NBA | ANÁLISIS: Rockets-Warriors: diez claves de la serie de playoffs soñada
Sin factor cancha, los Warriors afrontarán el mayor reto de la era Kerr ante estos Rockets construidos por Daryl Morey para derrocarles.
Juanma Rubio
As
1-Chris Paul como diferencia radical
La última vez que los Warriors perdieron una eliminatoria de playoffs en el Oeste, no estaba Steve Kerr en su banquillo, Draymond Green daba las primeras muestras del jugador que ha llegado a ser tratando de ganarse un puesto como titular y Kevin Durant, claro, estaba en OKC. Fue en la primera ronda de 2014, un 4-3 ante los Clippers… de Chris Paul, que perdieron en la siguiente eliminatoria ante los Thunder (de Durant...). Paul tiene 33 años, lleva en la NBA trece (número 4 en 2005) y es el primer jugador que ha necesitado 86 partidos de playoffs (en diez ediciones) para jugar una final de Conferencia. Y deja a Dominique Wilkins como el único con nueve All Star disputados pero ningún partido en la ronda previa a las Finales. Solo hay dos equipos activos en el Oeste que no han sido finalistas de Conferencia: Hornets/Pelicans y Clippers. Los dos vivieron sus mejores años con Chris Paul al frente. Ahora el base se saca desde luego una enorme espina y pisa territorio desconocido.
Más allá de eso, Paul es uno de los mejores bases de la historia y el jugador que marca la diferencia básica con las anteriores versiones de los Rockets. Daryl Morey tiene por fin un equipo con el que cree que puede plantar cara los Warriors. Hace un año cuando patinó ante los Spurs evitando el duelo con el gigante de la Bahía, sabía, lo reconoció después, que no les llegaría en condiciones normales. Ahora percibe que está ante su gran oportunidad y es en parte gracias a Chris Paul, un jugador que apuntala una defensa mejor de lo que se quería pensar en el principio de la temporada y una pieza vital en ataque: aparece donde antes no llegaba James Harden, aporta un juego en la media distancia del que suelen huir los Rockets pero que resulta impagable como recurso ante los ajustes defensivos del rival y mejora a sus compañeros (que pregunten a Clint Capela): 10 asistencias sin pérdidas además de 41 puntos en el partido decisivo ante los Jazz, esta vez con 8 triples después de haber vivido de su lanzamiento a media distancia para cambiarle el paso a Quin Snyder en Salt Lake City. En los Clippers Chris Paul amasó una leyenda maldita tanto en los playoffs como en los cara a cara contra los Warriors. Ahora tiene su oportunidad para la revancha. Para eso fichó por los Rockets. Y para eso le ficharon los Rockets.
2-El factor cancha como eje de la serie
Por primera vez en toda la era Kerr, los Warriors no tendrán factor cancha en una serie de playoffs. No han hecho ningún esfuerzo por tenerla: cuando ganaron en Houston el 5 de enero estaban 31-8 por el 24-10 de los Rockets. Al final, 65-17 y 59-23. Entre lesiones y desconexiones, los Warriors dejaron escapar a unos Rockets que han jugado todo el curso en una pura reafirmación. Llevan toda la temporada jugando esta eliminatoria mientras que los Warriors han concentrado en esta eliminatoria su temporada. En Regular Season, Rockets y Raptors fueron los mejores en su pista (34-7). A los Raptors no les ha servido para nada cuando ha llegado el examen que evaluaba su proyecto (LeBron James). Veremos a los Rockets. Los Warriors, mientras, dejaron escapar 12 partidos del Oracle pero llevan 15 triunfos seguidos en su pista en playoffs, desde el triple de Kyrie Irving en las Finales 2016. Solo los Bulls habían logrado algo parecido (entre 1990 y 1991). Además, han ganado al menos un partido fuera en las 14 eliminatorias que han jugado con Kerr como técnico. Ahora tendrán que hacerlo obligatoriamente.
