Al Sisi acomete una amplia renovación del Gobierno egipcio
El nuevo Ejecutivo nace con la misma prioridad que el anterior: aplicar un durísimo plan de ajuste pactado con el FMI
Ricard González
Túnez, El País
En los estertores del sagrado mes de Ramadán y horas antes de que el país se sumerja en el frenesí del Mundial de fútbol, los miembros del nuevo Ejecutivo de Egipto juraron su cargo ante el mariscal Abdelfatá Al Sisi la tarde del jueves. Aunque la dimisión del gabinete anterior formaba parte de la rutina una vez celebradas las elecciones presidenciales de finales de marzo, en las que Al Sisi renovó su mandato tras purgar cualquier adversario de relevancia, no se esperaba una remodelación tan profunda, que ha incluido las carteras de Interior y Defensa. En todo caso, pocos cambios se esperan en un país en el que las orientaciones políticas solo las dicta Al Sisi, poseedor de un poder cuasi absoluto.
El remozado Gobierno cuenta con 12 caras nuevas sobre un total de 32. Entre ellas, no figura la del primer ministro Mustafá Madbuly, que sumará este cargo al que ya ejercía de ministro de Vivienda. Su perfil, como el de su predecesor, Sherif Ismail, y el de la mayoría de ministros en el régimen actual, es el de un gris tecnócrata apenas conocido por la ciudadanía.
Los ministros de Exteriores, Justicia e Inversiones se mantienen en el cargo, mientras que la cartera de Finanzas la asumirá ahora Mohamed Maet, y la de Interior, Mohamed Tawfiq, antes director de la agencia de Seguridad Nacional. El Gobierno incluirá ocho mujeres, dos más que el anterior, y una cifra récord en la historia de Egipto. Esta es la más profunda remodelación de gabinete ejecutada por Al Sisi desde que ascendió a la presidencia del país en 2014.
Sin duda, el cambio que ha suscitado mayor sorpresa es el del hasta ahora ministro de Defensa, Sedki Sobhy, sustituido por Mohamed Ahmed Zaki, responsable de la Guardia Presidencial. Sobhy solo llevaba cuatro años al frente del Ministerio, un periodo breve comparado con los antecedentes históricos. En un estamento tan jerárquico como el Ejército, también resulta extraño que Al Sisi no haya apostado por el Jefe del Estado Mayor como nuevo ministro de Defensa. El mariscal ya había relevado buena parte de la cúpula militar en otoño del año pasado.
¿Hay divisiones ocultas en el Ejército?
Tantas destituciones no son habituales en las Fuerzas Armadas y han llevado a algunos analistas a preguntarse si el aparente apoyo unánime que atesora Al Sisi entre los uniformados es real. El hecho de que un general retirado de peso como Sami Annan anunciara su candidatura a las últimas presidenciales ya fue interpretado como una expresión de posibles disensiones en el seno de la institución castrense. “El funcionamiento interno del establishment securitario en Egipto es a menudo opaco, pero la destitución del ministro de Defensa es una señal más de unas divisiones reales”, escribió en su cuenta de Twitter Michael Hanna, catedrático de la NYU School of Law.
Más allá de los rumores, parece evidente que al todopoderoso mariscal no le gusta que nadie le haga sombra. “Es una constante, nadie permanece un largo tiempo en su cargo con Al Sisi. Antes de que alguien pueda ganar popularidad, se desembaraza de él”, advierte un veterano cronista político egipcio. En la misma línea se manifestaba el célebre bloguero que utiliza el apodo de The Big Pharaoh: “Al Sisi está enviando el mensaje que no quiere ser Mubarak, quiere ser Kim Jong-un”.
Cinco años después del golpe de Estado que inauguró una brutal dictadura militar, ya casi nadie espera que Al Sisi afloje la represión en su segundo mandato presidencial. De hecho, una vez ya reelegido, los arrestos de disidentes se han sucedido al mismo ritmo que antes. Entre los últimos represaliados, se cuentan Wael Abbas, un periodista y bloguero célebre tanto dentro como fuera del país, y Haitham Mohamedein, un activo abogado laboralista.
La prioridad del nuevo Gobierno, tal como lo fue del anterior, será la aplicación de un durísimo plan de ajuste estructural pactado con el Fondo Monetario Internacional para reducir el déficit público. Después de haber subido el precio del transporte público y del agua, la semana pasada el Ejecutivo anunció un incremento de la próxima factura de la electricidad de alrededor de un 20%. Además, se prepara una rebaja sustancial de los subsidios a los combustibles para las próximas semanas. ¿Hasta cuándo resistirán los egipcios el deterioro de su nivel de vida sin protestar? Ante tal panorama, muchos se afanan en disfrutar del único héroe nacional al que Al Sisi no puede derribar: el delantero del Liverpool Mohamed Salah. Este viernes Egipto inicia su andadura en el Mundial.
