Miles de nicaragüenses marcharon en Managua para exigir la renuncia de Daniel Ortega y justicia por los 42 muertos en las protestas
Con banderas y fotografías de las víctimas de la represión en once días de manifestaciones, los ciudadanos se movilizaron por la paz mientras se espera el comienzo de un diálogo nacional
Infobae
"Ríos de personas" desde diferentes partes del país recorrieron "por amor" Managua para pedir una vez más al régimen de Daniel Ortega, paz, justicia y dimitir de su cargo junto con su esposa, la vicepresidenta, Rosario Murillo.
Desde las 14:00 hora local (20:00 GTM) las calles de la calurosa Managua se empezaron a colorear de blanco y azul, y de los tonos de la bandera de la Iglesia católica, el amarillo y blanco.
Rosarios, biblias, imágenes de religiosas y los carteles ya tradicionales en los últimos días de "Que se vayan", "Renuncien Ya" o "Justicia", fueron los que protagonizaron la romería que alcanzaba varios kilómetros desde diferentes avenidas.
Asimismo, los ciudadanos caminaban, en su mayoría, con camisetas blancas y fotografías de las diferentes víctimas de los enfrentamientos violentos de la semana pasada.
Las oraciones durante el trayecto no podían faltar, mientras otros reventaban bombas artesanales al aire en signo de victoria, los más tímidos solo alzaban las banderas y los que no se incorporaron a la multitudinaria marcha, grababan con sus celulares desde algún lugar seguro.
La peregrinación, que contó con el protagonismo de diversos representantes de la Conferencia Episcopal, la empresa privada y los estudiantes, también fue acompañada por no creyentes en religiones, los que no desean ver al sandinista Ortega en el poder y otros para pedir justicia.
"Nos movilizamos para venir a marchar por la paz, porque no estamos de acuerdo con un dialogo que va a hacer el presidente. Lo que queremos es que el presidente se vaya. No queremos más dictadura, más robos, más gente muerta, más violencia", dijo a EFE el manifestante Sergio Álvarez.
Nicaragua vive pendiente del comienzo del diálogo que en próximas fechas, todavía sin especificar, protagonizarán el Gobierno y el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), con la Conferencia Episcopal (CEN) como mediadora.
Sin embargo, hay quienes aducen que no se puede ir a un dialogo mientras no se incluyan a todos los sectores de la sociedad, entre ellos, ambientalistas, universitarios, feministas, entre otros, sin además, antes de todo, enjuiciar a quienes asesinaron a los estudiantes en días pasados.
"Madre de Dios", decía el padre que hablaba a través de un micrófono, "Ruega por nosotros", contestaban hombres, ancianos, mujeres y niños que no se detenían en su afán de congregarse en los predios de la catedral metropolitana en Managua, que al final quedó pequeña por la cantidad de personas que querían estar en el sitio.
El regalo de agua o comida fueron algunas de las expresiones de solidaridad entre los mismos manifestantes, entre ellos, también los campesinos que se oponen al Canal Interoceánico de Nicaragua, quienes tenían al menos dos años de ser impedidos por agentes antidisturbios de manifestarse en Managua.
"Estamos de duelo por estudiantes caídos, por la democracia, por la justicia y por la libertad y aquí estaremos hasta que se vayan y podamos en paz establecer finalmente un país democrático", comentó a EFE Rita Delia Casco, que sostenía en una mano un cartel que decía "Que se vayan" y en la otra, la bandera de Nicaragua.
Añadió estar de acuerdo con el diálogo que ha fomentado el Gobierno porque serviría "para establecer las bases para la salida del régimen", "un dialogo para que se puedan establecer las bases necesarias para formar un Gobierno de transición", sostuvo.
Nicaragua atraviesa una crisis que este sábado cumplió once días, debido a multitudinarias manifestaciones en contra del presidente Ortega, que iniciaron por reclamos a unas medidas de seguridad social y continuaron a pesar de que el mandatario revocó su decisión, debido a las múltiples muertes causadas por la represión.