3-El mejor rival para el mejor equipo
A estas alturas, y en busca de un tercer anillo en cuatro años que añadir a la primera temporada en 73-9 y los primeros playoffs en 16-1, no hay duda de que estos Warriors son uno de los mejores equipos de la historia. Pero nunca han jugado contra un equipo tan bueno como estos Rockets. Incluidos los Cavaliers que les derrotaron en las Finales 2016 y los Spurs de la temporada pasada, incluso sin la lesión de Kawhi Leonard por en medio. Esos Spurs ganaron 61 partdios por los 57 de los Cavs 2016. Los Rockets han ganado 65. Con el mejor rating ofensivo y el mejor diferencial de puntos: +8,5 por el +7,3 de los Thunder 2016, que les llevaron a siete agónicos partidos en la final del Oeste. El reto es serio, por lo tanto, para unos Warriors que se han convertido en el segundo equipo desde que existe el formato de Conferencias (1970-71) que se clasifica para cuatro finales del Oeste seguidas (los Lakers jugaron siete, 1982-1989). Como LeBron y sus Cavs, pelean por ser el cuarto equipo que juegue cuatro Finales de la NBA consecutivas después de los Celtics (dos veces: 1957-66 y 1984-87, los Lakers 1982-85 y los Heat de LeBron, 2011-2014).
4-La experiencia es un grado
Contra unos Warriors que se han puesto el traje de campeón experto que controla sus tiempos y sus esfuerzos (como los últimos Bulls de Jordan o los Lakers de Shaquille y Kobe), los Rockets llegan a esta final de Conferencia sin haber disputado unas Finales desde 1995 (el doblete 94-95 de Hakeem Olajuwon) y con dos derrotas ante los Warriors en 2015 (final de Conferencia) y 2016 (primera ronda). Los únicos precedentes en playoffs entre estas dos franquicias. Chris Paul nunca ha disputado esta ronda, Mike D’Antoni no la superó con los Suns ni en 2005 ni en 2006 y James Harden tiene la espina clavada de las Finales de 2012, que sus Thunder (él tenía solo 22 años) perdieron con los Heat de LeBron. Ahora, en el año que será el de su MVP después de dos remates a los palos (2015, 2017), le toca estabilizar a su equipo, especialmente en un arranque de eliminatoria que será clave: con el inicio de serie en su pista, los Rockets no se pueden permitir pagar la novatada en los dos primeros partidos.
En Regular Season, el cara a cara se saldó con 2-1 para los Rockets. Pero de esos partidos (el último en enero) apenas se pueden sacar conclusiones. En el primero los texanos ganaron en el Oracle, en la noche inaugural y después de una remontada épica (121-122) pero ante unos Warriors sin Iguodala (uno de los jugadores que mejor defiende a Harden) y sin Draymond Green en los minutos decisivos. Los Warriors ganaron en Houston (114-124) en un partido en el que no estaban ni James Harden ni Kevin Durant. Y el tercer duelo, sin bajas importantes, se saldó con un 116-108 para los Rockets… pero con los Warriors jugando el quinto partido seguido a domicilio en solo nueve días.
Además, los números de los Warriors apenas se pueden trasladar a lo que será esta eliminatoria. En Regular Season tuvieron un rating defensivo de 104,2. En diez partidos de playoffs, y forzando la máquina solo a rachas, esa cifra está en 99,3 (102,1 los Rockets). El rating ofensivo también es de 108,8 por el 111,1 de los Rockets, números excepcionales a pesar de que unos se han enfrentado a los Spurs y otros a los Jazz, dos de las mejores defensas de la NBA. El net rating, por tanto, es mejor para los Warriors (9,5 por 9). Sin duda se miden dos de los mejores ataques de la historia: desde que computan las pérdidas (1973-74), nunca ha habido una eliminatoria entre dos equipos que han tenido un rating ofensivo de más de 112 en temporada regular: 112,24 los Warriors, 112,23 los Rockets.
