La lira turca se desploma ante la incertidumbre política y económica

El Banco Central de Turquía ha actuado de urgencia elevando los intereses para evitar la sangría de la divisa nacional, que ha perdido más de un cuarto de su valor en lo que va de año

Andrés Mourenza
Estambul, El País
En las redacciones económicas de los diarios turcos deben tener una plantilla para redactar las noticias que comienzan, invariablemente, “Nuevo mínimo histórico de la lira frente al dólar”. Es el titular que, día tras día, se reproduce en los medios de comunicación. Este miércoles no ha sido una excepción, es más, el desplome ha sido el mayor en lo que va de año: la moneda turca ha llegado a caer un 5,6% frente al dólar y un 4,75% frente al euro en una sola sesión, si bien al cierre de la jornada se había recuperado de las pérdidas gracias a una intervención de urgencia del Banco Central, que elevó los intereses en 300 puntos básicos. La depreciación de la moneda turca, que ha acumulado pérdidas de cerca del 20 % en lo que va de mes y en torno al 30 % desde enero, preocupa dentro y fuera de Turquía. Y, sin embargo, el Gobierno ha tardado en actuar, tachando la caída de su moneda de “conjura internacional”.


Como las divisas de otros mercados emergentes, empezando por Argentina, la moneda turca está sufriendo por el reforzamiento del dólar derivado de los sucesivos incrementos de los tipos de interés decretados por la Reserva Federal. Después de disfrutar de una década de constante llegada de dinero en busca de los altos rendimientos de Turquía —frente a intereses cercanos a cero o negativos en la Eurozona y Estados Unidos— ahora estos flujos especulativos (hot money) están abandonando el país euroasiático en busca de refugios más seguros, revelando la dependencia que durante años había alimentado el crecimiento de la economía turca. Una situación que se vio exacerbada en la madrugada del miércoles por las órdenes de venta stop-loss emitidas desde Japón para evitar más pérdidas en las inversiones denominadas en liras turcas.

Pero también hay factores internos: la proximidad de las elecciones, adelantadas un año y medio hasta el próximo 24 de junio, y la incertidumbre política que generan las declaraciones de los altos cargos del Gobierno turco. “A medida que se acercan las elecciones van a hacer muchas cosas para intentar que las perdamos. Ahora mismo vemos cómo juegan con el dólar. Pero el pueblo ha descubierto el juego y a sus jugadores, ha visto a las marionetas y a quienes las manejan”, denunció el miércoles el vice primer ministro y portavoz del Ejecutivo, Bekir Bozdag, acusando a los mercados de tratar de derrocar al presidente, Recep Tayyip Erdogan.

Pero visto que, esta vez, el desplome de la lira tomaba velocidad de bólido, el ministro de Economía turco, Nihat Zeybekçi, instó a todas las instituciones implicadas a “hacer lo necesario” para detener una caída que definió como “especulativa y anormal”. Al llamamiento, la Bolsa de Estambul respondió vendiendo todas sus reservas en divisas, pero no fue suficiente para atajar las pérdidas. Finalmente, hubo de intervenir el Banco Central, cuyo comité de política monetaria decretó un inusual incremento de intereses: el tipo de referencia ha pasado del 13,5% al 16,5%. Una medida que Cem Tözge, del fondo de inversión turco ATA Yatirim, definió como “necesaria”, pese a que “llega tarde”.

Era una decisión reclamada por la mayoría de actores económicos desde hace meses, como modo de atajar la creciente inflación (del 12% anual), fomentar el ahorro y detener la depreciación de la lira, pero hasta ahora Erdogan había impedido que el Banco Central procediese con ella. Según la heterodoxa visión económica del presidente turco, lo que provoca la inflación son los altos intereses, y no al revés. Y ya no sólo lo dice en los discursos a sus seguidores, sino que, la semana pasada, se lo espetó a la cara a inversores de la City londinense durante una reunión convocada, en principio, para calmar su ansiedad respecto a la economía turca. Los participantes, según confesaron a la agencia Reuters, salieron del encuentro con los ojos como platos. “¿Por qué demonios viene a Londres y le dice a inversores institucionales [que quiere bajar los intereses] lo contrario de lo que quieren escuchar?”, afirmó uno de ellos. Por si fuera poco, el presidente turco concedió una entrevista a Bloomberg en la que aseguró que, si gana las elecciones, reforzará su control sobre la política monetaria del Banco Central.

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