Desde que comenzaron las protestas hace una semana, los enfrentamientos violentos que se produjeron en Nicaragua dejaron al menos 42 muertos y un total de 48 desaparecidos, según el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), mientras que otras organizaciones humanitarias incrementan esta cifra hasta las 63 víctimas.
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"Ríos de personas" desde diferentes partes del país recorrieron "por amor" Managua para pedir una vez más al régimen de Daniel Ortega, paz, justicia y dimitir de su cargo junto con su esposa, la vicepresidenta, Rosario Murillo.
Desde las 14:00 hora local (20:00 GTM) las calles de la calurosa Managua se empezaron a colorear de blanco y azul, y de los tonos de la bandera de la Iglesia católica, el amarillo y blanco.
Rosarios, biblias, imágenes de religiosas y los carteles ya tradicionales en los últimos días de "Que se vayan", "Renuncien Ya" o "Justicia", fueron los que protagonizaron la romería que alcanzaba varios kilómetros desde diferentes avenidas.
Asimismo, los ciudadanos caminaban, en su mayoría, con camisetas blancas y fotografías de las diferentes víctimas de los enfrentamientos violentos de la semana pasada.
Las oraciones durante el trayecto no podían faltar, mientras otros reventaban bombas artesanales al aire en signo de victoria, los más tímidos solo alzaban las banderas y los que no se incorporaron a la multitudinaria marcha, grababan con sus celulares desde algún lugar seguro.
La peregrinación, que contó con el protagonismo de diversos representantes de la Conferencia Episcopal, la empresa privada y los estudiantes, también fue acompañada por no creyentes en religiones, los que no desean ver al sandinista Ortega en el poder y otros para pedir justicia.
"Nos movilizamos para venir a marchar por la paz, porque no estamos de acuerdo con un dialogo que va a hacer el presidente. Lo que queremos es que el presidente se vaya. No queremos más dictadura, más robos, más gente muerta, más violencia", dijo a EFE el manifestante Sergio Álvarez.
Nicaragua vive pendiente del comienzo del diálogo que en próximas fechas, todavía sin especificar, protagonizarán el Gobierno y el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), con la Conferencia Episcopal (CEN) como mediadora.
Sin embargo, hay quienes aducen que no se puede ir a un dialogo mientras no se incluyan a todos los sectores de la sociedad, entre ellos, ambientalistas, universitarios, feministas, entre otros, sin además, antes de todo, enjuiciar a quienes asesinaron a los estudiantes en días pasados.
"Madre de Dios", decía el padre que hablaba a través de un micrófono, "Ruega por nosotros", contestaban hombres, ancianos, mujeres y niños que no se detenían en su afán de congregarse en los predios de la catedral metropolitana en Managua, que al final quedó pequeña por la cantidad de personas que querían estar en el sitio.
El regalo de agua o comida fueron algunas de las expresiones de solidaridad entre los mismos manifestantes, entre ellos, también los campesinos que se oponen al Canal Interoceánico de Nicaragua, quienes tenían al menos dos años de ser impedidos por agentes antidisturbios de manifestarse en Managua.
"Estamos de duelo por estudiantes caídos, por la democracia, por la justicia y por la libertad y aquí estaremos hasta que se vayan y podamos en paz establecer finalmente un país democrático", comentó a EFE Rita Delia Casco, que sostenía en una mano un cartel que decía "Que se vayan" y en la otra, la bandera de Nicaragua.
Añadió estar de acuerdo con el diálogo que ha fomentado el Gobierno porque serviría "para establecer las bases para la salida del régimen", "un dialogo para que se puedan establecer las bases necesarias para formar un Gobierno de transición", sostuvo.
Nicaragua atraviesa una crisis que este sábado cumplió once días, debido a multitudinarias manifestaciones en contra del presidente Ortega, que iniciaron por reclamos a unas medidas de seguridad social y continuaron a pesar de que el mandatario revocó su decisión, debido a las múltiples muertes causadas por la represión.
Desde que comenzaron las protestas hace una semana, los enfrentamientos violentos que se produjeron en Nicaragua dejaron al menos 42 muertos y un total de 48 desaparecidos, según el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), mientras que otras organizaciones humanitarias incrementan esta cifra hasta las 63 víctimas.