5-La unidad ¿que todo lo puede?
Los Warriors son este año menos profundos y tienen problemas en la rotación de pívots y en la producción de tiro exterior del banquillo. Pero cuentan con una marcha extra a la que sigue pareciendo que nadie se puede acercar: Steve Kerr puso por primera vez como titulares a Curry, Klay Thompson, Iguodala, Durant y Draymond Green en el cuarto partido ante los Pelicans y repitió en el quinto. En el total de esos dos duelos, 37 minutos de ese quinteto con números de ciencia ficción: 113-63 (+49), 120,7 de rating ofensivo y 76,2 de rating defensivo. Esa unidad (a la que se llama Hamptons Five porque en los Hamptons se produjo la reunión en la que los demás reclutaron a Kevin Durant) no ha jugado ni un segundo contra los Rockets durante los tres duelos de la temporada.
6- Capela, el rebote y la batalla de las zonas
Capela ha sido un jugador diferencial para los Rockets durante toda la temporada, tanto en defensa como en un ataque en el que la llegada de Chris Paul ha multiplicado sus opciones por encima del aro. En el quinto partido ante los Jazz, sumó 5 tapones y ha enlazado tres con al menos 4 y 2 robos, algo que no lograba nadie desde Ben Wallace en 2003. Capela viene de pelear con Towns y Gobert, y ahora debería ser fundamental contra unos Warriors que apostarán por jugar mucho a pequeño. Pero eso se le puede volver en contra al pívot suizo: Draymond Green está liberando su mejor versión en estos playoffs y viene de hacer sufrir mucho a Anthony Davis (pese a los numerazos de este) y de ser el primer jugador de los Warriors que promedia un triple-doble en una eliminatoria completa: 14,8+11,8+10. Su movilidad y su capacidad de intimidar con ayudas de Kevin Durant suponen un reto distinto para Capela, que verá seguramente también tramos de JaVale McGee, David West y el novato Jordan Bell. Además, los Warriors han rebotado excepcionalmente bien ante rivales muy buenos en ese apartado como Spurs y Pelicans. Otra supuesta debilidad que los de Kerr han corregido en el momento oportuno: promedian en playoffs 48,5 por los 43,8 de los Rockets. También son mejores asistiendo (28,9 por 20,6). Los Rockets ponen más tapones (6.7 por 5,4) y cuidan mejor la bola; 9,7 pérdidas (la mejor cifra de los playoffs) por las 13,4 de los de la Bahía.
7-La potencia de fuego de los Rockets
El moreyball convierte a los Rockets en el equipo que más y mejor explota el tiro de tres, mucho más que los Warriors por mucha fama que arrastren sus Splash Brothers. En playoffs los texanos lanzan diez más por partido (39,9 por 29,8). Y mejor: 35,3% por 32,9. Si los secundarios de los Rockets tienen la muñeca a punto, las opciones del equipo de D’Antoni se multiplicarán. Los Warriors, por el contrario, tienen muy poca batería de tiro más allá del quinteto inicial, y Kerr ha reconocido tras eliminar a los Pelicans que Nick Young ha jugado bien en Regular Season contra los Rockets. Así que el escolta podría tener hueco en la rotación ante un rival con ráfagas de anotación que le permiten estar siempre en los partidos, incluso si se mueve en desventajas importantes.
8-El factor del tercer cuarto
Los Warriors tienen a reventar a los rivales después del paso por vestuarios. Los Rockets fueron el segundo mejor equipo de la Regular Season en los terceros cuartos con un +172 total. Los Warriors fueron primeros con un… +371. En los dos últimos triunfos ante los Pelicans, 19-33 y 36-19 para los Warriors en esos terceros parciales. Un asunto que los Rockets tendrán que cuidar con atención.
