“Europa no se puede permitir quedar descolgada militarmente de EEUU”
El director de la Agencia Europea de Defensa advierte de que la cooperación entre los países de la UE "es una necesidad"
Miguel González
Madrid, El País
"Estados Unidos está desarrollando la tercera Estrategia Offset, destinada a asegurar su supremacía militar en el futuro, para lo que invierte unos 70.000 millones de dólares anuales en Investigación y Desarrollo. Todos los países europeos juntos gastamos unos 3.000 [millones]. La última vez que los estadounidenses dieron un salto tecnológico como este, en la década de los setenta del pasado siglo, Europa tardó 20 años en alcanzarlos. No nos lo podemos permitir de nuevo”.
Quien así lo advierte es el diplomático español Jorge Domecq (Jerez de la Frontera, 1960), director ejecutivo de la Agencia Europea de Defensa (AED), cuyo objetivo es impulsar la cooperación entre los países europeos para la obtención conjunta de capacidades militares. Presidida por la Alta representante para la Política Exterior y de Seguridad Común, Federica Mogherini, la AED es una agencia intergubernamental de la que forman parte 27 socios de la UE, todos salvo Dinamarca.
Aunque Domecq asegura que Europa debe incrementar su gasto en Defensa, para recuperar los niveles anteriores a la crisis, no sacraliza el 2% del PIB enarbolado por la OTAN. Asegura que el principal problema de Europa no es la falta de medios —tiene más de 5.000 tanques y 2.000 aviones de combate y su gasto militar es superior al de Rusia o China— sino “la fragmentación, la duplicidad en muchos casos, la ausencia de un proyecto que ponga en común nuestras fortalezas. La cooperación ya no es una alternativa, sino una necesidad”.
El Brexit supondrá para la AED la pérdida de Reino Unido, la mayor potencia militar europea con permiso de Francia. Domecq confía en que, como ha adelantado la primera ministra Theresa May, suscriba un acuerdo de cooperación con la agencia, como los que tienen Noruega, Serbia, Suiza o Ucrania. “Londres ha indicado claramente que se va de la UE, pero no de la seguridad de Europa”, subraya.
En todo caso, desdramatiza la salida británica: “La contribución militar de Reino Unido es importante si la utilizan. Si miro los más de 200 proyectos de investigación tecnológica que hemos hecho, Londres no ha sido hasta ahora un actor clave. Hoy por hoy, Noruega tiene diez veces más actividad. Pero puede cambiar. Nada impide que Reino Unido pueda seguir contribuyendo a proyectos si tiene un acuerdo administrativo con la agencia. Curiosamente, en los dos últimos años han apoyado el aumento del presupuesto de la AED, lo contrario de lo que han hecho tradicionalmente”.
Otra cuestión es que Reino Unido pueda beneficiarse del fondo de 1.500 millones anuales que la Comisión Europea destinará a financiar proyectos de defensa, “Sin contribuir, es difícil que pueda beneficiarse de esos fondos”, admite, “aunque May también ha dicho que está dispuesta a contribuir. Eso será parte de la negociación sobre la futura relación post-Brexit”.
Frente a quienes abogan por crear un mercado único de defensa a nivel europeo, en el que funcione la libre competencia, advierte de que eso solo será posible cuando se garantice al 100% el suministro de repuestos, equipos o municiones en cualquier circunstancia, aunque la empresa esté en otro país. El consejo de la UE adoptó un acuerdo al respecto en junio pasado, “pero fue inferior a nuestras expectativas”, reconoce.
“Yo no creo que el mercado de defensa exista ni vaya a existir a corto plazo. Lo que debemos hacer es identificar cuáles son las capacidades militares que necesitamos para garantizar la autonomía estratégica de Europa y la base industrial necesaria para desarrollarlas y mantenerlas. Y evitar”, añade, “que el fondo de defensa se convierta en una forma de subvencionar a la industria”.
Frente a las críticas de la embajadora de EE UU en la OTAN, Kay Bailey, ante la posibilidad de que Europa excluya de sus proyectos a las empresas estadounidenses, Domecq responde que “hablar de proteccionismo es no entender lo que estamos haciendo. Se trata de financiar con fondos europeos unas capacidades que van a servir también a la OTAN. Lo importante no es dónde viene el dinero, sino a qué se destina”.
