Nicaragua: las simbólicas protestas contra Daniel Ortega en Niquinohomo, el pueblo natal de Sandino (y bastión histórico del sandinismo)
Nicaragua, BBC
Puede que Niquinohomo tenga nada más 8.000 habitantes, pero que este pequeño poblado del suroeste de Nicaragua haya sido escenario de nuevas protestas en contra del gobierno de Daniel Ortega parece especialmente significativo.
La población, situada a 40 kilómetros de la capital, Managua, amaneció llena de barricadas el lunes y así permaneció durante todo el día, luego de que el domingo en la noche sus pobladores sostuvieran feroces batallas campales contra tropas especiales de la policía y las llamadas "tropas de choque" gubernamentales.
Puede que Niquinohomo tenga nada más 8.000 habitantes, pero que este pequeño poblado del suroeste de Nicaragua haya sido escenario de nuevas protestas en contra del gobierno de Daniel Ortega parece especialmente significativo.
La población, situada a 40 kilómetros de la capital, Managua, amaneció llena de barricadas el lunes y así permaneció durante todo el día, luego de que el domingo en la noche sus pobladores sostuvieran feroces batallas campales contra tropas especiales de la policía y las llamadas "tropas de choque" gubernamentales.
Y ambos bandos se disputaban un trofeo altamente simbólico: una pequeña plaza en la entrada al pueblo donde se erige un monumento a Augusto C. Sandino, el rebelde que con un pequeño ejército de campesinos expulsó a las tropas de ocupación de EE.UU. a inicios de la década de 1930.
Según los pobladores alzados, las autoridades lo quieren pintar de rojo y negro, los colores de la bandera del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), el partido de gobierno fundado en 1961 como un movimiento guerrillero inspirado en los ideales del hijo más ilustre de Niquinohomo.
Mientras que ellos quieren que el monumento tenga el azul y blanco de la bandera de Nicaragua. Y aseguran que tanto Ortega como su partido han traicionado los principios del también llamado "General de Hombres Libres".
"Ellos no son sandinistas, son orteguistas", le dijo categórico a BBC Mundo el lunes Oscar Somarriba, un hombre de casi 60 años que se identificó como un exguerrillero retirado del Ejército de Nicaragua con el rango de Teniente Coronel en 1995.
Nacionalista y antiimperialista
Sandino fundó el llamado Ejército Defensor de la Soberanía Nacional a finales de la década de 1920, para emprender una guerra de guerrillas en contra de las tropas estadounidenses que ocuparon de forma virtualmente ininterrumpida a Nicaragua de 1912 a 1933.
Pero cuando bajó de las montañas para firmar los acuerdos de paz con el entonces presidente nicaragüense Juan Bautista Sacasa, fue traicionado por el jefe de la recién creada Guardia Nacional, Anastasio Somoza García, quien ordenó su fusilamiento en 1934.
El FSLN fue fundado tres décadas después enarbolando principios nacionalistas y antiimperialistas de Sandino. Y en 1979 finalmente logró derrocar a la dinastía instaurada por los Somoza después del asesinato del guerrillero, manteniéndose en el poder hasta 1990.
Pero, para Somarriba, el partido que regresó al gobierno en 2007, pisoteó los ideales nacionalistas de Sandino al entregarle a un empresario chino una concesión para la construcción de un canal interoceánico que, a su juicio, lesiona la soberanía del país.
Y muchos en el país acusan a Ortega -quien se ha reelecto dos veces a la presidencia y tiene a su esposa como vicepresidente- de estar reinstaurando una dictadura muy similar a la de los Somoza.
"Si Sandino estuviera vivo, ya los hubiera mandando a fusilar a todos los del gobierno", le dijo a BBC Mundo Somarriba, quien era tratado con evidente respeto por las decenas de jóvenes que con morteros, palos y piedras defendían el monumento a Sandino, pintado ya de azul y blanco.