9-La capacidad de las estrellas
Los Rockets lamentaron que pese a su extraordinario récord solo tuvieron un all star en el Staples Center: James Harden. Ayudaron los problemas físicos de Chris Paul. A pesar de que ya medían esfuerzos claramente, los Warriors tuvieron cuatro por segundo año consecutivo: Curry, Thompson, Durant y Green. Suena obvio, pero el polvo de estrellas resulta finalmente decisivo a estas alturas de la competición: si Kevin Durant está a su mejor nivel, es un factor determinante. Habitualmente decisivo. Si Harden y Paul sucumben en la batalla de backcourts ante Curry y Klay, los Rockets no tendrán apenas opciones. La rodilla de Curry parece, en este sentido, en buen estado: en el quinto partido ante los Pelicans, el base mostró una movilidad y una explosividad óptimas. Y tiene ahora prácticamente otra semana completa que sumar a su puesta a punto. Desde que llegó Steve Kerr a la Bahía, James Harden está 5-18 contra los Warriors (2-8 en playoffs) y Chris Paul, 3-9.
10-Las defensas en la guerra de ataques
En el cruce de dos de los ataques más eficientes (y estéticos de la historia), resultará fundamental la capacidad de ajustar en defensa de dos equipos que también son temibles en esa parcela. Los Warriors, hace tiempo que dejó de ser un secreto, son la mejor defensa de la NBA cuando se ponen a ello: una pesadilla de cambios y anticipaciones constantes que pone las primeras piedras de muchos puntos fáciles en ataque y que es ultra agresiva para aprovechar cualquier mismatch. Los Rockets han construido un sistema parecido, con una defensa moderna y de cambios constantes que incluyó el pasado verano las piezas adecuadas para mezclar de la mejor forma posible con los quintetos líquidos de los Warriors: Tucker, Mbah a Moute… Detrás de la defensa de Steve Kerr está un veterano asistente como Ron Adams. Detrás de la de D’Antoni, otro de los mejores en eso: Jeff Bzdelik. Este tiene 65 años, Adams 70. Aunque no salgan en muchas fotos, en sus pizarras está buena parte de la suerte de esta eliminatoria que puede ser, veremos, inolvidable. Eso esperamos.
Juanma Rubio
As
1-Chris Paul como diferencia radical
La última vez que los Warriors perdieron una eliminatoria de playoffs en el Oeste, no estaba Steve Kerr en su banquillo, Draymond Green daba las primeras muestras del jugador que ha llegado a ser tratando de ganarse un puesto como titular y Kevin Durant, claro, estaba en OKC. Fue en la primera ronda de 2014, un 4-3 ante los Clippers… de Chris Paul, que perdieron en la siguiente eliminatoria ante los Thunder (de Durant...). Paul tiene 33 años, lleva en la NBA trece (número 4 en 2005) y es el primer jugador que ha necesitado 86 partidos de playoffs (en diez ediciones) para jugar una final de Conferencia. Y deja a Dominique Wilkins como el único con nueve All Star disputados pero ningún partido en la ronda previa a las Finales. Solo hay dos equipos activos en el Oeste que no han sido finalistas de Conferencia: Hornets/Pelicans y Clippers. Los dos vivieron sus mejores años con Chris Paul al frente. Ahora el base se saca desde luego una enorme espina y pisa territorio desconocido.
Más allá de eso, Paul es uno de los mejores bases de la historia y el jugador que marca la diferencia básica con las anteriores versiones de los Rockets. Daryl Morey tiene por fin un equipo con el que cree que puede plantar cara los Warriors. Hace un año cuando patinó ante los Spurs evitando el duelo con el gigante de la Bahía, sabía, lo reconoció después, que no les llegaría en condiciones normales. Ahora percibe que está ante su gran oportunidad y es en parte gracias a Chris Paul, un jugador que apuntala una defensa mejor de lo que se quería pensar en el principio de la temporada y una pieza vital en ataque: aparece donde antes no llegaba James Harden, aporta un juego en la media distancia del que suelen huir los Rockets pero que resulta impagable como recurso ante los ajustes defensivos del rival y mejora a sus compañeros (que pregunten a Clint Capela): 10 asistencias sin pérdidas además de 41 puntos en el partido decisivo ante los Jazz, esta vez con 8 triples después de haber vivido de su lanzamiento a media distancia para cambiarle el paso a Quin Snyder en Salt Lake City. En los Clippers Chris Paul amasó una leyenda maldita tanto en los playoffs como en los cara a cara contra los Warriors. Ahora tiene su oportunidad para la revancha. Para eso fichó por los Rockets. Y para eso le ficharon los Rockets.