Ricard González
Túnez, El País
En los estertores del sagrado mes de Ramadán y horas antes de que el país se sumerja en el frenesí del Mundial de fútbol, los miembros del nuevo Ejecutivo de Egipto juraron su cargo ante el mariscal Abdelfatá Al Sisi la tarde del jueves. Aunque la dimisión del gabinete anterior formaba parte de la rutina una vez celebradas las elecciones presidenciales de finales de marzo, en las que Al Sisi renovó su mandato tras purgar cualquier adversario de relevancia, no se esperaba una remodelación tan profunda, que ha incluido las carteras de Interior y Defensa. En todo caso, pocos cambios se esperan en un país en el que las orientaciones políticas solo las dicta Al Sisi, poseedor de un poder cuasi absoluto.
El remozado Gobierno cuenta con 12 caras nuevas sobre un total de 32. Entre ellas, no figura la del primer ministro Mustafá Madbuly, que sumará este cargo al que ya ejercía de ministro de Vivienda. Su perfil, como el de su predecesor, Sherif Ismail, y el de la mayoría de ministros en el régimen actual, es el de un gris tecnócrata apenas conocido por la ciudadanía.
Los ministros de Exteriores, Justicia e Inversiones se mantienen en el cargo, mientras que la cartera de Finanzas la asumirá ahora Mohamed Maet, y la de Interior, Mohamed Tawfiq, antes director de la agencia de Seguridad Nacional. El Gobierno incluirá ocho mujeres, dos más que el anterior, y una cifra récord en la historia de Egipto. Esta es la más profunda remodelación de gabinete ejecutada por Al Sisi desde que ascendió a la presidencia del país en 2014.
Sin duda, el cambio que ha suscitado mayor sorpresa es el del hasta ahora ministro de Defensa, Sedki Sobhy, sustituido por Mohamed Ahmed Zaki, responsable de la Guardia Presidencial. Sobhy solo llevaba cuatro años al frente del Ministerio, un periodo breve comparado con los antecedentes históricos. En un estamento tan jerárquico como el Ejército, también resulta extraño que Al Sisi no haya apostado por el Jefe del Estado Mayor como nuevo ministro de Defensa. El mariscal ya había relevado buena parte de la cúpula militar en otoño del año pasado.
¿Hay divisiones ocultas en el Ejército?
Tantas destituciones no son habituales en las Fuerzas Armadas y han llevado a algunos analistas a preguntarse si el aparente apoyo unánime que atesora Al Sisi entre los uniformados es real. El hecho de que un general retirado de peso como Sami Annan anunciara su candidatura a las últimas presidenciales ya fue interpretado como una expresión de posibles disensiones en el seno de la institución castrense. “El funcionamiento interno del establishment securitario en Egipto es a menudo opaco, pero la destitución del ministro de Defensa es una señal más de unas divisiones reales”, escribió en su cuenta de Twitter Michael Hanna, catedrático de la NYU School of Law.
Más allá de los rumores, parece evidente que al todopoderoso mariscal no le gusta que nadie le haga sombra. “Es una constante, nadie permanece un largo tiempo en su cargo con Al Sisi. Antes de que alguien pueda ganar popularidad, se desembaraza de él”, advierte un veterano cronista político egipcio. En la misma línea se manifestaba el célebre bloguero que utiliza el apodo de The Big Pharaoh: “Al Sisi está enviando el mensaje que no quiere ser Mubarak, quiere ser Kim Jong-un”.
Cinco años después del golpe de Estado que inauguró una brutal dictadura militar, ya casi nadie espera que Al Sisi afloje la represión en su segundo mandato presidencial. De hecho, una vez ya reelegido, los arrestos de disidentes se han sucedido al mismo ritmo que antes. Entre los últimos represaliados, se cuentan Wael Abbas, un periodista y bloguero célebre tanto dentro como fuera del país, y Haitham Mohamedein, un activo abogado laboralista.
La prioridad del nuevo Gobierno, tal como lo fue del anterior, será la aplicación de un durísimo plan de ajuste estructural pactado con el Fondo Monetario Internacional para reducir el déficit público. Después de haber subido el precio del transporte público y del agua, la semana pasada el Ejecutivo anunció un incremento de la próxima factura de la electricidad de alrededor de un 20%. Además, se prepara una rebaja sustancial de los subsidios a los combustibles para las próximas semanas. ¿Hasta cuándo resistirán los egipcios el deterioro de su nivel de vida sin protestar? Ante tal panorama, muchos se afanan en disfrutar del único héroe nacional al que Al Sisi no puede derribar: el delantero del Liverpool Mohamed Salah. Este viernes Egipto inicia su andadura en el Mundial.