no por reivindicaciones económicas sociales. Con una tasa de paro de 18,5%, que se duplica entre los jóvenes, y con una quinta parte de la población situada por debajo del umbral de la pobreza, la retirada de los programas de ayuda financiera de Arabia Saudí y los países del Golfo dejaron el año pasado a Jordania al borde de la bancarrota.

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