2-El factor cancha como eje de la serie
Por primera vez en toda la era Kerr, los Warriors no tendrán factor cancha en una serie de playoffs. No han hecho ningún esfuerzo por tenerla: cuando ganaron en Houston el 5 de enero estaban 31-8 por el 24-10 de los Rockets. Al final, 65-17 y 59-23. Entre lesiones y desconexiones, los Warriors dejaron escapar a unos Rockets que han jugado todo el curso en una pura reafirmación. Llevan toda la temporada jugando esta eliminatoria mientras que los Warriors han concentrado en esta eliminatoria su temporada. En Regular Season, Rockets y Raptors fueron los mejores en su pista (34-7). A los Raptors no les ha servido para nada cuando ha llegado el examen que evaluaba su proyecto (LeBron James). Veremos a los Rockets. Los Warriors, mientras, dejaron escapar 12 partidos del Oracle pero llevan 15 triunfos seguidos en su pista en playoffs, desde el triple de Kyrie Irving en las Finales 2016. Solo los Bulls habían logrado algo parecido (entre 1990 y 1991). Además, han ganado al menos un partido fuera en las 14 eliminatorias que han jugado con Kerr como técnico. Ahora tendrán que hacerlo obligatoriamente.
3-El mejor rival para el mejor equipo
A estas alturas, y en busca de un tercer anillo en cuatro años que añadir a la primera temporada en 73-9 y los primeros playoffs en 16-1, no hay duda de que estos Warriors son uno de los mejores equipos de la historia. Pero nunca han jugado contra un equipo tan bueno como estos Rockets. Incluidos los Cavaliers que les derrotaron en las Finales 2016 y los Spurs de la temporada pasada, incluso sin la lesión de Kawhi Leonard por en medio. Esos Spurs ganaron 61 partdios por los 57 de los Cavs 2016. Los Rockets han ganado 65. Con el mejor rating ofensivo y el mejor diferencial de puntos: +8,5 por el +7,3 de los Thunder 2016, que les llevaron a siete agónicos partidos en la final del Oeste. El reto es serio, por lo tanto, para unos Warriors que se han convertido en el segundo equipo desde que existe el formato de Conferencias (1970-71) que se clasifica para cuatro finales del Oeste seguidas (los Lakers jugaron siete, 1982-1989). Como LeBron y sus Cavs, pelean por ser el cuarto equipo que juegue cuatro Finales de la NBA consecutivas después de los Celtics (dos veces: 1957-66 y 1984-87, los Lakers 1982-85 y los Heat de LeBron, 2011-2014).
4-La experiencia es un grado
Contra unos Warriors que se han puesto el traje de campeón experto que controla sus tiempos y sus esfuerzos (como los últimos Bulls de Jordan o los Lakers de Shaquille y Kobe), los Rockets llegan a esta final de Conferencia sin haber disputado unas Finales desde 1995 (el doblete 94-95 de Hakeem Olajuwon) y con dos derrotas ante los Warriors en 2015 (final de Conferencia) y 2016 (primera ronda). Los únicos precedentes en playoffs entre estas dos franquicias. Chris Paul nunca ha disputado esta ronda, Mike D’Antoni no la superó con los Suns ni en 2005 ni en 2006 y James Harden tiene la espina clavada de las Finales de 2012, que sus Thunder (él tenía solo 22 años) perdieron con los Heat de LeBron. Ahora, en el año que será el de su MVP después de dos remates a los palos (2015, 2017), le toca estabilizar a su equipo, especialmente en un arranque de eliminatoria que será clave: con el inicio de serie en su pista, los Rockets no se pueden permitir pagar la novatada en los dos primeros partidos.