Miguel González
Madrid, El País
"Estados Unidos está desarrollando la tercera Estrategia Offset, destinada a asegurar su supremacía militar en el futuro, para lo que invierte unos 70.000 millones de dólares anuales en Investigación y Desarrollo. Todos los países europeos juntos gastamos unos 3.000 [millones]. La última vez que los estadounidenses dieron un salto tecnológico como este, en la década de los setenta del pasado siglo, Europa tardó 20 años en alcanzarlos. No nos lo podemos permitir de nuevo”.
Quien así lo advierte es el diplomático español Jorge Domecq (Jerez de la Frontera, 1960), director ejecutivo de la Agencia Europea de Defensa (AED), cuyo objetivo es impulsar la cooperación entre los países europeos para la obtención conjunta de capacidades militares. Presidida por la Alta representante para la Política Exterior y de Seguridad Común, Federica Mogherini, la AED es una agencia intergubernamental de la que forman parte 27 socios de la UE, todos salvo Dinamarca.
Aunque Domecq asegura que Europa debe incrementar su gasto en Defensa, para recuperar los niveles anteriores a la crisis, no sacraliza el 2% del PIB enarbolado por la OTAN. Asegura que el principal problema de Europa no es la falta de medios —tiene más de 5.000 tanques y 2.000 aviones de combate y su gasto militar es superior al de Rusia o China— sino “la fragmentación, la duplicidad en muchos casos, la ausencia de un proyecto que ponga en común nuestras fortalezas. La cooperación ya no es una alternativa, sino una necesidad”.
El Brexit supondrá para la AED la pérdida de Reino Unido, la mayor potencia militar europea con permiso de Francia. Domecq confía en que, como ha adelantado la primera ministra Theresa May, suscriba un acuerdo de cooperación con la agencia, como los que tienen Noruega, Serbia, Suiza o Ucrania. “Londres ha indicado claramente que se va de la UE, pero no de la seguridad de Europa”, subraya.
En todo caso, desdramatiza la salida británica: “La contribución militar de Reino Unido es importante si la utilizan. Si miro los más de 200 proyectos de investigación tecnológica que hemos hecho, Londres no ha sido hasta ahora un actor clave. Hoy por hoy, Noruega tiene diez veces más actividad. Pero puede cambiar. Nada impide que Reino Unido pueda seguir contribuyendo a proyectos si tiene un acuerdo administrativo con la agencia. Curiosamente, en los dos últimos años han apoyado el aumento del presupuesto de la AED, lo contrario de lo que han hecho tradicionalmente”.
Otra cuestión es que Reino Unido pueda beneficiarse del fondo de 1.500 millones anuales que la Comisión Europea destinará a financiar proyectos de defensa, “Sin contribuir, es difícil que pueda beneficiarse de esos fondos”, admite, “aunque May también ha dicho que está dispuesta a contribuir. Eso será parte de la negociación sobre la futura relación post-Brexit”.
Frente a quienes abogan por crear un mercado único de defensa a nivel europeo, en el que funcione la libre competencia, advierte de que eso solo será posible cuando se garantice al 100% el suministro de repuestos, equipos o municiones en cualquier circunstancia, aunque la empresa esté en otro país. El consejo de la UE adoptó un acuerdo al respecto en junio pasado, “pero fue inferior a nuestras expectativas”, reconoce.
“Yo no creo que el mercado de defensa exista ni vaya a existir a corto plazo. Lo que debemos hacer es identificar cuáles son las capacidades militares que necesitamos para garantizar la autonomía estratégica de Europa y la base industrial necesaria para desarrollarlas y mantenerlas. Y evitar”, añade, “que el fondo de defensa se convierta en una forma de subvencionar a la industria”.
Frente a las críticas de la embajadora de EE UU en la OTAN, Kay Bailey, ante la posibilidad de que Europa excluya de sus proyectos a las empresas estadounidenses, Domecq responde que “hablar de proteccionismo es no entender lo que estamos haciendo. Se trata de financiar con fondos europeos unas capacidades que van a servir también a la OTAN. Lo importante no es dónde viene el dinero, sino a qué se destina”.