Una mayoría de adolescentes y padres teme un tiroteo en las escuelas en Estados Unidos
Una encuesta revela divergencias según la raza, nivel de ingresos y posición política en torno a restringir las armas de fuego
Joan Faus
Washington, El País
“¿Soy el siguiente?”. Ese era uno de los lemas más utilizados en los carteles de las manifestaciones masivas contras las armas el pasado 24 de marzo en Estados Unidos. La preocupación ha calado en la población. Un 57% de adolescentes teme que pueda haber un tiroteo en sus escuelas, según una encuesta de Pew Research. Y un 63% de los padres de adolescentes están preocupados porque esa posibilidad ocurra en los centros educativos de sus hijos.
El sondeo, elaborado en marzo y abril, permite calibrar el impacto que ha tenido la matanza de 17 personas en una escuela de Parkland (Florida), el 14 de febrero, en el espinoso debate sobre las armas de fuego en EE UU. La encuesta revela tendencias significativas. Los adolescentes negros o hispanos y los procedentes de familias con menos ingresos tienen más miedo a un tiroteo que los blancos más ricos. Las chicas también son más temerosas que los chicos. Y la posición política de los padres, si son votantes demócratas o republicanos, condiciona enormemente su respaldo a medidas restrictivas con las armas.
La violencia armada hace de EE UU una anomalía en el mundo desarrollado. Se calcula que cada día mueren 93 personas por disparos, según la Campaña Brady, una organización que aboga por mayores controles. Se estima que hay casi el mismo número de armas privadas que ciudadanos en un país de 325 millones de habitantes. El derecho a portar armas está amparado por la Constitución y es un principio sagrado para muchos.
El activismo de los estudiantes supervivientes de Parkland ha colocado las armas en el centro del debate político y social como no ocurría desde hace años. Sus principales reclamaciones son prohibir los rifles militares (como el empleado en la escuela de Florida), ampliar los controles de antecedentes a compradores y elevar de 18 a 21 años la edad mínima para adquirir un arma.
Su presión logró que Florida, uno de los Estados conservadores más cercano a la industria armamentística, aprobara subir la edad de compra. Pero los legisladores también permitieron que se pueda armar a un grupo de profesores, como defiende el presidente estadounidense, el republicano Donald Trump. De momento, el Congreso en Washington solo ha hecho pequeños retoques a la legislación de armas.
La fortaleza del movimiento de Parkland se volvió a palpar este viernes cuando se organizó una acción de abandono de las aulas en todo EE UU en homenaje a las víctimas del tiroteo en una escuela secundaria en Columbine (Colorado). Dos jóvenes mataron a 13 personas. Fue el primer gran tiroteo en una escuela en EE UU. Abrió un trauma en la memoria colectiva del país. Desde entonces, según un cálculo del diario The Washington Post, más de 206.000 menores han vivido un tiroteo en 211 escuelas, que han matado a al menos 131 personas.
Las divergencias sociales sobre el alcance de las restricciones a las armas son palpables en la encuesta de Pew. Apenas hay diferencias entre adolescentes y adultos y entre demócratas o republicanos en el apoyo mayoritario a mejorar los controles para prevenir que personas con trastornos puedan adquirir un arma. Por ejemplo, un 86% de menores y un 89% de adultos pide mejorar los controles mentales. Y un 79% de hijos y 80% de padres quiere que haya detectores de metales en las escuelas. Cuando se pregunta a los adultos si son votantes demócratas o republicanos apenas afloran diferencias.
Eso cambia, sin embargo, en las dos propuestas más drásticas, en un fiel reflejo de la polarización política en torno a las armas en EE UU. Más adolescentes (un 66%) que adultos (61%) quieren prohibir las armas de asalto. Pero entre los adultos, un 81% de los que se declaran votantes demócratas defienden ese veto frente a solo un 35% de los republicanos. La misma dicotomía se repite en la pregunta sobre si se apoya armar a los profesores en las escuelas: lo defienden un 78% de republicanos frente a apenas un 24% de demócratas. Si se suma el total de adultos lo respalda un 47%. En cambio, si solo se pregunta a adolescentes, que son los que estarían en las aulas, lo hace un 39%.