En Regular Season, el cara a cara se saldó con 2-1 para los Rockets. Pero de esos partidos (el último en enero) apenas se pueden sacar conclusiones. En el primero los texanos ganaron en el Oracle, en la noche inaugural y después de una remontada épica (121-122) pero ante unos Warriors sin Iguodala (uno de los jugadores que mejor defiende a Harden) y sin Draymond Green en los minutos decisivos. Los Warriors ganaron en Houston (114-124) en un partido en el que no estaban ni James Harden ni Kevin Durant. Y el tercer duelo, sin bajas importantes, se saldó con un 116-108 para los Rockets… pero con los Warriors jugando el quinto partido seguido a domicilio en solo nueve días.
Además, los números de los Warriors apenas se pueden trasladar a lo que será esta eliminatoria. En Regular Season tuvieron un rating defensivo de 104,2. En diez partidos de playoffs, y forzando la máquina solo a rachas, esa cifra está en 99,3 (102,1 los Rockets). El rating ofensivo también es de 108,8 por el 111,1 de los Rockets, números excepcionales a pesar de que unos se han enfrentado a los Spurs y otros a los Jazz, dos de las mejores defensas de la NBA. El net rating, por tanto, es mejor para los Warriors (9,5 por 9). Sin duda se miden dos de los mejores ataques de la historia: desde que computan las pérdidas (1973-74), nunca ha habido una eliminatoria entre dos equipos que han tenido un rating ofensivo de más de 112 en temporada regular: 112,24 los Warriors, 112,23 los Rockets.
5-La unidad ¿que todo lo puede?
Los Warriors son este año menos profundos y tienen problemas en la rotación de pívots y en la producción de tiro exterior del banquillo. Pero cuentan con una marcha extra a la que sigue pareciendo que nadie se puede acercar: Steve Kerr puso por primera vez como titulares a Curry, Klay Thompson, Iguodala, Durant y Draymond Green en el cuarto partido ante los Pelicans y repitió en el quinto. En el total de esos dos duelos, 37 minutos de ese quinteto con números de ciencia ficción: 113-63 (+49), 120,7 de rating ofensivo y 76,2 de rating defensivo. Esa unidad (a la que se llama Hamptons Five porque en los Hamptons se produjo la reunión en la que los demás reclutaron a Kevin Durant) no ha jugado ni un segundo contra los Rockets durante los tres duelos de la temporada.
6- Capela, el rebote y la batalla de las zonas
Capela ha sido un jugador diferencial para los Rockets durante toda la temporada, tanto en defensa como en un ataque en el que la llegada de Chris Paul ha multiplicado sus opciones por encima del aro. En el quinto partido ante los Jazz, sumó 5 tapones y ha enlazado tres con al menos 4 y 2 robos, algo que no lograba nadie desde Ben Wallace en 2003. Capela viene de pelear con Towns y Gobert, y ahora debería ser fundamental contra unos Warriors que apostarán por jugar mucho a pequeño. Pero eso se le puede volver en contra al pívot suizo: Draymond Green está liberando su mejor versión en estos playoffs y viene de hacer sufrir mucho a Anthony Davis (pese a los numerazos de este) y de ser el primer jugador de los Warriors que promedia un triple-doble en una eliminatoria completa: 14,8+11,8+10. Su movilidad y su capacidad de intimidar con ayudas de Kevin Durant suponen un reto distinto para Capela, que verá seguramente también tramos de JaVale McGee, David West y el novato Jordan Bell. Además, los Warriors han rebotado excepcionalmente bien ante rivales muy buenos en ese apartado como Spurs y Pelicans. Otra supuesta debilidad que los de Kerr han corregido en el momento oportuno: promedian en playoffs 48,5 por los 43,8 de los Rockets. También son mejores asistiendo (28,9 por 20,6). Los Rockets ponen más tapones (6.7 por 5,4) y cuidan mejor la bola; 9,7 pérdidas (la mejor cifra de los playoffs) por las 13,4 de los de la Bahía.
