El exespía ruso Sergei Skripal y su hija fueron envenenados con un “agente nervioso”
La policía subraya que Sergei Skripal, condenado por alta traición, fue víctima de un intento de asesinato por envenenamiento
Pablo Guimón
Londres, El País
El exespía ruso Sergei Skripal, condenado en 2006 por revelar las identidades de otros agentes rusos y refugiado en Reino Unido, y su hija Yulia fueron envenenados deliberadamente con gas nervioso. Así lo ha revelado la policía británica, que asegura haber identificado la toxina utilizada, pero ha evitado ofrecer más detalles sobre la naturaleza exacta de la sustancia a la que ambos se vieron expuestos este domingo en un centro comercial en Wiltshire, en el sur de Inglaterra, y debido a la cual permanecen aún en estado crítico.
Skripal y su hija, de 66 y 33 años, fueron víctimas "de una tentativa de asesinato por la administración de un agente nervioso", ha declarado el jefe de la policía antiterrorista británica, Mark Rowley, durante un encuentro con la prensa en Londres. El primer policía en acudir al banco donde convalecía la pareja, ha revelado Rowley, se encuentra también “gravemente enfermo” en el hospital por su exposición a la sustancia.
Militar ruso con rango de coronel, Skripal fue condenado por “alta traición en forma de espionaje” a 13 años de prisión, por pasar al servicio de inteligencia británico, MI6, las identidades de agentes rusos trabajando de manera encubierta en Europa. En julio de 2010 fue liberado en un intercambio de espías entre Rusia y Estados Unidos, y trasladado a Reino Unido, donde ha mantenido un perfil bajo durante ocho años.
Los análisis químicos de las muestras y los efectos en las víctimas apuntan a una sofisticada toxina nerviosa, como podría ser el gas sarín o el VX. Está considerado un arma de destrucción masiva por la ONU y su fabricación está prohibida bajo la Convención de Armamento Químico, excepto para usos de investigación, médicos o farmacéuticos. Esta fue la sustancia empleada para asesinar a Kim Jong-nam, hermano del líder norcoreano Kim Jong-un, en febrero del año pasado en Kuala Lumpur.
“Habiendo determinado que la causa de los síntomas es un agente nervioso, también puedo confirmar que las dos personas que cayeron enfermas fueron objetivos específicos de un ataque”, ha dicho Rowley, que ha asegurado que no hay indicios de un riesgo sanitario para el público. La investigación sigue abierta y la policía ha apelado a la colaboración ciudadana para buscar testigos de los hechos, al tiempo que está revisando las grabaciones de las cámaras de seguridad del centro comercial The Maltings.
La titular de Interior, Amber Rudd, presidió este miércoles por la mañana una reunión del comité interministerial de emergencia Cobra, tras la que subrayó la importancia de que Reino Unido responda ante las pruebas que surjan del caso, que está actualmente en manos de la unidad antiterrorista de Scotland Yard.
Desde el Gobierno se llama a no extraer conclusiones precipitadas, pero apenas se disimulan las sospechas de que la inteligencia rusa esté detrás de un ataque que recuerda al que en 2006 acabó con la vida de Alexander Litvinenko, otro exespía ruso envenenado en suelo británico, del que una investigación oficial responsabilizó al Kremlin.
Pablo Guimón
Londres, El País
El exespía ruso Sergei Skripal, condenado en 2006 por revelar las identidades de otros agentes rusos y refugiado en Reino Unido, y su hija Yulia fueron envenenados deliberadamente con gas nervioso. Así lo ha revelado la policía británica, que asegura haber identificado la toxina utilizada, pero ha evitado ofrecer más detalles sobre la naturaleza exacta de la sustancia a la que ambos se vieron expuestos este domingo en un centro comercial en Wiltshire, en el sur de Inglaterra, y debido a la cual permanecen aún en estado crítico.
Skripal y su hija, de 66 y 33 años, fueron víctimas "de una tentativa de asesinato por la administración de un agente nervioso", ha declarado el jefe de la policía antiterrorista británica, Mark Rowley, durante un encuentro con la prensa en Londres. El primer policía en acudir al banco donde convalecía la pareja, ha revelado Rowley, se encuentra también “gravemente enfermo” en el hospital por su exposición a la sustancia.
Militar ruso con rango de coronel, Skripal fue condenado por “alta traición en forma de espionaje” a 13 años de prisión, por pasar al servicio de inteligencia británico, MI6, las identidades de agentes rusos trabajando de manera encubierta en Europa. En julio de 2010 fue liberado en un intercambio de espías entre Rusia y Estados Unidos, y trasladado a Reino Unido, donde ha mantenido un perfil bajo durante ocho años.
Los análisis químicos de las muestras y los efectos en las víctimas apuntan a una sofisticada toxina nerviosa, como podría ser el gas sarín o el VX. Está considerado un arma de destrucción masiva por la ONU y su fabricación está prohibida bajo la Convención de Armamento Químico, excepto para usos de investigación, médicos o farmacéuticos. Esta fue la sustancia empleada para asesinar a Kim Jong-nam, hermano del líder norcoreano Kim Jong-un, en febrero del año pasado en Kuala Lumpur.
“Habiendo determinado que la causa de los síntomas es un agente nervioso, también puedo confirmar que las dos personas que cayeron enfermas fueron objetivos específicos de un ataque”, ha dicho Rowley, que ha asegurado que no hay indicios de un riesgo sanitario para el público. La investigación sigue abierta y la policía ha apelado a la colaboración ciudadana para buscar testigos de los hechos, al tiempo que está revisando las grabaciones de las cámaras de seguridad del centro comercial The Maltings.
La titular de Interior, Amber Rudd, presidió este miércoles por la mañana una reunión del comité interministerial de emergencia Cobra, tras la que subrayó la importancia de que Reino Unido responda ante las pruebas que surjan del caso, que está actualmente en manos de la unidad antiterrorista de Scotland Yard.
Desde el Gobierno se llama a no extraer conclusiones precipitadas, pero apenas se disimulan las sospechas de que la inteligencia rusa esté detrás de un ataque que recuerda al que en 2006 acabó con la vida de Alexander Litvinenko, otro exespía ruso envenenado en suelo británico, del que una investigación oficial responsabilizó al Kremlin.