Joan Faus
Washington, El País
“¿Soy el siguiente?”. Ese era uno de los lemas más utilizados en los carteles de las manifestaciones masivas contras las armas el pasado 24 de marzo en Estados Unidos. La preocupación ha calado en la población. Un 57% de adolescentes teme que pueda haber un tiroteo en sus escuelas, según una encuesta de Pew Research. Y un 63% de los padres de adolescentes están preocupados porque esa posibilidad ocurra en los centros educativos de sus hijos.
El sondeo, elaborado en marzo y abril, permite calibrar el impacto que ha tenido la matanza de 17 personas en una escuela de Parkland (Florida), el 14 de febrero, en el espinoso debate sobre las armas de fuego en EE UU. La encuesta revela tendencias significativas. Los adolescentes negros o hispanos y los procedentes de familias con menos ingresos tienen más miedo a un tiroteo que los blancos más ricos. Las chicas también son más temerosas que los chicos. Y la posición política de los padres, si son votantes demócratas o republicanos, condiciona enormemente su respaldo a medidas restrictivas con las armas.
La violencia armada hace de EE UU una anomalía en el mundo desarrollado. Se calcula que cada día mueren 93 personas por disparos, según la Campaña Brady, una organización que aboga por mayores controles. Se estima que hay casi el mismo número de armas privadas que ciudadanos en un país de 325 millones de habitantes. El derecho a portar armas está amparado por la Constitución y es un principio sagrado para muchos.
El activismo de los estudiantes supervivientes de Parkland ha colocado las armas en el centro del debate político y social como no ocurría desde hace años. Sus principales reclamaciones son prohibir los rifles militares (como el empleado en la escuela de Florida), ampliar los controles de antecedentes a compradores y elevar de 18 a 21 años la edad mínima para adquirir un arma.
Su presión logró que Florida, uno de los Estados conservadores más cercano a la industria armamentística, aprobara subir la edad de compra. Pero los legisladores también permitieron que se pueda armar a un grupo de profesores, como defiende el presidente estadounidense, el republicano Donald Trump. De momento, el Congreso en Washington solo ha hecho pequeños retoques a la legislación de armas.
La fortaleza del movimiento de Parkland se volvió a palpar este viernes cuando se organizó una acción de abandono de las aulas en todo EE UU en homenaje a las víctimas del tiroteo en una escuela secundaria en Columbine (Colorado). Dos jóvenes mataron a 13 personas. Fue el primer gran tiroteo en una escuela en EE UU. Abrió un trauma en la memoria colectiva del país. Desde entonces, según un cálculo del diario The Washington Post, más de 206.000 menores han vivido un tiroteo en 211 escuelas, que han matado a al menos 131 personas.
Las divergencias sociales sobre el alcance de las restricciones a las armas son palpables en la encuesta de Pew. Apenas hay diferencias entre adolescentes y adultos y entre demócratas o republicanos en el apoyo mayoritario a mejorar los controles para prevenir que personas con trastornos puedan adquirir un arma. Por ejemplo, un 86% de menores y un 89% de adultos pide mejorar los controles mentales. Y un 79% de hijos y 80% de padres quiere que haya detectores de metales en las escuelas. Cuando se pregunta a los adultos si son votantes demócratas o republicanos apenas afloran diferencias.
Eso cambia, sin embargo, en las dos propuestas más drásticas, en un fiel reflejo de la polarización política en torno a las armas en EE UU. Más adolescentes (un 66%) que adultos (61%) quieren prohibir las armas de asalto. Pero entre los adultos, un 81% de los que se declaran votantes demócratas defienden ese veto frente a solo un 35% de los republicanos. La misma dicotomía se repite en la pregunta sobre si se apoya armar a los profesores en las escuelas: lo defienden un 78% de republicanos frente a apenas un 24% de demócratas. Si se suma el total de adultos lo respalda un 47%. En cambio, si solo se pregunta a adolescentes, que son los que estarían en las aulas, lo hace un 39%.