7-La potencia de fuego de los Rockets
El moreyball convierte a los Rockets en el equipo que más y mejor explota el tiro de tres, mucho más que los Warriors por mucha fama que arrastren sus Splash Brothers. En playoffs los texanos lanzan diez más por partido (39,9 por 29,8). Y mejor: 35,3% por 32,9. Si los secundarios de los Rockets tienen la muñeca a punto, las opciones del equipo de D’Antoni se multiplicarán. Los Warriors, por el contrario, tienen muy poca batería de tiro más allá del quinteto inicial, y Kerr ha reconocido tras eliminar a los Pelicans que Nick Young ha jugado bien en Regular Season contra los Rockets. Así que el escolta podría tener hueco en la rotación ante un rival con ráfagas de anotación que le permiten estar siempre en los partidos, incluso si se mueve en desventajas importantes.
8-El factor del tercer cuarto
Los Warriors tienen a reventar a los rivales después del paso por vestuarios. Los Rockets fueron el segundo mejor equipo de la Regular Season en los terceros cuartos con un +172 total. Los Warriors fueron primeros con un… +371. En los dos últimos triunfos ante los Pelicans, 19-33 y 36-19 para los Warriors en esos terceros parciales. Un asunto que los Rockets tendrán que cuidar con atención.
9-La capacidad de las estrellas
Los Rockets lamentaron que pese a su extraordinario récord solo tuvieron un all star en el Staples Center: James Harden. Ayudaron los problemas físicos de Chris Paul. A pesar de que ya medían esfuerzos claramente, los Warriors tuvieron cuatro por segundo año consecutivo: Curry, Thompson, Durant y Green. Suena obvio, pero el polvo de estrellas resulta finalmente decisivo a estas alturas de la competición: si Kevin Durant está a su mejor nivel, es un factor determinante. Habitualmente decisivo. Si Harden y Paul sucumben en la batalla de backcourts ante Curry y Klay, los Rockets no tendrán apenas opciones. La rodilla de Curry parece, en este sentido, en buen estado: en el quinto partido ante los Pelicans, el base mostró una movilidad y una explosividad óptimas. Y tiene ahora prácticamente otra semana completa que sumar a su puesta a punto. Desde que llegó Steve Kerr a la Bahía, James Harden está 5-18 contra los Warriors (2-8 en playoffs) y Chris Paul, 3-9.
10-Las defensas en la guerra de ataques
En el cruce de dos de los ataques más eficientes (y estéticos de la historia), resultará fundamental la capacidad de ajustar en defensa de dos equipos que también son temibles en esa parcela. Los Warriors, hace tiempo que dejó de ser un secreto, son la mejor defensa de la NBA cuando se ponen a ello: una pesadilla de cambios y anticipaciones constantes que pone las primeras piedras de muchos puntos fáciles en ataque y que es ultra agresiva para aprovechar cualquier mismatch. Los Rockets han construido un sistema parecido, con una defensa moderna y de cambios constantes que incluyó el pasado verano las piezas adecuadas para mezclar de la mejor forma posible con los quintetos líquidos de los Warriors: Tucker, Mbah a Moute… Detrás de la defensa de Steve Kerr está un veterano asistente como Ron Adams. Detrás de la de D’Antoni, otro de los mejores en eso: Jeff Bzdelik. Este tiene 65 años, Adams 70. Aunque no salgan en muchas fotos, en sus pizarras está buena parte de la suerte de esta eliminatoria que puede ser, veremos, inolvidable. Eso esperamos.