Y estos también le consultaban cómo debían defender sus posiciones en caso de ser atacados por la policía y las tropas de choque del gobierno.
Ningún representante del FSLN pudo ser localizado para consultarle sobre lo que pasa en Niquinohomo.
Pero en los medios oficiales los disidentes son habitualmente denunciados como "grupos vandálicos que siembran el terror en los pobladores".
Somarriba, sin embargo, calcula que el 90% de la población de Niquinohomo -que en lengua indígena significa "valle de guerreros"- es sandinista.
Y Roberto Siria, un maestro de primaria que coordina al Movimiento 19 de abril en Niquinohomo, también es un ejemplo del descontento que parece estar creciendo en las filas rojinegras.
"Yo milité en ese partido, pero me di cuenta que el gobierno se estaba convirtiendo en una dictadura y ahora no descansaremos hasta lograr que este gobierno se vaya", le dijo Siria a BBC Mundo
El Movimiento 19 de abril, uno de los tres movimientos estudiantiles que han surgido de las protestas contra el gobierno, las que según organizaciones locales de Derechos Humanos han dejado 46 muertos.
Según Siria también piden justicia para los estudiantes muertos y una comisión internacional independiente para que investigue los hechos violentos, los que también han afectado a otros bastiones tradicionales del FSLN que se ha sumado a las protestas.
Los muertos de Monimbó
Efectivamente, de los 46 fallecidos en las protestas, tres son de Monimbó, un pueblo indígena situado a seis kilómetros de Niquinohomo que en su momento también se rebeló contra Somoza y jugó un papel importante en la insurrección contra su gobierno.
En los talleres artesanales de Monimbó se inventaron las bombas de contacto-elaboradas con clorato, aluminio, vidrio, azufre y pedazos de hierro- empleadas por los guerrilleros sandinistas en sus combates contra la guardia somocista.
Y el pasado 19 de abril Monimbó volvió a rebelarse, esta vez contra un gobierno que consideraban suyo: el de Daniel Ortega.
18 días después, Monimbó continúa en rebeldía.
"Por nuestras características indígenas cuando tocan a uno de los nuestros, cuando se derrama sangre monimboseñavamos hasta el fin, queremos que se vaya este gobierno", explica Mundo Ricardo Vivas, un profesor de matemáticas que durante la insurrección escondió en su casa a guerrilleros sandinistas.
"Este gobierno nos traicionó, hizo alianzas con los mismos somocistas que nos perseguían, con lo más recalcitrante de la derecha", agrega Vivas, a la demanda de una comisión internacional para investigar las muertes de los jóvenes, agrega la conformación de un nuevo Consejo Supremo Electoral y elecciones anticipadas.
Las calles de Monimbó también están llenas de barricadas. Desde el pasado 19 de abril ninguna marcha oficialista, ni la Policía, pueden ingresar al barrio indígena.
Otras ciudades históricamente bastiones del FSLN como León y Estelí también se han mantenido en protesta.
Y a la misma también se sumaron este lunes los estudiantes de la UNAN-Managua, la más grande del país con más de 30 mil estudiantes.
Otras tres universidades públicas también se sumaron al paro, exigiendo justicia por la violencia y la salidade Ortega.
Y el gobierno aún no da fecha para el inicio del diálogo con el que quiere encontrar una salida pacífica a la crisis y ponerle fin a la violencia de las últimas tres semanas.
En cualquier caso, a juzgar por lo que pasa Niquinohomo, la crisis está lejos de resolverse.
El lunes la alcaldesa sandinista de la localidad firmó un acuerdo -con el cura del pueblo como garante- según el cual el monumento a Sandino ya no volverá a ser pintado de rojo y negro.
A cambio, los pobladores se comprometieron a que el pueblo volverá a la normalidad.
Pero cuando llegó la noche las barricadas seguían. Y los jóvenes que resguardaban el municipio decían que su lucha solo terminaría cuando se fuera Ortega.